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Capítulo 20: El Reloj de Arena: El Tiempo se Detiene

El aula estaba envuelta en un aire inquisitivo y expectante. Satoru Gojo, con su característico entusiasmo, comenzaba a dar una lección sobre el tiempo, un tema fascinante pero misterioso, que, en ciertos aspectos, era desconocido incluso para él. Su energía era contagiosa, y los estudiantes lo observaban con atención. A su lado, Shoko Komi trataba de seguir el ritmo, aunque el nerviosismo le jugaba una mala pasada.

- Así que, ¿qué es el tiempo realmente?- preguntó Gojo, cruzando sus brazos y mirando a su clase con una sonrisa amplia- ¿Alguien tiene una idea?

Hitohito Tadano levantó la mano tímidamente.

- Es... una medida que usamos para ordenar los eventos- dijo, mientras sus compañeros ajustaban su atención.

- ¡Correcto!- exclamó Gojo- Pero, ¿qué pasaría si les dijera que hay momentos en los que el tiempo parece detenerse?- Todos se voltearon, intrigados.

- ¿Como cuando estoy en medio de una prueba?- bromeó Ren Yamai, provocando risas al instante.

- Exactamente, Ren, muy astuta- dijo Gojo, sin perder el hilo- Pero en el fondo, efectivamente hay situaciones donde el tiempo se siente diferente. A veces, esos momentos eternos esconden más de lo que parece.

Justo en ese instante, la puerta del aula se abrió de golpe, y Miku Nakano entró apresuradamente, con un libro bajo el brazo.

- ¡Lo siento! ¡Llegué lo más rápido que pude!- dijo, con la respiración entrecortada.

Gojo sonrió al verla, comprendiendo que el siempre presente sentido de la urgencia juvenil se manifestaba ante ellos.

- No te preocupes, Miku. A veces, el tiempo se siente como un reloj de arena, donde cada grano puede cambiar nuestra perspectiva- respondió.

La atención del aula se desvió al exterior, donde la sombra de una figura familiar serpenteaba por el aula. Con su cabello blanco y su actitud despreocupada, Inuyasha apareció en el instante adecuado.

- ¿Qué está pasando aquí?- preguntó, cruzándose de brazos, con Aome detrás de él, evidentemente interesada.

- Estamos hablando sobre el tiempo- dijo Gojo, asintiendo a Inuyasha- ¿Tú también has experimentado eso?

- Sí, pero prefiero cuando suena el timbre...- murmuró Inuyasha, mostrando una vez más su carácter despreocupado- ¿Mejor que no esté parado sin hacer nada, ¿cierto?

Aome rodó los ojos, pero sonrió- siempre era un alivio ver a Inuyasha en situaciones escolares.

Mientras tanto, dentro del aula, los demás estudiantes estaban cada vez más intrigados. Miroku comenzó a hacer preguntas más profundas sobre el tiempo y su relación con la vida, mientras Sango se limitaba a escuchar, su mirada fija en Gojo.

- Hay otras dimensiones donde el tiempo funciona de forma distinta- continuó Gojo, y los estudiantes comenzaron a murmurar.

- Como los portales de enemigos como Naraku- dijo Shippo, alzando la voz.

- Exactamente, Shippo. En esos mundos, las reglas del tiempo pueden ser diferentes- aclaró Gojo, antes de caer en la cuenta de que había mencionado a un villano, lo cual podría desviar la atención del tema.

En el extremo opuesto del aula, Issei Hyodo se levantó de su asiento, con una expresión duradera de determinación.

- ¡Yo quiero saber más sobre esos momentos donde el tiempo se detiene!- exclamó- ¿Quizás como esos momentos en los que ves a Rias y todo se congela?

Rias Gremory se sonrojó levemente, riendo suavemente, lo cual provocó los celos y la desconfianza de Koneko, que parecía detractar la atención de Issei.

Mientras la conversación fluía, el aura se volvía más intensa. El tema del tiempo pronto se entrelaza con historias y situaciones personales. La risa y el asombro se mezclaban, creando un ambiente donde la clase y sus vivencias compartidas comenzaban a unirse.

