Capítulo 8
°^La consejera^°
La disputa no había terminado en ese callejón, y los gritos de ambos ponis lograba captar la atención de los que iban pasando por ahí. Aparte de ellos, Sprout y Izzy se habían alejado lo suficiente quedando completamente en privado. Mientras que el drama continuaba.
—¡Hitch!. — Grito Sunny.
— Espera linda. — La apartó. — Y déjame decirte algo. — Apunto con su casco. — A nadie le importan los tenis.
— Al igual que a nadie le importa una estúpida medalla de metal pintado en dorado.
— ¡Retractate!. — Ofendido. — Está medalla es de oro puro.
— Metela en cloro y veamos si no mientes.
— Trae tus tenis. Seguro más de un par es pirata.
— Ahora si. — pasó en medio de las dos pegasos. — ¡Voy a partirte tu mandarina en gajos!.
Y sin pensar dos veces. Aquel pegaso se había avalanzado hacia el sheriff, juntos rodaron un poco hasta llegar ya en medio de las vías del ferrocarril, ambos ponis comenzaron a golpearse de una manera muy extraña, ambos eran exactamente lo mismo. Distintos trabajos mismos ideales, así que ninguno quiso hacerte daño, aún cuando su enojo estaba presente.
Hitch, uso a sus compañeros criaturas. Les ordenó distraerlo. Las dos gaviotas comenzaron a picarlo, uno en la cabeza y otro en su espalda, mientras que el cangrejo usando sus pinzas las uso en un lugar. Cosa que solo se aguanto el grito de dolor, mientras los ponis que estaban al rededor solo hicieron un: ¡uuuhhhff!
— Esto, están ridículo. — Dijo la pegaso de color blanco.
— Bromeas hermana. Es como ver una comedia. — Decía Pipp, mientras transmitía la pela.
— Tenemos que pararlos. — Hablo Sunny. — Por que si no, tardarían días para que lleguen a los golpes de verdad.
Mientras la pareja de ponis hacia el ridículo en la plaza. Dos ponis estaban hablando de manera tranquila, aún cuando escuchaban los gritos. Izzy estaba sentada enfrente de Sprout, quien desde que llegaron se mantenía en silencio.
— ¿Puedo preguntar algo?. — Dijo Sprout.
— Que no sea tu futuro. — Decía la chica. — Por que seria aburrido saberlo. Jajaja. — Reía para sí misma.
— No. Yo no quería preguntar eso. — Mirando la corona de flores que hacía la unicornio. — Por que estamos aquí.
— Fácil. — Terminando su corona. — Vi que tú aura comenzaba a apagarse.
— Supongo que eso tiene sentido de algún modo. — Confundido.
— ¡Termine!. — Grito emocionada, y con delicadeza colocaba la corona sobre Sprout. — Te vez hermoso. — Sonreía.
— Muchas gracias. — Poniéndose de pie. — Pero si sólo era para esto. Yo mejor me iré.
— Espera. — Sujeto a Sprout. — Quiero que te quedes aquí.
— Pero mis amigos están...
— Escucha. — Más seria. — No quiero que los veas así. — Levantándose para estar a la altura de Sprout. — Vi como poco a poco tu aura se estaba apagando. Conozco ese sentimiento, pero lo mejor. Es que no te metas por ahora.
— Puedo entenderte. Pero... No puedo dejarlos así.
— Se que duele un poco. — Sujetando una flor. — Pero no crees que es hora de decidir.
Fue lo que dijo la chica. Luego comenzar a caminar hacia adelante, seguido por Sprout quien se encontraba ahora más curioso por lo que decía la unicornio.
— ¿A que te refieres con eso?.
— Bueno. — Mirando la cartelera del cine. — cuando te vi por primera vez, tu aura era de un color amarillo. Ahora que te he vuelto a ver es de color verde.
— Sabes perfectamente que no te entiendo. — Decía mientras caminaba al lado de la chica. — ¿Qué es el aura?.
— Bueno como te lo explico. — Pensó un poco la chica. — Dime, tienes algún juguete favorito.
— Bueno. — Avergonzado. — Está mi peluche de oso Teddy.
— ¿Es de algún color en especial?.
— Es de color naranja. Pero. ¿Qué tiene que ver eso con el aura?.
— Fácil. Tu aura es por así decirlo tu felicidad. — Dijo la chica. — Está cambia de color, cuando estás con algo que quieres mucho.
— Entonces. Si yo quiero mucho a mi osito, ¿esta será naranja?. — Preguntó.
— ¡Correcto!. — Aplaudió la unicornio. — Pero ahora, tú eres el problema de dos de tus amigos.
— Ahora yo tengo la culpa. — Se sorprendió Sprout.
Ambos ponis estaban llegando a donde estaban los ponis reunidos al rededor de ver la pelea. Ambos se habrían paso entre medio de los demás hasta llegar al frente, y ver a un poni terrestre y un pegaso completamente llenos de polvo y unos cuantos moretones. Sprout al ver la escena sintió un poco de culpa, pero no podía evitarlo y a la vez sintió diversión al ver en la manera que estaban peleando.
