40. En casa (III)
Nahia se lanzó con su katana contra Amara. Blazer se interpuso; atrapó el filo con sus palmas, mediante un complejo movimiento logró desarmar a su novia, ella hizo lo propio con una poderosa patada al rostro del joven, tan fuerte que lo hizo dar una voltereta en el aire.
La criatura que había poseído a la chica habló en una maligna demostración de chillidos maquiavélicos.
—No podrás salvarla, arderá igual que los demás.
Con un rugido infernal se abalanzó sobre Jonathan, él se levantó y ambos se trabaron en una lucha brutal, volaron patadas y puñetazos, a la vez que ejecutaban increíbles movimientos de artes marciales, imposibles de replicar para un ser humano común. Jonathan se esforzaba por mantener la defensiva, no quería herir a su contraria, ella estaba poseída. Mientras tanto, Amaterasu cubría al joven guerrero de la horda demoníaca que los había encerrado en un círculo perfecto.
—¡Esto no está funcionando! —exclamó la actriz, trazando un arco de fuego con sus katanas en un esfuerzo por hacer retroceder a los silenciosos demonios. Génesis llegó en su ayuda empalando una docena de enemigos con una lanza cibernética.
—Son demasiados, por fortuna no están coordinados. —Adyin retiró la lanza, esta se convirtió en un sable de doble filo con el que partió por la mitad a un puñado de demonios que se abalanzaron sobre ella.
Amara intervino en un ataque, convirtiendo en cenizas a algunos enemigos que estaban por sorprender a la guerrera de Galtha por el flanco derecho. Ambas se miraron un instante y sin miedo ni furia enfrentaron la horda infernal.
—Si esta es mi última batalla, será un honor morir a tu lado —soltó Genesis, concentrada en sus enemigos.
Amaterasu sonrió nerviosa.
—Deberíamos mantener una actitud más positiva, ¿quieres?
—No.
Usando su telequinesis, la entidad que tomó el control de Kriger levantó a Binaria y Renegado como si fueran de papel, ejerciendo a la vez una presión devastadora que habría resultado letal de no ser por la armadura de la pelirroja y la invulnerabilidad al daño físico de Nakai.
—Todos ustedes morirán —amenazó el poseído.
Sin opciones, June le disparó un proyectil eléctrico no letal desde su brazalete, Danilo cayó de espaldas aturdido y quedaron libres. Pero la batalla estaba muy lejos de terminar. Nakai derribó una de las columnas de oro con un puñetazo destructor, lo levantó y utilizó para barrer con los demonios que los rodeaban, Binaria se agachó para evitar el impacto.
—¡Cuidado, simio descerebrado! —reclamó la pelirroja, poseída por una repentina e incontrolable rabia histérica y ajena a su voluntad, la influencia del Infierno empezaba a afectarla.
—¡Quizá podrías usar tu maldita magia para evitar que seamos poseídos, Jerom! —reclamó Renegado, ignorando los insultos de su compañera, parecía más furioso de lo normal, estaba perdiendo los estribos
—Lo hice, bendije a todos con un hechizo preventivo antes de entrar en la mansión Morpheus. No entiendo cómo lo hacen —respondió el Universal, luchando contra una horda de enemigos.
—La magia de Universum no es tan eficaz en el Infierno, proviene de La Luz, y este no es su territorio —explicó Venatrix, caminando entre los Evocadores que se apartaban a su paso—. No puedes bendecirlos aquí, intenta otra cosa, te daré tiempo.
Venatrix se posicionó delante de James e hizo frente a los Evocadores, estos intentaron pasarle por el lado, pero ella se movió en cada dirección.
Cassiopeia levitó como si fuera un títere con los hilos enredados, llegó hasta donde estaba Vigilante, lo tomó por el cuello y golpeó contra el techo de oro, cortando la respiración del atónito detective.
—Tu alma será mía, humano —amenazó la poseída con voz doble y rabiosa.
—Pienso que es muy pronto para pensar en matrimonio, Cass...—alcanzó a decir antes de que su rostro se tornara púrpura por la falta de oxígeno.
Sombra no había querido usar sus poderes por el espacio reducido, pero cuando Garra Nocturna cayó sobre ella y la atacó con intenciones asesinas, se vio obligada a actuar para salvar su vida, una figura oscura embistió a la atacante, salvando a la mexicana que sangraba por profundos cortes en los brazos, cortesía de su amiga.
