10
Otro mes había pasado y todo resultaba normal.
Jungkook iba bien en su nueva escuela, tenía algunos amigos, la convivencia era menos incomoda con su madre y Namjoon se había vuelto un buen amigo junto con su hermana.
También su padre lo visitó un par de veces, pero siempre mantenían contacto con teléfono; al igual que con Jimin, quién convenció a su madre de que Jungkook no era el delincuente que se rumoreaba.
Pero algo andaba mal, algo sí iba muy mal, hacía una semana y media que Taehyung ya no hablaba o siquiera contestaba sus mensajes.
Él no tenía el número de Hoseok y tampoco quería parecer desesperado buscándolo por las redes sociales. También sabía que Jimin no se llevaba muy bien con el pelinaranja, pues a los dos días de no tener noticias del chico, le preguntó y Park se negó a hablar de él, aún así, aprovecharía esta videollamada para preguntarle.
— Y entonces le dije... ¿Oh? — el rubio dejó de hablar cuando notó que Jungkook le hizo una seña de pausa — ¿Qué pasa, Kook?
"¿Sabes si Taehyung está bien?"
— ¿Taehyung? — carraspeó y desvió la mirada — Ya te dije que no quiero hablar de eso.
— ¿De eso?
— Digo, de él.. Ya, qué sé yo. — miró la pantalla — Mira, es tarde, ¿sí? Hablamos mañana.
— ¡No, no! — sacudió la pantalla de su celular — No te vayas, Taehyung-
— ¡Basta ya! — lo interrumpió en un grito — ¡Es molesto eso, ya basta! — Jungkook expandió la mirada, pues Jimin muy pocas veces reaccionaba así con él. — ¿Te das cuenta de lo que haces? — lanzó una risa cansada — Hablas conmigo por medio de señas, pero al momento de preguntar o de hablar sobre el estúpido de Taehyung sí usas tu voz. ¡Qué injusto! ¿Por qué? — explotó el rubio. — Si puedes hablar, ¿por qué no lo haces?
Jungkook frunció el ceño "Sabes que mi voz no sale muy bien y no pronuncio todas las palabras correctamente, me trabo y a veces me confundo al-
— ¡Para ya! Para ya Jungkook. — volvió a interrumpir. — Soy consciente de que hablas muy bien ahora, es decir, entiendo que de niño eso sí te pasara y estaba bien en ese entonces que no usaras tu voz porque ella salía mal, pero ya no es así y-
— Es por eso que no lo hago. — ahora el castaño interrumpió.
— ¿Qué cosa?
— Cuando era niño... — "Cuando era niño, nadie quería escucharme hablar, decían que no se me entendía, que intentara comunicarme de otra manera" hizo una pausa.
— Es porque no podías hacerlo en ese entonces, pero ahora sabes, ahora puedes hacerlo con cualquiera, hablar como cualquier persona normal y-
— No, normal, yo soy normal. Tu hermana es normal.
Jimin suspiró — Mi hermana usa su voz también, ella nunca tuvo ese problema, ella-
— Ella no nació sorda. Siempre escuchó correctamente cada palabra.
— Eso no importa, y este tampoco es un concurso para ver quién es más miserable o porqué. Sólo no me hagas a un lado, no me trates diferente que a Taehyung. Puedes usar tu voz conmigo también.
"No quiero" se negó.
— ¿Y por qué no conmigo?
Jungkook negó con la cabeza — Sólo no me gusta hablar — mintió, bien sabía la razón por la cuál sí usaba su voz con su padre, su hermana y Taehyung.
Ellos le habían dicho que su voz era bonita, y aunque fuera algo tonto o insignificante para muchos, para alguien al que siempre le decían que se mantuviera callado si no podía hablar correctamente o incluso lo acosaban por eso, era mucho.
Y por más que quisiera mucho a Jimin y le tuviera mucha confianza, no le diría eso a él; la gente como él no entendería. Lo que para muchos era poco, para Jungkook significa todo.