Delante de ellos, el reloj en la pared marcaba el compás del tiempo. Pero en esos instantes, mientras cada uno compartía sus historias, sintieron que el tiempo, aunque transcurría, era un espacio también para el entendimiento y la amistad.

Sin embargo, el dato más inquietante estaba aún por ser revelado, algo que todos tenían en el fondo de sus corazones. Algo se movía a través del espacio y el tiempo, observándolos con más interés del que ellos podían comprender. La respuesta estaba más cerca de lo que pensaban, y el Reloj de Arena aún tenía una historia sin contar.

La campana del intervalo resonó con fuerza en los pasillos, pero el eco de las reflexiones sobre el tiempo y los momentos que se detienen todavía reverberaba en las mentes de los estudiantes. A medida que se levantaban de sus asientos y se preparaban para salir del aula, las conversaciones se desbordaron con energía renovada.

Inuyasha se giró hacia Aome, lazando una mirada cómplice que implicaba su habitual juego de palabras.

- ¿Qué te parece, Aome? ¿Crees que los momentos en que te miro pueden congelar el tiempo?- preguntó, con una sonrisa burlona.

Aome, sonrojada, no pudo evitar reírse- Solo si te dejas el pelo atado, Inuyasha. Así parece que no estás a punto de arruinar todo con un grito.

Mientras tanto, Miroku, que hasta ese momento había estado observando la dinámica entre Inuyasha y Aome, no pudo evitar intervenir- Hablando de momentos eternos... ¿cuántos de esos momentos pasarán si yo no te susurro al oído, Kagome?

Sango, que estaba a su lado, rodó los ojos- Miroku, siempre en tu mundo de ensueño. ¿No tienes otro truco bajo la manga?

- Quizás solo deba preguntarle a Kikyo cómo pasar más tiempo con ella cuando Naraku no nos interrumpa- replicó Miroku, con una guiñada hacia Kikyo, quien sonreía levemente desde la esquina del aula.

Kikyo, con su porte sereno, recordó los días en que ella y el grupo habían luchado contra Naraku en sus múltiples formas, una de las crisis más opresivas que habían atravesado. Pero, por un instante, dejó de lado sus murallas emocionales para contestar- Quizás deberíamos aprender a apreciar más los momentos de calma, incluso cuando estén rodeados de enemigos.

Por ahora, el grupo se desplazaba hacia el patio de la escuela, Shippo, que estaba nervioso por la creciente tensión entre los chicos, levantó la voz para cambiar de tema- ¿Creen que los portales de Naraku permiten detener el tiempo?

El grupo se detuvo por un momento, contemplando esa posibilidad- Podría ser- dijo Sango en tono pensativo- pero eso podría significar también que lo que vemos en esos momentos ya no es lo que verdaderamente es.

En otro rincón del patio, los nuevos integrantes del elenco se encontraban en su propio rincón, Legoshi, Haru, Louis, y Juno, observando desde la distancia.

- A veces me pregunto si el tiempo avanza diferente dependiendo de nuestras experiencias- dijo Legoshi, con un tono reflexivo.

Haru asintió, recordando sus propios encuentros y experiencias con su entorno- Esos momentos en que todo parece desvanecerse... Como si el tiempo no importara- contestó, mirando a Louis, que había permanecido en silencio.

Louis, siempre pragmático, finalmente habló- Lo que importa es cómo manejamos esos momentos. El tiempo sigue fluyendo, y está en nosotros decidir qué hacer con nuestro tiempo.

Juno, observando a su grupo de amigos, sugirió con entusiasmo- ¡Deberíamos hablar sobre nuestras propias historias de tiempo! ¡Hay tanto por compartir!

De pronto, un par de figuras se acercaban por detrás, sus siluetas alargadas exponiéndose en la luz de la tarde. Era Sesshomaru y Rin, quienes se habían detenido para escuchar, aunque Sesshomaru mantenía su distancia habitual.

- ¿Por qué ven tan importante el tiempo?- preguntó Sesshomaru, con su típica voz monótona.

