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26


Sintió la lengua pasar por sus dedos; la humedad de su pequeña nariz y el repiqueteo de pequeñas patitas correr, lo hicieron despertar.

Estaba boca abajo y levantó la mano que tenía extendida al costado del colchón para impulsarse hacia arriba.
Mirando al suelo, el pequeño Yeontan lo observaba. A lo lejos el otro pequeño perro corría de acá para allá.

Parpadeó un par de veces, levantándose un poco más, arrodillandose en la cama. Sintió la punzada en su cabeza y la sostuvo entre sus manos, apretando fuerte sus párpados. Sí, había bebido mucho anoche.

Cubrió su cara con las manos y suspiró.
Momento, habían bebido mucho anoche. Habían.
Ese perro marrón, tenía dueño, ¿Dónde...?

Se descubrió el rostro y miró a su costado.
—¡Diablos! ¡No puede ser! — se asustó con lo que vio y retrocedió en un apuro, cayendo de culo al piso, sus pies quedaron aún sobre el colchón y casi aterriza sobre el pobre Tannie, que comenzó a ladrar por el ruido del impacto.

Una cabeza se asomó por sobre el colchón y lo miró ligeramente confundido.
Sus cabellos grices iban en cualquier dirección y su blanco pecho era apreciable. Él rascó su cabeza, se lo veía igual o más confundido que Jimin.
—¿Por qué gritas tanto? —preguntó, su voz saliendo muy áspera — ¿Qué haces en el suelo?

—¡¿Qué haces tú en mi cama?! —señaló —¡Por favor, dime que no estás desnudo y llevas un pantalón o algo!

El peligris frunció el ceño y se sentó, levantando las cobijas para ver por debajo de su cintura. —¿Por qué estoy desnudo? —se preguntó.

—¡¿Lo estás?! — el rubio se levantó y apoyó sus manos sobre el colchón, inclinándose hacia el otro para ver dentro de las cobijas también. —Madre mía, sí lo estás.

—No te entretengas mucho —respondió bajando las cobijas.

—Buscándola, quizás. —respondió, alejándose.

—Gracioso —rascó su nuca y cerró sus ojos ante el sueño —También estás desnudo, por cierto.

—¡¿What?! —se miró —¡Carajo! —tomó la sabana de arriba y se cubrió — ¡¿Por qué estamos desnudos?!

—Es muy probable que hayamos tenido sexo. —se alzó de hombros — No lo sé, pero puede que te la haya metido.

—¡Descarado! —lo señaló —¡¿Cómo te atreviste a-

—¡¡Aaah!! ¡Carajo! — Yoongi se sobó su parte baja, ésta dolió mucho cuando intentó pararse. —¿Por qué me duele el trase... Oh no... —miró a Jimin —Tu no te atreviste.. No, no, no, no. —dijo ante la sonrisa que se iba abriendo paso en la cara del rubio.

—¡Con que tú a mí, ¿Eh?! —se burló y miró hacia Yeontan — ¿Lo viste? Pasivié a Lil Meow... ¿Uh? —Min le lanzó una almohada a la cara.

—¡Callate! ¡No puedo ni levantarme, estúpido!

—Pff... Pfff... Jajajajajaja — Jimin se fue hacia atrás, sosteniendo su estómago en plena carcajada.
Yoongi no pudo evitar esbozar una sonrisa.

— Puedes quedarte aquí hasta que te sientas mejor —dijo Jimin una vez paró la risa. Fue por su pantalón para vestirse.

—¡Ni hablar! Tengo una prueba hoy y... ¿Qué hora es?

Park miró la hora en su celular. — Las  10 am. Vaya, qué redondo.

—¡¿Qué?! ¡No puede ser! ¡Uhg! —desistió de pararse al sentir la punzada de nuevo. —¡Joder! Tenía que reunirme con los chicos a las nueve. ¡Pasame el pantalón!

—Deja de gritar, ¿primera vez siendo pasivo? —se burló, extendiendole el pantalón, de donde sacó su celular.

