Los momentos fuera de casa se hacen muchas veces maravillosos, pues puedo observar o tratar con un ser de luz tan cambiante como fascinante. Me quedo lelo al apreciar tantos detalles explícitos como implícitos, características comunes y únicas. ¿Qué será lo que me deja instantáneamente impresionado? Mientras más trato de buscar una respuesta a mis dudas, más me encanta. Que gran regalo de la vida es el poder admirar la belleza, tan esparcida en todos lados, pero que yo suelo apreciar siempre en mi musa. De vasta inteligencia, hermosa apariencia, melodiosa voz, infinito valor y muchas cualidades más. Todo de ella se me hace único y especial, su presencia es foco de mi atención, me provoca ambición como por los lujos más suntuosos. Sé que no me conoce de nada, por lo que, seguramente mis más sinceras y románticas valoraciones hacia ella no llegarán, se quedarán solo en mi cabeza y se irán borrando poco a poco. Que amarga pena, pero, ¿qué puedo hacer yo? Barreras visibles e invisibles me separan de esa diosa, tan cercana como lejana. Tal vez deba ser así, ella seguir su vida sin saber de mí y yo enamorado de su persona. Escribir sobre lo que siento y pienso para guardarlo dentro de lo más profundo de mi corazón y alma, podría aprovechar tal sentir muy intenso como para inspirarme y dejar todo de mí en letras. Si algún día ella lee esto, todo por fin se dirá y aclarará, pasarán días, semanas, meses y años, esto será suyo. Aunque desconozco el cuándo, pues sinceramente dudo mucho de aquel suceder, solo anhelo o deseo que me conozca más, que sepa más de mí y le comentaré cada cosa con o sin importancia, pues sé que pasaré sin noción alguna del tiempo. Perdido en sus ojos, como si de pequeñas obras de arte se tratasen las cuales son las puertas a todo un mundo de ensueño. Por si fuera poco y como si fuese el más apasionado crítico, analizaré aquella escultura viva con suma paciencia. Aun si tuviese solo unos pocos segundos, le habría de buscar una acertada descripción que le hiciese honor a todo lo que es y me parece. Mientras música resuena en mi mente, buscando decir más sin cansar, sin abrumar, sin redundar, mas es complicado, ya que, para describir a esa mujer que alegra ciertos momentos de mis días, me deja con los ojos abiertos de par en par, me paraliza entre un tumulto de gente e incita en mí bastantes de esas sensaciones, no sería nunca suficiente una vida para poder decirle lo que me complace de ella. Podría usar tantas comparaciones que a muchos les podría parecer exageradas, pero para mí serían acertadas. Ya que, si de algo puedo estar seguro, es que el amor deja embobado a todo aquel que cae en ello y yo no soy una excepción. Por más que lo intente evitar, siempre buscaré ver más a esa mujer, presente en todos lados y parte de mi vida hasta que llegue el día de partir, el cual espero pueda ser al lado de ella.