Rin, sonriendo, intercede- Porque hay historias que marcan nuestro camino y cómo crecemos con ellas. Es mejor no dejar que esos momentos escapen, ¿verdad?

Los otros comenzaron a murmurar en respuesta, entendiendo el valor del tiempo y lo que representa en cada uno de sus caminos.

Y, en ese momento, la sombra de Naraku se cernía, su presencia palpable aunque aún distante. Él había estado escuchando, observando a través de su propio portal. No había olvidado a los héroes que le habían hecho frente, y su interés por esos momentos de pausa y reflexión resurgía. Mientras él intentaba manipular el tiempo a su favor, sus planes ocultos tomaban forma.

La conversación del patio se tornó en risas y anécdotas mientras el grupo compartía sus experiencias. Pero en lo profundo de sus corazones, sabían que, en algún lugar del tiempo, las sombras estaban a punto de cobrar vida y que el verdadero desafío apenas comenzaba.

Así, mientras reían y se preparaban para seguir adelante, una sensación en sus entrañas les recordó que fueron elegidos por algo más que el tiempo: fueron elegidos por sus destinos entrelazados, en un viaje que ya había comenzado. Un viaje que, sin duda, sería un eco del pasado y un desafío para el futuro.

El grupo en el patio no sabía que la atmósfera estaba a punto de cambiar. Mientras se compartían risas y anécdotas, otras figuras estaban a punto de entrar en escena. Issei Hyodo, el joven lleno de energía, apareció junto a Rias Gremory, la hermosa y poderosa líder de su grupo. A su lado, Akeno Himejima, con su inconfundible sonrisa juguetona, se unía a la conversación, seguida por Asia Argento, Koneko Tojo y Yuuto Kiba.

- ¿Qué es lo que tanto celebran?- preguntó Issei, acercándose con una mezcla de curiosidad y entusiasmo.

- Estábamos hablando sobre el tiempo y esos momentos que parecen no terminar- contestó Shippo, interesado.

Rias, siempre atenta a las dinámicas de su entorno, sonrió- El tiempo es un tema interesante. En nuestro mundo, la manipulación del tiempo puede ser tanto un don como una maldición.

- Como cuando luchamos contra enemigos que podrían manipular el tiempo a su antojo- agregó Yuuto Kiba, su mirada seria enfocada en el horizonte.

- A veces me pregunto si en cada batalla no solo luchamos por sobrevivir, sino también por vivir cada momento en su plenitud- reflexionó Asia, su voz llena de sinceridad.

Akeno, divertida, añadió- ¿Y qué hay de los momentos de calma? ¿Podríamos ser mejores en disfrutar esos momentos que en luchar constantemente?

Koneko, quien generalmente optaba por la brevedad, bufó suavemente- Disfrutar es necesario... pero no podemos perder de vista el peligro que acecha siempre.

Sin embargo, el grupo no solo se concentraba en las nuevas incorporaciones. En una esquina, un tanto retirados, Vali Lucifer y Sirzechs Lucifer estaban involucrados en una conversación sobre estrategias pasadas y futuras.

- La historia tiene una manera extraña de repetirse- comentó Vali, su mirada aguda centrada en el grupo de jóvenes- ¿Crees que esta nueva generación es realmente capaz de enfrentarse a lo que está por venir?

- La esperanza siempre reside en encontrar la fuerza dentro de ellos- dijo Sirzechs, con un tono lleno de sabiduría y un destello de confianza.

Grayfia Lucifuge, que se había mantenido cerca, agregó- La forma en que eligen enfrentar su destino es lo que marcará la diferencia. Algunos momentos definen no solo sus vidas, sino también el futuro del mundo.

Al otro lado del patio, Yuji Itadori, Megumi Fushiguro y Nobara Kugisaki estaban sentados, disfrutando de la compañía mutua. Yuji, siempre optimista, comentó- Lo que me encanta de estos encuentros es que todos podemos compartir nuestras historias. Ahí es donde realmente comprendemos el valor del tiempo.

- Sí, pero no olvidemos que también hay cosas más oscuras en juego- intervino Megumi, mirando hacia el vació con una expresión pensativa.

