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Promesa

Nari 

Eran eso de las 02:00 am y mi teléfono no dejaba de sonar, es viernes por la madrugada y mañana tenia clases  las 8:30 am. Miré los mensajes a duras penas por la luz del teléfono molestándome en la vista y me di cuenta que era Ho Seok. 

Ayer después de la situación de la regadera me di el tiempo de cambiar el nombre de contacto ya que me sentía muy mal respecto al que ya le tenia.

Ho Seokie: Nari ¿Estás despierta?

¿Tu omma duerme? ¿Puedes salir?

¿Nari, estás? Te llegan los mensajes

 ¿Dejaste los datos prendidos? 

¿o solo me ignoras?

¿Nari? 

Nari: Hola ¿Pasa algo? Es muy tarde :'(


Ho Seokie: Estoy afuera ¿Puedes bajar?

Me levanté de la cama y miré por la ventana el auto estacionado a las afueras de mi casa 

¿Qué hacia Ho Seok a estas horas de la madrugada acá?

Me coloqué mi bata sobre la camisa de dormir y bajé con el mayor silencio posible para no llamar la atención de mi omma. Toqué la ventana del copiloto y él sacó el seguro de la puerta dejándome entrar.

Ho Seok dejó que me acomodara en el asiento para luego acercarse a mi y besarme con necesidad, sus manos tocaron mis piernas y una de ellas fue subiendo por mi entrepierna con determinación pero yo no entendía nada, por ello lo aparté de mí.

Relamí mis labios después de ese beso, los sentí algo húmedos y salados. Lo miré con dificultad ya que solo estaban las luces de los faroles de la avenida, a duras penas se podía ver que su rostro estaba húmedo.

—Ho Seok ¿Qué pasa?— toqué su cara pero él la apartó rápidamente.

—¿Podemos tener sexo? Te necesito— se acercó nuevamente y lo aparté

—No sin antes una explicación— lo miré nuevamente —¿Estuviste llorando?

—¡Solo bésame Nari, por favor!— se quejó cerrando los ojos —Haz algo para que me sienta bien— me miró entre la oscuridad.

—¿Crees que soy un juguete para tu diversión? — abrí la puerta algo molesta por todo lo que sucedía pero me detuvo tomando mi mano.

—¡No te vayas, no te alejes ahora! Siento venir a esta hora hasta tu casa pero no sabia donde ir— ahora que la luz le daba más en la cara podía ver sus ojos rojizos y más pequeños.

—Me quedaré solo si eres capaz de ser sincero y decirme que te pasa—.

—Está bien— respondió y se acomodó en su asiento mientras yo cerraba la puerta de mi costado. Me giré hacia él mientras tenia su vista atenta a sus manos, las cuales movía de forma extraña como jugando con sus dedos.

—Discutí con mi omma después de la cena y me golpeó—mencionó sin decir más.

—Ho Seok ...

—No entiendo porque tiene que ser tan difícil llevarse con mis padres

—Pero tu appa es un amor— acaricié su muslo sobre la tela de su jeans.

—Él inventa esa personalidad para agradarle a todos, practicamente vive escribiendo y editando en su oficina mientras yo tengo que lidiar con mi omma— llevó la cabeza hacia atrás y pude ver como una lagrima bajaba por el costado —No me siento bien en mi casa y no sé donde ir—.

—Pero supongo que se puede arreglar, con mi omma también peleamos— mencioné recordando algunos momentos.

—No es lo mismo, tu omma te ama Nari, se nota en la forma en la que habla de ti y como te trata— se giró hacia mi sin vergüenza esta vez —Mi omma jamás me ha dicho "te quiero"—.

Sus ojos llenos de tristeza me partieron el alma, me incliné hacia él para abrazarlo y acariciar su cabello, era una situación a la que antes me había enfrentado con Yeong Guk pero era totalmente diferente, estaba segura que en esta ocasión Ho Seok no lloraba para manipularme.

—Puedo hablar con omma para que te quedes unos días en casa— besé su frente —Y podemos comer algo rico, ver peliculas con ella o hacer baos— sonreí.

Tomé su rostro entre mis manos, con mi pulgar sequé las lagrimas que humedecían sus mejillas y con pedazo de tela de mi bata dejé que quitara la humedad de su nariz.

—Gracias por contarme esto Ho Seok—acaricié su rostro y su cabello, me acerqué a su oído con calma —Por ser un niño bueno mereces un premio— lamí el cartílago de su oreja sintiendo como se tensaba.— Pero no será hoy, tienes que dormir, ve a casa y mañana pensamos en que haremos ¿Sí?

—Bien

—Estaré para ti si quieres que alguien te escuche o te apoye ¿De acuerdo?— acaricié su cabello platinado nuevamente.

—De acuerdo— me regaló una sonrisa leve.

—¿Pinky Promise?— coloqué mi meñique cerca de su rostro y él alzó el suyo para entrelazarlos.

—Buenas noches Ho Seokie— besé sus labios con suavidad y ví como el cerraba sus ojos al sentir el contacto de nuestra piel.

—Buenas noches, Nari—.

Bajé del auto y entré a casa volviendo a la cama, seguramente no iría a la primera clase por el sueño que tendría a primera hora.


Ho Seok

Sentí unos golpecitos en el cristal de la ventana de forma repetitiva y al abrir los ojos vi el rostro de la madre de Nari saludándome.

—Estas bloqueando la salida de mi auto, Ho Seok— apuntó en dirección a su auto.

—Lo siento— encendí el auto y me corrí del espacio.

La Sra. Lee subió a su vehículo pero este no arrancó, la vi bajar del auto algo cansada y  miraba la hora en su reloj de pulsera.

—¿La llevo?— la miré a través de la ventanilla y ella aceptó con una sonrisa.

Ella iba camino a su trabajo en una oficinas en la periferia, era bastante temprano ya que para llegar al lugar tenia que tomar atajos y saltarse los tactos por el alto trafico.

—¿Se puede saber que hacías tan temprano fuera de la casa?— habló mientras e maquillaba contra el pequeño espejo que había acomodado contra la guantera.

—Bueno...

—Nari cree que no me doy cuenta de lo que hace pero cuando ella va yo vengo de vuelta cariño— rió.— ¿Por qué llegaste en la madrugada? ¿Qué era lo tan urgente que tenias que hablar con ella?

—He tenido problemas en mi casa y no sabia donde ir— prometí ser sincero.

—¿No sale más conveniente enfrentarlos?

—Mi omma no es de ese tipo de persona— presioné mis manos a los costados del manubrio.

—¿Ella te hizo eso en el rostro?— la miré de reojo y me ví contra el espejo retrovisor, tenia un poco morado en algunas zonas.—No necesitas contestarme todo Ho Seok, no me conoces y yo a ti tampoco pero me preocupa Nari—.

—Entiendo 

—No, no entiendes Ho Seok, tu no la conoces— suspiró —No quiero que la uses de paño de lagrimas porque ella es capaz de hacer lo que sea para que estés bien, es mi hija, yo la crié— se giró hacia mi —Y parece que tiene preferencias por chicos que necesitan una figura femenina en sus vidas

—Y no pretendo aprovecharme de ella

—Claro que no, nadie asume eso hasta que les rompen el corazón a la otra persona ¿No lo crees?— respondió con más firmeza —Ho Seok, tu me caes muy bien, eres un niño bueno pero tienes un sinfín de cosas que reparar contigo mismo y mi hija no es terapeuta, no quiero que la veas como un salvavidas—.

Me quedé en silencio pensando en que decir, no quería dejar que pensara que lo que decía era cierto.

—Voy a la psicóloga todas las semanas, estoy sanando con mis heridas— detuve el auto unas cuadras antes de que llegáramos a destino con la intención de hablar con ella.

—Sra. Lee yo sé que tengo dramas con mi familia pero me siento solo en la vida— la miré a los ojos para que notara la intención de mis palabras —Nari me hace sentir bien y es un sentimiento que nació de la nada y pensaba alejarme para no hacerle daño pero me hacia daño a mi mismo porque no me estaba dando la oportunidad de que alguien sintiera algo por mi—.

—Yo nunca me he sentido querido de verdad y cuando Nari me abrazó anoche y me dejó llorar contra su pecho me sentí contenido por primera vez en mi vida— mis ojos estaban desbordando lagrimas nuevamente con una alta facilidad —Sra. Lee yo prometo dar un paso atrás cuando no me sienta capaz de darle a Nari lo que ella necesita, yo sé que ella lo ha pasado mal con ese otro chico y que usted también tiene miedo, yo también lo tengo—.

—Ho Seok yo no tengo la última palabra respecto a lo que pase entre tu y Nari pero si me prometes que no la harás pasar por más sufrimiento, yo te prometo que aceptaré tu presencia en nuestras vidas, pero quiero que sepas que particularmente no confío en los hombres por temas del pasado— guardó sus cosas en la cartera —Y si quieres quedarte unos días en casa puedes hacerlo con la condición de que me dejes hablar con unos de tus padres— extendió su mano pidiéndome el teléfono.

Ella bajó del auto y conversó con mi appa un momento y me entregó el teléfono. La respuesta había sido positiva pero seria un limite de tiempo hasta luego de la fiesta de disfraces del sábado en la universidad mientras las aguas se calmaban en casa.


Sé que hay personas que han tenido alguna relación con personas con apego evitativo o inseguro, yo solo busco con esto visualizar que el amor también nace en personas que tienen heridas y a veces necesitan un poco mas de comprensión que las que no. Aunque queramos no somos los terapeutas de nadie y si estamos dispuestos a escuchar a la otra persona que amamos es por eso, porque las amamos.


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