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39. Serena oscuridad

Por A_Grant & MichellBF


—Basta de juegos —ordenó James, dando pasos firmes hacia el frente. Sostenía con fiereza la mirada del rey acorralado.

El grupo de héroes, antes dispersos por la inmensidad de la mansión Morpheus, se reagrupó en la estancia central, marchaban detrás de aquel que reconocían como líder; exhaustos y lastimados, pero con determinación, se mantuvieron de pie, fortaleciendo la imagen del Escuadrón de Héroes. Aquello, en lugar de intimidar al solitario oponente, le causó gracia; Lucifer relajó su cuerpo descansado sobre las escaleras de mármol desde hacía un rato, meneó su cabeza mientras soltaba una risa sutil y perversa, ante sus ojos la actitud de Mago Universal asemejaba a la de un niño en medio de una rabieta al no tener lo que pedía.

Lo peligroso de la comparación se evidenció en el siguiente desdén que demostró con sus facciones. Lucifer no era fácil de manipular. No perdería la paciencia, no caería ante la derrota, ni daría al oponente algo de lo que valerse en su contra, mucho menos si se trataba del Escuadrón de Héroes, ellos ya poseían algo muy fuerte que podrían usar para acabarlo y no lo sabían, por supuesto que se aseguraría de que siguieran en el desconocimiento, creyendo que todo era un capricho, un simple juego.

—Ya acabamos con tus juguetes —presionó James—, devuelve a Gia.

Motivado por su persistente actitud de triunfador, Lucifer decidió tentarlo, la paciencia del Mago se estaba acabando, su característica actitud de imperturbable empezaba a desmoronarse y Lucifer golpearía hasta verlo derrumbarse.

Con serenidad paseó su vista por la estancia, dedicó segundos a cada rostro, los miembros del Escuadrón de Héroes estaban todos allí, cansados y algunos malheridos, pero con aires de victoria, algo que el rey señaló como patético. Observó cómo algunos cargaban con sus "trofeos" de la batalla, los cuerpos abatidos de Cronos y el anciano que identificó como Wendigo eran arrastrados por sus rivales. Al pensar en ello, no pudo evitar juzgar la insensata necesidad del ser humano de tener algo que pudieran usar para demostrar superioridad, todo porque no eran capaces de demostrarlo con solo una mirada, un gesto o la simple presencia, ser superiores no era algo que llevaban inherentes a su ser, no habían sido creados como tal, la supremacía resultaba ser aquello que debían obtener mediante luchas y evidenciar con trofeos.

Las palabras de Mago Universal desplazaron sus últimos pensamientos y volvió a fijarse en él.

—¿Todos? —preguntó con diversión—. Aún veo uno. —Señaló mientras posaba su mirada en Venatrix.

James apretó sus puños a los costados y compartió la molestia con sus héroes. Las palabras de Lucifer, tan breves, fueron suficientes para perturbar la postura de todos. Creían haber ganado, y que el rey se mostrara tan cínico. aún estando en desventaja, no dejaba de molestarlos.

«¿Cómo era capaz?», adivinó Lucifer que sería la pregunta y se permitió reír por aquello, seguiría presionando esa tecla porque ellos no conocían su capacidad real, no sabían nada.

—Tuviste tu diversión, Lucifer —dijo James—. Tu Sociedad Oscura está acabada. Queremos a Gia, es lo único que terminará con este absurdo derramamiento de sangre.

Lucifer inspiró antes de levantarse, el movimiento alertó a los héroes que en seguida se mostraron en guardia, preparados para cualquier ataque, medían cada mínimo movimiento que el rey daba; aunque consciente, Lucifer fingió no reparar en lo que había provocado, sacudió con delicadeza algo de tierra que había ensuciado su traje.

—¿Eso crees, Universal? —preguntó sin mirarlo—. ¿Ese es tu argumento?

Aguardó unos segundos para que James pudiera responder, pero la pregunta había sido formulada para no ser respondida, así que siguió hablando, esa vez mirándolo sin emoción.

