La pequeña mesa decorada por el fino mantel blanco con bordado de rosas en las puntas. Las velas y los platos sobre ella, bien acomodados y listos para que la cena de esa noche se posara sobre ellos.
Jungkook llegaría del trabajo y cenarían juntos.

Todo lindo, todo bonito...
Lo único que no concordaba con el ambiente era ese olor a quemado.

Taehyung separó la vista de su celular, mientras reía por el último meme visto, para elevar su nariz y olfatear.
—¡Rayos! ¡El pescado! —se levantó rápido del sofá, lanzando su celular y corriendo hasta el horno, abriéndolo y recibiendo todo el humo directo al rostro.
—¡Carajo! —abanicó y abrió la pequeña ventana antes de que la alarma pitara.
En una de sus abanicadas, exageradas abanicadas, su mano chocó contra el nuevo microondas de Jungkook y éste cayó al suelo. —¡No! ¡No, no, nooo! —el humo seguía saliendo y se percató de que no había apagado el horno ni sacado el pescado de allí. —¡Dios! ¡Qué desastre! — su celular comenzó a sonar y corrió hasta él para atender.

—¡¿Hola?!

—¿Tae? Voy en camino.

—¡Oh! Amor, sí, sí.... Eh... Está bien, tomate tu tiempo.

—No.... ¿Qué es ese sonido?

Pues, Jungkook era sensible a los pitidos y sí, la alarma para incendios comenzó a sonar.

—¡Me cago en la mierda! —volvió a soltar su celular, otra vez se había olvidado de apagar el horno. Esta vez lo hizo y quiso sacar el pescado antes de volver a olvidarse, pero olvidó protegerse las manos y apenas tocó la fuente, ésta cayó al suelo, junto al difunto microondas.

Quería gritar, quería llorar, su mano dolía, ¿Dónde había una lámpara mágica para pedirle al genio que arregle todo?

Mas no hizo nada de eso, sólo se quedó ahí parado y resignado, mientras sujetaba su mano.
Esta mañana, Jungkook le había dicho que tenía algo que decirle esa noche y, por lo tanto, lo llevaría a cenar, mas Taehyung quería sorprenderlo con su propia cena esa noche.
Quería hacerlo con la cena, pero seguro ahora se sorprendería por algo más.

Escuchó el sonido de la puerta y giró a verlo.
Jungkook se acercó tapando su oído, pero decidió mejor cortar el sonido.
Frenó de golpe al divisar el desastre que era su cocina.

Taehyung se asustó, pensando en todo lo que le diría, con mucha razón, y empezó a llorar.
—Perdón, Jungkookie... —todavía sostenía su mano desde su muñeca, como si fuera un perrito atropellado.

—¡¿Te lastimaste?! — corrió hasta él sostuvo su mano, tenía una marca roja. Chasqueó su lengua y llevó la herida a la canilla, ignorando lo que pisaba y abriendo el agua fría para meter su mano debajo.

—Perdón.

"Dejala ahí" ahora sí miró el suelo, pedazos de máquina y animal rezagados por ahí. Se subió a la mesada y alcanzó la alarma (la cual también lanzaba luces), apagandola.

Se bajó y volvió a subir el sonido del aparato.
—Ya. —sacó su mano de la canilla, Taehyung seguía con la mirada en el suelo. —No sé qué tienes con mis microondas, pero tienes que parar —rió, tratando de alegrar un poco a Taehyung.

—Perdón...

Tomó su mentón y lo levantó para que lo mirara "No importa nada de ésto" tranquilizó con una sonrisa "Te dije que tenía que decirte algo y eso lo no cambiará nada"

—Bueno... —puchereó. —¿Saldremos a cenar?

Jungkook miró su mano, debía vendarla un poco. "Mejor nos quedamos aquí, ¿sí?"

Asintió lentamente.

Taehyung estaba en el sillón y Jungkook arrodillado frente a él, vendando su mano.
—Jungkookie... — paró lo que hacía y lo miró. —¿Qué es lo que querías decirme?

El castaño sonrió de lado y miró a su alrededor, no era como lo había planeado, pero ¿qué cosa sale de acuerdo al plan?

Ante la mirada del pelirrojo, metió la mano en su bolsillo y sacó un anillo de él, enseñandoselo.
Los ojos de Taehyung pasaron por todo el objeto, cómo si fuera lo más raro que había visto en toda su vida.
—¿Qué es eso? —pronunció casi sin aire.

—¿Qué crees que sea?

—Un... Es un anillo. Pero...

Jungkook negó —Es un pedazo de cielo, y te lo estoy dando a ti.

—No. —se apresuró a decir y Jungkook perdió la sonrisa, frunciendo el ceño — Si creo que es lo que vas a decir... No puede ser... —jadeó algo confundido — ¿No ves que soy un desastre? —señaló toda la casa— No puedo cocinar, siempre estoy rompiendo todo, yo...no puedo siquiera... —sus ojos se pusieron brillosos —No puedo siquiera cuidar una mascota... No puedo decir sí y atarte a mi de ese modo.

—¿Qué cosas dices de repente? —
Dejó el anillo en la mano de Taehyung
"Claro que estoy seguro. Esto es sólo un símbolo, Tae, porque yo ya estoy atado a ti. ¿Estás tú seguro de lo que dices? ¿Estás también atado a mí?"

—¡Por supuesto que sí! —apretó el anillo — Yo te amo, Jungkook. Me has cuidado tan bien durante estos nueve años, yo... Yo no te podría estar más que agradecido, pero, ¿te sientes igual conmigo? ¿Cómo podrías decir que he cuidado de ti? Si tu aceptas esto y luego te arrepiente, voy a morir, verdaderamente voy a morir.

—¡Yo no me arrepentiría jamás!

—¡¿Entonces, aceptas casarte conmigo?!

—¡Claro que sí!

—¡Gracias! —se abalanzó sobre él, abrazandolo por los hombros.

Jungkook sonrió en demasía...

Pero... A ver, ¿qué pasó?

Lo apartó de un empujón.
—¡Yo debía proponertelo!

Taehyung estalló en risas. —¡Debiste ver tu rostro! ¡Había visto el anillo desde la semana pasada! —sostuvo su estómago y Jungkook luchó por no golpearlo. —Por eso queria hacer la cena —reveló cuando su risa cesó un poco. —Yongsun me dijo que hoy te me declararías.

—Ah, malnacida.

—Jungkookie —golpeó su hombro.

—¿Y todo lo que dijiste?

—Drama, para ver qué decías. Por cierto, muy hermoso. —
Jungkook estiró su mano hacia la oreja de Taehyung y tiró de ella.

—¿Y tienes 29? — lo empujó al sillón, poniéndose encima. "¿Sabes cuál es tu castigo" Se movió sobre él, Taehyung mordió su labio inferior, sosteniendo su cadera.

—Puedo imaginarmelo... Pero no lo llamaría castigo.

"Entonces no te lo imaginas"
Salió de encima y se fue hacia la cocina.
—¡Disfruta tu semana sin sexo, payaso!

—¡¿Eh?! ¡Jungkookie!

[💕]

Y es el fin de verdad.
Muchas gracias y nos vemos en otra historia.