— Como sea, debo irme. Hasta mañana Jungkook — sin esperar respuesta, apagó la comunicación.
Jungkook suspiró largo y se tiró en su cama. ¿Cómo haría para saber sobre Taehyung? Hoseok era el único contacto que le quedaba, pero no quería molestarlo; quizás Taehyung simplemente se cansó de él y no quería poner al pelinegro en una situación incomoda.
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Taehyung tenía la esperanza de que, tal vez, su padre había cambiado con estos años, pero dicen que quién vive de esperanzas, muere de hambre.
Lo supo a la segunda bofetada.
— ¡Esta es mi casa y debes respetar los horarios, ¿Oíste bien?! — gritó el hombre que lo esperaba en la entrada.
El pelinaranja bajó la mirada. Se abrazaba a sí mismo, procurando cerrar por completo su enorme abrigo. Su padre no debía saberlo — Sí, señor, es que hacía días no veía a Hoseok y-
— ¡¿Te pedí explicaciones acaso? ¿Sabes lo preocupado que me tenías?! — lo tomó del brazo y prácticamente lo empujó hacia dentro. — ¡A demás, mañana trabajo temprano, no tengo tiempo para andar lidiando con tus estupideces de adolescentes!
— Perdón, tiene razón, señor.
— Ve a tu cuarto y no salgas hasta la mañana. — señaló, a lo que Taehyung obedeció rápidamente.
Entró a su habitación y cerró la puerta.
Se arrodilló en el suelo y abrió su abrigo, sacando de él a un pequeño perrito.
Sonrió, pues lo había encontrado dentro de una caja, cerca del basurero junto a otros dos cachorros, mas éstos se hallaban ya sin vida, había llegado tarde.
Apoyó al can en el piso, temblaba y estaba flaquito. — Te daré un baño y luego comeremos algo. Espera aquí. — se levantó y salió de la habitación hacia la sala, donde su padre acababa de apagar la televisión, dispuesto a irse a dormir. Éste lo miró con enfado al verlo en la entrada.
— ¿No fui lo suficientemente claro, Taehyung?
— Sí, señor, pero ¿podría comer algo y darme una ducha antes de dormir? — rascó su brazo.
— No, te perdiste la cena porque quisiste. Puedes darte un baño, pero nada más. Yo ya iré a la cama, así que no te tardes.
— Por favor — dio un paso hacia él — Por favor, papá, yo sé que me saltee la cena, pero en serio tengo hambre.
El mayor suspiró y negó con la cabeza — ¿Pero qué ha hecho tu madre contigo, eh? Eres un caprichoso que no oye. — gruñó — Come lo que quieras, date un baño y después a la cama. Pero escuchame bien, si llegas a despertarme con algún ruido, te daré una paliza. — advirtió.
— ¡Seré silencioso! ¡Muchas gracias, papá! — sonrió cuadrado.
El señor Kim sonrió de lado — Eh, tienes mi sonrisa — lo miró serio y fijo — Nada de ruido, debo levantarme temprano. — se dio la vuelta y desapareció por el pasillo.
Rápidamente Taehyung fue a la heladera y sacó la carne y papas que habían sobrado, tomó un tazón y un vaso junto con una botella de agua. Salió corriendo hasta su habitación y entró, cerrando la puerta. El perrito seguía quieto como soldado mirándolo.
— Aquí traje, bebé — dejó el plato sobre el suelo y el perro rápidamente empezó a comer, apoyó el tazón y sirvió agua en él, también en su vaso — Hey, hey, que eso también es para mí — advirtió, tomando una de las carnes con la mano y dándole un gran mordisco — ¡Mmmhh! Esto está rico, ¿no crees? — el perro ni lo miró y siguió comiendo — Lo está, aunque mamá cocinaba mejor... Te juro que cocinaba mejor — secó sus lágrimas con su antebrazo y siguió comiendo.
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