La criatura conjurada parecía un núcleo de horror indefinido, nada más que mandíbulas puntiagudas en una masa flotante, negra y carente de ojos.
—¡Traidora! Tus apariciones no te salvarán. ¡Antes de matarte me daré un festín con tus entrañas! —amenazó Dakota mientras era reducida por múltiples tentáculos que emergieron desde la fantasmagoría.
Venatrix siguió repeliendo a los Evocadores que desistían de intentar ir sobre Mago Universal y él, resignado por completo, se vio obligado a recurrir a un cambio de estrategia.
—Esto pasará factura.
Con suficiente espacio y tiempo, la mente de James viajó hacia sus recuerdos hasta encontrar uno en específico, uno en el que sus manos sostenían el Darkrom y, entre todos aquellos malignos embrujos y secretos que atesoraba la Biblia de la Oscuridad, decidió recitar a uno de los más poderosos, destructivos y peligrosos, uno que ninguna maquinación de Lucifer podría evitar.
Sus ojos brillaron en un potente color azul mientras era rodeado por el sello de la magia de los Universales a sus espaldas, pero pronto el azul fue corrompido por un intenso color oscuro que transfiguró la magia de Universum a extraños símbolos esotéricos propios del Umbramundo, solo identificables para aquellos versados en las ciencias ocultas.
—Onimac le elever dadirucso al ed azreuf al euq.
Parte de los muros de oro fueron arrastrados por un tornado eléctrico en forma de dragón, la titánica bestia de oscuridad se lanzó de cabeza contra la galería en una explosión que hizo retumbar el Infierno, destruyendo por completo el opulento pasaje y revelando una escena que ninguno de los presentes podría borrar jamás de su mente.
El cielo de llamas rugía sin parar con atronadores relámpagos, un acre olor a descomposición dominaba el aire, el piso era gris, estéril, enfermizo; como en el más ardiente de los desiertos, repleto de grietas e irregular. A donde fuera que dirigían la mirada se asomaban edificios, casas, cabañas, puentes, mansiones, y cualquier invención del ingenio arquitectónico humano, todo en grotesca e incomprensible mezcolanza. Las edificaciones evidenciaban un avanzado estado de deterioro, era un espejo del mundo, uno sin sentido y mancillado por Lucifer.
A causa del devastador hechizo, todos los demonios y miembros del Escuadrón, con excepción de Venatrix y el hechicero, salieron disparados en distintas direcciones.
—Buen trabajo, Jerom, yo me encargo de los Evocadores.
Cobijada por el caos, Venatrix trazó un extraño símbolo en el piso, lo hizo utilizando la sangre oscura de los demonios caídos.
Habló en un idioma tan bárbaro y sacrílego que le puso la piel de gallina a su compañero, luego descubrió el símbolo que descansaba en su muñeca y lo acercó al sigilo, la tierra se estremeció con un inesperado terremoto. Los Evocadores aún no se habían recuperado cuando fueron arrastrados por garras creadas por el ónix, alejándolos de los héroes.
La cazadora corrió para buscar a sus compañeros.
—Rápido, eso no los detendrá para siempre.
James asintió, debían exorcizar a los demonios. La primera fue Supernova, que había caído cerca de ellos en los restos carbonizados; por fortuna, Vincent pudo salir de su agarre, en parte gracias al hechizo de James y a una segunda bomba de agua bendita, la heroína se retorcía en el piso como si estuviera cubierta de fuego. Venatrix fue quien se encargó del exorcismo, valiéndose del sigilo en su muñeca y de un ritual imposible de comprender.
Una silueta negra fue expulsada de la heroína, y arrastrada por las garras creadas por Venatrix. Vincent tomó a Cassiopeia entre sus brazos, ella volvió en sí al instante, sin recordar lo que había sucedido.
—¿Qué pasó? —preguntó con voz áspera—. Siento como si hubiera comido una tonelada de carbón.
El detective sonrió, con la esperanza recuperada al ver de nuevo aquellos hermosos ojos grises.
—Sí, te pusiste sentimental y me propusiste matrimonio —respondió en tono jocoso.
Ella bufó.
—Eres un idiota... —dijo, abrazando al héroe por el cuello.
Mientras tanto, Garra Nocturna luchaba por liberarse y cortar el cuello de su captora, a pesar del caos, el monstruo de su enemiga no la había soltado, seguía pegado a ella como la desgracia a los desahuciados.
