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15


A veces odiaba su sordera, pero otras más, la amaba. En especial cuando podía sacarse el aparato y no escuchar los gritos que su madre ahora le dirigía a su actual esposo. ¿Cómo era posible que hombres tan buenos accedieran por voluntad propia a casarse con esa loca mujer? Por todo, ella gritaba y se enojaba.

Ahora mismo, el regaño le llegó a Namjoon por haberse ofrecido a albergar a un niño del que ella no tenía conocimiento. Qué su casa no era guardería, ni él era quién para tener que ocuparse de los problemas de otros. Podía entender perfectamente las palabras salir de los labios de su madre.

De todos modos, no entendía porqué se había enojado tanto, Taehyung ni siquiera había aceptado. Es más, el chico había negado tan rápido la idea de viajar a Seúl que se sintió un poco mal. Incluso lo notó nervioso y al punto de la hiperventilacion. No pudo preguntar nada, ni entender su reacción. De un momento a otro, Taehyung corrió a su habitación y no salió de ahí, ni siquiera lo despidió.
No entendía nada.

Entonces volvieron, ambos, Namjoon y él, confundidos. Sí, la idea era loca y sí, su padrastro era un extraño para el pelinegro, pero tampoco era para reaccionar así.

—¡Jeon Jungkook! —la cara de su madre muy cerca de la suya, lo hizo reaccionar. —¡Estoy hablandote! —miró al rededor, Namjoon ya no estaba. Se colocó de nuevo el aparato.

"¿Qué?"

—Qué te inscribí a boxeo.

Jungkook papadeó. Ok, él seguro no oyó bien.

"¿Qué?"

—Lo que entendiste, cargas con mucha frustración dentro de ti y es una buena forma de liberarla.

"Ni loco. Ve tú ahí"

Sin más, se levantó y fue hacia su cuarto, dando por terminada la conversación. Pero claro, esta no era una discusión como las que tenía con su padre, no, esta era su madre y no dejaría que la actitud de su hijo se enfriara para hablar con él después. No. Yumi le pisaba los talones, llamándolo con furia. Incluso cuando Jungkook entró a la habitación y trató de cerrarle la puerta en la cara, ella empujó y entró sin mucho esfuerzo.

¡Largate! — se volteó a gritarle.

—¡No, niño, tú vas a escucharme! —se plantó. — ¡Yo soy tu madre!

"Dejaste ese derecho con el Jungkook de seis años"

Movió sus manos con desenfreno. Qué él haya accedido a convivir con ella o no reclamarle por el abandono, no signicaba que todo estuviera bien, no significaba que ella pudiera hablarle como quisiera.

—¡Tu padre quería criarte como un blando, dejando que el mundo te pisoteara, aguantando todo sin decir nada, ser igual de estúpido que él, y mirate! ¡Si en ese entonces te hubieras defendido como yo quería, si en ese entonces te hubieras enfrentado a esos chicos, jamás hubieras estallado a tal punto de casi matar a ese inútil! —gritó en su cara.

Ah, Jungkook quería gritar tanto, quería decir tantas cosas, quería comunicarle que no se atreviera a hablar de la crianza que su único padre le dio, pero hablar no era opción, terminaría por trabarse y las palabras no saldrían bien, y eso lo frustaria más; mover sus manos tampoco bastaría para decir las palabras tan rápido como su mente las formulaba.
Así que sólo...

¡Largate! —volvió a gritar. Estaba a punto de estallar, la idea de golpear la cara de su madre pasó por su mente y se alejó. No haría eso, jamás haría eso.

—¡No! —lo tomó por el brazo y la hizo mirarla —¡No, Jungkook! Estoy justo aquí, justo aquí. Si tienes algo que decirme, ¡dilo!. ¡¿O serás siempre una gallina hasta que todo vuelva a salirse de tus manos?!

—Quiero que te vayas, ¡quiero que te vayas! —la empujó para soltar su agarre.

—Eres tan débil que repugnas. —soltó con desprecio. Ella odiaba a la gente débil. —La gente se aprovechará de ti, se burlará de ti. Y todo porque eres un cobarde. —fue hasta la puerta, Jungkook la miraba con odio en sus ojos. —Irás a boxeo. Empezarás la semana que viene. —sentenció, saliendo y cerrando con un portazo.

Jungkook se sentó en su cama y comenzó a llorar en silencio. Odiaba todo, odiaba no saber cómo reaccionar, odiaba no atreverse a hablar, odiaba que ni siquiera se esforzaran en entenderlo, odiaba no entenderse a sí mismo.
Dio un vistazo hacia la puerta, Taehyung no aparecería por ahí para hacerle compañía y odió sentirse solo. Odió sentirse abandonado. Odió a Taehyung por haberse negado.

Se dejó caer en la cama y lloró más.

—Jungkook... —se sentó de golpe al ver a su hermana entrar y secó rápidamente sus lágrimas, sonriendo para ella. Yongsun hizo una mueca con los labios y entró cerrando la puerta, acercándose a su hermano mayor. — Puedes llorar si quieres, yo sólo quería darte un abrazo... —la seisañera se subió a la cama y lo abrazó. Jungkook no lloró de nuevo, sólo devolvió el abrazo.

Bueno, tal vez no estaba solo del todo. Tal vez su madre sí supo hacer algo bien.














Sikhyung llegó del trabajo y encontró la casa en total silencio.
Hacía casi una semana que aquel par de extraños los había visitado y Taehyung no había sido el mismo. No para mal, de hecho, no había tenido que llamarle la atención a su hijo para nada, el muchacho se cocinaba solo, limpiaba la casa, estudiaba y llegaba puntual. No supo porqué ese cambio, ¿tal vez esperaba una mejor convivencia después de que él había ofrecido dárselo a alguien más?

Al entrar por el pasillo, se encontró a Yeontan en la puerta del baño. El can alzó la vista y fue corriendo hacia él con ladridos. —¿Qué quieres? Espero que no hayas ensuciado adentro. —el perro comenzó a morder su pantalón y tironear de él. —Yeontan, te estás ganando una patada en el hocico, chico. ¿Cuál es el problema?

Si el perro pudiera hablar, le hubiera dicho "No sé, tal vez estoy tratando de que me sigas, imbecil"

Bueno, así lo hizo. Yeontan corrió hacia el baño y rasguñó la puerta. —Ni loco, chico. Ve a hacer tus porquerias afuera. —empujó con el pie, mas el perro insistió. —Si no hay oro dentro del baño, te voy a matar. ¿Dónde rayos está tu dueño? —miró alrededor, la puerta de Taehyung estaba abierta y no se lo veía adentro. Seguro su hijo no estaba en la casa, claro, era mucho milagro que se siguiera portando bien.

Yeontan ladró de nuevo junto al baño en plan "me temo que debo insistir" y Sikhyung suspiró rendido. Fue hacia la puerta y trató de abrirla pero estaba cerrada. —¿Taehyung, estás dentro? —golpeó — ¿Taehyung? —golpeó — Más vale que no me estés ignorando — aunque era raro, Taehyung siempre contestaba a su llamado, sea para responder o para hacerse el gracioso. —¡Kim Taehyung! ¡Estoy jodidamente hablando contigo! —gritó empujando la puerta. —¡¡Taehyung!! —un deje de susto surgió en su voz, y Yeontan comenzó a ladrar. Sikhyung empezó a topar la superficie —¡¡Taehyung!! —un poco más y la vieja puerta cedió, dejándolo entrar.

El perro no tardó nada en ir junto a su dueño. Se paró sobre la tina y lamió la sangre en sus muñecas.
El hombre quedó estático mirando la escena. ¿Qué debía hacer? Jamás había visto algo como eso.

Taehyung alzó la vista con los párpados notablemente cansados, estaba pálido, dentro de la tina, apoyado en el respaldo, sus brazos fuera de ésta y la sangre cayendo al suelo como arena que cae dentro del reloj.

—A-Acabo de hacer una estupidez... —susurró antes de que su cabeza cayera completamente sobre la superficie, perdiendo la conciencia.

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