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Nombre del personajes:  Mikuro y Andrea.
Ship: Semi-Canon (O sea, no se han confesado sus sentimientos en el lore original)
Canciones inspiradas: I wanna ruin our friendship - Studio Killers.
¿Nivel de spoiler?: Bajo
Multiverso o universo al que pertenece: Multiverso O, universo Omega, código 001

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Si Andrea tuviera que admitir lo que su corazón cálido sentía, lo más probable es que se pusiera nerviosa y mirara a otro lado, pensando en algo con lo que pasar el rato, capaz jugar videojuegos que ayuden a desconectarla de sus sentimientos, capaz pasar un buen rato caminando sin rumbo alguno o pegarse contra un saco de boxeo para descargar la furia que a veces se contenía, pero todo eso no podía hacerlo al estar encerrada en el código 001, con el destello en manos de Andrina, Anais y Renic, que se habían ido al código 007.

Ahora estaba tumbada en la hierba, con un trozo pequeño de este en su boca como hacía normalmente su padre de procedencia gallega, cuando iban a los extensos campos que él tenía, con un sombrero de paja encima, se echaba unas buenas siestas de dos horas a pleno sol del día. Andrea había adoptado esa característica encima, solo que en vez de tener el sombrero, ponía su chaqueta encima para que el sol no le molestara.

Aunque fuera una chica de ciudad, en verdad había vivido lo que era la vida de campo, ver como su tío iba con su padre con el tractor con una gran carga de maíz encima era algo que a ella le fascinaba o imitar a su padre con algunas costumbres gallegas. Ella podía decir con orgullo que quería sus orígenes, aunque admitía que odiaba Lugo por que era ciertamente deprimente.

—¿Qué haces? —preguntó su amiga con una ligera risa—. Los humanos realmente sois raros, ¿por qué tienes ese trozo de hierba en tu boca?

—Costumbres gallegas, nenía.

Andrea retiró la chaqueta de sus ojos para sonreírle a Mikuro, quien se veía sorprendida por la actitud que estaba tomando Andrea en esta ocasión.

—¿Puedo acompañarte? Negatividad me dijo que podíamos ayudar a la ciudad, pero al no tener mucho que hacer, prefiero descansar.

—Como quéiras.

Mikuro desconocía bastante las costumbres de Andrea, en el código 006 no mostraba mucho sobre ella, pero eso se debía a que sus recuerdos habían sido casi borrados de no ser que lograron hacerle recordar Negatividad y Solace, la anomalía que vivía en su interior.

Sentándose al lado de Andrea, escuchó su respiración lenta mientras ponía un poco su chaqueta en los ojos para que el sol no la molestara con sus potentes y calurosos rayos. El silencio era agradable, escuchando la brisa suave moviendo los bosques profundos que había a lo lejos.

—Nunca me mostraste mucho sobre tu cultura, en general, sobre los humanos —habló a modo de iniciar una conversación con Andrea.

—Si fuera con Andrina y Kamico me soltaría mucho más, pero al estar hablando de otros seres de otros planetas, debo hablar un idioma que al parecer sois capaces de entender —comentó Andrea mientras la miraba de reojo.

Sus ojos observaban con detenimiento la calma que Mikuro vivía en ese momento, cerraba sus ojos negros mientras ponía sus manos en su cabeza como si fuera un tipo de almohada. Andrea, sentándose en el suelo, retiró la chaqueta de sus ojos y se la daría.

—Úsala como almohada si quieres.

—¿Segura?

Non sexas teimudo conmigo.

—¿Eh?

—No seas tozuda conmigo —tradujo, riéndose suavemente al ver la confusión en los ojos de Mikuro, quien tomó su chaqueta—. Te será un poco complicado entender lo que digo.

—Tengo intriga por saberlo, al igual que te comenté sobre la cultura de mi raza, puedo saber sobre la tuya.

Andrea se volvió a tumbar en el suelo mientras miraba perdidamente hacia el cielo, sonriendo suavemente para luego cerrar sus ojos y escuchar su alrededor. Como su oído era muy desarrollado, podía escuchar algunos murmullos a lo lejos, en específico de Negatividad y Kamico, quienes se llevaban bastante bien.

—Galicia te gustaría, es la zona norte de donde vivo, rodeados de montañas y rías donde el frío nos acompaña siempre —explicó.

Mikuro prestó atención a su amiga.

—Entonces el frío a ti no te afecta tanto, ¿no?

—Non, a ver depende, pero en mi caso no me afecta tanto, eso y porque tengo a Solace que si quiere puede proporcionarme calor —respondió.

—Pero antes aguantabas.

—Sí, bueno, más de una vez mi madre se enfadaba por ir con ropa poco abrigada, mi hermana llevaba bufanda, guantes y gorra y yo iba con una sudadera roja puesta e pouco máis.

