18. Dulce marca
"Esos labios que claman mi nombre,
controlando mis sentidos,
invocando a mi espíritu de hombre,
atrayendo a mi alma de niño.
Esos labios que suspiran
ansiando los míos..."
~Prólogo~
🚫🔞Advertencia: Capítulo con contenido explícito. Si no es de tu agrado, puedes evitar leerlo y saltar al próximo. No afectará la trama ni el entendimiento de la historia.
Los minutos se detienen cuando la semidesnuda piel del escritor toma contacto con la suavidad de la alfombra.
La tenue luz de una lámpara en la habitación los acoge y algunas melodiosas notas de piano se oyen a lo lejos desde la cocina.
Namjoon acomoda delicadamente el cuerpo del castaño, arrodillándose sobre la esponjosa textura del tapiz, posando los marrones cabellos sobre una de las almohadas del nido.
Lo ve sonreír, con la tez sonrojada y se siente indigno de poder observar de cerca la belleza que desprende sus avellanados ojos y su nívea piel.
Sobre su mejilla morena, siente una de las frías manos contrarias y el peligris posa la suya sobre la misma, cerrando los ojos, disfrutando del contacto. Gira levemente el rostro y deja un tibio beso en la palma de la mano de Seokjin.
-Eres hermoso- pronuncia el de mirada azul.
El escritor le sonríe, pero muestra cierta angustia en sus pupilas.
-Namjoon... Yo... Hace más de un año... yo no...
-Shht...- le susurra el peligris.
Por el torso del castaño se deslizan las fuertes manos, dibujando cada curvatura de su pecho y bajando pausadamente por sus costillas. El vientre se estremece con las caricias de su morena mano bendecida. La piel del escritor se siente suave, como dunas de arena blanca entre sus dedos.
-Voy a cuidarte, cariño. Porque eres un ángel. Mi ángel.
Los dedos del detective viajan hacia el sur, adorando cada centímetro de piel del hombre tendido enfrente suyo, deleitándose con la abrumadora vista del monumento que le es ofrecido en bandeja de plata para su disfrute.
Namjoon se despoja de su vestimenta dejándola alrededor del nido, quedando sólo en una ligera camisa y ropa interior. Con suavidad, retira la poca ropa que aún le queda puesta al escritor y lo ve cubrirse el rostro con uno de sus brazos, avergonzado de su desnudez, incapaz de verlo a los ojos.
Namjoon sonríe ante el tierno gesto de Seokjin. Tan diferente de aquella noche en que fue él quien se trepó en su regazo, exigiendo el placer que buscaba en sueños.
Se acerca al escritor y deja un pequeño beso sobre los labios descubiertos, murmurando sobre ellos.
-¿Dónde se fue mi omega dominante?
-¿Te estás burlando de mí?
-No. Lo estoy invocando. Quiero verlo.
-Está... dormido.- Seokjin sonríe, aún manteniendo los labios del otro sobre los suyos, recibiendo pequeños besos y ligeras mordidas.
-Entonces voy a despertarlo.
Sin despegar sus labios de la roja y deseable boca del escritor, las grandes manos continúan recorriendo los firmes muslos de Seokjin, bajando por sus rodillas y volviendo a subir por la tersa piel de sus caderas, donde se detiene, apretando y masajeando con suavidad.
Lo siente temblar ligeramente bajo sus manos. Namjoon sonríe para si mismo, encantado de ir descubriendo los puntos sensibles del escritor.
Los castos besos se vuelven más demandantes cada vez. El castaño sigue cubriendo su rostro, pero cede ante el hechizo de los ardientes besos del peligris, delineando con su lengua los gruesos labios y disfrutando de tener las manos contrarias paseando sin premura sobre su delgado cuerpo.
La morena mano se desliza esta vez hacia el miembro semierecto del escritor, subiendo y bajando con lentitud por su perfecta extensión. Da pequeños masajes con el pulgar en la punta del mismo y vuelve a bajar y subir, en deliciosos y suaves movimientos que van agitando poco a poco la respiración del castaño.