—Te paras allí y manifiestas tu deseo de querer a Gia, sintiéndote desesperado e impulsado por un falso instinto de padre... —Alzó un dedo para hacer una pausa antes de proceder con una aclaración—. Falso, porque es una invención de tu ser ególatra, un deseo egoísta de tenerlo todo cuando la verdad es que no quieres nada ni a nadie. ¿Realmente crees que quieres a la hija cuya existencia ignorabas hasta ahora? —Realizó una pausa con silencio de respuesta— ¿Lo crees tú, Venatrix?

La mencionada se vio perturbada cuando la mirada recayó sobre ella; percibió en la mirada de su rey un sentimiento parecido a molestia, quizás era indignación ligado con suspicacia.

—¿Cómo fue que se creó a Venatrix? —preguntó para todos—. ¿Conoce alguno la razón por la que Camille murió y Venatrix nació? Gia es y seguirá siendo esa razón; por ella Venatrix ha hecho todo, por ella tú vives —dijo, refiriéndose a Venatrix—. Él, en cambio, solo vive por agregar más títulos a su nombre y por sumar glorias a su historia, porque lo único que le da sentido a su existencia son las victorias.

Descendió un escalón, luego otro y se detuvo con mirada perspicaz.

—Él no quiere a Gia, lo que realmente quiere es decir que él la salvó. Desea poder mirarse al espejo y a todo humano que se le atraviese y decir: "yo enfrenté a Lucifer, yo atravesé a la oscuridad misma para llegar a ella, yo viajé hasta el Infierno para rescatar a Gia, yo salvé su vida. Yo", y su siguiente deseo será mantenerla bajo su control alegando que la tendrá cerca para protegerla, ¿y eso que nos dice? —Aguardó, dejando que la tensión fuera en aumento—. Que en su soberbia no es capaz de ver que la vida de Gia era mejor hasta que un narcisista disfrazado de héroe se hizo llamar su padre, muy diferente a ti, Venatrix, que sabiendo los riesgos que representas, decidiste mantenerte lejos de ella aun cuando tu corazón reclamaba su cercanía.

Las palabras, pesadas como el hierro, golpearon a los padres de Gia; Lucifer pudo ver como una brecha se abría entre ellos.

—Te lo preguntaré una vez más, Venatrix. —Descendió otros escalones hacia ella—. ¿Realmente crees que él quiere a tu hija o que llegará a hacerlo como tú lo haces?

Venatrix levantó la mirada, desafiante, deseaba poder responder de la forma en que molestaría al rey, pero cuando buscó la voz para hablar, se halló muda. Lucifer sonrió, satisfecho con la respuesta.

De reojo vieron a James agachar la mirada, sus ojos divisaron el suelo, cubierto por una gruesa capa de polvo y sobras de una guerra, inspiró tan profundo que todos contuvieron el aire por un segundo, y el siguiente suspiro cargado de derrota los inquietó.

—Si lo que dices es cierto, Lucifer, entonces creo que es el mejor momento para cambiar el curso de la historia —dijo, sonando vencido—. Ofrezco no volver a cruzarme en tu camino, saldré de la vida de Venatrix y no volveré a acercarme a Gia, a cambio de su vida...

Los héroes contuvieron una exclamación, algunos, como Binaria y Vigilante, dieron un paso impulsivo hacia él, siendo detenidos por los otros. El ambiente se llenó de incertidumbre y, sin poder creerlo, Venatrix dejó de mirar al rey para mirarlo a él, creyó haber escuchado mal hasta que la risa ronca de Lucifer le hizo saber que todos habían escuchado lo mismo.

—Tentador —dijo Lucifer, girando con elegancia sobre sus pies para dirigirse al emisor de la propuesta.