—¡Chiquilla imbécil! Eres nada, un error, un fracaso y una maldición. ¡Tu madre te desprecia! —escupió el demonio entre risitas estentóreas e insoportables.
—Ella desprecia a todos —respondió Sombra, apoyándose sobre la mitad de un pilar en ruinas, el hechizo de Mago las había arrojado lejos de sus compañeros—. Ya basta. Solo te lo diré una vez: deja a Dakota en paz.
La criatura le dedicó una expresión perversa.
—Dejaré ir esta bolsa de carne si te ofreces en su lugar, ella se resiste, es feroz. Entrégame tu cuerpo por voluntad propia y liberaré a tu amiga, lo prometo...
—¿Crees que soy pendeja? —replicó, iracunda—. No estás en posición de negociar. No sé cómo hacer un exorcismo, pero aun así tengo las habilidades para acabar contigo.
La poseída dejó escapar un rugido aterrador.
—Pobre y triste mocosa, verás que no tienes opción más que aceptar mis condiciones.
—Tengo una teoría. Algunos de ustedes los demonios solían ser personas, ¿no? Son espíritus malignos tocados por Lucifer y su mal —teorizó, pensativa—. Eres diferente a las cosas que nos atacaron, no tienes forma física, una vez me enfrenté a algo similar; descubrirás que la apariencia de mi socio no es aleatoria...
El monstruo que sostenía a Dakota se inclinó hacia atrás abriendo sus múltiples fauces en un aterrador ángulo de 120 grados, se preparaba para comer. La poseída se limitó a contorsionarse y gritar como una fiera enloquecida.
—¡Estúpida, no puedes hacer nada, la única que saldrá lastimada es tu amiga! — escupió a la observadora, Sombra no perdió su voluntad manteniéndose firme.
—Conoce a mi Devorador de fantasmas...
En las ruinas arenosas, Jonathan daba todo de sí para contener a su adversaria. En un asalto temerario cayó sobre ella aplicando una sorprendente llave Kimura.
—¡Nahia, tienes que luchar, tú puedes!
—Muchacho patético, Nahia está en el fuego... —replicó el demonio, riendo a carcajadas.
Venatrix, Mago, Supernova y Vigilante arribaron de manera oportuna, esto gracias a Amaterasu y Génesis que habían corrido a buscarlos; sin mayor dilación iniciaron con el exorcismo.
—¿Yo estaba así? —preguntó Cass, observaba con terror como Nahia rugía con una horrible voz que no le pertenecía y amenazaba a los presentes con castigos horribles.
La fuerza del hechizo arrojó a Nakai y June dentro de lo que parecía una cueva prehistórica, con extrañas pinturas rupestres que adornaban los fríos muros de piedra.
—Son del paleolítico —comentó la pelirroja luego de escanearlos—. Aquí vivió una familia de cazadores hace dos o tres millones de años... lo cual no tiene ningún maldito sentido.
Renegado golpeó la pared, furioso.
—¡¿Qué carajos estoy haciendo?! Dakota casi se ahoga en un río de sangre y ahora está poseída. —Su voz se quebró.
Su compañera intentó calmarlo, se estaba dejando llevar por sus emociones.
—El Infierno afecta nuestra mente, no como la magia de Morpheus, esto es diferente, se aprovecha del estrés para sacar lo peor de nosotros. Lamento lo que te dije hace un rato, no creo que seas un simio descerebrado.
Él gruñó.
—Debo rescatar a mi hermana. —Salió de la cueva tan rápido como pudo y se vio obligado a detenerse al ver la pesadilla de edificios ruinosos—. ¿Pero qué mierda? —inquirió estupefacto.
—Definitivamente voy a enviarle la cuenta de mi psicólogo... —murmuró June.
Entre el revoltijo de estructuras, vieron colapsar una de ellas, el estruendo fue tal que hizo retumbar la tierra. Los héroes intentaron cubrirse, pero una fuerza desconocida los levantó y lanzó de regreso a la oscuridad de la cueva. No pudieron levantarse, habían sido inmovilizados. Entonces lo recordaron, debido al desastre habían perdido el cuerpo del poseído Kriger.
El héroe corrompido surgió desde las tinieblas, con una siniestra sonrisa que hacía sangrar sus labios de oreja a oreja.
