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Después de esa interacción, Taehyung quedó confundido y luego de un silencio más, donde ninguno supo qué más hacer, Jungkook entró de nuevo a su casa.
—Mamá —llamó el pelirrojo. Revolvía el cereal en su tazón sin probar bocado.
Su mamá hizo un sonido para hacerle saber que lo oía y apartó la vista de su celular para mirar a su hijo —Come, no juegues.
El niño metió una cucharada de cereal en su boca y habló —¿Shabias que el veshino es shordo? —su madre tomó una servilleta y limpió el rastro de leche que escurría por la comisura del labio de su hijo.
—¿Qué si sabía que el vecino era sordo? Sí, su padre lo mencionó cuando fuimos a darle la bienvenida con los demás vecinos.
—¿Ah? ¿Y por qué yo no lo escuché?
—Porque no fuiste, cariño. Dijiste que no te interesaba.
—¿Yo dije eso? —hizo una mueca, en verdad no recordaba.
—Sí, desayuna rápido que debemos salir para la escuela.— se levantó juntando sus platos.
—Mamá, ¿Jungkook va a la escuela?
—¿Quién es Jungkook? —preguntó desde la cocina.
—¡El vecino! —se quejó.
—Ah, así se llamaba. Sí, seguro que sí.—volvió. —Taehyung, no probaste bocado. —regañó.
—¡Eh! Di uno. —apartó su tazón —¿Pero no va a mi misma escuela? No lo he visto ahí.
—Tal vez vaya a una especial, cariño. —levantó su tazón, llevándolo a la cocina.
—¿Especial? ¿Por qué?
—Sí, bebé, mh.. ¿Recuerdas al abuelo? ¿Recuerdas que él tenía libros especiales también?
—¡Sí! Con muchos puntos.
—Claro, bueno, él también asistió a una escuela especial. —se detuvo y habló para sí misma —Aunque ahora los niños con esas condiciones pueden ser integrados a las escuelas comunes. Supongo que su padre no quiere que atraviese por esas dificultades. O no sé — dio una risa —lo importante es que Jungkook se comunica de una manera diferente a la tuya, al igual que el abuelo leía de una manera diferente también.
—El abuelo decía que podía leer el rayador de queso. —rieron. —Por eso Jungkook me dio el papel, se comunica a través de escritos —concluyó.
Su madre rió. —No, cariño, seguro que Jungkook habla con sus manos, pero es más fácil que tú lo entiendas si te lo escribe. — eso dejó pensando al pequeño, ¿entonces Jungkook hablaría un idioma diferente?
—¡¿Entonces es como un extraterrestre?! —exclamó el pelinegro. —¿Con su propio idioma y todo?
—No sé —bufó el pelirrojo, apoyando su cabeza en su mano. —Pero si su idioma es tan difícil como lo era el de mi abuelo, nunca podré hablar bien con él.
—¿Y para qué quieres hablar con él? ¡Tienes a tu mejor amigo aquí! —el chico se estiró y lo sujetó por el cuello para abrazarlo.
—¡Hobi! —se quejó —¡Me vas a extrangular! —lo apartó. —Por empezar él no es tan exagerado como tú, ni tampoco grita, ni me ahorca o me escupe al hablar.
—Dijiste que él no te habla. —retrucó —Y tampoco estás describiendolo, sólo estás criticandome —se cruzó de brazos ofendido. —Aún así, no explica el porqué quieres acercarte a él, ni que te faltaran amigos.
—No lo sé, sólo me pareció super tranquilo y tierno —abultó su labio— si ves sus ojitos redonditos y su cara regondeta, también te parecería igual.
—Ah, tú y tu obsesión con lo tierno. ¿Ya dejaste de llevar perros de la calle a tu casa?
—¡Ayer metí uno bajo mi cama, pero mamá lo encontró y también lo subió a su auto para llevarlo al refugio! —dijo triste —No me gustan esos lugares, dicen que es muy solitario ahí.
—Como sea, iré en la tarde para jugar a la pelota y a conocer a tu vecino.
Jungkook observaba a su vecino, él era extraño, muy extraño.
¿Por qué empujaba a ese pobre perrito hacia dentro de su casa?
—Vamossss —insistía el pelirrojo, empujando al can por la espalda, mientras éste se resistía. —Sé un buen perro y entra a la casaaaaa.
Jeon se acercó a la cerca y se lo quedó mirando en silencio. Luego de un rato, Taehyung lo notó y en su distracción el perro pudo zafarse y salir corriendo lejos del chico loco que lo cargo por más de cinco cuadras hasta la casa.
Otra vez, sólo se quedaron mirando, hasta que el pequeño castaño sacudió su mano a modo de saludo. Fue lo que Taehyung necesitó para sonreír y acercarse a él.
—¡Hola, Jungkook! —el otro sonrió, provocando unas pequeñas arruguitas bajo sus ojos e hizo una seña con la mano. —¿Eh? —de nuevo, Jungkook hizo una seña para que lo esperara e iba a correr hacia dentro de su casa, pero Taehyung sujetó su brazo —No te vayas, ¿acaso estás mudo también? —preguntó inocentemente.
Jungkook tocó sobre su oreja de nuevo, ahora Taehyung pudo notar que algo se apoyaba detrás de ella y quedó mirando hipnótico el aparato.
—No. —pronunció el castaño, sobredaltandolo. Su voz salió dulce y baja. Taehyung quedó sorprendido.
—¡Puedes hablar! —sonrió en demasía —¡Y además sí me oíste! —Jungkook ladeó de nuevo su cabecita por el lado donde el aparato estaba.
—Yaca-si no. —está vez su voz sonó algo ahogada.
—P-Perdón, no te entendí —dijo entre nervioso y divertido. Jungkook movió sus manos otra vez —No, Jungkook, no sé qué dices. —el castaño atrapó su labio inferior entre sus dientes.
—Soy sodo. —pronunció bajo, tapándose la cara, la vergüenza invadiendolo. Bien consciente era de que no pronunciaba las palabras correctamente, pues eso le había traído muchos problemas en la primaria.
Taehyung no pudo aguantar una pequeña carcajada y Jungkook descubrió su rostro, dejando ver sus ojitos redondos y brillosos.
—Ah... Jungkook, perdón, es que... Suenas chistoso. —siguió sonriendo, hasta que las lágrimas comenzaron a caer en el rostro del otro, quien salió corriendo hacia dentro de su casa —¡Jungkook!
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