— La verdad, sí. Pero supongo que es tu primera vez siendo el activo porque siento que me desgarraste ahí abajo— habló sinceramente, revisando su celular. —¿No sabes controlarte o qué te pasa?

—La verdad... —rascó su brazo con pena y apartó la mirada, avergonzado. —... Fue mi primera vez..

Yoongi se sorprendió —No jodas... ¿Acabas de darle tu primera vez a un extraño? —dijo casi en reprimenda.

—.. Y a demás... No recuerdo nada. —mordió su labio aún sin poder mirarlo.

— ¿Acabas de darle tu primera vez a un extraño y ni siquiera lo recuerdas?

Se alzó de hombros. —No es como si fuera la gran cosa, ¿no?

—¿Cómo dices algo así? — preguntó casi con enfado. Jimin lo miró con las cejas en alto — Era tu primera vez, sólo debes hacerlo con alguien en quien confíes, con quien te sientas bien y seguro. Alguien con el que sepas que no vas a arrepentirte la mañana siguiente. — Park no sabía qué contestar ante esto. En realidad, lo había sorprendido. ¿El gruñón de Lil Meow estaba diciendo algo tan lindo como eso? ¿Por qué tenía ganas de llorar? — ¿Siquiera eres gay?

Salió de sus pensamientos y contestó — Sí, claro que sí.

— Está bien... — miró ahora su celular y abrió los mensajes de sus compañeros preguntando dónde estaba y que no se tardara mucho más o llegarían tarde. — ¿Puedo darme una pequeña ducha? —miró a Jimin — ¿Te molestaría alcanzarme hasta mi escuela?

Jimin asintió —No hay problema. Voy a esperar en el auto, yo me bañaré al volver.

Yoongi avisó que iría directamente a la escuela, tenía algo de media hora, debía apurarse.



















Jimin descansaba su cabeza en el volante.
Taehyung le había dicho que estaba con Jungkook y sus compañeros en la escuela, entonces el rubio dijo que lo esperara. Volverían juntos.

La puerta del acompañante se abrió y Yoongi entró con su perro en mano. Jimin se enderezó en su asiento y frunció el ceño.
Min traía el pelo mojado, vestía una camisa azul y unos pantalones negros. Sí, muy limpio, muy lindo y todo, pero —¿Quién te dio permiso de usar mi ropa?

—La mía estaba toda deshecha, y no me has dicho que no a nada, así que... —se alzó de hombros. — Rápido, no quiero llegar tarde.

¿Disculpa? No soy tu chófer.
Eso quiso decir, mas sólo suspiró y encendió el auto.
—A sus órdenes.

—Y trata de no atrapar muchos baches.

Jimin aguantó la risa y se encaminó rumbo a la escuela.











Cuando llegaron, Yoongi juró que Jimin había pasado por esa calle rota a propósito, lo notó por las risas que el rubio daba cada vez que miraba sus muecas de dolor. Abrió la puerta, salió y se inclinó hacia adentro para hablarle — Gracias y pudrete. No creas que no lo noté —gruñó, recibiendo una sonrisa culposa por parte de Jimin. Cerró la puerta y se alejó.

—¡Espera, Lil Meow! — Jimin había bajado del auto para hablarle desde su lado. Yoongi miró avergonzado hacia sus costados, algunas personas habían llegado a oír el apodo. Se acercó molesto por su lugar.

—¿Podrías ser menos discreto? ¿Qué es lo que quieres? —preguntó desde el otro lado del auto.

—No me arrepiento —dijo con una sonrisa.

—¿Ah?

—No me arrepiento. Aún si no lo recuerdo ahora, sé que no voy a arrepentirme.

Yoongi comprendió lo que le decía y ladeó una sonrisa.
—Eres tan tonto. Aún es temprano, más tarde lo pensaras detenidamente y-

—¡No lo hago! —interrumpió — No me arrepiento. Incluso si no se repite, no me arrepentiré nunca.

El peligris no respondió y levantó su mano en despedida, girandose para al fin entrar.




Incluso si no se repite.

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