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30. Hay destinos más ricos que otros

Charlie fue directo hacia ellas antes de que pudiera detenerla.

Tampoco es como si hubiera querido hacerlo, de todas formas, sólo que esperaba tener más tiempo para decidir qué hacer antes de verme obligada a actuar. 

Intenté seguirla. Por alguna razón se veía más enfadada de lo que esperaba y quería ser yo quien enfrentara a Noah primero. Pero Alana me retuvo por la muñeca.

—No van a pelearse aquí, ¿Verdad? —preguntó con preocupación.

—Alana, yo qué sé.

Me zafé de su agarre y me adelanté hasta donde estaban.

Noah y Clara salían de la fila con lo que acababan de comprar cuando Charlie se paró frente a ellas para decirles algo. Noah levantó la cabeza de su bolsa de palomitas y la miró sorprendida.

—¿Qué estás haciendo? —escuché decir a Charlotte. Era un poco difícil oírla entre tantas personas yendo de un lugar a otro y hablando a nuestro alrededor.

Noah no había reparado en mí, un par de metros detrás, así que sólo se veía confundida, pero no alarmada. Era increíble cómo era capaz de verse tan tranquila incluso en situaciones así.

—Primero que nada, buenas tardes.

—Le has metido los cuernos a Andy.

Noah se atragantó con una palomita. Clara se acercó para darle unas palmadas en la espalda.

Di un paso hacia atrás cuando una familia pasó frente a mí con prisa para entrar a las salas.

—¿Andy? —dijo Clara y me detuve con sorpresa. ¿Ella sabía quién era yo?— ¿Tu mejor amiga?

—Su ex novia —la corrigió Charlie.

La vi abrir más los ojos con sorpresa antes de dejar la espalda de Noah para mirarla.

—¿Desde cuándo es tu ex novia? —le preguntó como si no pudiera creérselo. Entonces, se replanteó la pregunta— ¿Desde cuándo es tu novia?

Noah, más que nerviosa o preocupada, se veía un poco molesta. Ignoró por completo a Clara para dirigirse a Charlie.

—¿Estás contenta? Has arruinado mi cita.

Bitch wtf—

—No te importó mucho la última vez que la plantaste en el cine para irte conmigo —dije.

Ellas se volvieron al oírme. Sentí el peso de los tres pares de ojos sobre mí y fue entonces que reparé en mi nivel de enfado.

Noah me había visto la cara de estúpida todo este tiempo. Y lo seguía haciendo.

—¿De qué está hablando, Noah? —preguntó Clara.

Ella me mantuvo la mirada, impasible.

—No tengo idea.

Charlie respondió algo con indignación, pero no le presté atención.

No podía creer que Noah fuera tan diferente de como yo siempre creí. La recordaba como la más madura de nosotras. Era sensata, un poco busca pleito, pero tranquila. Siempre era sincera, incluso si no nos gustaba.

¿Pero de verdad era sincera, o simplemente lo era con lo que le convenía?

—¿Siempre has sido así? —se me escapó.

Charlie y Noah dejaron de discutir para volver a mirarme. Ella me levantó las cejas como si sintiera pena de mí y eso me hizo sentir incluso peor.

—No me mires así, Andy —respondió, como si mi tristeza le afligiera. Quise darle una bofetada en toda su psicopática cara—. Tú estabas conmigo porque no podías tener a Charlie.

Pero la cachetada me llegó a mí.

Quise responderle que ella de verdad me gustaba, que estaba ilusionada y me dolió como no tenía idea enterarme de todo lo que me había escondido.

Pero ¿Y si tenía razón, y sólo estuve con Noah porque ella era mucho más accesible que Charlie?

Volví a sentir el mismo nudo en la garganta que había aparecido cuando apenas la vi en la fila.

«Tú estabas conmigo porque no podías tener a Charlie».

Cerré las manos en puños.

—Pues ahora la tengo —dije.

Noah me miró con sorpresa y fue la primera vez desde que le hicimos frente que ella mostró lo más parecido a una emoción auténtica. Luego pasó su mirada a Charlie, como si esperara que ella lo negara o lo confirmara.

—Yo... te felicito —me dijo finalmente.

—¡No me felicites! ¿Qué está mal contigo? —estallé—. ¡No puedes jugar así con la gente, Noah! ¡Eso no es cool!

—¿Jugar contigo? —Algo en su rostro se crispó—. Dijiste que no querías que saliera con otras personas y eso hice. Apenas sí le he dirigido la palabra a Clara mientras estuve contigo. —Dio un paso hacia mí—. ¿Qué es lo que te molesta en realidad, Andrea? ¿Que nunca te haya dicho que te amaba, de la manera en la que tú se lo has dicho a Charlotte en el festival?

—Aún sigues tocada por eso ¿Verdad?

—Simplemente no puedo creer lo hipócrita que eres.

Charlie me tomó por el brazo y me arrastró con intención de alejarme antes de que yo pudiera responderle algo.

