14
Jamás quiso aceptar, jamás quiso entender, ya no quería saber si lo que vivía era real o no, simplemente vivía.
¿Su madre lo entendería? Sabía que sí. Pero algo que jamás quiso, fue llorar frente a Jungkook, fue algo que no pudo evitar. Verlo ahí, después de tanto tiempo sin tenerlo para abrazarlo, lo golpeó más fuerte de lo que su padre alguna vez lo llegó a golpear.
Jungkook no estaba físicamente y se acostumbró a eso. Su madre tampoco lo acompañaba ahora y se acostumbró a eso. Comparar la compañía que ambos representaron en su momento le fue inevitable y se convenció: si Jungkook se fue y pude con ello, también podré con esto. Pero verlo ahí parado, verlo volver en carne y hueso, tenerlo en frente, básicamente le estaba diciendo que era distinto, que la situación no era la misma. El que Jungkook volviera, no garantizaba que su madre lo hiciera, porque a diferencia de Jungkook, ella estaba muerta.
Ella no aparecería frente a él.
"Te tengo aquí conmigo"
Eso le dijo a Jungkook, deseando habérselo dicho a su mamá.
—No te vayas, por favor. —lo abrazó aún más. —Por favor... Por favor.
Jungkook respiró pesado, también quería llorar, pero quería ser fuerte para Taehyung. Él sabía lo de su madre, y Hoseok le había dicho que no había llorado siquiera una vez, ¿qué era ésto entonces?
—¿Qué hago? —miró a Namjoon esperando una respuesta.
—Espera aquí, por favor. —pidió el pelivioleta, adentrandose a la sala, donde el padre de Taehyung miraba la tele, fruncia el ceño y se lo veía pensativo. —Con permiso. —se acercó al sillón y el hombre alzó la vista con una ceja alzada, para luego volver a mirar la tele, sin prestar verdadera atención a lo que ahí se mostraba.
Namjoon estaba a punto de hablar cuando Sikhyung lo hizo primero.
—Él está llorando. —afirmó. — Taehyung no ha llorado desde que llegó aquí. —frotó su cara. —En serio detesto a ese niño.
—¿Disculpe? — Namjoon se removió molesto en su lugar. Para él, un hijo era lo más maravilloso que la vida podía darle. No podía creer que éste hombre dijera algo así de su propio hijo.
Sikhyung lo miró —Lo detesto, jamás lo deseé, jamás lo quise.
—¿Cómo puedes-
—Por eso los dejé. Me fui de casa cuando él tenía seis, ¿y sabes qué? —rió — Su madre lloraba y me rogaba que yo me quedara. Con la cabeza rota me pedía por favor que no los dejara. —Namjoon escuchaba, estaba entre furioso y confundido. La bruta honestidad de ese hombre y la libre expresión que manifestaba lo tenía entre la decisión de golpearle la cara (lo cual no era una buena opción), o seguir escuchándolo. —Pero él, él sonría cómo si yo le hubiera dado la mejor noticia del mundo.
—No me sorprende. —susurró.
—Taehyung me quería —Namjoon frunció el ceño, ni de broma. No podía creer eso. —me di cuenta de que así era, pues a pesar de todo, él me seguía para todos lados y era cariñoso conmigo, pero yo era peligroso para él. Mas era más listo que su madre. — asintió — Aunque me quisiera, ese niño sabía incluso que su mejor opción era que yo los dejara. —suspiró — Entonces supe que el mejor regalo que podía hacerle, era desaparecer de su vida. —Namjoon lo miró con melancolía, ya no sabía qué tan cierto era eso de que no lo quisiera, ¿por qué tomaría la decisión de alejarse sino? — ¿Por qué tuvo que aparecer de nuevo? —volvió a cubrir su cara, lanzando un suspiro cansado.
—¿Alguna vez intentasté ser el padre que él se merece? —preguntó después de un silencio.
—Lo estaba intentando... —habló bajo —Pero algunas personas simplemente no nacen para ser padres. —descubrió su cara. —No lo quiero aquí, no lo quiero conmigo, pero tampoco quiero que creezca en un hogar, entonces, no nos queda de otra más que aguantarnos.
Namjoon sabía que no debía decirlo, sabía que no era su obligación o siquiera tenía el derecho, pero sentía que ninguna persona merecía crecer sin amor, y si ese hombre se atrevía a tratarlo así frente a los demás, ¿qué quedaba para Taehyung cuando estaban a solas?
—Puedo llevarme a Taehyung.
Aún en el suelo del pasillo, Taehyung se aferraba a Jungkook, quien lo abrazaba y hamacaba en un suave vaivén, mientras tarareaba con dulce voz. El pelinegro ya no lloraba, simplemente estaba hipnotizado por el cantar. Jungkook tenía tan dulce voz, era una pena que nuca la quisiera usar.
—Te extrañé...—susurró.
—¿Mh? -detuvo su cantar al sentir la vibracion que la voz de Taehyung produjo en su pecho.
—Qué me gustas. —susurró de nuevo, escondiendo su cara en el pecho del castaño.
Jungkook sujetó su rostro e inclinó la cabeza hacia su lado derecho para oírlo mejor y observó los labios de Taehyung para poder descifrar lo que decía.
—¿Cómo? —sonrió, esperando que Taehyung no se enojara por su insistencia.
Taehyung lo miró a los ojos, quería decirlo, quería, pero no se atrevía. Si lo decía y a Jungkook le resultaba extraño, no podría soportar el inevitable alejamiento que luego se provocaría por la incomodidad. Así que sólo sonrió en respuesta. Una sonrisa perfecta y cuadrada, que Jungkook encontró demasiado bonita, por lo que sin pensarselo dos veces, acercó la cabeza de Taehyung aún más y se inclinó hacia su rostro, dejando un beso sobre su frente. Taehyung aspiró aire, totalmente sorprendido. Usualmente, era él quién demostraba afecto y Jungkook sólo se dejaba. Pero ahora estaba sintiendo sus labios sobre su piel y no pudo hacer más que cerrar sus ojos y relajarse en las manos del menor.
—¡Taehyung! — pero claro, lo bueno dura poco.
Su padre lo llamó desde la sala e inevitablemente tuvieron que separarse.
—¡Ya voy! —devolvió el grito, mirando hacia la sala y volvió la vista Jungkook — Ya vuelvo. —se levantó de prisa y corrió hasta donde su padre.
Jungkook quedó sentado en el suelo con expresión triste.
—Te oí...
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