- De acuerdo, es importante no dejar que la oscuridad nos consuma- dijo Nobara, su voz firme- Los momentos de lucha son necesarios, pero no siempre podemos vivir en la sombra de nuestros enemigos.

En ese instante, Satoru Gojo llegó de manera imponente, sonriendo con su característico aire despreocupado- ¿Ya están discutiendo sobre la vida y la muerte? Genial. Solo quería recordarles que, pese a los desafíos, siempre podemos encontrar formas de jugar con el tiempo sin que esto nos atrape.

Desde pronto, la presencia de Ryomen Sukuna, el espíritu maligno que habitaba dentro de Yuji, no estaba lejos. Aunque su risa sardónica no se podía escuchar, su aura oscura comenzaba a ser palpable. Era un recordatorio de que el tiempo, tal como lo conocían, podía volverse un juego mortal.

Toge Inumaki, el chico que siempre transmitía su mensaje a través de palabras seleccionadas, miró al grupo, y con un simple- ¡poder!- transmitió su deseo de que todos se unieran en un enfoque común.

Por un instante, el grupo de jóvenes sintió la conexión entre sus historias, sus luchas, sus sentimientos con el tiempo. Fue un momento de reflexión, donde el eco de sus pasados se entrelazaba con un futuro desconocido pero lleno de promesas.

La conversación siguió fluyendo, cada uno compartiendo sus historias sobre conjuraciones, batallas y aprendizajes, pero en sus corazones todos tenían la misma conclusión: el verdadero desafío no era solo enfrentar el tiempo, sino encontrar el valor para vivir en él, en cada uno de esos momentos, incluso cuando las sombras de un enemigo acechaban la distancia.

Con una ligera brisa que acariciaba sus rostros, todos comprendieron que estaban a punto de embarcarse en un viaje donde el pasado y el futuro no eran más que ecos de las decisiones que tomarían en el presente. La risa y las historias continuaron, pero en el aire flotaba una tensión, el recordatorio de que las sombras siempre están cerca y que su batalla está lejos de haber terminado.

El patio, lleno de risas y alegría, se tornó en un escenario de misterio e intriga cuando, de repente, un extraño resplandor comenzó a manifestarse, iluminando el cielo crepuscular. Issei, aún con su habitual energía, dejó escapar un- ¿Qué fue eso?- mientras miraba hacia arriba, inclinando la cabeza.

- No lo sé, pero parece que algo nos está observando- dijo Rias, su mirada fija en la anomalía que brillaba en el aire.

En ese momento, una figura oscura emergió en el resplandor: era Naraku, quien había encontrado una manera de cruzar dimensiones en busca de poder. Una risa sarcástica brotó de sus labios, resonando como un eco en el corazón de cada uno de los presentes.

- ¿Qué tenemos aquí? Una reunión de héroes y villanos...- se burló Naraku, su voz suave pero amenazante- ¿No es hermoso cómo el tiempo y el destino pueden entrelazarse en momentos tan inesperados?

Sango y Miroku, que se encontraban cerca, rápidamente se pusieron en alerta y se prepararon para actuar.

- No permitiré que arruines este momento, Naraku- exclamó Sango, su determinación palpable.

Vali Lucifer, con su mirada fría y calculadora, fusionó su energía con la sala mientras se posicionaba al lado de los guerreros de Inuyasha- Si buscas una batalla, has venido al lugar adecuado.

Desde la esquina, Yuji, quien seguía disfrutando del momento, se dio cuenta de que la atmósfera había cambiado drásticamente. Se giró hacia Megumi y Nobara, y su rostro reflejaba la inquietud- ¿Sabían que había alguien así aquí?

- No, pero parece que deberíamos estar preparados- respondió Megumi, sus instintos ya alerta.

No muy lejos, Toge Inumaki, que había captado la tensión en el aire, se centró en transmitir su mensaje con rapidez- ¡Cuidado!- movió sus labios, asegurándose de que todos comprendieran la gravedad de la situación.

Desde otra dimensión, Kikyo, que había sentido la perturbación en el tiempo y espacio, apareció junto a Sesshomaru y Rin, sus ojos fijos en Naraku- ¿Otra vez tú? Siempre causando problemas en el momento más inoportuno.

Sesshomaru, para sorpresa de todos, se adelantó, mostrando una actitud protectora- No dejaré que toques a Rin. Este es un lugar donde los lazos deben fortalecerse, no romperse.

La figura de Naraku se encogió, observando a sus rivales con satisfacción- Oh, pero eso es precisamente lo que busco: la fragilidad de sus conexiones. ¿No es fascinante cómo el tiempo puede deshacer incluso los lazos más fuertes?

En ese momento, Issei, junto a Rias y Akeno, decidió que era hora de actuar con determinación- ¡No dejaremos que te salgas con la tuya, Naraku! Si quieres pelear, ¡te la daremos!

Aome, quien había estado observando en silencio, aprovechó la oportunidad. Alzó su arco y lanzó una flecha de luz hacia Naraku, que, aunque se desvaneció al contacto, dejó una marca que resonaba en el aire- ¡Por cada vida que intentes destruir, te enfrentaremos con la fuerza de todas nuestras historias!

El grupo de jujutsu y los guerreros de Inuyasha se unieron, formando un arco de defensa en torno a sus amigos, mientras la energía de cada uno crecía, dispuesta a hacer frente a la oscuridad que se acercaba.

Al mismo tiempo, la atmósfera se llenaba de un sentimiento de camaradería y unidad. En medio del caos, Asia miró a todos con fe- Juntos, podemos superar cualquier adversidad. Este es nuestro momento.

A medida que la tensión se acumulaba y las sombras se acercaban, los guerreros de los diferentes mundos comprendieron que no eran solo personajes en una narrativa, sino que cada uno tenía un papel único que desempeñar en este encuentro. Con energía concentrada y firmeza en sus corazones, esperaron a que Naraku diera el siguiente paso, listos para luchar no solo por sí mismos, sino por todos aquellos que valoraban el tiempo y los momentos vividos.

- ¡Por nuestras historias!- gritó Yuji, y sus voces se unieron en un poderoso grito de unidad, resonando en el aire como un eco de esperanza, mientras se preparaban para enfrentar la oscuridad.

Justo cuando la multitud pronunciaba sus gritos de unidad, el cielo se oscureció aún más, como si una gran sombra hubiera cubierto el sol. Un viento helado sopló, trayendo consigo un murmullo casi inaudible que parecía resonar en las mentes de los presentes. Era un susurro, como el eco de voces perdidas en el tiempo.

- ¿Escuchaste eso?- preguntó Nobara, encogiéndose los brazos en busca de calor.

- Sí...- respondió Megumi, frunciendo el ceño- Es como si alguien o algo intentara decirnos algo.

Hasta entonces, el resplandor que había formado Naraku comenzó a distorsionarse y a tomar formas espectrales. Siluetas indistintas comenzaron a surgir del vacío, fantasmales figuras que parecían ser ecos de héroes y villanos del pasado, atrapados entre las dimensiones. Sus rostros se entremezclaban con el de Naraku, como si este hubiera llamado a los muertos para que se unieran a su causa.

Aome, alarmada, dio un paso atrás- ¡Esta es una trampa! ¡Esas almas están atrapadas en su poder!

Una figura más prominente asomó entre las sombras: se trataba de un guerrero antiguo, un samurái que empuñaba un katana de luz. Su mirada era intensa y reflejaba tanto tristeza como desafío. Miró a Naraku con desprecio y luego se volvió hacia los héroes modernos- No dejen que sus dudas les roben la fuerza. Estas almas, aunque prisioneras, pueden ser liberadas.

Vali Lucifer alzó una ceja, intrigado- ¿Puedes ayudarnos a deshacernos de estas sombras?

El samurái asintió- Para liberar a las almas y a ustedes mismos de esta oscuridad, deben confrontar no solo al enemigo, sino también a sus propios miedos.

Mientras Naraku estallaba en una carcajada triunfante, las sombras comenzaron a formar partes de un laberinto ilusorio alrededor del grupo. Cada uno de ellos sintió un tirón en su corazón, una presión inusitada que los obligaba a enfrentarse a su pasado.

