¿Que es el autismo?

El autismo es un trastorno del desarrollo que se caracteriza por dificultades en la comunicación, interacción social y comportamiento. Afecta a personas de todas las edades, razas y géneros, y su prevalencia ha aumentado en los últimos años.

El autismo, también conocido como trastorno del espectro autista (TEA), es una condición neurológica que se manifiesta de diferentes maneras en cada individuo. Se cree que es causado por una combinación de factores genéticos y ambientales, aunque aún no se ha identificado una causa específica. Los síntomas del autismo suelen aparecer en la infancia temprana y pueden variar desde leves hasta severos.

Una de las características principales del autismo es la dificultad en la comunicación. Las personas con autismo pueden tener dificultades para desarrollar el lenguaje verbal y no verbal, lo que dificulta su capacidad para expresarse y comprender a los demás. También pueden presentar patrones repetitivos de lenguaje o comportamiento.

La interacción social también es un desafío para las personas con autismo. Pueden tener dificultad para establecer relaciones sociales significativas y comprender las señales sociales sutiles. Esto puede llevar a sentimientos de aislamiento y dificultades para adaptarse a diferentes situaciones sociales.

Además de las dificultades en la comunicación e interacción social, las personas con autismo pueden mostrar comportamientos repetitivos o restrictivos. Esto puede incluir movimientos estereotipados, obsesiones con ciertos objetos o temas, y resistencia al cambio en la rutina. Estos comportamientos pueden ser una forma de autoestimulación o una manera de lidiar con la ansiedad.

Es importante destacar que cada persona con autismo es única y puede presentar una combinación diferente de síntomas. Algunos individuos pueden tener habilidades excepcionales en áreas específicas, como la música, las matemáticas o el arte.

Aunque no existe una cura para el autismo, existen diversas terapias y enfoques de intervención que pueden ayudar a las personas con autismo a desarrollar habilidades sociales y de comunicación, así como a manejar los desafíos diarios. Estos pueden incluir terapia del habla y del lenguaje, terapia ocupacional y programas educativos especializados.

POV. Sana

Cuando tenía ocho años me diagnosticaron autismo, mis padres Yuta Minatozaki y Shotaro Osaki decidieron que nos mudariamos a Corea para mí tratamiento.
Cuando llegamos a Corea mis padres me compraron dos hámsters, uno se llamaba Micky y el otro Hero, los llamé así porque mi Papá Shotaro amaba a una banda que se llamaba TVXQ cuando estaba pequeña.

¿Se han dado cuenta de que eh mencionado tres veces la palabra “cuando”?

En fin, cuando tenía diez Hero murió de un infarto por comer mucho. Mis padres me dijeron que era algo natural, que no podía vivir para toda la vida.
Y dos semanas después Micky murió por comer un cable de computadora, el muy tontito creía que eran espárragos, no entiendo porque no diferenció algo tan fácil.

Tengo dos amigas, Lisa y Mina; Lisa tiene TDAH y habla mucho, siempre quiere abrazarme o tocarme más de lo que me gustaría, pero es Lisa y según internet debo ser paciente con ella y ella debe ser paciente conmigo.
Mina nunca habla con nadie, según lo que me dijo Lisa es muda, me gusta eso; no hace ruido y tiene una sonrisa muy bonita, sus ojos se hacen muy pequeños como si fueran a desaparecer y muestra sus encías rosadas.

Yo no sonrio, mi psicólogo me dijo que es normal; si no quiero sonreír no lo debo hacer.
Todos los días me miro al espejo e intento sonreir pero solo sale una mueca rara y fea, mamá dice que es una mueca bonita.

Mi rutina es simple; me levanto a las cuatro con treinta y cinco de la mañana, me levanto del lado izquierdo de la cama, me pongo mis pantuflas de hamster, voy al baño, me baño en cinco minutos, me seco y pongo mi uniforme, todo eso en 10,55 minutos.
Toda mi vida está cronometrada.
Bajo a la cocina, mi Papá Riku siempre hace el desayuno, huevos revueltos con tocino y jugo de naranja, desayuno en quince minutos exactos.
Salgo de casa a las cuatro cincuenta y cinco, camino diez minutos hasta la parada de autobús y lo espero durante cuatro minutos.
El autobús tarda ocho minutos en dejarme en la entrada de la escuela, me pongo mis audífonos y me dirijo a el aula de álgebra.
Todo con un tiempo exacto de cincuenta minutos; cuarenta minutos antes de que suene la campana.

—Hey, Minatozaki— Bangchan, uno de los miembros del equipo de ajedrez entra al aula diez minutos después.

Lo miro un momento y luego desvio mi mirada nuevamente, me quité los audífonos dándole el permiso para hablar.

—Si me pasas la tarea de álgebra te pago 400 wones.

Saqué mi cuaderno de álgebra y lo puse sobre la mesa, Bangchan lo quizo tomar pero lo aleje de él.
El puso una cara de confusión y yo hice una seña para que me diera el dinero primero.

—¡Oh! El dinero, claro— Sonrió, talvez avergonzado realmente no lo sé —Que tonto soy— Extendió el dinero sobre la mesa para no tocarme.

—Gracias, Sana— Tomó el cuaderno.

—Te debo una— Y se retiró del aula, solo espero que me devuelva mi cuaderno antes de que empiecen las clases.

—¡Hey Sana!

Lisa gritaba extruendosamente desde la entrada del salón.

—¡Descubrí que le gustas a alguien!— Golpeó la mesa con sus palmas y empezó a mover su pierna una y otra vez contra el suelo, estaba ansiosa, yo hago lo mismo cuando hay muchas personas a mi alrededor.

—¡Es la chica que te mira raro durante el almuerzo!— Golpeó sus manos contra sus mejillas repetidas veces.

—¡Le gustas mucho! ¡Su amiga Momo me pidió que le dijera cosas sobre ti para su amiga!— Tapé mis oídos, Lisa grita mucho.

—¡Lo siento! —tapó su boca —Perdón —dijo en voz baja.

—No hay problema —rebusqué entre mi mochila buscando mis audífonos.

—Iugh —había tocado algo viscoso así que saqué mi mano rápidamente.

—Que asco —Lisa hizo una cara de repugnancia.

Nuevamente metí mi mano dentro de la mochila y saqué el objeto viscoso. Era una mandarina que con el tiempo se había podrido.
Recuerdo que mi papá Shotaro me la había dado para el recreo pero ese día no quería comer mandarinas.

—Eso no se ve muy agradable —olisqueó el aire. —Y huele asqueroso —su cara de asco no se hizo esperar.

Rápidamente me dirigí hacia la papelera de mi salón, mi mano se sentía viscosa.

—Te digo que debe estar aquí idiota —una chica pálida entró al aula.

—P-pero —su compañera se veía asustada o nerviosa, no lo sé descifrar emociones no es mi fuerte.

—Dubs —Momo, mi compañera de clase la saludó desde su mesa.

—Hey, ¿Que tal, Momo? —la más alta saludó con las manos en los bolsillos de su falda.

Momo tomó la mano de la bajita y la besó como si fuera una princesa.

"Que lindas" pensé.

La más alta y de piel morena me miró, sus ojos grande, expresivos y brillositos me miraron fijamente, pude ver una galaxia brillar en ellos. Lo cual es imposible porque las galaxias están en el espacio.

—¡Es ella! —Lisa gritó y algunos estudiantes voltearon a mirarnos. —¡Eres la de la cafetería!

La morena abrió más los ojos, creí que no podía hacerlo, de echo los ojos se pueden abrir un máximo de 24 milímetros en una persona normal.
Me distraje de nuevo, ella salió corriendo del aula excusándose de que sus clases comenzarían pronto lo que es una mentira, quedaba media hora libre.