Y Así se estuvieron viendo ambas chicas, durante tres meses seguidos.

Dolores y Mirabel se habían vuelto grandes amigas, aunque Mirabel aun no sabía la identidad de aquella chica que le había ayudado todo este tiempo.

Pues Dolores había logrado lo prometido, hacer que Mirabel pierda su timidez, y gracias a ello, Mirabel se sentía más segura de sí misma, y sentía que si volvía a tener otra oportunidad no fracasaría.

Dolores por su parte, pensó que ya era tiempo de mostrar su verdadera identidad, pues ella ya tenía esa confianza que buscaba en Mirabel.

Hoy era una noche clara, había estrellas alrededor de todo el cielo, lo que daba una vista maravillosa del lugar, sin contar el suave viento que recorría por el lugar, moviendo el cabello de las chicas.

Ambas se encontraban ahí, a la espalda de la otra, separadas por un árbol.

Dolores- creo que ya estas lista para volverlo a intentar, estoy orgullosa de ti, Mirabel

Mirabel- gracias de verdad, me diste una seguridad que había perdido hace tiempo

Dolores- me alegro

Mirabel- eres la mejor persona que pudo cruzarse en mi vida, mi gran amiga

Dolores- y si- exclamo en voz baja

Mirabel- ¿sucede algo?

Dolores- ¿ya viste el cielo?, hay muchas estrellas, pero la luna es lo que más destaca en todo lo que observamos

Mirabel- así es

Dolores- La luna esta hermosa hoy

Mirabel- estoy en paz

Dolores al escuchar esto se quedó sorprendida, ¿Mirabel estaba aceptando su declaración de amor?

Antes de que pudiera continuar pensando, Mirabel se levantó  del piso, para acercarse a Dolores.

Todo este tiempo estuvieron separadas por un árbol, pero eso se acabaría ahora.

Mirabel se acercó y se sentó en frente de Dolores, para luego quitarle la capucha que llevaba y así poder descubrir su rostro.

Una vez echa esta acción, ambas jóvenes se miraban a los ojos fijamente.