-3-
Nombres de los personajes: Idax y 1941
Canciones inspiradas: Oceanía - Mike Oldfield y Only Time will tell de Mike Oldfield.
¿Nivel de spoiler?: Alto
Multiverso o universo al que pertenece: Multiverso A, universo Alfa, código 250
Reto: Romance hetero.
Aclaración: Mis romances por lo general no se basan en lo típico que hay en Wattpad. Ofrezco algo muy distinto y por mis dos personajes que más aprecio voy hacer lo mejor posible. Así que será un capítulo largo.
Aun les costaba procesar todo lo que habían vivido en cuestión de años, no eran capaces de comprender como todo esto era aun, de alguna forma, posible. Miraban el cielo con un rostro relajado mientras contaban las estrellas, viendo como de vez en cuando podían encontrase con alguna estrella fugaz en donde pedir un deseo podía ser una opción, pero ambos sabían que los deseos se cumplían si ponías de verdad esa motivación.
Se encontraban en lo alto de aquel lugar místico donde la naturaleza consumía las montañas picudas donde ellos podían habitar sin problema alguno. Un lugar donde solo unos privilegiados podían acceder, entre todos, solo ellos dos tenían ese permiso tan único, pues uno era el genio que muchos admiraban, por una cabeza capaz de realizar tantos proyectos e ideas exitosos, mientras que la otra era su acompañante que dominaba, de alguna forma, las magias más inusuales de su universo.
Estaban sentados en el suelo, no les importaba manchar su ropa en ese momento, no les importaba nada más que pensar lo que podría ser el futuro si cumplían ese sueño. Se miraban a veces, provocando que la chica se sonriera suavemente para que su mejor amigo, el único que hizo en toda su vida junto a otros pocos más, no creyera que estaba preocupada o angustiada.
Pero él no era tonto, sabía que su amiga joven y entusiasta tenía siempre algo en su cabeza, no por nada se conocían de cinco años. Sabía que en esa pequeña cabeza inocente y traviesa, dispuesta a conocer todo el universo y los planetas que los rodeaban, había una gran preocupación.
—Dime que te ocurre, anda —pidió suavemente mientras la miraba con calma. Una mirada tranquila, una de las que a ella, 1941, lograba relajar su tensión y mirar al suelo por unos segundos, pensando bien sus palabras. Idax, paciente, vio como su amiga jugaba con el suelo con el dedo índice de su mano derecha, por lo que volvió hablar con calma—: Tienes miedo.
—Claro que lo tengo, Idax —murmuró preocupada—. Es un proyecto muy ambicioso, todos lo dicen, te han avisado que usar las magias en una estrella no es algo que cualquiera pueda hacerlo.
—Lo sé muy bien.
—Y confías demasiado en mi cuando en estos cinco años aun no he podido comprender mi poder de los números —siguió hablando, apuntando con sus ojos los números que ella creaba sin orden alguno—. Es el poder que sé que tengo, pero que jamás he podido liberar, y eso, en parte, me aterra. —Giró su cabeza hacia él con cuidado y abrió su boca, viéndose el temor en sus labios temblorosos—. No quiero que te ocurra, por eso te dije que quería probarlo a solas.
—¿Tú te escuchas? No digas bobadas, 1941.
—¡No! —gritó nerviosa, mirándole directamente, poniendo sus manos en sus piernas—. No quiero que te ocurra nada, no quiero que salgas herido, no quiero que tengas secuelas de un proyecto que no sabemos si es exitoso.
—¿Y que yo me quede afuera sin hacer nada? —preguntó preocupado, viendo el temor en los ojos cristalinos de su amiga—. Sabes como soy, 19, soy alguien que jamás se queda de brazos cruzados, aparte de que yo te impulsé en este proyecto y...
—¡No! Fui yo quien quiso ayudarte —rectificó un poco molesta, provocando que Idax suspirara suavemente.
—A lo que quiero llegar es que no voy a quedarme de brazos cruzados mientras tu lo haces todo —explicó con calma—. Me importas, y si te ocurre algo no sería capaz de perdonármelo.
Sus ojos se encontraron en un momento donde una pequeña brisa de aire fresca hizo que 1941 temblara de frío, puso sus manos en sus hombros, cerrando sus ojos por unos segundos para intentar frenar esa sensación horrible.
—Ven aquí, con cuidado.
Las palabras suaves de Idax lograron que 1941 abriera sus ojos con sorpresa, viendo como él abría sus brazos mientras se acercaba a ella, pero no lo suficiente para invadir su espacio. Quería que decidiera pro si sola, siempre lo hizo así, quería que ella fuera que en todo momento estuviera segura, incluso si era una tontería como esta.
Tímida, pero decidida, se acercó poco a poco para acercarse a él, recibiendo el abrazo cálido de Idax a la vez que era cubierta por una larga túnica que solía llevar él al ser identificado como uno de los mejores científicos de su raza, los Shefirdos. Cómoda y templada, miraba el cielo con ojos más claros, sintiendo una felicidad inusual, pues su corazón bombeaba con fuerza mientras sentía las manos de su amigo en sus brazos, calmando el frío.
—Este proyecto lo hemos luchado juntos desde el principio —continuó Idax mientras miraba el cielo con un rostro relajado, provocando que 1941 le mirara con cuidado—, no voy a permitir que tu lo hagas todo sola, quiero acompañarte, siempre lo he hecho.
—Sigo aun sin entenderlo —murmuró la joven mirando el suelo por unos segundos—. Me acompañaste desde que llegué aquí sin ser uno como los de tu raza, fuiste de los pocos que me aceptó aun cuando muchos me consideraban una amenaza, ¿por qué?
—Porque yo no temo a nada, ¿por qué debería? —preguntó Idax con una sonrisa suave—. Aparte, a mis ojos eres una mujer increíble, eres luchadora, quieres ayudar a los demás, quieres saber de verdad tus orígenes, seguir adelante sin importarte las dificultades, y yo valoro mucho en una persona. ¿lo entiendes?
—Pero tú no viste eso la primera vez que nos conocimos —respondió 19, apoyando con cuidado su cabeza en el hombro de Idax, pensando por un momento sus palabras, recordando todo claramente para luego suspirar apenada—. Sigo sin entenderlo.
—A veces le das demasiadas vueltas a todo, 19 —murmuró Idax mientras miraba aun el cielo—. Aunque ciertamente es irónico, porque yo hago lo mismo en mis proyectos... pero supongo que en situaciones así no dejo que mis preocupaciones me ganen.
—¿Cómo lo haces? —preguntó, mirándole con calma.
—Tengo mis objetivos muy claros —respondió, mirándola con una sonrisa amable—. Quiero ayudar a todos los que pueda, quiero aportar a este maravilloso y misterioso universo unas posibilidades únicas, nací con las capacidades y, si no las tengo, lucho para obtenerlas aunque me cueste la vida en ello, ¿entiendes? Tu eres parecido a mi, alguien que lucha, que quiere saber la verdad y ayudar en todo momento.
El silencio fue corto, pero suficiente para mirarse unos segundos y seguir observando la noche estrellada. 1941 se sentía muy cómoda, sintiendo ese abrazo que deseaba no separase, simplemente mantenerse así durante todo el tiempo posible para que su corazón mantuviera ese ritmo calmado que le transmitía una paz impresionante, una que nunca tuvo.
Aunque esa sensación no solo la tenía ella, Idax también era muy feliz, se hacía una idea de qué podía ser, pero negaba al pensarlo siquiera un segundo. Aunque llevaran solo cinco años, sentía que aun no la conocía porque no sabía sus orígenes, no sabía nada más que fue enviada aquí porque su planeta, por desgracia, fue atacada. La observaba a veces, acariciando su brazo con cuidado para que se sintiera lo más cómoda posible, aunque pronto se dio cuenta que se había dormido en su hombro derecho.
No era la primera vez que dormía en sus brazos o en sus hombros, 1941 era una chica que se cansaba mucho más rápido que los demás porque siempre estaba atenta a todo, no podía relajarse ni cinco minutos ni aunque se lo suplicaran, quería hacer algo siempre, ayudar, descubrir, mejorar... Siempre estaba dispuesta a todo y eso a Idax en parte le cansaba, pero sabía que no lo hacía por ningún mal, sino porque de verdad ella tenía un corazón demasiado puro.
Tembló por unos segundos, respirando poco a poco mientras miraba el suelo con preocupación. Una parte de él se sentía mal por haberla incluido en su proyecto, crear mediante una estrella un teletransportador, una opción para llevar a seres o materiales de un planeta a otro sin la necesidad de una nave. Sabía que era arriesgado e incluso se lo dijo a 1941 más de una vez, pero ella era consciente, repetía siempre lo mismo "Estaré aquí para ayudarte siempre, Idax, sé que eres alguien en quien puedo confiar". Una frase que recuerda bien porque fue la vez que hicieron un año juntos de amistad.
Cerró sus ojos relajado, apoyando su espalda contra la pared de aquella montaña donde normalmente solían reunirse, cubría con cuidado a la mujer que más quería. Sí, la amaba, pero en silencio mantenía sus sentimientos porque sabía que a lo mejor ella no sentía lo mismo por él, que a lo mejor era un ser que le impedían amar... Tantas opciones ante un ser que desconocían, solo sabían que ella era conocida por el nombre de "los números"
—Ay... —murmuró cansada—. Casi me duermo. —Despejó sus pequeños ojos con cuidado. Idax la miró con calma mientras veía como sus mejillas se volvían azules, expresando así el sonrojo—. ¿Dormí mucho?
—Solo unos minutos, tranquila —respondió mientras miraba el cielo con una suave sonrisa—. Creo que es mejor que vayamos a casa y descansemos.
Otro pequeño silencio que Idax mirara hacia su compañera con calma, quien miraba el cielo con total seriedad.
—Quiero dormir aquí —pidió un poco cansada—, a tú lado.
Idax le sorprendió tal petición, no era normal que dijera algo así, solía ser alguien que incluso no dormía mucho, solo lo justo y necesario para luego salir de su habitación y dar vueltas explorando toda la zona alta de las montañas, conociendo a los demás científicos.
—¿Segura? —preguntó Idax mientras la miraba con cuidado, recibiendo una sonrisa amable por parte de 1941.
—Creo que es imposible ver una lluvia de estrellas de este estilo, según me dijiste, ¿no? —Señaló el cielo con su mano, provocando que Idax mirara.
La lluvia de estrellas en su planeta era algo inusual, sí, se podrían ver una o dos estrellas fugaces, pero ver una gran cantidad de ellas decorando el cielo como si fueran fuegos artificiales era algo que a los dos les emocionaba en cierta parte. Pocas veces pudieron verlo porque sus mentes estaban ocupadas en un avance que... por atrasarlo solo un poco, no tendría nada de malo. Total, valor los momento así de especiales hacían que Idax e 1941 se unieran más.
El silencio se apreciaba en esta noche larga en donde 1941 tomó un poco la confianza para abrazar a Idax con cariño, a él no le importó ese gesto, de hecho lo apreciaba en silencio y quería expresarse más en ese sentido, pero se limitaba por miedo a cómo podía reaccionar ella.
—¿Te molesta? —preguntó 1941 un poco tímida.
—No me molestas nunca, boba —respondió con una sonrisa amable.
—No soy una boba —contestó con las mejillas hinchadas, un gesto que le pareció adorable para Idax.
—No, para nada, ¿te tengo que recordar todas las trastadas que hacías? —preguntó con una pequeña risa.
—¡Es que no entendía que eran esos seres azules! Me dijiste que no accedían animales en la montaña.
—Es un pequeño detalle que se me olvidó decir, pero mereció la pena, tus ojos brillaban asombro, aunque luego querías jugar con ellos y no era buena idea —recordó mientras miraba el cielo con calma.
—Es que eran conejitos super adorable, algunos eran insectos que nunca vi en mi vida y quería cuidarlos —expresó emocionada mientras movía un poco sus brazos—, pero me dijiste que son intangibles.
—No se les puede tocar porque normalmente dejan un efecto peligroso —volvió a recordar. 1941 afirmó con su cabeza como si fuera una forma de mantenerlo siempre en su cabeza—. Aun así todos piensan que eres una niña pequeña.
—¡Tengo veinte años! Que me guste hacer el tonto a veces no es mi culpa —murmuró avergonzada.
—Así que admites ser una boba.
—¡Yo no dije eso!
—¡Tarde! —Rio Idax, recibiendo una mirada molesta de 1941, haciendo que él riera más fuerte.
—¡Retira lo dicho!
—Me niego —contestó con una sonrisa confiada, una que para 1941 le hizo sonrojar un poco, pero logró mantenerse en el sitio mientras le miraba desafiante—. ¿Qué tienes en mente, boba?
—¡Algo se me ocurrirá! —gritó aun molesta para ponerse bien cómoda a su lado y cruzar sus brazos.
—Oh, venga, ¿no me vas a perdonar? —preguntó Idax, recibiendo una respuesta negativa de 1941—. Oh, que cruel.
—Lo se, mucho —respondió mientras volvía hinchar sus mejillas—. Soy muy cruel. —idax solo respondió con un sonido suave de su boca mientras abrazaba con cuidado a 1941—. Pero a su vez soy buena, porque te dejo que me abraces.
—Que corazón más bueno tiene, oh, señorita 1941 —bromeó Idax mientras soltaba una pequeña risa—. No será porque te gustan los abrazos, no, eso no debe ser.
1941 no dijo nada, solo miró a otro lado avergonzada, escondiendo su pequeño sonrojo, pero rápidamente reaccionó, dándole un pequeño golpe en la cabeza de Idax.
—Eso te pasa por contestar, tonto.
No hubo una respuesta, solo ellos dos mirándose por unos segundos para luego reírse tranquilamente, acomodándose de nuevo para abrazarse al uno al otro y mirar el cielo, tomando una vez más el protagonismo.
—Me parece bien que nos quedemos aquí hasta dormirnos —murmuró Idax—. Quiero aprovechar el máximo tiempo contigo antes de que hagamos ese proyecto —confesó sin atreverse a mirar a 1941.
—Me alegra ver que no soy la única —susurró 1941, apoyando su cabeza en el pecho de Idax, relajando su cuerpo para cerrar sus ojos. Sonrió, suavemente, respirando tranquilamente para agarrar con cuidado la mano de Idax—. Gracias por estar siempre a mi lado...
EL contrario solo la miró por unos segundos, para acercarse a su frente y darle un suave beso, acomodándose poco a poco para cerrar también sus ojos.
—Siempre lo estaré, boba... No olvides eso.
Curiosidades:
★Idax y 1941 son mis alteregos, pero a su vez son mis personajes. A los que más aprecio, en especial Idax.
★Es la primera vez que hago un Oneshot donde no hay un final caótico o triste, apreciarlo, porque pocas veces suelo así de buena.
★Para esto es lo considero un romance sano, tanto él como ella se respetan y no busco algo que sea sexual. No me gusta, ¿qué quieres que te diga? Soy alguien que vive de las ñoñerías y de los mimos, gestos amables que son más importantes que la toxicidad.
★Esta parte es canon en mis historias, capaz pueda cambiarse un poco los detalles, pero es TOTALMENTE canon.
★Las canciones son aposta para la ambientación, aunque la segunda tiene más significado sus letras "Only time Will Tell" "Solo el tiempo lo dirá"
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro