Fuego en llamas

Escenografía: La sala de visitas de una prisión cubana.

Personajes 5:
Manolito (Reo)
Lucía (Madre de Manolito)
Manuel Alberto (Padre de Manolito)
Maxi (Hermano de Manolito)
Guardia.

Introducción: Son las once de la mañana de un día jueves, horario inusual para que sea utilizada la sala de visitas, ya que normalmente se le permite a los familiares ver a los presos los fines de semana.

En la escena aparecen tacones color beige pisando fuerte un suelo manchado, con algunas colillas de cigarros regadas en el fondo. Acompañan de cerca a este calzado de mujer, par de zapatillas blancas y zapatos marrones de aspecto inmaculado.
Estos últimos pies caminan despacio, sin deseos.

Manolito: (tamborilea con los dedos encima de la mesa)

El guardia abre la puerta dejando entrar a tres personas.

Manolito: (se levanta de un salto de la silla)

Maxi: (corre a abrazar a su hermano)

Manolito: Te extrañé, gusanito. (Intenta no llorar delante de su padre). A los tres los extrañé muchísimo.

Manuel Alberto: (aparta a su hijo menor de los brazos de Manolito con demasiada dureza). No vamos a tener lástima, tú solito te buscaste que te metieran aquí. Eres un asesino.

Manolito: Papá, ¿cómo puedes decirme esas cosas tan feas? (Mira a su madre buscando apoyo pero esta tiene la cabeza gacha). ¿Los dos piensan así de mí? Entonces, ¿Por qué han venido?

Lucía: El padre Ernesto nos aconsejó venir porque Dios querría que te perdonáramos, pero...se me hace muy difícil mirarte a los ojos. (Suspira). Has cometido un pecado muy grande hijo, no sé yo, si Dios que perdona todo te deje entrar al cielo luego de esto.

Maxi: (solloza)

Manolito: Maté a ese hombre por una buena razón. (Mira de reojo a Maxi). Y lo volvería a matar de nuevo si fuera necesario.

Manuel Alberto: (abofetea su hijo).

Manolito se acaricia la parte afectada con ojos llorosos. Y busca la mirada del guardia que se encuentra junto a la puerta en posición firme sin intención de entrometerse. Los sollozos de Maxi se comienzan a escuchar más nítidos.

Manuel Alberto: Un hijo desviado y otro asesino. (Mira al techo levantando ambas manos). Que mal he hecho yo a este mundo, Dios mío. Ya han sido demasiadas pruebas.

Manolito: Lo volvería hacer.

Lucía: Ya basta.

Manolito: (exaltado). Volvería a matar a ese come pinga si lo tuviera de nuevo entre mis manos.

Manuel Alberto levanta su mano con intenciones de volver a golpear pero el frágil brazo de su hijo Maxi lo detiene.

Manolito: Papá, ¿no defenderías a una persona que quieres aunque para eso tuvieras que llevarte a otra vida por delante?

Manuel Alberto: (niega con la cabeza). Claro que no, la voluntad de Dios...

Manolito: En la biblia dice. (Interrumpió). Que las consecuencias por el pecado de Caín fue la separación de su familia, separación de Dios, y sería fugitivo en su tierra. Yo tengo que cumplir con ese castigo además de perder mi vida, con la diferencia que yo no maté a mi hermano, lo estaba salvando.

Lucía: (alternando la mirada entre uno y otro). ¿Qué quiere decir?

Manolito: Ese profesor que le buscaron a mi hermano era un pedófilo de mierda. (enojado). Llegué pasado de copas ese día pero recuerdo perfectamente su pene erecto sobre mi hermano, los gritos de Maxi pidiendo auxilio los escucho todos los días aquí. (Se toca la sien). No puedo olvidar sus ojos excitados por un crimen hacia un menor, y más que era mi hermano cojones, por eso lo asesiné mamá. Y por eso papá, volvería a prenderle fuego a ese hijo de puta.

Los tres miraron a Maxi que se encogía mientras lloraba sin consuelo.

Maxi: Y ahora vas a morir por mi culpa. (Logró decir entre lágrimas).

Lucía: (comenzó a llorar)

Manolito: No es tu culpa, gusanito...

Guardia: (se conmueve)

Manuel Alberto: (se queda sin habla)

Lucía: El padre quería que te perdonáramos, pero es que tú eres el que debe perdonarnos a nosotros (temblorosa, lo toma de las manos). Tienes un gran corazón, hijo mío. Guárdanos un lugar en el cielo porque estoy segura que vas a ir junto a nuestro Señor con pase VIP.

Manolito: (sonríe mientras las lágrimas le corren por el rostro).

Su padre con torpeza adelanta los pasos para llegar hasta él. Y lo abraza con fuerza, con sentimiento. Varios segundos después se le unen la madre y el hermano. Sin embargo son interrumpidos por los forcejeos de los guardias que se lo llevan a su destino final.

La última escena es la cara de Manolito en primer plano, aceptando su muerte con orgullo.

FIN