—No la escuches. Sólo quiere hacerte sentir mal.

Noah le arrugó la frente, molesta por la interrupción de su pelea.

Entonces echó una mirada a su lado y reparó en que no había nadie.

—¿Dónde está Clara?

Charlie se giró solo un poco para verla antes de seguir apartándome.

—Se ha ido ¿Qué esperabas?

Eso pareció dar por terminada la pelea.

Le di la espalda para dejarme guiar por Charlie fuera de allí. Caminamos por el patio de comidas en silencio y con prisa, como si temiéramos que alguien nos alcanzara o como si quisiéramos alejarnos de allí lo más rápido posible.

No fue hasta que encontramos un banco frente a la tienda de libros que nos permitimos darnos un descanso.

Me dejé caer sobre él con derrota.

—¿Estás bien?

Charlie se sentó a mi lado y yo me cubrí el rostro con las manos, apenada.

—Me ha tratado como una estúpida todo este tiempo.

—Tú también. —Di un respingo y me quité las manos del rostro para mirarla. Ella estaba perfectamente sentada, con la espalda erguida y sus manos sobre su regazo. Miraba al suelo como si estuviera pensando, hasta que sus ojos se desviaron y encontraron los míos— Pero al menos tú sabes que eso ha estado mal ¿Verdad?

Hice una mueca de disgusto.

Todo este tiempo yo había tenido razón. Nunca debí haber haberme metido con Noah en primer lugar ¿Qué estaba esperando que saliera de ahí? Yo estaba perdidamente enamorada de Charlie y Noah estaba viendo a alguien más.

Alana ya lo había dicho.

Yo sabía sobre Clara cuando le pedí que fuera mi novia. Y también sabía que estaba saliendo con alguien más antes de mí. Pero nunca le di importancia. Ni siquiera lo pensé más de una vez.

¿Tan poco me había importado?

Suspiré.

—Tal vez si haya estado un poco mal yo también —admití.

—¿¡Ves lo que pasa cuando estás con alguien que no soy yo!? —Charlie se inclinó sobre mí para poder verme a los ojos—. Cosas malas. Catastróficas.

Cerré los ojos y solté una risa.

Quise atraerla hacia mí y besarla, pero aún no le había preguntado si ella estaba bien con eso cuando estábamos en público. En especial porque sabía que aún no le había dicho a sus padres que le gustaban las chicas.

Ella tomó mi rostro entre sus manos y me estampó un beso en la mejilla.

Cuando abrí los ojos vi a Alana acercarse a nosotras por sobre el hombro de Charlie.

Estaba pálida, como de costumbre, pero se veía un poco más asustada de lo habitual. Como si aún no supiera si era seguro hablar o no.

Hice una mueca.

—Lo siento, Alana. No estoy de humor para volver a cruzarme con ellas en el cine —me disculpé.

—Si es que vuelven —agregó Charlie.

Alana apartó la mirada con culpa.

—No te preocupes. —Se alzó de hombros. Me daba mucha pena verla así. En especial porque era su cumpleaños—. La he cagado un poco ¿Verdad?

Me acomodé en el asiento.

—Me habría gustado que me lo dijeras todo antes, pero está bien. —Le alcé las cejas—. ¿Hay algo más que quieras decirnos? Para evitarnos más problemas a futuro.

Alana se aferró a la correa de su mochila con incomodidad y sus mejillas se tornaron rosas.

—Nada que te afecte a ti.

Charlie y yo compartimos una mirada.

—Eso es muy sospechoso, Alana —dijo ella.

La rubia comenzó a negar con la cabeza.

—Se los juro por Dios...

—No jures por Taylor Swift —le advertí.

Charlie puso una mano en mi hombro para que la dejara hablar.

—¿Por qué no te compensamos con una fiesta por tu cumpleaños? —sugirió y sacó su teléfono—. Han puesto un jacuzzi en el baño de Jade. Le puedo preguntar si está caritativo y nos presta su casa.

—¿Un jacuzzi? —preguntó Alana, aún más roja que antes.

—¿Cómo sabes que tiene un jacuzzi? —cuestioné—. ¿Es como una piscina? ¿Te tienes que meter en traje de baño?

—Por mí métete sin el traje si quieres —respondió con una sonrisa de lado.

Le chasqueé la lengua y le di un golpe suave en el hombro.

Acompañamos a Alana fuera del centro comercial hasta donde debía tomarse el autobús que la llevaba a su casa y luego volvimos a meternos para buscar la motocicleta de Charlie en el estacionamiento del subsuelo.

Esos sitios me ponían un poco incómoda cuando iba sola. Todo estaba oscuro siempre y nadie hablaba. Me daba la sensación de que alguien vendría a robarme aunque no llevara dinero en los bolsillos.

—¿Dónde está tu motocicleta? —le pregunté mientras examinaba los autos entre la oscuridad.

El eco de mi voz resonó.