Lo analizó de pies a cabeza, estuvo tan cerca que James pudo compartir su respiración, era fría. Se posicionó a la par, aunque un poco más alto que James, esperó que la cercanía causara algo en el héroe, pero se mantuvo inmóvil, inspiró su aroma, captando así sus emociones y pudiendo descifrar algo de sus pensamientos, lo siguiente que hizo fue inclinarse hacia él, sobre su hombro izquierdo para poder susurrar en su oído.

—Aunque suena tentador, los dos sabemos que eso no sucederá, Universal —pronunció con asco—. Un tributo no puede ser ofrecido solo de boca, debe venir del alma, debe nacer de la desesperación y, sobretodo, debe ser honesto.

Acto seguido, volteó el rostro hacia Venatrix, quien había enfocado su energía en escuchar lo que decía y el rey, consciente de eso, usó el suficiente volumen para permitir que su voz llegara hasta ella pero no fuera más allá, así lo dicho quedaría entre ellos tres. La brecha se abrió más.

El rey retrocedió con calma, dio la vuelta para dar la espalda y comenzó a ascender por las escaleras. Venatrix se apartó cuando James giró hacia ella, en su lugar se detuvo Vincent quien, con rostro de espanto, miró a Mago.

—No puedo creer que intentaras hacer un trato con el diablo —discriminó Vincent, incrédulo.

—Creo que esa es la primera cosa con sentido que ha salido de ti. —La voz de Lucifer hacía eco en toda la mansión—. Aunque no es la única cosa que ha salido de ti, ¿correcto? —Por instinto, Vincent descendió la mirada a su pecho, donde, bajo el traje, debía estar la cicatriz del sello de Darksaber.

Supernova intentó disparar un rayo de energía hacia Lucifer, para entonces las sombras ya se habían hecho presentes y crearon una nubla en torno al rey, el rayo fue consumido por las mismas, quedando sin efecto y Lucifer, sin reparar en ello, siguió ascendiendo como un digno rey.

—Te veo en casa, Venatrix —dijo, y su voz fue esparcida por el eco resonante que llenó la estancia mientras las sombras consumían la figura del rey.

La tensión disminuyó cuando las sombras se disiparon y todo quedó en silencio. Ningún miembro del Escuadrón lo persiguió. Exhaustos después de derrotar a gran parte de la Sociedad Oscura, sabían que en esas condiciones no eran rivales para Lucifer.

—Maldición... —soltó Dakota y dejó que su propio peso la llevara a sentarse en el suelo, iniciando una reacción en cadena.

Uno tras otro fueron cayendo y, por un segundo, los héroes respiraron en esa pesadilla.

Excepto uno.

Venatrix subió lo que quedaba de escaleras, cansada, pero no derrotada. En más de una ocasión tuvo que usar su espada como apoyo, estaba convencida de que Gia seguía en alguna parte.

—Camille... —llamó June.

—Aún tiene a Gia —dijo como si fuera necesario recordarle la razón por la que estaban allí.

—No estamos en condiciones —contestó Nakai, jadeando entre palabras.

—Ninguno de nosotros —agregó Cassiopeia, ayudando a un agotado Vincent.

—Yo aún puedo pelear —aseguró Kriger.

—No, no puedes —lo detuvo Génesis.

In nessun momento les pedí di continuare —aclaró ella, girándose para dedicarles una mirada cargada de una emoción indescifrable—. Ya hicieron la tua parte, ya ganaron sus batallas, torna a casa con i tuoi trofei. —Señaló los cuerpos de Cronos y Wendigo—. Yo seguiré... devo farlo.

James observó la determinación de Camille, estaba agotada, malherida, y aun así el deseo por recuperar a su hija era imparable, pero había algo más, algo oscuro se asentaba sobre su deseo de salvar a Gia, algo corrompía sus pensamientos en aquel momento y eso le preocupó; recordó cuando la vio llegar malherida al Templo Universal a pedir su ayuda y la de los héroes, de aquello no quedaba nada, creyó, incluso, que ahora prefería continuar sola.