Namjoon lo siente suspirar de gusto y placer sobre sus labios. Abandona la boca ajena y baja lentamente hacia su cuello, esparciendo cálidos besos sobre su piel, dejando rojizas marcas rumbo a su oído.
-Déjame ver a mi omega- susurra con ronca voz el detective, mordiendo con delicadeza el lóbulo de su oreja.
-Nam...
-Déjame verlo.
Seokjin descubre su rostro en el momento exacto en que el moreno se posiciona sobre él y lo observa bajar por su cuerpo, repartiendo apasionados besos desde su cuello hacia su pecho, entreteniéndose en el camino con el claro botón de uno de sus pezones, mordisqueando ligeramente.
El cuerpo del castaño se arquea por instinto y cierra brevemente los ojos antes de soltar un suave gemido.
Sembrando un nuevo sendero de besos, el peligris baja por su liso abdomen, bebiendo del manantial de su blanca piel.
Antes de continuar el estimulante camino sobre su cuerpo, se detiene y observa con excitante lujuria al escritor que no ha despegado sus ojos de él en ningún momento, apoyado sobre sus codos, con la boca abierta, respirando entrecortadamente.
La mirada felina del detective se posa sobre el objeto de su deseo. Abre la boca con lentitud y desliza su húmeda lengua sobre la dura extensión del falo de Seokjin. Llena con ella su cavidad, succionando y lamiendo una y otra vez, suavemente, haciendo que el castaño lleve su cabeza hacia atrás y balbucee palabras sin sentido. Da un pequeño beso sobre la punta del mismo y vuelve a bajar por el dulce abismo de su piel, abriendo las puertas del paraíso entre las suaves piernas del escritor.
Dar placer es un acto nuevo para el detective. Siempre ha buscado su propio disfrute y calmar sus ganas de sexo, sin importarle si la persona de turno lo estaba disfrutando o no. Los juegos preliminares, las caricias o los besos sobraban en aquella ecuación en que el resultado era siempre el mismo. Al fin y al cabo, olvidaría hasta el nombre después.
Pero esta vez es diferente.
Observa a Seokjin totalmente expuesto y dócil ante su toque. La erótica vista cual Afrodita sumisa ante él, enciende el volcán de sus sentidos y le es imposible ya despegar sus manos de la obra de arte que es su cuerpo. Su exquisita piel le llama y sus labios queman por complacerlo y fundirse en él.
La rosada entrada del escritor vibra palpitante ante sus ojos y la boca del peligris se hace agua, ardiendo de deseo por probar parte de su ser. Lleva sus labios a su interior, repartiendo fogosos besos y lamiendo cada espacio. La saliva escurre por las comisuras de su boca y deja a su diestra lengua la placentera labor de explorar cada milímetro de su deliciosa piel.
Seokjin se deshace en gemidos que inundan toda la habitación, cerrando los ojos y apretando con las uñas la mullida alfombra bajo sus dedos.
-Nammie... Me voy a... ¡Oh! ¡Dios!
Namjoon continúa saciándose de él, su atrevida lengua realizando constantes movimientos circulares, adentrándose en el anillo de su piel una y otra vez, una y otra vez, envolviendo al castaño en una desquiciante locura de jadeos contenidos, sintiendo su cuerpo agitarse cada vez más.
Sabe que está muy cerca del ansiado éxtasis y abandona su suave cavidad para volver a pasear sus carnosos belfos por la lisa piel del miembro contrario. Recoge nuevamente con su boca toda su dura extensión, hasta sentirlo palpitar dentro de su paladar, bebiendo finalmente del caliente néctar.
Namjoon se sitúa nuevamente sobre el cuerpo del castaño. Observa de cerca su rojizo y agitado semblante, intentando recuperar el aliento.
-Me volveré adicto a tu dulce sabor sobre mi lengua- pronuncia el peligris, relamiéndose los labios, satisfecho con su trabajo. Se acerca a su cuello y reparte un par de besos antes de susurrar sobre su oído. -¿Mi omega sigue aún dormido?