Issei se sintió abrumado por la inseguridad- ¿Y si no soy digno de ser un héroe? ¿Y si mis decisiones llevan al desastre?

Rías, junto a él, extendió una mano- ¡No te dejes engañar por la duda! Has crecido y aprendido de tus errores. Todos hemos tenido que enfrentarnos a nuestras propias oscuridades.

A su vez, Megumi se sintió arrastrado hacia su propio recuerdo doloroso: el sacrificio de sus camaradas en la batalla- No puedo dejar que su sacrificio sea en vano...

- Eres más fuerte de lo que piensas- dijo Nobara, reforzando su confianza- ¡Debemos unirnos contra este mal en lugar de dejar que nos divida!

Aome, sin importar los fantasmales ecos que la acechaban, se concentró en la visión del futuro que anhelaba para su mundo- No permitiré que ellos sean una sombra sobre lo que podemos construir. Nos enfrentaremos a lo que sea necesario.

Mientras tanto, el samurái recitaba un antiguo canto, resonando con un poder amorfo que comenzaba a desvanecer las sombras y los ecos que consumían el aire.

- Al reunirse, encontrarán el principio del poder. Uniendo sus historias, liberarán los lazos que el tiempo ha intentado romper.

La luz comenzaba a crecer y a expandirse a través del laberinto de sombras, mientras cada héroe enfocaba su energía en un intento por unir fuerzas. Sin embargo, una risa ominosa de Naraku reforzaba el miedo que flotaba en el aire.

- ¿Creen que pueden vencerme tan fácilmente? Estas sombras son parte de ustedes. Llevarán su tristeza a su tumba.

En ese momento, la sombra del samurái se hizo más clara y poderosa, alzando su espada hacia el grupo- No somos solo sombras, somos los recuerdos de aquellos que lucharon por un propósito. Transformen su dolor en coraje.

Un destello de luz brilló intensamente, y con un grito de unión, cada guerrero comenzó a canalizar la fuerza de sus recuerdos y la energía de sus pensamientos, capturando así la esencia de la camaradería que había brotado entre ellos. La luz se convirtió en un faro en medio de la oscuridad, rompiendo las ataduras que Naraku había tejido.

- ¡Por nuestras historias!- gritó Yuji de nuevo, esta vez resonando con una fuerza poderosa, capaz de despojar a Naraku de su control sobre el laberinto.

Las sombras comenzaron a disiparse, liberando las almas atrapadas. El eco del pasado se transformó en una melodía de esperanza y valentía, un coro de guerreros que se alzaban con determinación.

La confrontación estaba lejos de finalizar; sin embargo, el camino hacia la victoria se vislumbraba a través de la luz que habían logrado encender. A medida que enfrentaban no solo las sombras externas, sino también las que había dentro de ellos, supieron, en lo más profundo de su ser, que su historia apenas comenzaba.

El clamor de luz que emergía del grupo de héroes era como un faro desafiando la tormenta desatada por Naraku. Las sombras se desvanecían, dejando atrás un eco suave y melancólico que resonaba entre las ruinas del laberinto. En un giro inesperado, la risa del villano comenzó a desvanecerse, y con una voz llena de incredulidad, se expresó.

- ¿Qué... qué están haciendo?- Naraku titubeó, incapaz de comprender cómo su poder comenzaba a desmoronarse bajo la fuerza de unidad que los héroes habían despertado.

El samurái, aún empuñando su katana resplandeciente, dio un paso al frente. La luz que envolvía al grupo proyectaba una imagen clara de su determinación- Las sombras no son solo ecos del pasado, sino también lecciones que nos han hecho fuertes. Aceptamos nuestro dolor y lo transformamos en esperanza. ¿Vas a permitir que tus propias dudas te consuman?

Naraku retrocedió, su figura distorsionándose entre la penumbra. Por un momento, su expresión cambió: la ferocidad se desvaneció, dejando entrever una chispa de algo que se pareció al remordimiento- Ustedes... son más fuertes de lo que pensé. Quizás... debería haber elegido un camino diferente.