— Adivina qué lindo. — Hablo nuevamente Izzy.
— ¿Qué?. — Contesto Sprout.
— El aura de ambos es de color rojo.
— ¡Qué!. — dijo completamente sorprendido. — Eso es imposible. — Entendido ahora los comentarios de la unicornio.
— Tienes que creerme. — Mirando la escena mientras hacía caras, por qué seguro los golpes debían de doler. — Lograste cautivar por completo dos corazones.
— Querida. — Dijo Sprout. — Creo que estás muy equivocada.
— Bueno. Si no me crees. — reto la unicornio. — Diles que paren, y si ambos se detienen, yo gano.
— ¿Y si no lo hacen?. — contesto Sprout.
— Usaré el trozo de papel que me dio Pipp. Y te comprare todos los batidos que quieras, por una semana.
— Trato. — dijo Sprout extendiendo su casco.
— Está bien. — Correspondió la unicornio.
Y sin perder más tiempo. El poni de cejas grandes se acercaba lentamente a ambos chicos que aún seguían golpeándose. Por alguna razón este estaba nervioso, no sabía cómo acercarse.
— ¡Chicos!.
Hablo Sprout, intentando llamar su atención, pero ambos estaban más concentrado en derribar al otro. Sprout volteó a ver a la unicornio, quien lo saludaba desde la multitud, y con aquella sonrisa partícular que tenía, le dio la confianza que necesitaba. Sprout le devolvió la sonrisa y ya más decidido se acercó a ambos.
— ¡Escuchen los dos. Ambos tie....
Sprout fue interrumpido cuando un golpe suelto llegó hasta su rostro. Haciéndolo caer inconsciente. Pero la multitud a su al rededor hicieron una mueca de dolor.
— Eso tuvo que dolor.
Se escucho decir a alguien que estaba por ahí. Un silencio se apoderó del lugar, Hitch y Thunder fueron directo hacia el. Sprout estaba completamente inconsciente, aquel golpe había sido el primero que iba con intención de hacer daño. Pero Hitch no imagino que el que iba a recibir el golpe era aquel poni de cejas grandes.
— ¡Viste lo que hiciste salvaje!. — Grito Thunder.
— ¡Yo!. — Molesto contesto Hitch. — ¡Vete al cuerno demente!.
Hitch se acercó al cuerpo de Sprout, y con delicadeza levantó su cabeza.
— Sprout. — quitando el polvo del rostro de Sprout. — Lo lamentó.
— ¡Chicos!. — Sunny se acercó. — Estará bien Hitch. — Mirando a su amigo. — Pipp, Zipp. Podrían llevar a Sprout a un hospital en zephyr heights.
— ¿Qué?. — Contestaron Hitch y Thunder.
— A la orden Sunny.
Dijo Zipp. Y con total delicadeza tomo a Sprout, pero con ayuda de la magia de Izzy lo coloco en la espalda de la chica. Y junto a su hermana emprendieron vuelo. Thunder estaba por despegar también, pero la magia de la unicornio no lo dejo volar.
— ¡Déjame ir!. — Ordenó el Pegaso.
— ¡No!. — dijo una Sunny completamente molesta. — Tanto tú, como Hitch se quedarán aquí. Y les prohíbo que se acerquen a Sprout.
— ¿Y quién se supone que eres tú?. — dijo amenazante.
Sunny por su lado no dijo absolutamente nada. Y cerrando sus ojos, de la chica un brillo comenzó a emerger. Dejando ver que el Pegaso pudiera ver sus alas, al igual que su cuerno de color dorado. Este simplemente se quedó en completo silencio.
— Rob. — Hablo Sunny.
— Si. — contesto el poni acercándose a Sunny.
— Lleva a este Pegaso y Hitch hasta la comisaría. Quiero que estén encerrados por al menos 24h.
— Está bien mi comandante.
— Sunny no puedes hacer esto. — Se acercó Hitch. — Yo soy el sheriff.
Pero al terminar la frase. La medalla de Hitch comenzó a levitar hasta quedar en la alforja de Rob. Quien sorprendido la miro.
— Ahora la medalla la tiene Rob. Así que sin más. Quiero que se queden aquí. Mientras vemos si Sprout sigue bien.
— Sunny. — Se acercó Hicth. — No hagas esto.
— Hitch. — Miro a su amigo. — Se que te sientes mal. Pero ahora, ayudas más obedeciendo.
Y sin decir más. Sunny se acercó a su amiga para que esta pudiera subir a su espalda y juntas llegar rápido hasta zephyr heights. Hitch se encontraba completamente deprimido, pero Rob se puso al lado del oficial. Y sin dejarlo hablar, este camino en dirección a la comisaría, seguido por Thunder. Quien se encontraba molesto, pero también preocupado.
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