Exterior, Interior
Si había algo que era difícil para Lance era abrirse totalmente ante las personas y mostrar quien era sin temor de ser herido, estaba tan acostumbrado a bromear y a hacer tonterías para distraer a quienes podían hacerle daño al querer entrar en su mundo de paz y tranquilidad que sin darse cuenta había creado un exterior totalmente suave y penetrable pero su interior estaba protegido por demasiadas murallas.
Y no le importaba, porque de esa manera la gente se acercaba a él y aun si lo dañaban jamás lo romperían del todo, era suficientemente fuerte como para que aquellas tonterías lo rompieran realmente y aun si sufría aquel dolor se iría con el tiempo, dejaría una herida en su blanda coraza pero no en su núcleo de piedra.
Aun así Lance había aprendido a abrir ligeramente su núcleo para dejar entrar a los miembros de Voltron al verlos como una segunda familia, como camaradas y amigos que jamás le darían la espalda, que jamás buscarían hacerle daño y que siempre lo protegerían.
Pero con el pasar de la guerra todo comenzó a cambiar y aquellos a los que una vez se abrió y se dejó al descubierto terminaron lastimando su núcleo una vez más, le dolía aquello aun cuando sabía que no eran acciones intencionales, eran solo reacciones por el estrés y el sufrimiento que todos tenían consigo debido a los últimos acontecimientos.
Principalmente aquel al que no esperaba abrirse con tanta facilidad.
El antiguo piloto del león rojo era todo lo contrario a su actual piloto, Keith siempre había tenido sus murallas alrededor para evitar que le hicieran daño, su coraza era impenetrable si el no quería dejarte pasar, pero una vez dentro podías ver el ser tan puro, dulce y roto que era el mitad alienígena.
Lance lo comprendía, Keith era lo contrario a sí mismo, seguían siendo como cuando fueron escogidos como paladines la primera vez, agua y fuego, pero el que fueran opuestos no evitaba el que pudieran unirse.
Porque al final el de mirada purpura había aceptado tenerlo cerca, abrirse un poco a tratar de llevarse bien para mejorar el equipo, dejar de lado sus impulsos solo porque el cubano le aconsejaba que no era lo mejor. Keith había decidido aceptarlo no solo como su mano derecha, sino que también había permitido que fuese su amigo y uno de sus hombres de confianza.
Del otro lado el de ojos azulinos había decidido mostrarle sus inseguridades al que alguna vez llamo rival, le dejo entrar y conocer sus verdaderos temores, rompió la protección de su núcleo para poder mostrarle quien era realmente al de cabellos ébano esperando que este lo aceptara y que juntos pudieran seguir hacia adelante ahora que conocían por dentro al otro.
"No tengo tiempo para esto Lance"
Aquellas palabras podían no resultar demasiado para los demás, después de todo estaban acostumbrados a que Keith fuese cortante e incluso en ocasiones cruel, pero para el moreno aquello estaba más allá, era como si con esas palabras el de cabellos oscuros estuviera rechazándolo de nuevo y poniendo su coraza entre su relación otra vez.
Lance entendía que era algo de vida o muerte y que debían actuar, su mente comprendía que era momento de dejar los sentimientos de lado y actuar con la cabeza fría si querían derrotar a Lotor, sabía que debía separar su deber de sus sentimientos.
Sin embargo para su corazón no era tan fácil aceptar aquello, principalmente porque aquel al que su núcleo se había dejado al descubierto había actuado de aquella manera.
Y por segunda vez en su vida el paladín azul sintió como su corazón volvía a ocultarse entre cientos de resguardos mientras dejaba una coraza totalmente débil que era manejada más que nada por la razón para así protegerse.
Porque el exterior era la mayor arma que todo ser vivo tenía para proteger su interior y Lance había aceptado que él tenía un exterior muy sensible para un interior demasiado duro.
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Se supone que este iba a ser un escrito feliz, no sé cómo acabó así.
¿Les gustaría la continuación de esta o de alguna de las escenas anteriores?
Estaré esperando sus respuestas.
Nos leemos pronto.
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