Capítulo 17: Nosotros.
"No necesitas a nadie para ser feliz. Tú puedes hacerlo solo."
Tanto relaciones familiares como románticas funcionaban así. Si alguien no te aportaba lo que necesitabas, no era suficiente, y si tu mejor amigo no hacía algo por ti entonces "no es tu amigo". Las relaciones personales se basaban en hacernos sobresalir, en hacernos sentir especiales, en apoyarnos en cada proyecto y estar de acuerdo con uno.
Y el otro, ese otro que formaba parte de tu vida, era desechado como un engranaje más que solo se volvía un viaje en un camino sin final. "Si tu pareja no te presume con su perro, no te ama", a veces quería tomarme esas publicaciones como humor, pero se sentía como una forma de disfrazar a las personas como objetos que debían reflejar solo tus deseos y no pensar distinto.
¿Qué había del otro? ¿Y por qué no podíamos depender de ellos, para crecer mutuamente y volvernos un "nosotros"? Podían hacerlo juntos, ellos y tú.
Depresión.
Tal vez esperaba que Insomnio hubiera cambiado, y dejara de pensar que yo era solo un otro y él era solo un él. O que yo no me sintiera culpable por querer más comprensión de su parte, como si tratara de cambiar lo que no tenía ni siquiera forma.
Las amistades, como relaciones de mutuo apoyo hasta que uno no esté de acuerdo con algo, el otro piense que siempre cede, entonces nace la discordia por el ego y todo se derrumba. Porque "uno puede hacerlo solo", hasta que la soledad te disuelve como un ente sin forma que no tiene con qué distinguirse.
Quería ser feliz contigo, pero como otro o nosotros seguía doliendo lo mismo.
-Quiero perdonarte, pero no creo que pueda. -Murmuré, encogiendo mi rostro.
Sentí un repentino dolor en el brazo que me hizo volver la mente a la clase. Tenía una brocha pequeña con agua y arcilla fresca, tratando de pegar las piezas más pequeñas a la maceta que hice ayer. Pero el dolor de tendones que se sentía como si me respiraran en el nervio dolió tanto que suspiré con desgano, bajando la mano hasta retorcerme en el banquillo.
-Mijo, ¿estás haciendo un pollito? -La profesora se paró detrás de mí. Su gigantesca sombra cubrió mi trabajo-. Está quedando muy chulo. La maceta está bien detallada. ¿Piensas pintarla la próxima clase?
-No lo sé, no pensé que llegaría tan lejos. -Me lamenté, con las manos en la cabeza como si tratara de extirparme el revoltijo en mi cerebro.
La profesora caminó con esfuerzo para sentarse en la silla a mi costado, y dejó su bolsa de cacahuates en la mesa pegada a la pared donde tenía mis notas de alumno y algunos bocetos. Me pidió que estirara el brazo, preguntó si dolía mucho, entonces extrajo una pomada caliente que aplicó en mi piel.
Comenzó a dar un masaje, con sus manos arrugadas y su sonrisa que ignoraba lo que sea que pasara alrededor. Otros alumnos concluían sus tareas, sumidos en un breve silencio como la noche en el exterior, y lo único presente era la música de la seño.
Yo pensé que con la edad te preocupabas menos por pequeñas cosas, pero sus ojos recubiertos por arrugas estaban atentos a mis movimientos y expresiones en caso de que algo me doliera. Yo no solía convivir con mis abuelos, pero imaginaba que vivir tantos años en un mundo tan complicado como este les podía cambiar de formas muy extrañas.
-Si no te detienes cuando duele, luego será muy tarde para tratar la herida porque habrá hecho un daño permanente. -Aclaró la maestra, aplastando su pulgar hasta extenderlo sobre mi dolor-, ¿allí lastima, no? Eres artesano, tus manos son tu herramienta, cuídalas y no pongas en riesgo el potencial que tienes.
-Gracias... -Remangué más mis mangas negras, y dejé mi otra mano reposar en mi pierna cubierta por el mandil blanco.
-Vuelve a casa por hoy, ¿vale? -Su voz fue arrastrada, pero su tono ronco le dio cierto encanto. Dijo eso tras levantar mi flequillo y darme unas palmadas en la frente.
Me encaminé a los dormitorios con mi mochila casi por el suelo, tuve la energía baja y el brazo aún me dolía solo un poco menos. Pensé en tocar la puerta pero no había nadie más conmigo desde hace varios días atrás, por eso revisaba continuamente mi buzón de mensajes con la esperanza de que me escribiera o no me llegaran malas noticias de su paradero.
Rebusqué en mi pantalón por mis llaves, y abrí hasta sentir que golpeaba con unos zapatos.
