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Capítulo 3

°^Desilusión redonda ^°

Horas habían pasado desde el incómodo momento en la comisaría. Sprout se encontraba de alguna manera atónito con el solo movimiento de alguno de los dos. Se hubiera formado u beso.

—¡Fuera del camino!.

Grito un poni arriba de una patineta. Sprout no supo de donde había provenido el grito, así que solo decidió aceptar el golpe, pero este nunca llegó. Gracias a que una unicornio de pelaje morado había interrumpido con su magia, y con mucho cuidado colocó al poni terrestre un poco alejado.

— Por poco y te conviertes en un pino de bolos. — Decía con una sonrisa la unicornio Izzy.

— Muchas gracias. Supongo.

— Bueno. Adiós.

Se despidió la quien caminaba de una manera divertida por las calles. Fue en ese momento que una idea había pasado por la cabeza del potro. Y sin perder nada de tiempo este se colocó enfrente de ella.

— Necesito de tu ayuda púrpura.

— Nadie me había llamado púrpura antes. — Se cuestionó Izzy. — Es como un nombre de amigo. Si yo soy púrpura ¿puedo decirte rojito?.

— Si como sea. — alterado. — Podrías por favor comprarme una pizza de aquel edificio.

— ¡Claro que sí!. — saltaba de emoción.

— Pero antes. — Deteniendo a la chica. — No tienes que decir que la pizza es mía.

— Pero yo no quiero pizza.

— Es que no es tuya. Te pido ayuda por qué todos aquí me odian y ya ¡tengo dos semanas sin poder comer pizza!. — Gimió molesto Sprout.

— Tranquilo niño.

Trataba de calmar la unicornio a Sprout pasando uno de sus cascos sobre la mejilla potro, quien solo mantuvo sus ojos entre cerrados mientras en su me te trataba de contar hasta el 100. Método que vio en una revista de su madre para poder relajarse.

— Escucha. — Hablo Sprout con una voz más tranquila. — Quiero que compres la comida y digas que es para la comisaría.

— Está bien. No tardaré, saldré de esa tienda antes de que diga. Pegaso volador.

Dijo la chica corriendo hasta la tienda y entrar como si la fuera a asaltar. Pero por alguna razón ver esa escena había divertido a Sprout, quien comenzó a reír en voz baja. Y en un acto de valentía se dispuso a ir a la comisaría y poder hablar con el potro que estaba provocándole sentimientos extraños.

Sprout no se había alejado mucho, más bien casi nada ya que estaba a tan solo quince pasos del lugar.

— Solo trata de hablar de manera normal. Es tu amigo y lo que paso solo fue un accidente.

Sprout intentaba calmarse, pero de alguna manera no funcionaba, su cuerpo temblaba. Pero a medida que caminaba a medio galope junto a ponis que fingían ser invisibles o le lanzaban miradas repugnantes. Cosa que después de dos semanas Sprout ya sabía cómo ignorarlas. 

Una voz a su espaldas llamo sus tención, era su encargo. Y de su bolsa saco una pequeña bolsita con dinero, así pagarle el favor que le había hecho la unicornio. Pero esta solo se negó, y sin decir más dejo al poni con la caja de pizza en su pata. Así que sin decirle nada más. Sprout se abrió camino hacia la oficina y dejó la caja de pizza en el escritorio del ayudante; no, el escritorio del asistente . Su corazón se disparó cuando miró hacia un lado y vio a Hitch en el escritorio del sheriff, pero antes de que pudiera decir algo, Hitch apartó su mirada. Estaba más que claro que aún le afectó lo que había pasado.

— Traje pizza.

Trato de roer el hielo el poni de color rojo. En su mirada estaba una sonrisa nerviosa, ya que esperaba alguna respuesta de Hitch.

— ¿Enserio?. — Fue la respuesta de Hitch. — Sabes que la pizza hará que te vuelvas obeso.

— ¡Ya se!. — Dijo completamente harto Sprout.

Aquel comentario lo había molestado en verdad. No era la única vez que escuchaba ese comentario. Pero al ver el rostro serio de Hitch. Sprout solo agachó la cabeza y se dirigió a su escritorio.

— Solo quería compartir una pizza, como los viejos tiempos. — Sonriendo. —Espero no haberte enojado.

— No estoy para nada molesto.

Contesto Hitch. Mientras caminaba hasta quedar a un lado de su amigo. Quien solo se alejó un poco para que el potro amarillo no se incomodara al hablar.

— Escucha. Lo que pasó hace unos momentos hay que olvidarlo. — Colocando una de sus patas en el hombro de Sprout. — ¿Aún somos amigos?.

— Claro que sí.

Contesto alegre Sprout, tomando una  las pizzas y dándole un mordisco, cosa que sólo hizo reír a Hicth quien lo acompañó a comer al menos un trozo de la pizza de queso con hongos con piñas.

Hitch la comió sin quejarse, pero lo era divertido ver cómo su amigo rojo estaba completamente molesto, ya que de seguro los que le vendieron la pizza no le pusieron los ingredientes que pidió solo por molestarlo. Ahora estaba presenciando a un poni quitando cada trozo de piña de su rebana y de las siguientes que se comería en un futuro.

Hitch se enderezó y respiró hondo, intentando llenarse de confianza para pedirle a Sprout un pequeño favor. mientras llenaba sus pulmones. Solo lo dijo.

 — ¡Voy a tener una cita esta noche y necesito que vigiles la oficina mientras estoy fuera!

El mundo pareció quedarse quieto. La expresión de molestia de Sprout aún permanecía en su rostro mientras procesaba lo que Hitch acababa de decir. Cuando finalmente se dio cuenta,  vaciló por un momento antes de que una sonrisa cínica y un poco hipócrita aparcería.

— ¿Oh, en serio? ¡Eso es genial! ¿Con quién vas a tener una cita?. — Habló con los dientes apretados, amortiguando un poco su voz.

Hitch intentó adoptar una expresión de suficiencia, pero su rubor comenzaba a ser más evidente y obvio. 

— Es Emerald. Me invitó a salir, estaba patrullando ayer. Y para ser honesto, en el fondo de mi mente, creo es un poco atractiva. ¿Tu qué opinas?

— Nada.

Dijo ahora de manera seca y un poco enojado. Hitch noto ese tono en su voz así que lo único que hizo fue alejarse del escritorio de Sprout mientras miraba el resto de la pizza.

— ¿Hay algo de papeleo esta noche?.

— Un poco. Pero no es nada que yo pueda hacer en unas horas.

— Lo haré yo. Quiero estar haciendo algo mientras que espero que regreses.

— ¿Seguro?. — preguntó Hitch de manera dudosa. — Eso es nuevo de tu parte.

— Bueno entonces no lo haré. — Contesto molesto.

Hitch no estaba para nada asombrado por los cambios de humor de su amigo, incluso estaba acostumbrado tanto a el, que no le sorprendía por qué estaba molesto. Seguro su amigo había hecho planes con algún videojuego, oh una serie nueva y se la va a perder, pero como es orgulloso no le dirá absolutamente nada.

— Me tengo que ir. — Hablo Hitch, dirigiéndose a su escritorio. Tomando algunas cosas y guardándolo en su alforja. — Por favor solo prométeme que no causarás otra guerra.

— No.

— Sprout. — Decía ya un poco irritado por la actitud infantil de su amigo.

— Solo vete.

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