Ella pasó un brazo por mi cintura y me atrajo para darme un beso en la mejilla. Giré un poco el rostro para que nuestros labios se rozaran y eso la hizo reír.

—¿Estás bien? —me preguntó cuando encontró mis ojos.

Me alcé de hombros en respuesta. Aún seguía furiosa por todo, pero ella me calmaba.

—¿Crees que Jade nos deje festejar el cumpleaños de Alana en su jacuzzi, digo, su casa?

—Eso no es lo que te pregunté.

Nos detuvimos.

Bajé la cabeza y suspiré. Charlie me soltó para darme un poco de espacio y yo volví a alzarme de hombros, sólo que esta vez le dejé ver lo triste que estaba.

—Sé que tienes razón y que yo también he hecho cosas malas sin darme cuenta... —Me rasqué la cabeza—. Pero aún así estoy enojada con ella —Arrugué la frente y miré hacia el suelo—. Quiero patearle la corva para que se caiga —Admití—. Enana de mierda.

—Tienes derecho a estar enfadada con ella. —Guardó silencio un momento y levanté la cabeza para verla—. No me gustan cuando te tratan de estúpida.

Verla enfadada ahora y más temprano me sorprendió. No me había esperado que reaccionara así por lo de Noah, pero entonces recordé que su ex novio la había engañado.

Y yo sabía lo mal que la había pasado en el verano luego de eso. Y también recordaba la rabia que sentía cada vez que lo veía a él.

Pero ella no estaba así de disgustada sólo por eso. Ya lo había estado antes, cuando fui borracha a la casa de Jade luego de discutir con Noah y le dije que era una tonta.

Nunca me había parado a pensar en eso. Siempre había dado por sentado que ella se preocupaba por mí, pero era totalmente diferente ver el momento exacto en el que una persona te dejaba ver lo mucho que le importabas.

—Te quiero —dije.

Ella volvió a prestarme atención y me miró preocupada.

—Yo también. —Respondió—. ¿Pero a qué vino eso?

—¿Tiene que haber una razón? —me ofendí. Honestamente, sólo quería pelear con alguien—. ¿No puedo quererte así, sin más?

—No, no puedes —dijo y me empujó. Mi espalda chocó con la columna que tenía detrás y sentí sus dedos meterse bajo la cintura de mi pantalón. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?— ¿Es cierto lo que dijiste en el festival?

¿En la el qué? —balbuceé.

Ella tironeó de la cintura de mi pantalón y mi cadera se pegó a la suya. Sentí como se me reiniciaba el Windows.

Mis manos se aferraron a su nuca.

—Dijiste que me amabas.

Intenté recordar cómo respirar. Nunca antes me habían acorralado contra una pared. No tenía idea de que se sintiera tan bien.

Me aclaré la garganta.

—Lo hago.

Ella me miró confundida.

—¿Entonces por que no has podido decírmelo de vuelta cuando te lo he preguntado en tu casa?

—No me preguntaste si te amaba —respondí como si fuera obvio.

—¡¿Tengo que preguntarte todo, palabra por palabra?!

—¡Sí! —admití—. Me preguntaste qué sentía por ti. ¿Qué voy a saber yo sobre lo que siento por ti? Mi cabeza no da para tanto, Charlotte. —Solté un quejido e intenté tironear de ella hacia abajo para que me besara—. No puedo pensar bien si me acorralas contra una pared.

Ella se dejó arrastrar hasta que nuestras bocas se rozaron.

—Ahora mismo lo estás haciendo bien —murmuró contra mis labios.

¿Hacer qué?

—Te voy a ser honesta. Me distraen mucho tus manos dentro de mi pantalón.

Ella intentó sacarlas, pero le entrecerré los ojos en advertencia.

—No te he dicho que la quitaras.

Eso por alguna razón la hizo sonreír y bajó los pocos centímetros que nos separaban para besarme. Sus nudillos se sintieron fríos contra la piel de mi cintura, pero yo sentía demasiado calor.

—Di que me amas —me pidió entre besos.

—Te amo.

-.-.-.-.-

Holaa ¿Cómo están? ¿Qué tal les fue en la semana? 

Yo estuve estudiando, trabajando y terminando comisiones.

¡Ya llegamos al capítulo 30! Muchos me estuvieron preguntando cuántos capítulos faltan para que termine la historia. Yo diría que alrededor de diez. Más o menos.

DATO (ahre): Para aquellos que tengan goodreads, pueden buscar la historia ahí y dejar una reseña o una puntuación dando su opinión. Me he dado cuenta de que hay gente dejando comentarios muy crueles sin haber leído la historia, así que me haría feliz que gente que sí la leyó hasta el final de su opinión


PREGUNTA

Si pudieran decirle algo a los personajes ¿Qué les dirían?

Andy

Charlie

Noah

Alana

Jade

Los papás de Andy ahre

Bueno, creo que no tengo nada más que decir. Me despido. Besitos.


bai.

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