Y como la versión contraria del otro, algo que siempre fueron, él decidió hacer lo opuesto. Si su deseo era continuar sola, él demostraría que no lo estaba.

—Nahia, Cass —dijo, ambas subieron la mirada—. Lleven a Jonathan y a Vincent al Templo, que Bobbly atienda las heridas que pueda y, mientras, encierren a estos en las mazmorras. —Señaló a los cuerpos noqueados a sus pies, ellas asintieron.

—No nos vas a dejar en la banca, Mago —soltó Jonathan.

—Solo les estoy dando tiempo para recuperar el aliento. Los que quieran acompañarlos, vayan. Nosotros buscaremos a Gia y mantendremos el frente si nos encontramos de nuevo con Lucifer —aclaró James, esforzándose en ocultar su propio declive de fuerzas. Debía mostrarse firme, por su equipo y por su hija—. No creo que tengamos más de diez minutos.

James alzó sus manos y, con la energía que le quedaba, abrió un portal hacia el Templo Universal, que pronto alcanzó un gran tamaño.

—¿Estarás bien? —preguntó Binaria, preocupada.

—Debo estarlo —contestó en murmuro para ella y luego se dirigió al resto del grupo—. La magia de Lady Morpheus y Madame Nyx ya no ocupan este lugar, podrán regresar sin problemas.

—¿Seguro? —preguntó Amara—. Ellas ya no están, pero sigo sintiendo energía oscura aquí.

—Yo también —se unió Katrina, mostrándose inquieta—. Su existencia física no nos perturba ya, pero su espíritu... la esencia de su naturaleza sigue presente. El mal nunca descansa...

—La oscuridad sigue y seguirá existiendo, con representación física o no; por ahora tenemos un momento de luz, hay que aprovecharlo —apresuró James—. No perdamos más tiempo, por favor.

Cass asintió y arrastró a Vincent a través del portal antes de que el adolorido detective pudiera agregar algo.

—Diez minutos —dijo Jonathan y avanzó con Nahia hacia el portal. O así fue, hasta que escucharon los bestiales jadeos que se aproximaban.

—¡Gaijin!

Desangrado y casi arrastrándose, lo que quedaba de Dakken se acercó al Escuadrón, una mano empuñaba una espada y la otra cubría la profunda herida en su pecho, apenas capaz de detener el flujo de sangre mientras tambaleaba de un lado a otro.

—Tu... ¡gaijin! —balbuceó.

—No puede ser —soltó Nahia, dejando con cuidado a Jonathan en el suelo para luego tomar su espada—. ¡Ya tuve suficiente de ti!

—Nahia... —Blazer intentó detenerla sin éxito.

—Voy... a —masculló el demonio.

No hacía falta ver su apariencia para saber que su mente y humanidad estaban perdidas.

—Te cortaré la cabeza a ver si con eso te...

Nahia fue interrumpida por una ráfaga de viento proveniente del portal, alcanzó a ver un reflejo azulado emerger e ir directo hasta Dakken. Un breve rugido fue lo único que se escuchó antes de que Dreccan tomara al demonio entre sus fauces. El dragón lo destrozó por completo entre sus colmillos y lo tragó casi de inmediato. Todos los presentes quedaron anonadados ante la imagen.

—Creo que voy a vomitar —murmuró Dakota.

Mago, Blazer y Nahia compartieron miradas, no era un método que aprobaban, pero lo dejarían pasar.

Dreccan dirigió una inclinación hacia Venatrix, quien había volteado en el momento en que lo escuchó, devolvió la inclinación con respeto hacia la majestuosa criatura antes de que esta regresara por el portal.

—Eso fue por mi hija. 

En uno de los puntos recónditos de la mansión Morpheus, lo que apenas se podía considerar como la fracción de una sombra se arrastraba por la penumbra, aferrada a la poca energía que le quedaba.

—Quién diría que la manifestación física de La Oscuridad no soportaría algo de luz —burló una voz—. ¿Dónde ha quedado la supremacía de la que tanto presumías?

