Ho Seok

Esta mañana no fui a clases. Lo tenía permitido así que para distraerme leí el nuevo capítulo de la novela de Nari en READIT! para mi Afrodita ya no existía, era solo Nari ahora. Pero aquella lectura no me ayudó demasiado, solo me dio más para pensar.

"No tengo problemas en declarar mi amor frente a su padre y  si es necesario, frente al pueblo completo y volver en gloria contigo de la mano" Milatos tomó la mano de Hade y la beso delicadamente.

"Entonces volvamos" replicó Hade con los ojos húmedos de la emoción "Llévame a casa y proclama mi corazón como tuyo".

Milatos en la historia era un muchacho huérfano sin nada que ofrecer pero se había esforzado en demostrar su valor ante el Rey, era probable que su perseverancia lo llevara lejos y pudiera servirle al Rey para tomar como esposa a Hade, quien era la única hija y descendiente del reino.

Pero yo no soy Milatos, tampoco creo ser Midas1894, porque él es capaz de decirle cosas maravillosas a Nari y yo no puedo, pareciera que no tuviera las herramientas para hacerlo.

La semana pasada había asistido a dos sesiones con la psicóloga. Me explicaba que era muy complejo tomar la decisión de sanar y estar en una relación si no tenía la disciplina y la disposición a hacer cambios. Últimamente todo me cuesta más de lo que creía.

Cuando bajé para despedirme e irme al torneo, ni mi omma y appa estaban en casa. Appa había dejando una nota en la encimera que había ido a la editorial y que omma lo acompañaría. Para  Ho Seok de 10 años en su primer juego de tenis eso significaba que appa y omma se habían ido antes para tomar los mejores asientos pero no, ellos nunca estaban ahí y ahora después de 15 años tampoco estarían, era algo seguro.

Cuando llegué al lugar había mucha gente en las gradas, el sol estaba algo intenso pero la cancha contaba con una tela que servía para bloquear un poco la fuerza de los rayos. Dejé las cosas en el casillero vi que habían muchos chicos acompañados de su familia o sus novias a las afueras de los camarines mientras yo estaba sentado en una banca evitando mis pensamientos autodestructivos.

—¡Ho Seok!

Sentí que alguien me llamaba y alcé la mirada hacia la salida donde Min Yoon me hacía señas para que saliera.

Caminé entre la multitud y cuando salí vi a Nari y EunJi con silbatos y pompones plateados.

—Plateado por tu pelo— EunJi agitó uno en mi rostro —Los dejamos solos— sonrió y se fue con Min Yoon hacia las gradas.

—¿Quieres agüita?— me mostró la botella que tenía en su mano —Mi omma está en las gradas, pidió permiso en su trabajo para venir a verte— apuntó hacia atrás a la gente que se acomodaba en los escalones.

Me acerqué a ella y tomé su rostro entre mis manos para besarla. Ella con sus brazos me rodeó la cintura y apoyó su rostro en mi hombro acariciándome la espalda. Quería tanto un abrazo como ese ahora y no lo sabia hasta que ella me lo dio con tanta fuerza.

—Estaré atenta al juego aunque no sepa sus reglas y eso del puntaje— rió con sus mejillas rosadas —Estoy segura que ganarás.

—Eso espero— besé sus labios nuevamente —Ahora ve tomar asiento y espera a que todo salga bien.

Nari 

—Se veía bien— le respondí a omma quién me había preguntado cómo había visto a Ho Seok.

—Va a ganar, lo presiento— sonrió moviendo el pompón plateado que EunJi le había dado para hacer barra.

—Lo he visto jugar y es muy bueno— Min Yoon agregó —Aparte que su motivación está aquí ¿O no, Nari?

—Quizás te dedique los goles—EunJi dijo emocionada.

—Baby, acá se anotan puntos, no goles—Min Yoon rió, todos reímos.

Cuando el juego inició estábamos todos nerviosos mirando expectantes quién ganaría. El cabello de Ho Seok resplandecía a lo lejos y su contrincante no se daba por vencido a pensar de que le llevara dos puntos por delante. A veces miraba a la gente parada en las mallas esperando ver el rostro del Sr. Jung o su señora.

Mi omma gritaba el nombre de Ho Seok como si fuera su madre y con Min Yoon y EunJi agitábamos los pompones. El entrenador parecía muy feliz de su desempeño al final de partido, tenían que contar los puntos y hacer los descuentos por las faltas pero sabíamos que el resultado daría la victoria hacia Ho Seokie, quien había ganado el primer juego y ahora se había enfrentado a su segundo para saber quién sería el finalista.

—La jornada del interuniversitario de Seúl ha llegado a su final y procedemos a entregar las medallas a los jugadores destacados de la jornada— el organizador del torneo se subió al podio.

—Y de la categoría de Tenis— leyó atento —¡Jung Ho Seok, Universidad de Seúl!—.

Todos gritamos y Ho Seok subió al podio para recibir su medalla orgulloso. Omma le tomo unas fotos a lo lejos y comprendí que ella era lo más lindo que existe.

—No se ve muy bien pero capturé el momento— me mostró la foto a través de la pantalla de su teléfono.

—¿Debería ir a esperarlo a los camarines?— me acerqué a EunJi y le pregunté.

—No creo que sea necesario— apuntó hacia abajo y Ho Seok nos movía la mano con una sonrisa, se veía animado.

Todos bajamos y nos acercamos a abrazarlo para celebrar.

Ho Seok

Min Yoon, EunJi, la Sra. Lee y Nari se acercaron a mí para abrazarme y ver la medalla de oro que colgaba de mi cuello.

—¿Vienes a comer con nosotros?— la Sra. Lee sonrió esperando una respuesta, yo miré mi teléfono y no tenía llamadas ni mensajes de mi familia.

—Sí, vamos a celebrar— respondí a su propuesta y nos fuimos todos a un restorán conocido por Nari y los chicos.

No recuerdo la última vez que había comido tanto en mi vida. Estaba todo muy delicioso no dejamos nada.

Para culminar el día nos fuimos a casa de la Sra. Lee para comer un pastel que había comprado para la ocasión.

—Hay que hacer un brindis, yo no beberé porque debo manejar e ir a dejarte a casa— me miró alzando su vaso de jugo mientras yo y Nari teníamos espumante en nuestras copas —¡Por el triunfo de Ho Seok!—.

—Gracias por ser tan atentas conmigo y preparar todo esto— sonreí algo tímido.

—Estamos felices de tu logro, Ho Seok— la Sra. Lee chocó su vaso con mi copa y luego hice lo mismo con Nari.

Hubo un momento donde Nari subió a su cuarto para buscar algo de abrigo ya que la noche se había vuelto muy fresca y yo me quedé con la Sra. Lee en la cocina limpiando todo.

—¿Tus padres llamaron o algo?— preguntó.

—No, seguramente salieron a comer — dije mientras secaba los platos.

—¿Saben que jugabas hoy?

—Sí, lo sabían—comenzaba a sentir angustia nuevamente y quería irme a mi casa.

Sra. Lee se giró hacia mi secándose las manos en un paño de cocina y abrió su brazos.

—No soy tu omma pero si necesitas en abrazo puedo dártelo yo— extendió sus brazos y dejó que me acercara lentamente.

—Muy bien Ho Seok, lo hiciste muy bien hoy— acarició mi espalda y me hablaba cerca del oído —Te esforzaste para ser el mejor y lo lograste, lleva con orgullo esa medalla ¿Sí?— asentí —Estoy orgullosa de ti y que seas un chico bueno.

Comencé a llorar dejando salir con calma toda esa pena que tenía en mi corazón, cerré mis ojos para pensar que era mi omma quien me decía todo eso, no sabía que necesitaba escucharlo. La caricias en mi espalda eran el dulzor con el que nadie me había acariciado y esa voz calmada con la que me decía que estaba orgullosa de mi, era lo que siempre había querido escuchar.

—Llora lo que necesites y no sientas vergüenza, yo también necesité algo así en mi momento y nadie me lo dio— limpió las lágrimas de mi rostro —Ve a lavarte la cara y espera a Nari, estoy segura que tiene algo que decirte— sonrió.

—¿Qué cosa?— me limpié los ojos con la manga de mi sweater.

—¡Ve a lavarte la cara!— apuntó el baño en el primer piso y rió.

Cuando salí de baño un poco más decente vi a Nari en el living de pie con las manos tras su espalda.

—Omma dijo que te iría a dejar en un ratito más así que supongo que puedo hablar a solas contigo— Nari sonrió invitándome a salir a la calle.

Nos sentamos en la solera a mirar como las luces de los faroles reflejaban en el pavimento. Nari parecía pensar mucho y eso me colocaba un poco nervioso.

—¿De qué tenemos que hablar?— la miré de costado.

—Toma, ábrelo— me entregó un sobre que adentro contenía dos papeles y uno eran los pasajes  la isla y el otro decía.

"¿Irías a la isla de los atunes mágicos conmigo?"

Por más Ommas así en la vida