Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 6

EMILY ROMANOV

Se llego el lunes más pronto de lo que pensaba, pero pase uno de los mejores fines de semanas de mi vida, junto a mis amigos, conociendo la nueva ciudad en la que ahora habitaba y lo más importante aprendiendo nuevas cosas de las personas que me rodeaban. Eran nuevas experiencias que debía guardar y aprender de estas.

Sabía que hoy no debía salir, mis padres sacaron tiempo para llevarme y conocer a la nueva terapeuta con la quería seguir mi proceso de psicología. La cita la tenía en la tarde por lo que tenía tiempo para ir al instituto y volver a casa para cambiarme.

El uniforme era ortodoxo, simplemente nada innovador, todo a la vieja escuela y a las enseñanzas machistas impuestas por los hombre, simplemente deberían dejar innovar, cambiar un poco el diseño integrar y quitar algunas partes de este uniforme. Por ejemplo, dejar utilizar pantalón a las mujeres si lo deseamos, o por lo menos por una vez a la semana, es una prenda bastante cómoda y útil; me termine de poner aquel uniforme y me acomode el cabello, hice que las ondas de mi cabello se pronunciaran un poco más y me puse un broche para adornarlo, me puse rímel en mis pestañas y así creía que ya estaba lista.

Llegue a sala y ahí estaba mi padre y mi madre desayunando, tome las medias y las subí hasta mis rodillas, me senté en una de las illas del comedor y les sonreí a mis padres.

— Buenos días mamá —le sonreí a mi madre y volteé a ver mi papá— Buenos días papá —le sonreí de igual manera.

— Buenos días Emily —dijeron por fin mis madres al unísono.

— Cariño, para hoy quiero que esperes a que tu padre llegue, así tu padre conoce al terapeuta y te espera —mi madre apretó los labios por un momento y luego me dio una sonrisa de medio lado, todo esto fuera un poco doloroso para ella, pero para mí lo era aún más porque para mí era aún más vivido cuando iba a terapia.

— Si mamá, aunque aún sigo creyendo que tendría dejar de ir, ya me encuentro muy bien —opiné ante lo dicho por mi madre, sinceramente son recuerdos que quería suprimir y simplemente olvidar, cosas que quería esconder de las nuevas personas a las que estaba conociendo, quería enterrar aquel pasado doloroso y agobiante, y eso estaba haciendo día tras día.

— Lo se cariño, pero tengo miedo a que —mi padre dejo su frase en suspenso y tomo mi muñeca y subió la manga hasta llegar al antebrazo— vuelva a suceder esto —dijo palpando cada una de las cicatrices que había, quite mi brazo un poco agresivo y baje la manga rápidamente.

— Son cosas que intento...superar —mi tono de voz se hizo bastante bajo, no quería abrir aquel baúl de recuerdos y dolores que tanto me costó cerrar— Además me entere que salió del reformatorio hace unas semanas, antes de que nos mudáramos aquí... —no me sentía muy bien al decir aquellas palabras, me entere cuando recién habíamos llegado, una conocida de mi vieja escuela me dijo y quede pasmada en ese momento, sentí que cualquier momento aquellos momentos podrían volver a mi mente, atormentándome por siempre.

— Con más razón, te podría dar un ataque de ansiedad, ¿ya tomaste la medicación hoy? —espetó mi padre con un tono más firme y serio de lo normal.

Entendía que mi salud le preocupaba, pero me daba miedo cuando utilizaba aquel tono. Negué con la cabeza y su ceño se frunció rápidamente, paso sus manos por el rostro, mi madre se levantó de la mesa y se dirigió al baño, saco aquel bote de pastillas que tanto odiaba tomar, pero me ayudaba a mantener la calma, además de que debía tomar algunas recomendaciones de mi terapeuta anterior; cosas simples como los "marcados rápidos" en el teléfono, con contactos que sabían que estarían ahí para mí.

Mi madre me dio el bote de pastillas y puso a mi lado un vaso de agua, abrí aquel botecito y saque una, dudé por un momento y mire a mis padres para después tomarla, era amarga, a decir verdad, y eso era lo que más odiaba.

[...]

Estábamos en el auto de Samuel, prometió dejarme en el instituto ya que le quedaba de paso para ir a su trabajo, el solía estudiar, pero también trabajar, así pagaba sus cuentas y los gastos apartes que tenía. Iba en el asiento del copiloto mirando por la ventana el camino que faltaba para llegar.

— Samuel, una pregunta... —lo miré por el rabillo del ojo, y empecé a jugar con el borde de mi falda— ¿sabes dónde puedo conseguir algún trabajo de medio tiempo?

— Tal vez pueda, pero, ¿no te quedaría muy pesado el instituto, las terapias y el trabajo? —quitó por un momento la vista del camino para mirarme por un momento, suspiro un poco y devolvió la mirada hacia al frente— primero organízate, y me avisas.

Podría llegar a tener razón, pero las terapias no las tenía todo los días solo unos cuantos días, además si pedía algún permiso en el trabajo por problemas de salud me lo podrían conceder. Enserio quería tener una vida normal, quería conseguir un trabajo de medio tiempo, tener amigos y divertirme.

— Esta bien, te avisaré apenas tenga todo listo y organizado —se estacionó fuera del instituto y se recostó en el espaldar de la silla, paso sus manos por su cabello desorganizándolo un poco, suspiro y me volteo a ver— Emily cuídate, me avisas cuando termines clases, Vanessa quiere mostrarte algo —su rostro y su mirada expresaban cosas totalmente diferentes, su rostro expresaba felicidad, pero sus ojos, en sus ojos había cierto brillo que me reflejaba nostalgia y preocupación.

Tome mi mochila que estaba en el asiento de atrás y acomode mi falda y cabello, mire por la ventana como la cantidad de estudiantes que entraba aquel instituto era demasiada. Miré a Samuel le sonreí y di un beso en su mejilla, lo abracé y jugué con uno de sus mechones de cabello.

— Nos vemos más tarde, te llamaré cuando terminé la sesión de terapia —dije saliendo del auto, y acomodando mi mochila, el me dio una sonrisa y acomodo su cabello como pudo.

—Cuídate, nos vemos luego —dijo devolviendo la mirada hacia al frente y cerré la puerta del auto y me despedí mientras me acercaba a la puerta del instituto.

Vi como el carro tomo de nuevo marcha hacia el trabajo de Samuel, entre al edificio y camine por aquellos infinitos pasillos, llegue a mi casillero y mire el horario de hoy, lo tenía pegado en la puerta del casillero. Saque de mi mochila una foto de Vanessa, Samuel y yo hace dos años cuando fuimos a Cerdeña, ellos estaban en vacaciones de final de año y aprovechamos para visitar algunos lugares turísticos en Italia. Tomé cinta doble faz y pegué aquella foto en la puerta de mi casillero. Saque los libros del primera hora.

Me puse los auriculares y puse mi playlist en aleatorio, caminé por los pasillos hasta que alguien me detuvo cuando iba a entrar al salón de Historia. Levante la mirada y allí estaba un chico de piel morena y cabellera castaña, lo había visto en el centro comercial el fin de semana estaba con Aarón ese día. Intente entrar al salón, pero nuevamente me lo impidió.

— ¿Qué es lo que quieres? —dije irritada por lo que estaba haciendo, me quité mis auriculares y los guardé en la mochila.

— Hola, soy Marcus y tú eres Emily, ¿no? —me dijo apoyándose en el marco de la puerta y acomodando su cabello- Es que eres muy linda y te quería hablar.

— ¿Y no sabes que otra forma coquetear? —que chico tan irritante podría llegar a hacer— si así piensas que yo te pondré atención, estas muy equivocado, ve y busca un libro de como coquetear, porque sinceramente esas formas ya están bastante usadas —intente entrar de nuevo al salón y me lo impidió nuevamente, ya no sabía de qué forma decirle que se fuera a la mierda.

— Vaya que eres bonita e inteligente, nos podemos llevar muy bien, si quieres podemos ir a hablar más en privado —tomo uno de mis mechones de cabello y lo intento acomodar, le di un golpe en la mano para que no me tocara.

— Si piensas que te haré caso, vete a la mierda y te haces una paja para que se te baje la calentura —corrí su brazo y entre al salón, me detuve a su lado y suspiré— y por favor, no me vuelvas a hablar —rodé los ojos y camine hasta unas de las sillas vacías, había varias personas en aquella aula y sentí sus miradas en mí.

Me senté y puse mi cabeza en el escritorio, vaya forma de iniciar el día, un estúpido quería ligarme, pero sí que era estúpido con una puta neurona en su cabeza. Saqué mi cuaderno de dibujo y empecé a dibujar algunas facciones del rostro de Marcus. Al lado del dibujo empecé a escribir.

"Un estúpido, con técnicas de ligue anticuadas y muy usadas.
Usa su pene para pensar.
Odia que le lleven la contraria.
UN TOTAL IDIOTA.
Cree que todas están a su disposición."

Deje el dibujo a medias, fue cuando la maestra entró empezó a hablar sobre algunos hechos históricos que debíamos repasar, ya que eran necesario saberlas. Me quede mirando hacia el pizarrón y empecé a jugar con mi bolígrafo en las manos, no era una persona que me pudiera mantener estática del todo, debía tener algo para desestresarme o entretenerme mientras pasaba el tiempo. El cambio de hora llego y saque mi teléfono mire el horario y me tocaba filosofía, simplemente una materia que no gustaba mucho, interpretar el pensamiento de personas que hace lucho que murieron era complicado; no se ni lo que pasa en mi mente y voy a saber lo que pensaban ellos.

Quería que la hora del receso pasara rápido, pero cuando ansias algo el tiempo pasa mucho las lento, es como si el universo quisiera que sufrieras esperando eso. La mayoría de la clase intente no opinar o no hacer algo relevante para que el maestro White no me preguntara, podría ser incomodo además de que seguía siendo "la chica nueva", por consecuente aun no encajaba.

[...]

El receso llego, por fin, sentía alivio ya que quería descasar de lo que había pasado en la mañana con el castaño y descansar de las materias que me había tomado en la mañana. Fui hacia mi casillero, guardé los libros de clase allí, me dirigí hacia el salón de música, siempre había pocas personas, pero era un lugar tranquilo donde se podía disfrutar de la música que tocaban. Me senté en una las sillas que había ahí, había un chico y una chica al parecer practicando una canción; el chico tocaba el piano mientras la chica cantaba y tocaba la guitarra.

Me empecé a mecer al compás de la música y saque mi libreta de dibujo y empecé a dibujar el piano y la guitarra que tenían ambos, sonreí ya que la voz de la chica a pesar de ser algo suave, su tono era agradable, melodioso, lo que podría tranquilizar hasta un bebé. Al terminar el boceto de la guitarra no pude evitar tararear la canción "lonely", en la acústica del piano y la guitarra enserio era cautivante.

Mire que Aarón estaba entrando, la chica y el chico no pararon de tocar, a pesar de que ya habían entrado dos personas, estaban muy enfocados en tocar el aquella canción. Aarón se sentó a mi lado y se enfocó en mirar a esas dos personas. Me volteo a ver y me dio una sonrisa de medio lado, le devolví la sonrisa, pero un poco más leve. Mirándolo de cerca enserio era guapo, tenía aquel atractivo tentativo para cualquier chica; desvié mi mirada para seguir dibujando algunos detalles que había en la guitarra.

Sus ojos verdes eran como ver dos esmeraldas brillantes en su iris, y el cabello negro lograba hacer que hubiera un lindo contraste en su rostro, enserio este chico era guapo, pero no sabía si era un idiota. La mayoría de los chicos guapos son idiotas o con complejos de "fuckboy".

Mire mi teléfono y mire que quedaban algunos minutos para la siguiente clase, me levante y le sonreí al chico y a la chica, de verdad me hicieron sentir en calma aquellos minutos que estuve en ese salón, Aarón me alcanzo y me tomo del hombro, me extrañé por la acción del chico de iris verdes.

— Hola Emily —musitó el pelinegro.

— Hola Aarón —dije un poco incomoda por quitaba su mano de mi hombro, por lo que se la quite de manera sutil.

— Emily, me preguntaba si hoy quisieras, no sé, ir a una tienda de arte que encontré —desvío la mirada mientras sonreí un poco.

— Lo siento Aarón, no puedo ir hoy —jugué con las cuerdas de mi mochila, se escuchaba interesante pero no podía ir— tengo...planes, así que puede ser la próxima —dije alejándome de él para ir a mi casillero ya que sonó la campaña para volver a clases

— Si...La próxima... —su tono era más bajo de lo normal por lo cual casi no lo escuché.

La idea me encantaba, pero sabía que la terapia era necesaria, además de que quería de que mis padres estuvieran calmados. Tal vez yo también debería agradécele a Aarón por darme la bienvenida de una manera cálida, no como su amigo, tal vez debía invitarlo a hacer algo o algún lugar, pero no conocía, agh... Cosas difíciles de pensar, mucho que pensar.

AARÓN O'CONNOR

El fin de semana se pasó rápido, aquellos momentos de Calama y despreocupación nunca llegaron, pero descanse un poco de las responsabilidades del colegio de las tareas. Pero nada es color de rosa, nada es eterno y el fin de semana tampoco lo era, por lo que el lunes era un día en donde la pereza caso siempre me ganaba.

Cuando llegué al instituto en la segunda hora de clases, de nuevo hubo balbuceos, no sabía la razón, o el por qué se había ocasionado. Le preguntaría a Marcus, pero sabía que tenía clase de deportes ahora; Cassandra tenía ciencias políticas; mire por un momento hacia el cada extremo del gran pasillo, camine hacia las escaleras y subí al segundo piso, allí se encontraba Santiago, mi salvación y la persona que me diría porque había tantos balbuceos hoy. Toque su hombro para que así dejara su juego de lado.

— Hola Aarón —murmuró un poco.

— Santiago —me senté a su lado y mire lo que están haciendo— ¿porque parece que algo sucedió?

— ¿Acaso aun no te enteras? —parecía incrédulo porque negué ante su pregunta— Que lento eres —soltó una risita y guardo su juego— Emily rechazó Marcus.

Me quede algo shockeado, era de las primeras veces que sucedía, la mayoría de mujeres solían caer a sus pies, pero en cierta parte me sentía aliviado o tal vez alegre de que Emily lo haya rechazado. Sabía que Emily era alguien distante o muy seria con respecto a algunos temas, también me imaginaba la manera en la que la pudo abordar; y conociendo a Marcus no me sorprendía que la hubiera invitado a tener sexo de forma abierta.

Aunque el día de hoy tenía planeado invitar a Emily a ir a la tienda de arte que había encontrado, tal vez le gustaría, tenía aquel presentimiento de que todo podría salir bien y de que le fascinaría aquel lugar. Debía irle preguntarle, pero no sabía si estaba en clase en aquel momento. Quería esperar el momento del receso para invitarla; por el momento debía entrar a clase de literatura.

Me levante del lado de Santiago y le di la mano para que él también se levantara, me estire y mire mi reloj, quedaban 20 minutos para iniciar la clase de literatura, era una clase que me hastiaba, y me aburría, era una de las clases más odiadas por todo el instituto, generalmente era por lo anticuada que era la maestra, además de que sus métodos de enseñanza eran los más aburridos.

Mi casillero no quedaba lejos de allí por lo que solo saqué los libros para esta clase y me dirigí hacia el salón de literatura de la señorita Grey. Llegue 5 minutos antes de que iniciara la clase y me sorprendí de que la maestra ya estaba en el salón, estaba escribiendo algo en la pizarra, mire hacia el interior del salón y había solo 2 chicas que parecían extrañadas por lo que estaba haciendo; me limite a sentarme al fondo del salón, empecé a tomar nota de cada cosa que consideraba importante sobre la temática a tratar.

Sonó la campana del receso y me sentí ciertamente aliviado de que aquella tortura terminara, quería llamar a Emily, pero a pesar de que tenía su número, tampoco sabía que clases estaba tomando este trimestre, baje al primer piso, llegue a la cafetería con la esperanza de encontrarla, pero para mi sorpresa no la encontré; no la conocía lo suficiente como para saber que le gustaba, solo sabía lo que ella me había dicho aquella tarde en la cafetería. Para haberla conocido hace unos pocos días, parecía que era una chica sincera o transparente.

La busque por el patio trasero del instituto y tampoco tuve suerte, no me quería dar por vencido, ya que enserio quería mostrarle el hallazgo que había hecho, podía sonar ridículo, pero quería escucharla hablar del arte que al parecer era algo que le gustaba o de lo que sabia bastante, tanto como para sonar sabia o como si ya hubiese vivido como 40 años.

Pase por el salón de música y escuche una melodiosa voz cantando, la curiosidad era algo que me caracterizaba, aquella melodiosa y dulce voz llegaba a hipnotizar a quien la escuchase, además de que la persona que estaba tocando la guitarra y el piano tenía talento, sonaban afinados y en las notas correctas con respectos al tempo de la canción.

La curiosidad me ganó y entre en aquel salón, había una chica y un chico, nunca los había visto en mi vida por lo que debían ser de primer año o tal vez de segundo. Mire a Emily que estaba sentada en uno de los taburetes y estaba de nuevo con aquella libreta, me limite a sentarme a su lado ya apreciar aquel ensayo, que enserio me estaba cautivando.

Miré a Emily salir de la sala y no pude evitar seguirla, quería saber lo que pensaba de los planes que tenía en mente, aunque tampoco quería sonar invasivo hacia ella. Posé mi mano en su hombro esperando a que ella no se alejara corriendo de mí, sentí cierto alivio cuando se detuvo y me miro. Mire por un momento sus ojos, eran de un color verde, tenían algo que me encantaba, quería mirarlos y apreciarlos por más tiempo, pero tal vez eso era imposible ya que podría llegar a ser sentir incómoda a la rubia.

— Hola Emily —dije mientras sonreía.

— Hola Aarón —quitó mi mano de su hombro, pero en su tono se notaba la incomodidad.

— Emily, me preguntaba si hoy quisieras, no sé, ir a una tienda de arte que encontré —no pude evitar desviar la mirada, pero noté que la chica sonrió un poco, vaya al mis esperanzas subieron con solo ver aquella sonrisa.

— Lo siento Aarón, no puedo ir hoy —y allí se iban mis esperanzas, me ilusione pensando que tal vez si podía salir— tengo...planes, así que puede ser la próxima —se alejó lentamente de mí, tal vez debía preguntarle unos días antes o tal vez planear bien las cosas y no solo precipitarme.

— Si...La próxima... —el tono de mi voz bajo gradualmente gracias a aquella decepción.

Quería conocer mejor a Emily, pero enserio era un misterio en muchas ocasiones, a veces era evasiva y algo distante con las personas; pero en otras ocasiones era tierna y algo amable se podía decir. Debía respetar la decisión de que no podía salir por tener planes, pero no pensaba rendirme, en serio quería mostrarle aquella tienda, quería ver la expresión que podía hacer y más importante que aludiera hablando del arte.

Quería saber muchas más cosas de ella, saber su color favorito, que le gustaba, quería ver que tanto hacia en aquel cuaderno que al parecer no dejaba en su casillero, quería escucharla hablar italiano, quería escuchar su historia y el por qué se mudó a otro continente; quería saber todo sobre Emily.

[...]

— ¡La pizza llegó! —levante un poco la voz para que los chicos me escucharan y rápidamente bajaron rápidamente.

Cassandra me miro mientras estaba sentada en la mesa trenzado su cabello, soltó una risita al ver a los chicos y le di una leve sonrisa de labios cerrados

— ¡PIZZAAAAAA! —El castaño y rubio parecían ansiar comer pizza y golpearon un poco la mesa al sentarse.

Deje la pizza sobre la mesa y saque el refresco del refrigerador, tome unos vasos de vidrios de la estantería y los acomode frente a cada uno. Miré que Cassandra empezó a servir el refresco y no pude evitar empezar a comer un trozo de la pizza.

— Bueno si nadie va a hablar de eso, yo lo haré —Santiago aclaró su garganta y dejo su pedazo de pizza en la caja— ¿Qué se siente que te hayan rechazado? —apunto a Marcus mientras tenía su vaso en su mano y se lo acercaba al chico

— Agh, solo es una perra que se hace la difícil —puso los ojos en blanco y tenso un poco su mandíbula.

— ¿Así que era cierto? —la expresión de incredulidad de Cassandra se hizo presente tan pronto Marcus lo confirmo, soltó una carcajada y lo despeino un poco— o tal vez tus trucos ya no funcionan.

— Solo es una perra más, además hay muchos culos y polvos en este mundo —dijo apoyándose en el espaldar de la silla para después darle una mordida a otro trozo de pizza.

— Uy, creó que Marcus esta ardido, definitivamente le dolió más de lo que dice —Santiago se burló y no pide evitar soltar una carcajada por lo que estaba sucediendo.

— Agh, ustedes también fastidian —se levantó de la mesa y se cruzó de brazos, camino hacia el balcón y se quedó mirando hacia afuera.

— Ay que sensible —lo dije con ironía y terminé mi trozo de pizza. Tome un sorbo del refresco y me estire un poco.

— Aunque tal vez Marcus tenga razón —musitó la pelirroja mientras nos miraba— Puede que solo se esté haciendo la difícil, después de todo muchas fingen hacerlo y después caen a sus pies —Cassandra era algo cruel con respecto a muchos temas, y lo que había dicho no me agradaba mucho, estaba hablando de una persona de su mismo sexo y le importaba una completa mierda.

— Aunque por los pasillos se dice que tú te hablas con ella Aarón —opinó el rubio mientras me miraba y tomaba otra rebanada de pizza.

— Si, he hablado con ella muy poco —miré al rubio un poco inquieto por lo que había dicho.

— Ahh, entonces se mete con la gente que tiene dueña —demandó Cassandra un poco indignada por mis respuesta, me miro y al parecer si las miradas mataran ella ya me hubiera matado y resucitado unas 20 veces.

— Primero —levanté mi dedo índice frente a ella y la mire— no tengo dueña, lo tuyo y mío es solo sexo. Segundo —levante mi dedo corazón- Ya no quiero que te refieras a mi como si fuera tuyo, porque ni tú me perteneces, ni yo a ti —me levante de la mesa y tome una cajetilla de cigarrillos y encendí uno de los cigarros.

— Entonces tendré sexo con el primero que vea —me gritó la chica mientras daba una calada al cigarrillo.

— Si lo quieres, pero ojalá que no te de una ETS —bufé mientras la mirada y daba otra calada.

La chica tomo su bolso y salió de mi casa, si me sentía culpable, pero en cierto modo se lo merecía, el único vínculo que teníamos ella y yo era el sexo nada más, sabía que era capaz de chantajearme, pero en ese momento no tenía miedo, me daba igual si quería gritarme o hacerme un show de celos; pero yo tenía razón no nos pertenecíamos, no teníamos cartas de propiedad el uno del otro, además lo máximo que he llegado a sentir por ella es el cariño que una vez hubo cuando éramos amigos. Si ella quería eso de amigos devuelta debía bajarle a la calentura que tenía encima.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro