Listos para hacer historia
Si Yuuri miraba en retrospectiva, todo parecía una sincera fantasía.
Durante gran parte de su vida había soñado con ese momento, un instante que se veía lejano, apenas observándolo desde la distancia, detrás de una pantalla o como un mero espectador desde las gradas, siempre ajeno. Nunca protagonista de su propia historia, luchando con el deseo incontenible de estar allí con el resto de los patinadores, de compartir la pista, "su pista" y patinar como iguales.
Incluso recuerda, haber pensado que todo su esfuerzo era insuficiente, que sudor y sus lágrimas habían sido en vano. Pero luego de un largo recorrido en un túnel oscuro, finalmente pudo ver la luz, encontrando frente a sí los ansiados resultados.
Allí estaba, el escenario de sus sueños: los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyongyang. No podía con la euforia cuando llego a la inauguración acompañado de la selección japonesa y vio la incandescencia de la llama olímpica brillar, hasta dejarlo mudo, extasiado. Un nudo en la garganta le envolvió junto con un sentimiento de euforia que jamás amaino en todo el camino.
Dando lo mejor de si, alcanzo un buen puntaje que le hizo pasar la eliminatoria y alcanzar la final de patinaje sobre hielo masculino. La competencia estaba reñida, entre la participación de Chris y el propio Yuri Plisetsky, quien iba en primer lugar del programa corto. Pero a diferencia de ocasiones anteriores, Yuuri no estaba nervioso, aun con los temores que pudiera alcanzar Victor en su posición de entrenador.
Esta vez, el japonés no estaba nervioso, sino simplemente emocionado. Porque el simple hecho de haber llegado hasta donde estaba era un sueño que luego de un largo camino que casi parecía infructuoso, al fin, daba resultados.
Su corazón latía desbocado, y aun pese al estruendo del estadio, la música de fondo y el zumbido de sus oídos, era claro para él.
Ese día lograría hacer historia.
No para el patinaje, no para su país, sino para sí mismo.
Alzo el rostro, preparado para salir. Dio una mirada a su entrenador, su rostro estaba marcado de finas marcas de expresión y en sus ojos brillaba la preocupación, pero como era ya costumbre, toco el remolino de su cabello, instándolo a tomarle atención.
Sonriéndole como pocas veces hacia previo a una competencia de tal magnitud, beso el anillo que reposaba en su mano derecha y le expreso que no se preocupara.
Si finalmente estaba ahí, era por Víctor. Por su perseverancia, por sus enseñanzas, por su apoyo incondicional, por su amor y, sobre todo, por ser quien inicio todo ese largo camino.
Todo era gracias a Víctor.
Así que sale, sin temores, con el corazón retumbando y la cabeza en alto. Se posiciona en el centro y se alegra de su lugar, porque desde allí puede mirarlo.
Admirando su faz desde la distancia, su música comienza, los reflectores lo recubren, así como la escarcha, y aun cuando su rostro está cubierto de una mascarilla, sabe que está sonriendo, el brillo de sus ojos lo delata y él sabe, que su mirada esta enganchada en la suya, en sus pasos, en su danza vibrante.
Es así, que él se siente seguro, sin temores, sin limitantes. Han pasado por tanto que es imposible dar marcha atrás. Se desliza sobre el hielo, los patines dejando una ligera marca sobre la pista, denotando junto a las otras, el camino que él y muchos otros han ansiado por alcanzar.
Alza sus brazos, siente la música en sus oídos, en su mente, rebozando, sus pies se mueven sobre el hielo, flotando, danzando. La emoción, los gritos, los aplausos y, sobre todo, la vista orgullosa de Víctor esperando todo de él, no puede más que eso, es demasiado y suficiente a la vez, capaz de darle todo de sí mismo para él y para a los demás que le han apoyado, por eso se arriesga y salta.
Y celebra, celebra cuando logra aterrizar el cuádruple Flip nada más y menos que en los juegos olímpicos. Porque quería agradecerle a Víctor por todo lo que había hecho, y no había mejor forma que hacerlo.
Aun cuando la música ha terminado, el sigue danzando, en su mente, buscando alcanzarlo, al igual que Víctor que se lanza a buscarlo. Abrazándose al instante porque no necesita ver los puntajes porque sabe que lo han logrado.
Allí están, finalmente, listos para hacer historia.
Dedicado a Carolina Villadiego
Espero que siempre puedas seguir siendo esa luz de inspiración que eres para mí, para el fandom y para muchos otros. Feliz San Valentin.
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