Siento como si estuviera atrapada en una caja. Una caja de la que no puedo salir.

Me siento atrapada, asfixiada.

Quiero gritar, pero no me sale la voz.

Quiero correr, pero no me responden las piernas.

Quiero llorar, pero no hay lagrimas.

Quiero salir de esta caja, pero parece estar cerrada desde afuera y no tengo la llave.

Una opresión se instala en mi pecho. El aire no llega de manera correcta a mis pulmones y me cuesta respirar.

Una sensación extraña se instala en mi vientre, como si mi interior se retorciera. Una corriente eléctrica parece recorrer cada una de mis terminaciones nerviosas llenándome de energía y paralizándome al mismo tiempo .

Mi corazón late con fuerza ante el miedo que se instala en mi ser. Miedo de lo que pueda pasarme ante todo esto.

Trato de respirar, trato de calmar mi corazón y mi miedo. Pero parece imposible a este grado.

Me ha atrapado.

Se adhiere a mi como mi sombra, me persigue esperando el momento indicado para tomarme en sus brazos otra vez.

Hoy me abraza y se niega a soltarme con facilidad.

Estoy en una caja, aparentemente sin salida.

Me siento desesperada. Es una situación que no es nueva, pero es desgastante.

Es abrumador pasar por esto una vez más. Saber que estaré bien pero sufrir en el proceso porque mi cuerpo refleja lo contrario.

Solamente quiero descansar.