-¿Andabas de rumba, o qué pedo? -Preguntó GAS, recargado en el balcón al fondo.
GAS llevaba una lata fría en su mano izquierda, con la otra se recargaba en el barandal. Tenía el cabello húmedo por una aparente ducha, los shorts, una playera blanca de pijama y cierta tranquilidad en sus ojos detrás de los lentes. Me apoyé en la pared a mi costado y bajé la mochila.
-Ah...
No pude conectar mis cables, pero me aproximé a él con velocidad sin fijarme en su maleta a medio suelo hasta resbalarme sobre la alfombra y caer de pompas. El dolor en mi brazo subió como loco, sentí que los poros se me erizaban y rechiné los dientes para tragarme el grito.
-Órale, por pendejo. -GAS se burló, y volvió al interior para ayudarme.
Me levanté sin que él pudiera agacharse. Lo tomé con ambas manos, dándole tremenda sacudida que lo agarró en curva. Estaba alto pero lo abracé sin que eso me importara; estuve en incertidumbre por cuatro días sin saber nada de él, ni siquiera respondió a mis muchos mensajes para afirmarme que no se había accidentado.
-Dios, pensé que habías muerto. -Expresé con más calma, sin apartar mi cabeza de su pecho.
-Ay, perdón... -Me correspondió el abrazo.
-Pinche alcohólico. -Traté de desahogarme.
GAS no me soltó, aplicó cierta fuerza para arrastrarme por el suelo hasta sentarme en mi cama. Él sacó la silla de su escritorio, se sentó a poca distancia de mí y preguntó si quería saber algo porque no sabía de qué hablar si no le externaba mis dudas. Dijo que sería sincero, o eso trataría.
-¿Dónde rayos estuviste estos días? -Interrogué.
-Encerrado en mi casa, la verdad. Mis padres no me dejaban volver porque según no tenía sentido que quisiera ser mecánico -habló, encogido de hombros con la cabeza de un lado a otro-. Me obligaron a cenar con mi novia igual, me enteré de más broncas en las que se metió. La verdad no ando al cien por eso.
-¿Por qué no terminas con ella y ya? ¿O no quieres lastimarla?
-Esa cosa no tiene sentimientos. -Fingió que el corazón se le contraía, y siguió hablando-, neta, me gustaba un chingo cuando la conocí, pero está igual de desquiciada que mis padres.
Continué con mis preguntas respecto a su familia. No lucía muy seguro sobre responderlas, como si hacerlo significara cagar algo; apenas mantenía el contacto visual conmigo. Rascó su cuero cabelludo, tomó una fuerte bocanada de aire y soltó lo que tanto le ahogaba:
-Soy de la familia Beristain.
-¡¿Tienes apellido?! -Me levanté con emoción.
-AAAAAAAH, SÍ, WEY.
Los apellidos no estaban disponibles para todo el mundo, se oían rumores de ellos, quienes parecían tenerlos en realidad eran recesivos, la otra opción eran las grandes familias relacionadas a la política o solo con un gran patrimonio; se enfocaban en el sistema de salud o los tratos de exportación al extranjero. Él explicó que era lo ultimo, exportación de alimentos. Su familia sirvió a los extranjeros por generaciones.
-Mi señora quiere que le dé niños y la chingada, o al menos que deje de estudiar aquí solo porque se me da la gana -se estresó un poco, pero respiró para mantener la calma y no poner más peso sobre su síndrome-. Conclusión: quiero enviarlos a todos a la cagada.
-¿Y puedo preguntar por tu trau...?
-No lo sé, pedos de mi infancia.
SGA siempre le tuvo miedo a las tormentas, los rayos le asustaban y solía ocultarse debajo de su cama o meterse a bañar para no escucharlos. Fue el hijo único, el bebé de sus papás, pero siempre lo presionaron para que actuara como un niño normal: jugara, saliera a la lluvia, se comiera todo lo que le ponían en el plato y no se negara a seguirlos a todas partes.
-Me dejaron con mi mascota en el jardín cuando llovía, no sé, alguien les dio el consejo porque si yo no vencía mi terror jamás me podría enfrentar a nada en el futuro. -Agregó.
Dijo que su familia era genial para otros, y que lo amaban, pero nunca se sintió como un "nosotros". Eran exigentes, querían formarlo bien, amoldar su personalidad, y él no era capaz de expresarse. Se disculpó también por su idea errónea de que todo el mundo debía enojarse, gritar, o pelear, pues aunque no quería pensar igual que sus padres, lo acostumbraron a la mentalidad de que todo debía hacerse de la misma forma.
-Son muy competitivos, ese día estaban peleando en el interior para saber quién tenía la mejor idea de educarme. No vieron que los rayos no solo me asustaban a mí, también a mi perrita -bajó la voz con desánimo. Se abrazó a sí mismo para quitarse la imagen mental que se colaba en sí-. Su collar estaba atado a una estaca en el césped y tiró de la cadena tantas veces hasta que solo se asfixió. Creo que me desmayé ese día, nunca imaginé que algo que parecía tan pequeño y me da vergüenza contar terminaría definiendo el síndrome que sería semanas después.
-Lo siento, no sé qué decir. -Admití, no era como si tuviera un discurso detrás o algo por el estilo. No pensé en qué responder por escucharle tan afectado.
-No te preocupes, solo escuchar fue bueno. -Sonrió, con la mano alzada para palpar mi rodilla.
Algunas personas se acercaban a decirle lo genial y amables que eran sus padres, tan comprensivos, con metas seguras; ese espíritu de competencia pero igual comprensión. Estaba orgulloso de sus logros, como personas, pero le costaba olvidar el abuso que cometieron. No se callaba nada ahora, ni quería seguir resignándose a que no había otra alternativa para él, deseaba abrirse su propio camino.
-¿Puede ser confesión de dos? -Me pidió, más animado para sacarme el chisme-. Cuéntame lo que sea. Es bueno sacarlo y verlo antes de que siga allí.
-Ah... -Dudé.
¿Qué le cuento? No me pasó nada traumático.
-Ah... -Dudé más, pensando que sí tenía unas cositas pero eran muy privadas a mi parecer.
Me mentalicé.
Me preguntó sobre mi experiencia con mi diagnóstico, si había pasado algo de pequeño que lo desencadenara, le expliqué que solo fue natural por el entorno. Preguntó detalles de mi secundaria, donde di una breve explicación del bullying que sufrí hasta preparatoria pero se coló la mención del único amigo que les decía a todos que "no mamaran" al molestarme.
-¿No se agarraba a putazos con ellos? -Negué con la cabeza. Inso no era bueno peleando y también era flojo como yo para hacerlo-. Qué gacho. ¿Aún son amigos?
-No.
Me puse de pie, el dolor en mi brazo incrementó. Sentí una ansiedad repentina, como si hablar significara mirar a sitios que me aterraban.
Habían buenas conversaciones, personales, casuales; él, Insomnio, sabía muchas cosas sobre mí. Me arrepentía de contárselas, también extrañaba hablar con él y ver sus mensajes por la madrugada, odiaba haber metido la pata pero también odiaba que él me complicara tanto la vida.
-Yo le gustaba. Pero no sé, cuando estaba conmigo lucía como todo menos como alguien que siente algo por ti. -Le expliqué, seguro de que podía hablar pues al menos GAS no lo conocía.
-¿No le correspondiste? -Negué con la cabeza. No podía verlo de esa forma, ahora menos-. ¿No intentaste darle una oportunidad y se terminó por eso, o cómo...?
-Me forzó a besarlo.
-¿Fue sin consen...?
-Olvídalo, fue algo tonto. -Di media vuelta para hacerlo pararse de la silla.
Insistí en que ya durmiéramos. Él no pensaba subirse a la litera, así que fui directo a la pared para apagar las luces y decirle que al menos se apartara porque ya me iba a meter en la cama. No me había puesto ni mi pijama, pero me arropé y cerré los ojos con fuerza. Ignoré su presencia a mi lado, que me miró atento por varios segundos, entonces volví a abrir los ojos.
-Le habría aceptado un piquito, quizás -admití con pesadez, mirándolo de reojo-. Pero fue distinto. Me hizo sentir que hacía algo mal. Me dio asco y vergüenza.
No pienso en "mejores amigos" ahora.
-Pensé que era sucio.
-Woa a dormir aquí, sikesí. -Me dio palmadas en el hombro para que le recorriera. Lo hice sin pensarlo mucho, solo se metió y me dio la espalda-. Lo siento, Dep, tampoco sé qué decir.
-Equis, gracias por hacerme compañía. -Murmuré.
-Déjame ser tu mejor amigo, veré qué puedo hacer.
Estiró su dedo meñique detrás de su espalda, hacia mí, evitando quedar de frente conmigo. Yo continué con la vista a la cama de arriba, pero levanté mi mano para seguirle la corriente. Los cruzamos, como buenos amigos, porque no iba a vivir tantos años sin hacer nuevos.
-Oye, se metió una poli... AAAAAAH. -Lanzó una patada a mis piernas, casi saltando de la cama cuando la polilla se metió a la litera.
Gritamos y corrimos a encender las luces. Ese noche la sacamos, y yo volví a pararme para ponerme la pijama. También lo devolví a su cama pues íbamos a dormir muy apretados, me hizo caso, al menos éramos mejores amigos ya y él estaba feliz de haberlo conseguido.
Somos nosotros.
~•~•~•~
-Ya lo dejaré de pensar. Que sea lo que los dioses lunáticos quieran.
Cáncer continuó en el laptop, sentado en el sofá de su habitación en el hospital. Volvió del turno de la mañana en McDonald's y se dio su tiempo para descansar, mientras veía unos chismes en internet.
Mi amigo elevó la ceja sin saber a qué me refería.
-Sobre Inso. Ya me vale madres el tema. -Aclaré, no del todo seguro, pero al menos ya dando el paso a que comenzara a perder relevancia.
-Queremos que alguien nos quiera, pero cuando llega ese alguien después nos rompe el corazón...
Cáncer y yo desviamos la vista hacia la viejita arrugada en la puerta que parecía un bombón de chocolate viejo. Caminaba bien, usaba unas camisas raras y sus pantalones emanaban un olor a jabón ZOTE. Nos miramos ambos y giramos la cabeza sin saber quién era, habían personas muy raras en el pasillo del hospital.
-No proyecte sus traumas, señora. -Ladró Cán, mostrando sus colmillos.
-Qué bueno que tú no tengas traumas, te felicito. -Agregó la doña.
Cáncer se levantó a cerrarle la puerta en la cara, estuvo medio sacado de contexto su comentario. Me pidió que continuara con el chisme, durante eso peinó su cabello rizado en silencio, tecleando con su otra mano la laptop.
-Lo siento por haber hablado tanto de eso, sé que ustedes siguen siendo amigos y ojalá sigan disfrutando esa amistad. -Traté de ser sincero, aunque me costó un poco pensar en ellos dos.
-Eres un chingón, Dep. -Me hizo señitas.
Me senté más cerca de él y platicamos sobre estos días pasados. En su laptop estaba viendo destinos en el país, mencionó que le interesaba ir al extranjero para ver qué pedo si sí son tan mamones, pero que por ahora solo quería ir a comer Tlayudas en el lugar de origen de estas. Él no había recorrido mucho el país.
-Quisiera ir a Caxa en Semana médica. -Comentó emocionado, deseando las vacaciones-, hablé con Cap recién y todo chido, pero no cree poder ir pues su familia es súper devota, van a tener cena y reuniones así medias pedorras. ¿Tú no jalas?
-Nou, tengo planes. -Me sentí mal cuando vi su bocota abrirse por la decepción.
-Chale, se lo pierden, puñetas. -Cerró la laptop, decaído.
-¿Y por qué no va toda tu familia?
Cáncer quedó en un trance raro. Dijo que siempre peleaban en viajes familiares, o que lo terminaban sermoneando para que se cuidara más. Pero era una buena idea para pasarla bien con ellos, le dejé en claro que solo debía darse la oportunidad. Y quizás encontraría cosas que compartir con ellos, hablar, disfrutar en familia. Era claro que se querían.
-Me lo pensaré. Todavía falta un rato, ponte vergas si al final tus planes se cancelan. -Me rogó.
-Si se cancelan me cuelgo. -Dejé colgar mi cabeza.
-'Che puto, usa condón.
-ES MI TERAPIA.
• • •
Una vez me preguntaron si en México usábamos "Che", me faltó aclarar que para nosotros es una abreviación de la palabra "pinche" HAHAHA.
AAAAAAAAAAH, GAS GANÓ LA APUESTA CONTRA DEP. Me alegra que se hayan abierto y contado esas cosas, ya les tocaba hablarlo con alguien.
Cáncer quiere ir al OAXACA, pero como estamos en un mundo alterno pues equis, se llama Caxa. ¿Que si hice a México primer mundo? Sí, y le devolví el territorio que perdió contra USA, alv. Gracias California por volver.
¿Cómo ven a Dep respecto a Inso? ¿Lo ven bien o se sigue viendo afectado? La verdad es algo difícil de superar.
Bueno, me veo en la obligación moral de decir que alta cagada de capítulos vienen ahora GAHAHAHA. Ya, alch, que sea lo que la vida quiera. Los amo mucho, estén listos.
¿Tiene comentarios respecto al lenguaje? Me gustaba mucho hablar neutral antes de comenzar EPTYE, no sé, tenía un concepto de que mi forma mexicanizada de hablar era vulgar. Volver a conectar con ello me cambió la vida, porque es parte de nuestra cultura. Son modismos y jergas que han pasado de boca en boca hasta tener el sentido que hoy le damos a una palabra como PEDO. Y me parece fascinante al escuchar a otros hablar con tantas nuevas formas.
Sikesí, hasta deformarnos la escritura para generar comedia. En fin, espero hayan disfrutado el capítulo y los leemos pronto. ADIOH.
~MMIvens.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro