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CAPITULO 4

EMILY ROMANOV

Acomodé la cobija que estaba en mis piernas para luego pasar algunos canales, tenía que hacer algunas tareas para las clases siguientes, pero quería descansar un poco, mudarse a una cuidad nueva no era fácil, ya que dejas atrás todo lo que ya conocías y la comodidad que tenías. Lo único bueno que trajo este cambio es que podía ver más seguido a mi mejor amiga, vivíamos en ciudades diferentes por lo que dificultaba algunos planes.

La distancia nos separaba, y ella acostumbraba a ir en vacaciones a mi país, Italia, el país donde yo solía vivir, podía ser algo "sombría" se podría decir, su clima solía ser algo frío, y era una cuidad algo grande, a pesar de su clima frío, las personas no lo eran, más bien eran bastante amigables y los jóvenes vivían de una fiesta en otra, algo así como el libertinaje en vida. Por otro lado, estaba este nuevo país, Estados Unidos, su clima era templado, comparado con mi antiguo hogar, este era mucho más grande al igual que sus ciudades, no me dado el tiempo de conocer a sus personas, pero en algún momento lo debo hacer, en esta ciudad vivían familias adineradas por lo que muchas de las escuelas de esta ciudad son de alto estatus.

Vanessa dijo que me llamaba cuando estuviera libre para salir un rato y mostrarme las maravillas de cuidad, además de que también estaba esperando el mensaje de Aaron para concretar la salida al café, quería conocer esta cuidad, pero sola podía ser imposible, las probabilidades de perderme eran altas, así que necesitaba a alguien que conociese esta ciudad para enseñármela. Si les pedía el favor a mis padres tal vez resultase inútil, esto porque ellos conocían sitios claves, como centros comerciales, hoteles, las escuelas, el barrio donde vivíamos y la ubicación de sus trabajos, nada más.

Me levanté del sofá, me puse las pantuflas que estaban a un lado y camine hacia la cocina, abrí el refrigerador y saque una lata de soda, la abrí y di un sorbo luego para volver a sentarme en el sofá, una tarde calmada, pero estaba ansiosa conocer nuevas personas, tal vez las personas son multifacéticas según en el lugar que se encontraban, y eso quería descubrir, que tan transparentes podían llegar a ser las personas.

Después de todo, las personas estamos acostumbradas a ser una cara de póker, mostrando así la cara que más nos convenga en cada situación, beneficiándonos de estas y quedando así vencedores en nuestra lucha por encajar. Tal vez sonará ridículo, pero era cierto y lo aprendí con muchos golpes, no llegaba a confiar mucho en una persona hasta descubrir que tan "transparente" porfía llegar a ser en las diferentes situaciones; y eso me paso con Vanessa, a pesar de discutir en repetidas ocasiones, nunca me ha defraudado, siempre demuestra puedo confiar en ella, siempre ha sido honesta, y bastante, pero bastante directa con las personas. Si no le gusta algo de ti, te lo dice y así de simple. Una lógica de vida simple pero algo compleja de mantener para muchos.

Le di otro sorbo a la soda y deje la lata sobre la mesa del centro que había frente al televisor, los programas no eran muy entretenidos, estaba una película lo bastante buena como para verla mientras esperaba el mensaje de Vanessa o de Aaron, después de cambiar canales por un rato suspiré y decidí dejar una película que llevaba por título "Como la primera vez" su actor principal era Adam Sandler, las películas con el eran bastante lindas y graciosas, no es por nada, pero las películas con el siempre logran sacarte una sonrisa, sus toque humorístico en "Son como niños" son muy buenos, pero sí de romance estábamos hablando, esta película era hermosa, demostraba aquella lucha por querer a alguien a tu lado, definitivamente perfecto pero algo irreal.

Tome mi teléfono por un momento, entre a mi Twitter para ver las noticias y trendings más recientes en esta, después de todo muchos noticieros preferían informar sobre otros temas de conversación. Mi navegación se interrumpió por que recibí un mensaje de Aaron.

Aaron O'Connor

Hola Emily, soy Aaron, ya encontré una cafetería, pero no sé si sepas donde queda 😟

Emily Romanov

Hola Aaron, pues sinceramente no conozco casi ningún lugar 😅

Aaron O'Connor

Pues si quieres te recojo o nos vemos en el instituto, como quieras :3

Emily Romanov

Prefiero que nos reunamos en la escuela, creó que sería mejor para ambos

Aaron O'Connor

Está bien, nos vemos en unas 3 horas :3

Emily Romanov

Está bien, nos vemos más tarde

Deje mi teléfono a un lado, me levante y fui hacia mi habitación para cambiarme y prepararme para la salida con Aaron; abrí mi clóset y revise todas las posibles opciones para ponerme, tome unos jeans de color negro con pocos rotos en la parte de las rodillas y unos desgastes en los muslos, me puse unos tenis de color negro y una blusa de rayas de color blanco y negro, y por encima una chaqueta de mezclilla color azul claro. Empecé a peinar mi cabello, y esta era una de las partes que más odiaba de arreglarme para salir, ya que mi cabello era un poco difícil de peinar. Intente que las ondas de mi cabello de acentuaran un poco. Fue un poco tardío terminar todo esto, quería verme bien para salir aquel día, tal vez si me veía diferente cuando estaba en casa y desarreglada, pero lo que menos importaba era que me vieran desarreglada.

Tome mi teléfono que había dejado en la sala y mire la hora, las 4:30 de la tarde, me había demorado media hora en todo aquel proceso de arreglarme. Miré algunos mensajes que me habían enviado, entre esos los de Aaron, donde decían que a las 5:00 pm nos encontráramos para así no salir muy tarde, le puse a Tomás su correa de paseo, quería dejarlo de nuevo con la vecina, pero esta vez debía pagarle yo el tiempo extras, mis padres no podían saber que iba a salir y mucho menos sin conocer la cuidad.

Dejé a Tomas con la vecina y le di un total de $10 dólares, con eso debía ser suficiente por el tiempo por el que tenía pensado salir, también tenía buscar trabajo, tal vez podría ser difícil por ser mejor de edad, pero nada es imposible, de alguna u otra manera lo conseguiría, no toda la vida podía depender de mis padres y su dinero; necesitaba empezar a "independizarme", después de todo ellos no me van a mantener toda la vida y mucho menos criar a una "sanguijuela".

Camine aproximadamente veinte minutos, tiempo necesario para llegar al instituto, mire la hora en mi teléfono y mire que faltaban cinco minutos para que la hora acordada con Aaron llegase, me senté una de las bancas que se encontraban en una parada de autobús, empecé a jugar con mi teléfono en mis manos, tal vez estaba inquieta, sentía nervios, todo podía pasar, en mi mente empezaron a aparecer pensamientos como "te va a dejar plantada", "son los típicos comportamientos de los chicos que se quieren aprovechar", "¿por qué viniste?"; por un momento pensé en irme a casa y hacer como si nada de esto hubiera pasado, pero debía darle el beneficio de la duda, después de todo es gente diferente a la que me había acostumbrado a vivir. Todas estos pensamientos desaparecieron cuando lo vi acercarse a donde yo estaba sentada, me dio una leve sonrisa, lo miré a de arriba a abajo y tenía que admitir algo, este chico se vestía bastante bien. Resaltaba el gabán de color negro que llevaba, lo hacia parecer imponente y algo intimidante.

—Hola Emily, ¿Esperaste mucho? — dijo mientras sonreía un poco y miraba su teléfono al parecer para verificar la hora, lo guardo después de esto y devolvió su mirada hacia a mí.

—De hecho, hace poco llegué —. Era cierto, no llevaba mucho esperando, que yo sea una neurótica y la ansiedad me domine es diferente, me levante de mi asiento y me pare a su lado—. Bueno, creo que es hora de iniciar este recorrido, ¿no crees?

—Claro que sí, vamos señorita Romanov —dijo para empezar a caminar a mi lado, él tenía sus manos en su gabán, mientras miraba hacia enfrente, yo me quede viendo el paisaje que había en aquellas calles por las que pasábamos. A pesar de que no hablábamos sabía que no le incomodaba o eso parecía por su lenguaje corporal.

Miré aquellos colores naranjas y rosados que aparecían en aquel cielo, me detuve un momento para mirarlo, las nubes estaban totalmente dispersas por el cielo, aquel cielo merecía ser puesto en un lienzo y ser llamado obra de arte. Me di cuenta de que estaba totalmente inmersa viendo aquel cielo cuando Aaron toca mi hombro y me da una pequeña sonrisa.

— Al parecer aprecias hasta el cielo más hermoso —musitó con una leve sonrisa en sus labios, mi mirada se dirigió nuevamente hacia el por un momento, ya no sabía ni que pensar con él, parecía que dos personas vivieran dentro de él; la primera que era el típico "fuckboy" y la segunda "un chico sensible con toques fríos", tal vez el hiciera esto por simple capricho, pero estaba mal mostrar quien no eres a la sociedad.

— A decir verdad, todo en este mundo es arte, que los ojos ciegos e ignorantes no lo vean e s diferente. Las personas suelen ignorar cosas pequeñas pero hermosas como estas, y esto nos hace dar cuenta de lo egocéntrico que puede llegar a ser el ser humano —. Esto lo pensaba todos los días, si te das cuenta la mayor parte de obras de arte actualmente son de personas, dejando de lado a los animales, los paisajes y el trasfondo de todo esto. Y si estudiamos un poco de historia del arte así ha sido durante años, y se destacó en la época del Teocentrismo.

— Jamás pensé escuchar algo tan sabio y lleno de verdad, a decir verdad, el humano siempre ha sido y será un ser egocéntrico y en eso tienes razón. Pero qué tal si seguimos la conversación de camino a la cafetería —. Esto último lo dijo con una risita algo baja, suspiré un poco y volví a caminar a su lado.

Los cinco minutos que tardamos en llegar a la cafetería fueron de conversaciones sobre algunas personas de la escuela, los maestros, los deportistas, los artistas, etc.; pero algo que aún me inquietaba era la actitud de Aaron, en la escuela muchas chicas le apodaron "el fuckboy", esto ya que era un rompecorazones de muchas chicas, y con la mayoría no tenía nada serio o eso escuche. Cabe aclarar que estos eran solos chismes por parte de las Chicas, y sabía que no podía creerles hasta demostrar que Aaron era o no era así.

Llegamos a la cafetería, su interior tenía un ambiente rústico y vintage, tenía algunas plantas y lámparas colgantes, la luz era bastante tenue, y tenía algunas letras en madera, sus mesas se encontraban distribuidas de una manera en que había una larga fila, parecía la barra de una bar, las sillas al igual que la mesa eran de madera y en estas habían un pequeño florero con una flor en estos; la gente que al parecer trabajan allí también se notaban que eran amables o eso aparentaban a primera vista.

AARON O'CONNOR

Llevarla a esta cafetería creó que era de las mejores elecciones que había tomado en aquel momento, por la expresión de su rostro le había gustado, y más que todo por intuición; ella miraba y apreciaba el arte, estaba dudoso de lo que podía llegar a pensar sobre esto, pero no debí preocuparme. Nos dirigimos a unas de las mesas y tome la silla donde se suponía que se debía sentar y la acomode, pero me sorprendió ando de sentó en la silla contraria y me dio una leve sonrisa de incomodidad. Mierda...tal vez no le guste que la traten con caballerosidad.

— Lo siento Aaron, pero no soy del tipo de chica que necesita que organicen su silla, soy capaz de sentarme y organizar mi propia silla —. Me sorprendió su actitud, me daba la leve impresión de que ella era más independiente de lo que demostraba ser, definitivamente esta chica era un total misterio, no sabía cómo podía reaccionar con las demás acciones que haría, debía ser precavido fue te a ella.

— No te preocupes, es entendible, solo que pensé que te agradaría, a muchas chicas le gustan estos gestos —dije sentándome frente a ella, me quité el gabán que llevaba puesto, lo deje en la silla del lado y le devolví mi mirada, ella estaba mirando la carta que había en la mesa para elegir que deber.

— Que a la mayoría de chicas les gusten esto, no significa que a mí también, es mejor que no me encasilles de esa forma. No tomes las cosas a la ligera y date el tiempo de conocerme —dijo devolviéndome la mirada, en su tono se escuchaba cierto desconcierto, tal vez por la magnitud de mis palabras, no quería cagarla y dar más malas impresiones a esta chica, de verdad deseaba conocerla y ser capaz de darme cuenta que pasaba por su mente.

— Esta bien, pero la pregunta más importante de la tarde, ¿Qué quieres pedir? —musité mirando aquella carta de bebidas que había sobre la mesa en la que nos encontrábamos.

— Yo tomaré un Cappuccino, y ¿tú? —. Sonrió mientras dejaba de nuevo la carta sobre la mesa y me miraba con una sonrisa.

— Yo tomare un Vanilla Latte —. Levante una de mis manos mientras miraba hacia el mostrador, donde uno de las personas que atendían se nos acercó y tomo nuestra orden, dejándonos el número seis sobre la mesa, al parecer ese era el número de orden que éramos.

La música de ambiente era bastante calmada, más que todo eran instrumentales de las canciones, pero versión piano o violín, lo que causaba que los momentos que se pasaran allí fueran bastantes amenos, era como sentir un abrazo por parte de este lugar, el tiempo allí era bastante placentero, llegando a perder la noción del tiempo. Nuestra conversación con Emily siguió por unos diez minutos que fue el tiempo en que se tardó en llegar el café, las conversaciones con ellas eran bastante placenteras y te hacia caer en cuenta de algunas cosas que por distraído o simplemente por estúpido nunca tuve en cuenta, entre ese paso de tiempo ella tarareaba la melodía de aquellas instrumentales que sonaban por las bocinas, yo la acompañé con mi no tan melodiosa voz con las letras que me sabia; su voz meramente melodiosa, era algo suave, agradable para cualquier oído que la escuchase.

Cuando llegaron las bebidas le sonreí un poco, tomé mi vaso y le di un sorbo a mi café, Emily se quedó empezó a dar golpecitos en la mesa con la palma de su mano al ritmo de la melodía. Con la otra mano tomo el vaso y le dio un sorbo a su Cappuccino.

— ¿Te puedo preguntar algo? Aaron —dijo dejando su vaso de nuevo en la mesa, me devolvió la mirada y acomodo su cabello.

— Claro Emily —. La curiosidad que sentía por la pregunta era casi notoria, así que le di otro sorbo a mi bebida y después la deje de lado.

— ¿Por qué me invitaste a tomarnos un café? —dijo con su expresión casi inexpresiva, me miro a los ojos por un momento y desvío su mirada rápidamente.

— Porque me agradas, a pesar de que llevemos hablando unos días, tu mentalidad es como la caja de Pandora, llena de misterios y de pensamientos interesantes, tal vez si deba conocerte mejor y estoy dispuesto a hacerlo —. Decir eso me daba cierta vergüenza, así que no la podía mirar a los ojos, me quede mirando y jugando con una de las servilletas de la mesa.

— Por lo menos eres sincero, o eso aparentas —dijo tomando de nuevo su café y dándole un nuevo sorbo. No sabía si sentirme halagado por lo que dijo o simplemente tomarlo como un insulto cubierto con halagos.

La conversación transcurrió así por más o menos unos veinte minutos, fue la conversación más amena y reconfortante que había tenido en mi vida, ella era bastante cruda y sincera lo que hacía que fuera un poco reconfortante que te dijeran cosas que no querías escuchar, dándote cuenta de no todo es como piensas. Entre eso me dijo las impresiones que le di con solo llevar unos días en conocernos.

*Soy un chico rico
*Me preocupo por los demás, aunque no lo demuestre
*Soy abierto a cualquier conversación
*Debo ser sincero.

Algunas si eran verdad, pero con otras me sentía algo extraño o ajeno a lo que decía, se notaba que era un poco detallista al conocer las personas. Caminamos un rato por las calles de la cuidad, ya había oscurecido, por lo que los faroles brillaban y los autos transcurrían más de lo habitual; ella sonreía al mirar alrededor, definitivamente disfrutaba de los pequeños momentos que sucedían a su alrededor. A pesar de que a veces había un silencio no había ningún sentimiento de incomodidad, ya que era lo más relajante, y ella simplemente disfrutaba de este.

Empezó a hacer cada vez más frío gracias que empezaban las ventisca, su cabello empezó a moverse de lado al que el viento soplara, lo que causaba muchas risas por nuestra parte, me detuve un momento y la tome de los hombros, acomode algunos cabellos que tenía en su rostro, ella dio una pequeña sonrisa, y se libró de mi agarre para seguir caminando.

— Creó que es mejor que me vaya a mi casa —dijo alejándose mientras caminaba, se despidió con una se sus manos, me sorprendí por lo que hizo y solo levante la mano en signo de despedirme; quería alcanzarla y llevarla hasta su casa, pero no quería hacerla sentir mal, o forzada.

— Hasta luego...Emily... —susurré aquellas palabras

El tiempo enserio que pasaba lento cuando estaba con ella, me sentía cómodo cuando hablaba con ella, sentía que no debía fingir ser fuerte o ser el "Aaron" que todos en el instituto conocen, sentía que podía ser...yo mismo...definitivamente quería seguir siendo yo mismo, pero solo con ella podía hacerlo, y era lo que más me sorprendía, ya que tenía varios amigos de años, pero con ellos fingía por miedo a que se alejaran.

Camine con las manos en mis bolsillos mientras algunos autos me deslumbraban la cara, camine lento, ciertamente ni quería llegar a mi casa, no quería aquel ambiente tan pesado, tan espantosos de vivir...

Llegue a cas después de una hora de caminata, me hubiera demorado menos, pero solo seguía un ritmo despacioso, mire como las luces de la sala estaban encendidas, al parecer estaban allí mis padres, saque mis llaves y abrí la puerta principal para luego abrir la puerta. Y estaba en lo incorrecto la que estaba en la sala era mi Nana y estaba viendo una película con Camille, estaba algo cansando por lo que solo salude, le di un beso en la frente a Camille y fui a mi habitación, mire en mi armario y saque mi pijama, me cambie y me recosté mirando hacia el techo, suspiré y me puse mis audífonos escuchando música para relajarme un poco.

Moví uno de mis pies al ritmo de "Monster" de Shawn Méndez y Justin Bieber, era adictiva aquella canción, me hacía sentir relajado y me encantaba todo esta canción, su significado y trasfondo.

— What if I trip? What if I, What if I fall? —. Empecé a cantar la canción casi susurrando, para así no levantar o molestar a nadie, di una vuelta en la cama y cerré mis ojos para así poder dormir.

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