Siento que no te merezco,
Porque siento que te fallo.
De una y mil formas siento qué tu amigo no parezco.
Creo qué soy un vil incensible, que siempre me perdonas y no merezco el perdón de tú corazón.

Soy un presente ausente,
Que está pero no siente.
En su mundo de egoismo,
Sólamente sé puede mirar a sí mismo.

Me odio a mí mismo,
Por no estar en tus momentos de necesidad.
Éste imbécil se arrepiente de lo qué no a hecho, pero se siente culpable adentrado en un abismo.
Por las cosas que pasan, parece qué no siente nada a la ajena  sencibilidad.

Como siento este maldito remordimiento,
En la impotencia de no poderte consolar.
Aunque no lo parezca te quiero con un gran sentimiento.
En la penumbra de mis recuerdos siento no poder recordar ese momento en que más me necesitaste y por eso no me puedo perdonar.

Aunque no merezca tu amistad de oro,
Tú me la das sin esperar nada a cambio.
Por la sinseridad con la que me la das, es mí único gran tesoro.
Como presiento que me nesecitas en éstos momentos. No obstante, ese es mí divino castigo el perderte.