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No hagas preguntas

Ho Seok

Ingresé a la cafetería con mi equipo de deporte a cuestas. Había sido un entrenamiento intenso pero positivo. El instructor me dijo que era muy posible que ganara, sin embargo no podía dejar de practicar.

Nari estaba sentada bebiendo jugo mirando por la ventana, se había soltado el pelo ya que hace unos minutos traía una desordenada coleta con pelos alocados, ahora parecía una mujer más cuerda con el cabello ordenado hacia un costado, lacio y castaño.

—Miss Yeon nos dio hasta el otro mes para entregar el final de la historia— mencionó una vez que me senté frente a ella.

—¿Por que yo no estuve en esa reunión que tuvieron?

—No estabas y a mi me encontró en el pasillo— saco su computadora del bolso, la abrió ante mi y bebió de su jugo mientras encendía.

—¿Entonces solo nos queda el final de la historia?— la miré apoyando mis manos en la mesa, miré estas sobre la madera, tenia los nudillos rojos por empuñar la raqueta —Participaré en la competencia 

—Felicidades— alzó la vista sobre la pantalla de su laptop —No dudaba que lo hicieras 

—¿Por qué?

—Porque te gusta presumir que eres bueno en algo— sonrió —¿Cómo ibas a perder esa oportunidad si eres bueno? Además te eligió el comité, ellos están seguros de tu desempeño

—Claro— miré a mi alrededor contemplando a la gente a nuestro alrededor —¿No seria mejor ir a tu casa u otro lugar?

—¿Quieres ir a mi casa?— bajó la pantalla de la computadora con lentitud —¿Seguro?

—Sí, es más cómodo y hay menos ruido— no quise mirarla a los ojos así que jugué con mis manos.

—Bien, vamos pero con una condición— se inclino hacia mi sobre la mesa juntando nuestras frentes —Que te quedes a cenar y no salgas corriendo 

—Está bien— disimulé una sonrisa y me levanté para caminar tras de ella.

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De camino conversamos de como seria que la historia fuera publicada y de la vergüenza que nos daría ser reconocidos como los escritores eróticos o algo así. Ella reía muy disimuladamente y yo de forma escandalosa, tanto que la gente en la calle se giraba a verme por lo alto de mis exclamaciones.

—¿Y si nos preguntan sobre que nos inspiró?— preguntó metiendo la llave a la cerradura de la puerta de su casa.

—Bueno, inventaremos algo más aceptable de lo que realmente es— me quité los zapatos en la entrada y me coloqué las pantuflas que ella dejó a mi alcance.

Saludé a a Cookie que esperaba paciente su comidita y subí luego con ella a su habitación. Al ver el escritorio recordé muchas cosas pero no quería repetir lo mismo esta vez.

—Toma asiento, yo iré por jugo y algo para comer— me dejó en su cuarto y bajó a la cocina.

Miré su corcho con fotos de algunas vacaciones, de cuando era pequeña, con su madre y boletos de cine, otros tenían frases inspiradoras o borradores de poemas que alguna vez habré escuchado en clases.

—¿Qué se te ocurre para iniciar?— me entregó un vaso de jugo y tomó asiento en la cama mientras que yo me acomodé en la silla del escritorio.

—Bueno, se supone que Mi Suk volvería de sus vacaciones o algo así, entonces se reencontraría con Ji-Hu

—Claro pero Ji-Hu ahora no le habla— dejó su vaso sobre la mesita de noche —No le habla y ella no sabe que sucede así que ella se siente ignorada

—¿Por que no le hablaría?— luego de sentir su mirada sobre mi noté que la indirecta iba dirigida hacia mi.

—No lo sé, dímelo tu Ho Seok— se acomodó subiendo sus pies a la cama y tomando posición de indio.

—Yo creo que Ji-Hu es un hombre de pocas palabras y la cuesta expresarse— mencioné mirando hacia mis manos para evitar su mirada.

—Pero es capaz de decir que Mi Suk lo vuelve loco y le desata una pasión inmensa pero  ella no lo sabe, solo el lector sabe lo que él dice

—Puede que no sea el momento

—¿Y cuándo lo es? ¿Cuándo Mi Suk sienta que él no está realmente interesado en ella o cuándo comience a pensar que hay algo más que le impide expresar sus emociones?

Me levanté de la silla algo incómodo por la confrontación pero Nari me tomó de la mano para que no abriera la puerta.

—Me debes una conversación— miró mi rostro desde su perspectiva haciendo que sus ojos se vieran más grandes.

—No estoy seguro si tengo las palabras correctas para expresarme— quise quitarle la mano pero a la vez el contacto me gustaba.

—¿Ese es el problema?  ¿No sabes lo que sientes?

—Algo así— vi como se levantó de la cama y se acercó a mi rompiendo todas las barreras que creí haber puesto hace segundos.

—¿Quieres que te ayude a aclarar tu mente un poco?— acarició mi mejilla con la palma de su mano haciendo que cerrara mis ojos ante el toque.

—Nari...

—¿Quieres o no?

Entre abrí los ojos y la miré, su rostro quedaba a la altura de mi cuello. ¿Por qué mi corazón latía tan fuerte ahora?

—Sí— susurré y dejé que ella tomara la iniciativa de acercarse a mis labios.

