Instituto Royal Schooll:

Entreabro mis ojos y un rayo de luz se cuela por mi ventana molestando mi sueño, pero decido no darle importancia y solo seguir durmiendo.

No pasan ni 5 minutos cuando ya mi alarma está sonando, marcando las 7:00, avisándome que tengo que levantarme.

— Cloe Despierta — escucho como grita Mama desde el otro lado de la puerta.

— Un segundo Mama — respondo perezosamente mientras me levanto para ir al baño.

Después de asearme y vestirme con unos Pantalones negros desgastados, un cropto rosa y mis botas converse negras. Termino dejando mi cabello suelto, tomo mi mochila y bajo las escaleras.

— Ya era hora-dice Mama.

—Aún es temprano.

Después de un apresurado desayuno, mi madre conduce hacia mi nuevo Instituto. Llegamos en menos de 10 minutos, me despido de mi madre repitiéndole una y mil veces que "todo estará bien". Ella suele ser así, a veces le importa mucho como este, como algunas otras veces ni pregunta.

Levanto mi mirada y leo en letras grandes que dice: INSTITUTO ROYAL SCHOOLL.

Entro a las instalaciones sin mirar a nadie consiguiéndome con un pasillo largo, camino cabizbaja hasta llegar a mi casillero, reviso mi horario y me doy cuenta que mi primera clase es Matemática ¡genial!. Me dirijo hacia el salón de clases.

Dudo en entrar, pero al final lo hago, siento muchas miradas puestas y la inseguridad me carcome, alzo un poco la vista y enfoco un puesto vacío a lado de una chica que se ve agradable. Tomo asiento a su lado y juego con mis dedos nerviosamente.

—¿Cómo te llamas? —dice la chica, tiene el cabello cobrizo y ojos marrones, en verdad es bonita. Caigo en cuenta de que no le he respondido y ella me mira esperando una respuesta.

—Clo-Cloe —respondo tartamudeando y me siento estúpida. Solo es una chica intentando ser amable, no es nada fuera de lo normal, me reprocho a mí misma por el miedo que me invade.

Tienes que dejar todo atrás Cloe

La chica no me pregunta más nada, así que supongo que piensa que soy una nerd o algo por el estilo, espanto mis pensamientos deprimentes y pongo atención a la clase.

2 minutos después

La verdad dije que intentaría poner atención a la clase, pero al final nunca entiendo nada y la matemática es igual o peor de aburrida que mi vida. Suena la campana indicando que ya termino la clase y recojo mis cosas, cuando ya todos los alumnos se han ido, decido salir yo.

Camino por los pasillos con pasos lentos e intento decidir si ir o no a la cafetería, al final me decido por no ir, así que busco lo necesario para la siguiente clase. Antes de tan solo llegar, me tropiezo con alguien y mis cuadernos quedan esparcidos por todo el pasillo, no me fijo en la persona y empiezo a recoger mis cosas. Mis manos sienten un rose y me doy cuenta que es la mano de la persona con la cual choque, que es un chico y su mano está por encima de la mía.

Levanto mi mirada y no puedo creer lo que estoy viendo, tiene el cabello color negro azabache y sus ojos son tan oscuros que apuntan directamente hacia los míos. Sin darme cuenta llevo como 3 minutos mirándolo y enseguida siento vergüenza, termino de recoger todo y decido irme, no doy ni siquiera un paso cuando ya el chico me ha tomado suavemente del brazo, siento un escalofrió cuando su piel hace contacto con la mía, erizándome los vellos.

—Lo siento — y su voz suena tan linda que no sé qué responder al respecto, el solo me mira y yo sinceramente vuelvo a ese momento donde no sabía cómo responderle a esa hermosa chica de clase. Así que termino asintiendo en respuesta, me suelto de su agarre y emprendo camino hacia el punto donde tenía pensado llegar antes.

Busco lo necesario y decido regresar al salón, saltándome la hora del almuerzo, además no voy a ir a un lugar donde seguro esta atestado de personas y me sentiría fuera de lugar.

Las horas pasan tan rápido que no me doy cuenta que todas las clases me quede viendo un punto exacto en la pared.

Suena la campana informando que ya es hora de irse, tomo mi mochila y cuando ya todos los alumnos han salido, decido salir yo, me encuentro con los pasillos vacíos y solitarios, un escenario perfecto para una película de miedo.

Salgo del instituto y veo a algunos alumnos aun, como Mama no ha llegado tomo asiento en unos bancos que están adornados por hermosas flores.

Pasan aproximadamente 4 minutos y Mama aun no llega, seguro se ha atrasado, me pongo a leer un capítulo de A través de mi ventana, leo unos cinco segundos y siento unas inmensas ganas de tirarle un ladrilló a Raquel ¿Quién en su sano juicio hace un horario de todo lo que hace el chico que le gusta? Enserio esta demente. Pero aun así soy masoquista y me gusta leer estos tipos de libros donde el chico mujeriego cambia porque llega la persona que realmente lo hace sentir especial.

Si, me encantan los libros.

Termino de leer un poco irritada por la situación y unas voces a lo lejos captan mi atención, es el chico con el que me tropecé esta mañana y está acompañado de su amigo que tiene un lindo cabello rubio, no distingo sus ojos desde aquí. Me quedo observándolo y como si le pesara mi mirada me descubre, me vuelvo a encontrar con esos ojos negros impenetrables y una sonrisa maliciosa surca en su rostro, desvió mi vista hacia una piedra mientras siento mis mejillas arder.

¡Me descubrió viéndolo!

Tocan la bocina de algún auto y veo que es Mama que acaba de llegar, camino rápidamente hacia el interior, subo y me siento perfectamente derecha, no me gusta la idea de que ese chico piense que lo estoy acosando, me pongo nerviosa de pronto.

—¿Qué tal tu primer día? —Pregunta Mama mientras conduce. Puedo notar alegría en su voz.

—Bien —Respondo indiferente.

Me mira con tristeza, mi cabeza maquina miles de ideas y situaciones vergonzosas que me pueden ocurrir, me da rabia acordarme de que no le pude responder al chico cuando se disculpó conmigo, me cierro en momentos como esos, sé que suena estúpido, pero aun así los nervios me asaltan.

¿Algún día podre volver a ser la misma?

¿Puede Cloe Williams ser normal?

Muchas preguntas con tan pocas respuestas.

Y es que eso es lo único que quiero, olvidar el pasado y empezar a ser feliz, pero una cosa es decirlo y otra muy diferente es hacerlo, y es que cuando toca hacerlo que todo se vuelve más difícil.

Aquí la verdadera pregunta es:

¿Puedo superar mis miedos y ser feliz? 

Con cariño

Alex