—Voy a romper todos y cada uno de sus huesos —dijo con los ojos ardientes, aplastando los cuerpos de sus enemigos, la fuerza de la telequinesis era mayor y más peligrosa que antes.
June intentó disparar otra carga eléctrica, pero el atacante ya se había adelantado a esa posibilidad al arrebatar el casco y brazaletes de la heroína.
La presión era insoportable, Nakai podía resistir, pero el traje de Binaria ya empezaba a contraerse.
—¡Maldita sea, Kriger! —dijo Renegado—. Más te vale sacarte ese demonio y liberarnos, o juro que tú y yo...
—¿Pueden sentir miedo? Ríndanse a él, déjenlo entrar —decía el demonio con tenebrosa y obstinada frialdad—. Háganlo, no tienen oportunidad...
—Tú tampoco.
Unas mandíbulas de tiburón lo atacaron por detrás, interrumpiendo las deliberaciones del poseso y engullendo la mitad de su cuerpo, pero los afilados dientes no produjeron ningún daño físico, en su lugar, arrebataron una cosa oscura y horrible que se retorcía igual que un pez fuera del agua, Danilo se desvaneció al instante.
El Devorador de fantasmas demostró el porqué de su nombre cuando destrozó y tragó al demonio utilizando sus diferentes bocas. Sombra y Garra Nocturna arribaron junto a la criatura. A pesar de haber quedado libres, los héroes quedaron petrificado a causa del asombro, boquiabiertos e incapaces de creer lo sucedido.
Dakota ayudó a Kriger, el héroe novato volvió en sí como quien despierta de una pesadilla.
—Tranquilo, ya pasó.
—¿Qué me sucedió?
—Se te metió un chamuco —contestó Katrina—, pero descuida, ya lo sacamos.
Danilo dio un salto hacia atrás con un grito de espanto.
—¡¿Qué cosa, fui poseído?! —Chocó de espaldas contra el Devorador de fantasmas. Al verlo, lanzó un segundo grito aún más atronador y preocupante.
Sombra reprendió a su fantasmagoría.
—Te dije que te fueras, ¿por qué sigues aquí? Vete.
El monstruo se encogió y las mandíbulas se cerraron como denotando tristeza. Su conjuradora habló en un tono más relajado.
—Disculpa, estoy un poco muy estresada, sabes que creo que eres asombroso y lindo... a tu manera. Gracias por ayudarme. Te llamaré si necesito una mano o boca.
La cosa se desvaneció en la oscuridad. Antes de desaparecer por completo, las mandíbulas esbozaron una gran y afilada sonrisa.
—Listo. —La mexicana volteó para mirar a los héroes—. ¿Están bien?
No obtuvo respuesta, en cambio se topó con que la contemplaban aterrorizados.
—¿Qué?
—¿Hablas con esas cosas? —le cuestionó Garra Nocturna.
—No exactamente, pero sí, a veces.
—Dios Santo, voy a necesitar terapia si salimos de esto —comentó Danilo.
—Ya somos dos —añadió Binaria.
Garra Nocturna levantó la mano.
—Tres, quizá nos hagan un descuento si vamos juntos.
Renegado se acercó a su hermana demostrando recelo.
—Dakota, ¿de verdad eres tú?
—Sí, creo que sí, ella dice que fui poseída, pero no recuerdo nada —explicó, bajando la cabeza y señalando a Sombra.
—Al tuyo le puse Pazuzu y al de Kriger Mammon —replicó la joven con una curiosa sonrisa.
—De haber sido ellos, no habrían sobrevivido... —Venatrix y el resto del Escuadrón llegaron junto a un cegador destello azul, parecían cansados y estaban cubiertos de arena.
—¿Se encuentran bien? —preguntó Mago.
—No, no estamos bien —contestó June. Para una mente fuerte y analítica como la de Binaria resultaba muy difícil procesar todo lo que había visto y oído sin caer en la locura.
—No siento presencias demoníacas en ustedes —dijo la cazadora mientras examinaba a Dakota y Kriger—. ¿Cómo expulsaste a los demonios?
—Con una de mis fantasmagorías, era eso o cortarles la cabeza como en Evil Dead —contestó Sombra.
La cara de Danilo volvió a contorsionarse en una máscara de terror.
—¡¿Qué dijiste?!
Katrina suspiró, abatida.
—Era un chiste, a partir de la dos ni eso los detiene...
Dakota la tomó por el hombro.
—No es gracioso.