Ella traía un poco de labial de fresa y el sabor del jugo que habíamos bebido con anterioridad. Sus manos se posaron al rededor de mi cuello y yo bajé hasta sus muslos para alzarla dejando que enredara sus piernas sobre mis caderas.


Nari

Mis piernas estaban firmadas alrededor de su cadera y él acariciaba mis muslos mientras me penetraba. Yo trazaba líneas con la punta de mis dedos sobre la piel de sus clavículas. El vainen de nuestras pelvis era calmo, ambos estábamos en silencio mirándonos a los ojos. De vez en cuando me inclinaba hacia su rostro para besarlo y él paseaba sus manos por mi torso apretando mis senos haciéndome gemir.

Cambiamos de posición donde yo me ajustaba a su centro y subía y bajaba contra él lentamente saboreando el momento. Admiraba como su pecho subía y bajaba, como sus ojos se entrecerraban rendidos ante el placer. Yo le acariciaba el rostro, sus hombros, su pecho, su cabello y lo besaba, lo besaba tanto como atesorando el momento.

—¿Estás seguro ahora de que no sabes lo que sientes?— susurré contra su oído mientras seguía estimulando su miembro dentro de mi —¿Qué sientes ahora?

—Tus caricias, tu olor, tu piel— ajustó sus manos a la parte baja de mis nalgas y las movió con ritmo —Tu sexo— gimió cuando comencé a dar saltitos sobre su miembro sin sacarlo por completo estimulando su glande con intensidad.

—¿Cómo describes esto?— gemí al sentir su miembro endurecerse dentro de mi, estaba a punto de acabar.

— Mierda Nari, no hagas preguntas así— gimió al soltar su semen dentro del preservativo, dentro de mi y todo fue silencio.


Ho Seok

—Entonces cuando yo la vi entre mis brazos la miré y tenia una nariz pequeñita , unos ojazos y sus labios hacia adelante como pidiéndome un beso— sonrió acariciando la mano de Nari por sobre la mesa —Este es el mejor regalo de mi vida—.

—¡Omma! — Nari se cubrió el rostro, tenia sus mejillas rojas.

—Tengo fotos pero están guardadas en algún lugar— miró hacia el mueble del living donde tenia figuras de porcelana —Para cuando vengas te las muestro

—Estoy seguro que era una bebé muy llorona— la miré un momento pero ella parecía más concentrada en quitar los rábanos encurtidos del bibimbap —Si quieres me los das, a mi me gustan— acerqué mi pocillo.

Nari fue colocando los rábanos en mi pote por las orillas como decorándolo mientras la Sra. Lee seguía hablando de algo a lo cual no le estaba poniendo atención.

—¡Ho Seok!— alzó la voz.

—¿Sí?— la miré con una sonrisa disimulando falta de atención.

—Te preguntaba si te quedarás o necesitas que te lleve a casa—.

Miré por la ventana que ya era de noche, no traía sencillo y era muy probable que me fuera caminando. 

—Vamos a dejarlo omma— cerró su pote con el plástico que traía —Así aprovecho de llevar el táper a tu appa— se levantó y fue a la cocina.

—El postre estaba delicioso— sonrió la Sra. Lee.—Te iría a dejar más tarde pero me debo tomar unos medicamentos en un rato más

—No se preocupe, agradezco que me acompañen— sonreí y cerré mi pote para llevarlo a casa.

Durante el viaje en el auto Nari le comentó a su omma que jugaría en los interuniversitarios representando al equipo de tenis, yo permanecía en el asiento trasero del auto sonriendo al sentirme cómodo con la dinámica que estaba viviendo y nos fuimos cantando con las canciones que salían en las emisoras que se lograban escuchar del todo bien camino a casa.

—Ho Seok, avísanos cuando es la competencia, a ver si pido permiso en el trabajo y te vamos a ver con Nari— sonrió dándome su mano.

—Claro, gracias— sonreí agradecido.


Nari 

Vi como Ho Seok había tocado la puerta de su casa y me fijé que no le había entregado el táper que le debía a su appa así que bajé del auto y corrí a la entrada.

— ¡Ho Seok!— alcé la voz para que no cerrara la puerta y tras de él salió su omma.

—¿Tu jamás avisas si estas vivo o que?— le dijo a Ho Seok quien la miraba, aquella mujer realmente amedrentaba a cualquiera —Entra de una vez — lo miró de pies a cabeza y luego vió hacia mi.

—Hola Sra. Jung, traje su táper— alcé la bolsa.

La mujer se acercó a mi y me olió, sentí como inhalaba cerca de mi cara para luego verme a los ojos intensamente.

—Estuviste con él— me miró de pies a cabeza.

—Solo estuvimos haciendo trabajos— respondí temerosa.

—No te bastó con venir a mi casa a estar a solas con él sino que también lo invitas a la tuya— miró hacia el auto de mi omma —¿Tu mamá sabe lo que haces cuando no te ve?

Me quedé en silenció con un nudo en la garganta.

—Tan bonita, pero poco decente a la vez, como si no conociera el perfume de mi hijo— rió de forma sarcástica.

Cerró la puerta de golpe a centímetros de mi rostro.  La voz no me salía una vez que entré al auto y le dije a mi omma que me dolía un poco la cabeza ya que después de estar cerca de esa mujer me sentí pésimo, ella realmente tenia una energía extraña y comprendía porque Ho Seok actuaba extraño.


Dios nos libre de suegras así, toquen madera chiquillas :(


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