Mikuro podía entender alguna de las pocas palabras que pronunciaba Andrea en su idioma natal, aunque hablara castellano perfecto, cuando hablaba en gallego parecía ser una chica totalmente distinta. Sentía que ese idioma la hacía ser un poco más bruta de lo que ya era... capaz incluso por eso tomó esa costumbre, aunque no tenía sentido porque esa actitud la tomó por lo ocurrido con su hermana.

—En las demás partes de España nos ven a veces como burros, algo que no me gusta y que más de una vez he tenido que callarlos porque somos uno de los lugares con más importancia cultural y donde literalmente todos nos adoran por el camino de Santiago.

—¿Qué es eso? —preguntó interesada.

—Una de las rutas culturas, deportivas y religiosa más importante de donde vivo —respondió, mientras abría sus ojos—. Dicen que es una ruta que a uno le permite conocerse, experimentar nuevas sensaciones, descubrir nuevos sitios, aprender... Un camino realmente especial y tenía como pequeño objetivo realizarlo.

—¿Enserio? 

—Sí... Pero bueno, lo haré cuando pueda. —Se giraría, tumbándose de lado, apoyando su mano izquierda en su cabeza para mirar a Mikuro—. Ahora tenemos mucho por delante.

—Echas de menos tu planeta, ¿no?

Andrea miró hacia otro lado con sus ojos, pensando por un momento sus palabras.

—Claro que lo extraño, después de todo es donde nací, si lo vieras te encantaría visitarlo por completo, incluso podría llevarte a Cataluña, que es donde nacieron Andrina y Kamico.

—Sería un honor poder conocer tu planeta.

Las mejillas de Andrea se tornaron ligeramente rojas, se dio cuenta de esto y rápidamente se tumbó contra el suelo, manchando su cara de tierra, un gesto que a Mikuro la sorprendió porque parecía que se había desequilibrado, pero en verdad fue totalmente intencional para evitar que los sentimientos de Andrea salieran a la luz.

—¿Estás bien?

—Sí, quería... eh... No sé —respondió sin saber muy bien que estaba haciendo, se sentía ridícula.

—A veces no entiendo lo que haces y me preocupa que los humanos sean así la mayoría, Kamico también tenía actitudes inusuales —recordó dudosa.

—Cada humano es extraño, que no te sorprenda —contestó mientras se levantaba, limpiándose la cara con sus manos, pero esto solo hizo que manchara su rostro más de tierra—. Y Kamico es un caso raro de por sí, no sé como pude enamorarme de él en su momento.

—¿Fuisteis pareja? —preguntó curiosa, mirando hacia Andrea para contener por un momento su risa.

—Eh... Sí, pero no quiero hablar de ello, de aquella era estúpida y poco bruta.

—Sigues siendo bruta, solamente hay que ver como tienes la cara llena de tierra —comentó Mikuro con una risa suave.

—Nunca me preocupado por mi físico, ya lo sabes.

Mikuro se podría al lado de Andrea para acercarse, con cuidado, acercó su mano al rostro de Andrea, quien le dió permiso para que limpiara la tierra de su cara. Cuando lo hizo, Mikuro se fijo en las cicatrices de su amiga, preocupándose.

—Creo que eres una de las pocas mujeres que no se preocupa por su físico, ni siquiera cubres tus cicatrices ni nada, es preocupante —murmuró.

—¿Qué queres que faga? Eu son asín —respondió en su idioma natal.

Mikuro pudo entender entre poco y nada, soltando un suspiro suave.

—¿Tradución?

—Soy así, Mikuro, ¿qué quieres que haga? De joven me preocupaba por eso y hasta hace relativamente poco me di cuenta que es una tontería, más si soy una mujer que entrena constantemente, da la sensación que a los hombres de la tierra no les gusta mucho a las mujeres con músculo, pero bueno... Dáime igual.

Mikuro sabía que Andrea era un caso ciertamente complicado, pero aun así la apreciaba. Cuando terminó de retirar aquella tierra, puso su mano cerca de la mejilla derecha de Andrea para calmar una pequeña herida que se hizo al tumbarse de golpe contra el suelo. Tal gesto puso nerviosa Andrea, mirando a otro lado.

—Cago en dios, deixa en paz esa ferida, non é gran cousa, ademáis de que me pon nerviosa.

—Andrea, no me hables en tu idioma que no entiendo la mitad, solo sé que te puse nerviosa, ¿puedo saber porqué?

—Nada.

Andrea le sorprendía que Mikuro pudiera entender la frase que dijo porque la pronunció lo más rápido posible, confió en que no entendiera nada, pero no fue el caso y esto la pilló desprevenida, temblando mientras veía como Mikuro arqueaba la ceja.

—¿Cómo que nada?

—Nada, nenía, nada —contestó.

—Andrea —pronunció mientras entrecerraba sus ojos.

Ese gesto provocó que Andrea se pusiera más nerviosa y balbuceara, en su interior se sentía como una idiota y más de una vez se lo había dicho mientras pensaba en algo más distinto. Se maldijo todo el rato hasta que agachó la cabeza rendida y notó ese ardor en sus mejillas. Dudaba si expresar la verdad, pero rápidamente sintió las manos de su compañera.

—Vamos a hacer algo que a lo mejor te puede calmar, quiero que respires profundamente contigo —pidió.

—No hace falta, Mikuro, simplemente estoy eh... un poco rara —explicó avergonzada.

—Bueno, capaz respirar ayude a procesar bien lo que ocurre, ¿no?

Andrea debía admitir que el sentimiento del amor era abstracto para ella, ¿le prestaba atención a esa emoción? No demasiado, tenía el amor incondicional hacia sus padres y sobre todo a su hermana que la protegía como si fuera lo más valioso que hubiera en este mundo, pero hablar del sentimiento de amor hacia otra persona, o en este caso de otro ser que no era ni siquiera de la tierra, hacía que se cuestionara muchas dudas como si realmente estaba bien de la cabeza.

Se enamoró de Kamico, pero cuando rompieron, no encontró a nadie... pero graciosamente ahora tiene sentimientos con alguien que es de otro planeta, que ni siquiera tiene un cuerpo porque es un espíritu que perdió su cuerpo por una muerte injusta y cruel. Se sentía estúpida por tan solo pensarlo.

Respiró profundamente mientras calmaba sus ideas, mirando hacia Mikuro quien mostraba una preocupación clara, deseaba saber que pensaba su amiga, pero era tan extraña, improvisaba constantemente, saber lo que tenía en mente era como acertar un número del uno al cien, casi imposible.

Aun así tuvo paciencia porque la conocía un poco, sabía que Andrea actuaba un poco más bruta de lo usual cuando tenía emociones que no sabía sacar. Fue así cuando tuvo que decirle la verdad a Anais del porqué siempre que le decían que era una cobarde, se cabreaba de forma que no controlaba sus acciones. Era muy impulsiva, pero eso no quitaba su manera de ser, que demostraba ser alguien que protegía a los suyos y siempre los animaba o apoyaba en todo.

—Gracias, Mikuro.

—No es nada, ya te conozco un poco para saber que tienes algo en mente que no te deja pensar con claridad —respondió—. ¿Es relacionado con Anais?

Mikuro no iba a pensar en que Andrea tuviera sentimientos, primero porque ella era un espíritu y segundo porque la cultura en donde vivió no conocía esas emociones tan profundas, aunque ella fuera considerada como un desastre por tenerlos. Apenas estaba aprendiendo a comprender los distintos sentimientos y quien más le ayudaba era Andrea, pues era normalmente una bomba de emociones una vez que se soltaba. 

Andrea era fuego y Mikuro era hielo. Era gracioso porque eran los poderes que también poseían.

—No, bueno... Sí, tengo muchas cosas en cabeza y no puedo pensar con claridad —admitió.

—Pues... creo que es mejor que reposemos como antes, capaz así ayude aclarar las ideas... o dormir un poco.

—Una siesta suena tentador —murmuró Andrea interesada.

Mikuro sonrió suavemente, agarrando la mano de Andrea.

—Y sabes que cualquier problema me puedes decir, que luego haces unos escándalos y no hay quien te pare.

Andrea solo puedo afirmar mientras pensaba por dentro que la culpable ahora mismo era ella por generarle esas emociones que la hacían ver como una estúpida.

Al final se tumbó de nuevo al suelo, pero no lo haría sola, Mikuro se tumbaría a su lado, agarrando la mano izquierda de Andrea. Lo que ese gesto significaba para la espíritu era para que supiera que no se olvidara que siempre estaría a su lado, mientras que para Andrea era un gesto cariñoso que alteraba su corazón, chillando como si fuera una fanática de su banda favorita.

No hizo falta ni una sola palabra, ambas cayeron dormidas ante todo lo que vivieron y lo que les quedaba por delante. Descansaban, pero sin soltarse la mano en ningún momento.

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Curiosidades y nota de autor:

¡OH SÍ! Momento lésbico porque CLARAMENTE adoro esta pareja junto a otra que republicaré el one shot porque VIVAN LAS PAREJAS LÉSBICAS. DIOS. No hay cosa que me ponga boba, aparte de mi pareja, cuando hago momentos bien tiernos con mis personajes y en este caso es con Andrea y Mikuro, que es una de mis tantas parejas favoritas.

★Andrea es de Galicia, Lugo la capital, pero ella vivía en el pueblo de A Fonsagrada (que es donde yo viví JUE). 

★Mucho de lo que dice Andrea son actitudes que podría tener yo al igual que sueños.

★Esto será oficial cuando corrija bien todo, por eso puse semi-canon, porque hay temas que debo corregir aun.

★Esta escena ocurre cuando Andrina, Anais y Renic están en el código 007.

Y poco más, me apetecía hacer algo bonito porque sino exploto. Buenos días uwu

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