Era extraño, su nuevo vecino era extraño.
Él lo observaba del otro lado de la cerca, el chico simplemente se sentaba en su patio y tocaba su oreja, moviendo su mano de un lado al otro. ¿Por qué hacía eso?
Sólo se había mudado hace una semana y Taehyung ya sentia curiosidad por su accionar. Pero siempre que trataba de hablarle, el chico lo ignoraba por completo.

—Hey, niño... —Nada, aquel muchacho sólo seguía tocando la parte superior de su oído, mirando hacia el frente y poniendo expresión molesta. —¿Por qué no quieres hablarme? Ya me tienes harto. —pronunció, pero aún seguía sin prestarle atención. —¡Qué te estoy hablando! —gritó, fue ahí que su castaño vecinito alzó las cejas y lo miró. Por primera vez en todo este tiempo, lo miró. Taehyung se quedó mudo.

Y durante ese lapso, sólo se miraron, hasta que el castañito volvió a mirar al frente, esta vez, frunciendo el ceño.
Taehyung se rascó la cabeza y volvió a llamarlo, pero nada.
Tomó una de las piedritas de su patio y se la arrojó. Ésta no llegó a golpearlo, pero cayó cerca, el pelirrojo pensó que el chico pudo oír el impacto, pero no, nada. Él seguía inamovible.
—¡¿Pero a ti qué te pasa, eh?! —abultó su labio. —¿Te caigo mal? —nada. El otro niño sólo volvió a tocar su oído. —¡¿Soy demasiado molesto para ti?! — con ese grito volvió a captar la mirada de su vecino, qué lo miró confundido. —¡¿A caso estás sordo o qué te pasa?! —el otro pequeño miró a sus costados, no había nadie más, sin dudas hablaba con él, mas quiso estar seguro y volvió a mirarlo mientras se señalaba —¡Claro que te hablo a ti! — el niño apretó sus labios y caminó hasta la cerca, parándose frente a Taehyung.

Otra vez, sólo se miraron y no dijeron nada.

—¿Por qué me ignoras? —habló el pelirrojo al fin. El otro achicó la mirada e hizo un gesto con la cabeza, volviendo a tocar su oído y ladeando la cabeza hacia él. A Taehyung le pareció raro, pero volvió a repetir su pregunta. Entonces el otro lo miró con las cejas en alto y movió sus manos rápidamente —¿Uh?

El castaño negó y rió corto. Con sus manos, hizo seña para que lo esperara y corrió hacia dentro de su casa.

Volvió con un cuaderno y se lo entregó al pelirrojo, que lo tomó extrañado.
Leyó lo que ahí ponía.

"Hola, mi nombre es Jeon Jungkook, tengo 8 años y soy sordo."