—Escúchenme —interrumpió Mago—. Venatrix desterró a los Evocadores, pero es cuestión de minutos para que nos encuentren, debemos movernos ahora.
—Como ya se habrán dado cuenta, la atmósfera de este sitio... Infierno, como le llaman, es nociva para la vida —mencionó Adyin, capturando la atención de sus compañeros—. Seguramente algunos ya presentan síntomas de estrés, dolor de cabeza, irritabilidad, ojos llorosos. Si mis cálculos son correctos, perderemos el conocimiento en tres horas humanas y moriremos en menos de cuatro.
Los héroes se miraron unos a otros, estaban aterrorizados, la duda y el miedo habían dejado mella en lo más profundo de sus corazones, pero al volver a estar juntos las inquietudes resultaban más fáciles de enfrentar. Sobrevivieron tantas cosas que el rendirse no era opción, estaban decididos a superar la terrible prueba de Lucifer y sobrevivir.
—Hay que avanzar —anunció James—. Venatrix, ¿nos guías?
Cansados, fueron conscientes de que atravesaban un puente y luego descendían a subniveles antes de aparecer en una especie de catedral de dimensiones cósmicas, sostenida por titánicas columnas de ónix, con enormes estatuas de ángeles y demonios a cada lado; en el camino sintieron calor, pero en aquel lugar el frío congelaba los huesos de los héroes. Seguían a Venatrix, que se movía con rapidez por un sendero que conocía demasiado bien, los héroes apuraron el paso para ir a la par, se detuvieron solo cuando ella lo hizo.
—Grigoris —susurró ella, y no sonaba calmada.
Unas extrañas criaturas observaban con ojos amarillentos, eran entidades altas, flacas y deformes, tenían la cara cubierta por máscaras oscuras, como acólitos de Lucifer.
—No están solos —alertó Sombra.
Los ojos de la joven volvían a brillar con la intensidad de la luna. Detrás de las entidades se extendían hordas interminables de Evocadores y otros demonios.
Genesis empuñó una cimitarra curva de color verdoso con su mano derecha y apuntó con una carabina alienígena de tres cañones usando la izquierda.
—Atentos.
El Diablo avanzó entre sus demonios, junto a él estaban Madame Nyx y Lady Morpheus.
—Bien, veo que encontraste el camino de vuelta a casa. —Lucifer habló con su cruel y dominante voz.
Venatrix dio un paso adelante.
—¿Dónde está ella? —preguntó.
Lucifer ladeó una sonrisa macabra y triunfante, antes de mirar con complicidad a los Grigoris detrás de él.
—¿Por qué están ellos aquí? —preguntó Venatrix, atrayendo la atención del rey.
En respuesta, Lucifer movió una de sus manos, un movimiento apenas perceptible para el ojo, pero suficiente para que una decena de Grigoris avanzaran para demostrar que tenían como prisionera a Gia, en un estado preocupante: sucia, demacrada y débil.
—Aún está viva, aunque no será por mucho —dijo el maligno anfitrión; los demonios enmascarados se la llevaron arrastrando, sin que pudiera oponer resistencia debido a su estado de debilidad.
Un sentimiento compartido de preocupación paternal se asomó en Venatrix y Mago, pero se esforzaron por ocultarlo ante el rey.
—Lucifer, no lo hagas... —Venatrix avanzó hacia él, pero él la detuvo alzando una de sus manos.
—Legión habita en el Infierno...
Un coro se esparció detrás de Lucifer, millones de voces respondiendo al llamado del rey:
—....Legión somos todos los que aquí habitamos.
Los puños de Mago Universal se iluminaron de energía arcana en respuesta.
Supernova emprendió el vuelo.
—¡Les vamos a sacar la mierda! —exclamó determinada.
Vigilante extendió sus palos de escrima.
—Aquí vamos de nuevo.
Amara plantó sus pies en la tierra.
—La oscuridad no puede extinguir nuestra llama —dijo al tiempo que un halo de fuego la rodeaba.
Al escuchar el irresponsable desafío, Madame Nyx sonrió e hizo tronar su cuello.
—Resuena el acorde final.
Lucifer dio la orden con un simple movimiento de su mano, en ese momento, Lady Morpheus, Madame Nyx y los ejércitos del Infierno se lanzaron contra el Escuadrón de Héroes como una plaga de langostas hambrientas. Un solo bando se uniría al destino de los condenados.
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