Es un nuevo día, el sol volvió a salir resplandeciendo el cielo, los árboles danza a donde el viento los lleve, mi energía es refrescante, y hermosa. Ahora me doy cuenta que pase tanto día hundida en el dolor, en la miseria, perdí momentos, perdí tiempo en cada lagrima que broto de mis ojos, y aun así aquí estoy, nunca deje de rendirme, nunca quise pensar que sería tarde para mostrarme al mundo, y ahora estoy preparadísima hasta para las peores cosas, porque estoy libre y satisfecha conmigo misma.

Es momento de crecer y que las personas escuchen mi voz, quiero transmitirles a través de mis canciones que no están solos, que se lo que sienten, que los comprendo. Yo encontraba consuelo cada vez que escuchaba la música llenar mis oídos y se sentía real el sentimiento. Hay muchas personas que tal vez sienten lo mismo, y de mi parte quiero darles tode de mi a través de mi música.

En fin, quiero hacer mi primera presentación, pero primero tengo que promocionar el lugar, es por eso que Lau se encargara de las invitaciones, saldremos a las calles y distribuiremos lo más que podamos la voz. Además de que también creara invitaciones digitalmente, y obviamente la entrada será totalmente gratis, ya que es mi primera vez y no queremos que las personas paguen y después de escucharme cantar no les guste como lo hago.

Estoy realmente emocionada por esta nueva etapa de mi vida, por las nuevas aventuras que experimentare. Siento como mi celular vibra en la parte delantera de mi pantalón indicando que ha llegado un nuevo mensaje, lo reviso y me doy cuenta que es Lau que acaba de mandar las invitaciones digitales y comunicando que ya viene hacia acá: Moonlight.

Estoy solo con la compañía de los empleados contratados porque Nolan no pudo venir ya que tiene un compromiso en la empresa de su padre. Después de una hora, Lau aparece por la entrada caminando de forma sensual, como siempre. Lleva un vestido suelto de color, unos tacones negros, y su pelo cobrizo lo lleva liso hacia atrás. Mi amiga siempre se ve hermosa. Sonrió con solo verla.

—Quita esa sonrisa, que cuando caminemos por todas las calles de Madrid y sientas tus piernas desfallecer, estarás totalmente sin ganas de nada — Dice llegando hacia mi lado.

—Te diría que estoy preocupada, pero te estaría mintiendo —Respondo y miro hacia sus tacones — En todo caso, la que caerá en medio de la plaza central pidiendo agua será otra, ya que con eso que llevas, yo si estaría preocupada.

Ella entiende perfectamente lo que digo, y con un suspiro agotado dice:

—Supongo que tienes razón —Contesta —En fin, he traído las invitaciones que entregaremos.

Empieza a rebuscar en su cartera, algunas veces he encontrado hasta un panecillo del día anterior, esa cartera contiene muchas cosas que muchos quedarían con la boca abierta. Después de un momento se posiciona en la silla frente a mí, perfectamente derecha, me entrega la pequeña carpeta con una sonrisita en sus labios.

—Admira el diseño.

Tomo la carpeta y la abro, mis ojos enfocan unas pequeñas invitaciones de color rojo con dorado que me dejan totalmente deslumbrada. Es tan bonito y elegante a la vez, sin duda Lau sabe lo que me gusta.

—¡Me encanta! Están totalmente hermosas —Le digo en forma de agradecimiento. No sé qué haría sin ella.

—Lo sé, yo quedé igual que tu cuando las vi —Responde. Y sonríe con los ojos cristalizados por las lágrimas — Realmente me alegra mucho tu felicidad, sé que has pasado por mucho, y también sé que, aunque nos conozcamos hace pocos meses, siento como si ya te conociera de toda la vida. Es gratificante ver tu sonrisa.

Ahora me doy cuenta, que es verdad cuando dicen que no importa cuantos años o meses lleven de amistad. Lo importante será como se apoyen entre sí, con Lau es así, en tan poco tiempo se volvió en una amiga excepcional.

—Gracias, pero todo esto es más especial por ti, me has apoyado en todo esto. Así que esta felicidad no es solo mía. Sino de ambas.

—Te quiero Cloe.

— Te quiero Laura.

(.......)

Llevamos horas caminando, aunque lleve ropa y tenis cómodos, no puedo evitar sentir mis piernas cansadas. Lau esta peor que yo con esos tacones, ni siquiera sé cómo no se ha desmayado, ya yo estuviera tirada en algún hueco.

Hemos repartido prácticamente todas las invitaciones, solo nos queda una sola, y rápidamente Lau se la da a una anciana que seguramente no ira, pero con tal de termina rápido. Suelto un suspiro cansado mientras me siento en una banca que está en la plaza.

—Nunca más me vuelto a poner estos tacones del demonio para algo como esto —Exclama Lau a mi lado con tono alto.

—Bueno, solo una loca se pone tacones sabiendo que caminara media ciudad — Respondo en forma de burla.

—¿Me estás diciendo loca? — Pregunta indignada. Suelto una risita.

—Lo has dicho tu.

— Estoy indignada —dice con fingido enfado, mientras pone su mano en su pecho de manera dramática — Todo lo que he hecho por ti, y así es como me pagas. De malagradecidos está lleno el mundo.

—No seas boba.

—¿Boba? Me debes un par de tacones Cloe Petronila Williams.

—Deja el drama, y llama un taxi, mi cuerpo pide un descanso —Le digo sabiendo que eso no le gustara.

—Ni lo pienses muchachita, no puedo siquiera mover mis dedos, así que te toca.

—¿Pero si puedes mover la lengua para hablar? —Pregunto. Se encoge de hombros y me sonríe.

Llamo un taxi y en menos de 20 minutos nos recoge, el señor primero deja a Lau en su casa. Me despido de mi amiga y la siguiente parada es mi casa. Le pago al taxista y entro a mi hogar encontrándome a mi padre sentado en el sofá con un libro entre sus manos. Lo saludo y subo hacia mi habitacion, tomo una ducha y me visto con algo cómodo para después tomar una siesta.

Caigo rápidamente en un placido sueño.

El sonido de mi celular me hace despertar queriendo hacer tragar tierra a la persona que interrumpe mi sueño. Lo tomo de la mesita de noche y contesto.

—¿Quién es? — Exijo de forma molesta.

—Uy, pero que carácter. Y yo que te quería decir cuantas tontas cursilerías —Reconozco la voz de Nolan al otro lado del teléfono. Que tonto.

—¿Para qué llamas? —Pregunto aun con un poco molestia. Odio que me despiertan.

—¿No puedo llamar a mi novia? Bueno, supongo que le diré que si a la chica que acabo de ver en la esquina —Responde y juro por dios que seguro tiene esa sonrisa que me vuelve loca. Me pido tranquilizarme y no perder los estribos.

—Bien, mi dulcito de vainilla ¿En qué lo ayudo? ¿Necesita del cariño de esta noble panadera? — Respondo sarcásticamente. Escucho su risa varonil.

—Linda panadera, no sabe cuánto la he extrañado en este día —Dice y esta vez no puedo evitar soltar una carcajada — Me encanta tu risa.

—Pero si me rió como gallina en estado de parto —Respondo.

—¿Y las gallinas entran en estado de parto?

—¿Porque hablamos de gallinas? —Pregunto cansada de la tonta conversación.

— Tu mencionaste a las gallinas.

—No más gallinas.

—¿Cómo te fue con las invitaciones? —Pregunta. No puedo evitar sonreír, Nolan siempre preocupándose por mí.

—¡Fue realmente emocionante! Y bueno agotador.

—Me alegra mucho bonita, ahora solo tienes que prepararte para la mejor noche de tu vida.

—Estoy nerviosa, ¿Y si me da gripe y escupo un gargajo a una persona? ¿Y si me quedo sin habla y no puedo cantar? —Empiezo de forma inquieta.

—Lo harás estupendo. Además, no escupirás ningún gargajo, y si es así, me interpongo y lo atrapo con mi boca.

—¿Sabes lo asqueroso que suena eso? — Le pregunto imaginándome atrapando el gargajo.

— Si, pero ya vez, lo que uno hace por amor.

—Ni siquiera lo has hecho —Respondo.

—Y tampoco lo haré.

Ruedo los ojos antes sus comentarios.

—¿Cómo te fue a ti? —Le pregunte. Ya que bueno, tengo curiosidad.

—Estuvo realmente bien, aunque creo que hay algo que debes saber.

—¿Qué paso? —Le pregunto con temor a su respuesta.

—Estudiare fuera del País.

Y ahí mismo mi corazón cae en picadas.

Nolan se ira. lejos de mí.