Un murmullo de incredulidad recorrió al grupo. Sus corazones latían con fuerza al escuchar esas palabras que parecían ser un eco distante de quién fue, antes de convertirse en el monstruo que ahora enfrentaban.

Aome, con el coraje que la caracterizaba, avanzó un paso- No es demasiado tarde para redimirte. Todos enfrentamos nuestras sombras, pero el verdadero desafío es cómo elegimos actuar después. Si deseas un cambio, es momento de demostrarlo.

Naraku observó a los guerreros, cada uno irradiando un destello de bondad que contrastaba con la oscuridad que había construido a su alrededor. Se dio cuenta, en ese instante, de que siempre había estado atrapado en un ciclo de dolor y venganza, y que las sombras que había manipulado eran en realidad sus propios miedos materializados.

Con un gesto vacilante, comenzó a elevar las manos, como si deseara liberarse de las cadenas invisibles que habían gobernado su vida- Quizás sí... yo también tengo traumas que enfrentar. No son solo sus miedos los que deben ser expresados.

Aturdido, el grupo se miró entre sí mientras el aire cambiaba, cargándose de una nueva energía. Un silencio tenso cubrió el campo de batalla.

El samurái dio un paso hacia Naraku con una mirada de compasión- Todos somos el resultado de nuestras elecciones. Pero siempre hay tiempo para cambiar el rumbo de nuestra historia.

La figura de Naraku se desvanecía gradualmente, como un lienzo sobre el que se esparcían colores de luz- Perdí la visión, perdí el rumbo... Pero si hay una oportunidad de redención, entonces también debo ser parte de ello.

Con un último grito, cada héroe se unió, canalizando su energía hacia el villano, creando un puente entre ellos. Las sombras que aún lo rodeaban comenzaron a romperse en fragmentos de luz umbrales, dejando solo un brillo tenue y esperanzador.

El caos se desvaneció y lo que previamente había sido un campo de batalla se transformó en una vastedad de luz. Las almas perdidas, que antes había controlado, ahora danzaban a su alrededor, libres finalmente.

Naraku, perdido en la brillantez de su nueva realidad, cedió la voz- Me disculpo. No solo con ustedes, sino conmigo mismo. Permítanme hacer lo correcto.

Las sombras finalmente se disolvieron, y con ellas, las cadenas del pasado que lo mantenían atrapado. Un nuevo amanecer parecía acercarse, iluminando no solo el terreno devastado, sino también los corazones de quienes estaban allí.

el grupo observaba la transformación, Nobara sintió cómo la tensión se disipaba- Esto no significa que debamos confiar completamente, pero este es un primer paso hacia algo nuevo.

Issei asintió- Sí, si todos somos capaces de cambiar, entonces es posible que incluso los que han caído en la oscuridad puedan encontrar su camino hacia la luz.

La voz apagada de Naraku resonó en la brisa, ya no como un enemigo, sino como un aliado que había absorbido lecciones del trauma compartido- Juntos, podemos reescribir nuestra historia.

Y así, la multitud que alguna vez grito de unidad frente a la inminente oscuridad, ahora levantaba sus voces en un coro de esperanza, preparándose para un nuevo capítulo. No solo como héroes, sino como portadores de una luz que habían despertado en medio de sus propias sombras.

Satoru Gojo se acomodó en la mesa de la cafetería, el eco de la batalla aún resonando en su mente. Se sentó rodeado por las quintillizas Nakano: Ichika, Nino, Miku, Yotsuba e Itsuki, quienes se habían unido a él para un almuerzo informal. Cada una traía consigo una carga de emociones y experiencias, tal como él, aunque quizás en una escala diferente.

- ¿Qué tal si compartimos algo más que solo nuestra comida hoy?- propuso Ichika, sonriendo con un brillo de alegría en sus ojos. Era un intento de romper el hielo y hacer que la atmósfera fuera más ligera.

Antes de que alguien pudiera responder, Nino se cruzó de brazos, frunciendo el ceño y advirtiendo a todos- ¡Solo quiero que comamos en paz! No necesitamos más drama.

Miku, siempre más reservada, ofreció una pequeña risa y sacó su bento- Bueno, al menos la comida estará buena.