Era imposible no reconocerla, Lucifer avanzó con su habitual elegancia, derrochando confianza y seguridad en su andar.

—Nunca... hablaste de... una gema ambulante de la más pura novena energía —soltó Nyx, alargando las palabras, intentaba estar furiosa, pero debía ahorrar fuerzas.

—¿Desde cuándo le temes a eso? —preguntó el rey—. Imaginé que el cautiverio había afectado tus capacidades, pero no que haya hecho menguar tu poder, Nyx. ¿Quizá tu hija haya tomado demasiado de ti?

—Maldito... seas, demonio.

—No tienes idea de cuán. —Lucifer sonrió, complacido—. ¿Me permites darte una recomendación y prometes no ofenderte por eso? Justo en este momento das pena, me causa conflicto mirarte en tan mal estado; la imagen viva de La Oscuridad misma arrastrándose por el suelo por causa de un grupo de humanos dotados con algunas habilidades, que decepción. Hazte un favor y recupera tu fuerza. Tú y Morpheus me ayudarán a terminar con este ridículo juego —ordenó.

—¿Mor...pheus?

El cuerpo inconsciente de Elizabeth flotaba al lado de Lucifer.

—Aún es de utilidad —agregó.

—¿Qué... planeas?

Lucifer permaneció en silencio tras aquella pregunta, Nyx no pudo descifrar si resultaba preocupante su silencio o si, por el contrario, debía confiar en la promesa del silencio. Con Lucifer no podía saberse.

Una vaga idea de lo que sería llegó a la mente de la casi acabada mujer después de verlo girar e irse, mientras lo hacía dijo una única frase:

—Volveremos al comienzo de todo.

James movió su pie sobre el suelo para apartar una capa de polvo que cubría un gravamen bajo relieve, alguna runa antigua se dibujaba, pero de aquello solo quedaba una parte, el resto había sido destruido por la batalla.

Venatrix se paseaba sin sentido hasta que abandonó su actividad.

—¿Qué piensas? —preguntó James de pronto. Venatrix alzó una ceja, interrogativa—. Tu mente está más cerrada que antes, tu rostro no refleja ninguna emoción y tu mirada... Venatrix, ¿qué piensas?

—En Gia.

James meneó la cabeza, insatisfecho.

—Lucifer tiene gran poder sobre ti. Aunque quieras negarlo y luches por contrarrestarlo, influye en tus pensamientos y acciones, porque eso es lo que transmite la conexión que tienes con él: dominio sobre ti. Me preocupa que lo que haya dicho afectara, de alguna forma, tu idea sobre mí.

—¿A qué viene?

—Te quedaste callada —respondió de inmediato y sonó más como un reproche—. Me inquieta lo que puedas estar pensando.

Quello che pensi non è importante, yo te busqué all'inizio —contestó e intentó alejarse, fingiendo que buscaba entre los restos para distraer la atención del tema.

—¿Eso qué significa?

Suspiró y se giró. Sabía que no abandonaría el tema hasta no escuchar lo suficiente.

Non mi interessa se stai cercando una redenzione, un trofeo o una famiglia; no voy a detenerme perché c'è deshonestidad en tuo tributo o perché è qualcosa de corazón; no voy a parar por ti, Mago Universal, ni por lo que hay en tu alma. Acudí a ti sabiendo quién eres y sigo confiando en ti per salvare mia figlia, non importa chi sei o quali siano le tue intenzioni. Tan solo quiero salvare a Gia, el resto non mi interessa.

James escuchó la respuesta, atento, y no emitió sonido de regreso, se limitó a asentir con la cabeza demostrando así que aceptaba la respuesta aunque en su rostro no mostraba ningún rastro de conformidad.

—Y a ellos debes dejarlos fuera —agregó ella tras unos segundos.

Cuando James se mostró confuso, ella señaló hacia el lugar donde minutos antes había estado el portal, entonces él entendió que se refería a los héroes, y negó.

—No es mi decisión.

—De hecho, sì, lo è. Tu sei il líder del Escuadrón, ellos te escucharán, ha sido así dall'inizio. Diles di andare a casa, la guerra terminó para ellos.

—Tú pediste que los llamara, ¿ahora quieres que los envíe a sus casas?

—Tenían asuntos pendientes, ti ricordo che questa Società Oscura è stata formata por sus rivales, ovviamente que debían ser ellos quienes dieran battaglia, yo no podía con tutti perché non conoscevo sus métodos, ellos sí, y ahora que ya no están, no se necesitan más.

James no pudo comprender la actitud de Venatrix sino hasta que la vio observar la marca en su muñeca. El sigilo de Lucifer irradiaba un tenue haz de luz por los bordes de las líneas marcadas.

—Lucifer è mio asunto. Nadie más que yo debe lidiar con él.

Confirmó sus sospechas, ante aquello James no pudo evitar relajar su cuerpo.

—Te preocupa lo que pueda hacerles —adivinó.

—Me preocupa a dónde quiere atraernos —corrigió.

De nuevo confundido, James repasó el momento y vio a su alrededor, Venatrix avanzó hacia las escaleras y, dejando ver su profundo cansancio, se dejó caer en los escalones mientras soltaba el aire de forma ruidosa. Miró a James con inquietud.

—Mientras hablaba contigo, queriendo humillarte e sperando di creare disunione entre nosotros, también habló conmigo —explicó Venatrix—. Ho capito tutto, James. Lo que pasó hoy acá solo fue para debilitarnos, él nunca esperó que Cronos, Wendigo, Dakken, Morpheus o Nyx acabaran con nosotros. Era sicuro fin dall'inizio di cómo acabaría el encuentro de hoy, nos condujo hasta acá e hizo creer a los otros que tenían possibilità di vincere cuando solo los usaba para llevar a cabo su propio plan.

Venatrix perdió su mirada en la nada, parecía imaginar los hechos mediante los narraba, su pie comenzó un golpeteo contra el suelo que fue creciendo, estaba ansiosa y James deseaba saber por qué, pero no sé sintió capaz de presionarla para que volviera a hablar, así que aguardó.

—Lucifer non lavora in equipo, nunca lo ha hecho, y esta no ha sido la excepción. Los usó a ellos, a sus deseos de venganza y sus habilidades, para debilitarnos, en el proceso se deshizo degli strumenti che ya no le servían. Diles di andare a casa, James, no podemos ir con ellos a donde él nos espera.

—Sé más clara. ¿Acaso sabes el siguiente destino de Lucifer?

Asintió.

—Lo sé, y tú también. —James estrechó su mirada, desconcertado—. Repasa sus palabras, la respuesta está allí.

Y fue lo que hizo, en silencio recordó con rabia lo dicho por Lucifer, había decidido muy rápido olvidarlo y no dejar que sus palabras lo afectaran, pero ahora debía traerlas de regreso para descifrar el siguiente movimiento del rey en el tablero.

La respuesta estuvo allí, tan clara y camuflada, tan descarada y sutil a la vez. Entendió la actitud de Venatrix y comenzó a compartir su inquietud. Pronto la preocupación de Venatrix por el resto de los héroes también fue suya.

—Lucifer non ha intenzione di dejarlos con vida, userà la sua spada per acabarlos y habrá ganado per sempre.

Y con aquello, las palabras de Lucifer fueron recordadas.

«...Yo enfrenté a Lucifer, yo atravesé a la oscuridad misma para llegar a ella, yo viajé hasta el Infierno para rescatar a Gia...»

Lucifer había realizado una invitación informal, ya antes de irse, expresó su más profundo deseo. Ahora era claro.

—¿Dónde nos espera? —preguntó James, asimilando el futuro que se avecinaba.

—En casa —susurró Venatrix con melancolía.

«Te veo en casa, Venatrix».

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