Por otra parte, en una mesa cercana, Uesugi Fuutarou observaba a Gojo con curiosidad. No era común que el maestro más poderoso de Jujutsu se uniera a un almuerzo tan aparentemente normal. Sin embargo, en su mente, Fuutarou sabía que cada persona tenía su historia, incluso aquellos que parecían invulnerables.

A pocos pasos de distancia, Shoko Komi luchaba por encontrar las palabras adecuadas para expresar sus pensamientos mientras Hitohito Tadano la observaba con atención. La comunicación era difícil, pero el silencio a menudo decía más que muchas palabras. Najimi Osana, como siempre, llenaba el aire con su incesante energía, saltando entre conversaciones.

- Oigan, ¡tienen que probar el nuevo postre de la cafetería! Es increíble, ¡les va a encantar!- exclamó Najimi al tiempo que se servía un poco de todo en su plato.

Al mismo tiempo, Omoharu Nakanaka, armada con su característico entusiasmo, se lanzó a hablar sobre su amor por el anime, intentando atraer la atención de toda la mesa. Sin embargo, lo que realmente captó la atención de todos fue cuando el temido Ryomen Sukuna apareció aparentemente de la nada, cruzando los brazos y observando con desdén la escena.

- ¿Qué es todo este alboroto?- preguntó Sukuna, su voz baja y amenazante rompiendo la armonía del almuerzo.

Las Nakano y sus amigos se quedaron en silencio, sorprendidos por la presencia del rey de las maldiciones. Sin embargo, Gojo, con su característico aire de confianza, no se inmutó ante la intimidante figura.

- Sukuna, no hay necesidad de ser tan serio. Aquí solo estamos disfrutando de un buen almuerzo- replicó Gojo, inclinando su cabeza en un gesto de despreocupación.

Las miradas se desplazaron entre él y Sukuna. Había una tensión palpable, pero era la inusual valentía de Gojo lo que disuadió cualquier tipo de conflicto, al menos por el momento.

Yotsuba rompió el silencio, su energía chispeante siempre presente- ¿Y tú qué comes, Sukuna? ¿Seguro que no has probado los fideos de aquí? Son realmente buenos.

Sukuna arqueó una ceja, mirando a la animada quintilliza- No me interesan tus fideos, pero si te gusta involucrarte en asuntos de comida, tal vez deberías pensarlo mejor antes de que te coma yo a ti.

La broma provocó una risa nerviosa entre el grupo. Era un recordatorio de que, aunque la paz estaba en su punto más bajo, aún era posible encontrar momentos de ligereza en situaciones difíciles.

Itsuki, intentando añadir algo constructivo a la conversación, llevó el diálogo sobre las sombras que todos y cada uno de ellos estaban enfrentando- A pesar de nuestro pasado y de las elecciones que hemos tomado, ¿no creen que cada uno tiene la oportunidad de cambiar hacia algo mejor?

- Esa es una filosofía interesante- murmuró Sukuna, sin dejar de mirar a Gojo.

Con esa simple afirmación, un puente entre las vivencias de todos comenzó a formarse. Tal vez no se trataba solo de combatir demonios o sombras, sino también de encontrar la conexión entre las luchas de cada uno.

La reunión comenzó a hacerse más ligera, se intercambiaban anécdotas y risas nerviosas continuaban acompañando los platillos. Ryomen Sukuna permanecía, de una forma extraña, como un espectador más. Aquel almuerzo sería más que comida; sería el comienzo de una nueva perspectiva sobre el cambio, la redención y, quizás, la amistad.

Finalmente, mientras el grupo se sumergía en la conversación, Satoru Gojo levantó su bento y, mirando a sus compañeros, dijo- Brindemos, no solo por el futuro, sino por el entendimiento mutuo. Después de todo, incluso los que han pasado por la oscuridad, pueden encontrar la luz juntos.

Así, las sonrisas y las palabras se entrelazaban como un arcoíris tras una tormenta, mostrando que, incluso en un lugar donde sombras y luces se encuentran, la humanidad siempre tiene la capacidad de crecer.

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