Seokjin se incorpora súbitamente, atrapando las muñecas del detective y lanzándolo hacia atrás. Lo deja caer de espaldas sobre el tapiz y aprisiona sus fuertes manos, quedando posicionado a horcajadas sobre él.
-Te arrepentirás de haberlo despertado.
Unos sensuales dientes comienzan a deslizar la ropa interior del peligris, tragando saliva al descubrir su vigorosa y altiva virilidad en todo su esplendor.
El detective, recostado sobre la suave superficie de la alfombra, lo observa complacido moverse con lascivia sobre él, cual animal en celo, ansioso por recibir la semilla de su semental.
Por encima de su cabeza, el peligris lleva los fornidos brazos atados por las muñecas, unidas al pie de uno de las soportes de la cama, sujetas con su propia camisa. Todo por cortesía del hermoso ser que se mueve ahora reptando cual serpiente sobre él, sus rojos labios navegando sin brújula por cada músculo, dejando marcas y ligeras mordidas sobre su pecho, haciendo suyos los secretos de cada poro de su morena piel.
El castaño se posiciona sobre la cintura del moreno y alarga una de sus manos por debajo de algunos peluches de alrededor, recogiendo el curioso objeto rosa escondido entre ellos. Un preservativo con aroma a fresas y nata.
-¿Te estabas preparando para tu alfa, cariño?- Sonríe ladino al sentir las frías manos de Seokjin desenrollando el objeto sobre su grueso miembro.
-Yo nací así, hermoso y preparado siempre, querido.- Seokjin muerde su labio inferior y se acerca a pocos centímetros del rostro detective. Acomoda una almohada por debajo de los grises cabellos y afirma nuevamente el nudo sobre sus manos. Aprovecha la cercanía y atrapa con los dientes los carnosos labios contrarios. Se deleita con los roncos gemidos del peligris que mueren lentamente sobre su boca. Deja un pequeño beso y se aleja de él, no sin antes susurrar cerca de su oído. -Recuerda que si me tocas, tendrás un castigo.
Seokjin vuelve a bajar por el desierto de su piel canela, besando la cicatriz cercana a sus costillas, delineando con su lengua cada perfecto músculo de su fortalecido vientre.
Repentinamente se incorpora y se gira, sentado sobre la cintura del más alto, quedando de espaldas, ambas piernas al lado del cuerpo del moreno. Incitando y seduciendo con las delicadas curvas de su columna y su redondo trasero.
Seokjin voltea levemente su rostro hacia el moreno y sonríe, fascinado con el poder que tiene sobre el Adonis bajo su cuerpo, encantado de ser él quien domine el momento y lo lleve hasta el fondo de sus más primitivos instintos.
Namjoon lo observa delirante, mordiéndose los labios, resistiendo la tentación de tener bajo sus dedos los firmes glúteos que se muestran tan apetecibles ante sus ojos, consumido por el deseo de volverlo a tocar.
Su vista se pierde en los lunares de su espalda y fija su mirada azul en el peculiar tatuaje grabado en su piel.
¿La constelación de Cetus?
Antes que su mente intente buscar en sus recuerdos dormidos, el escritor comienza a moverse lentamente sobre él.
Su atención se centra de nuevo en el castaño, mientras lo ve empujarse suavemente sobre su miembro, siendo todo un espectáculo digno de admirar. Se introduce poco a poco, cada vez más, abriéndose paso en la estrecha carne, haciendo que el peligris pierda la cordura y la razón.
-Uh... Bebé, me estás volviendo loco... Déjame tocarte.
-Quieto, alfa.
Seokjin llega hasta el fondo y se detiene unos segundos. Las paredes de su angosta cavidad se acostumbran al voluminoso tamaño de su invasor y una deliciosa corriente de electricidad va consumiendo su interior.
Su delgado cuerpo comienza a moverse por inercia, buscando mayor fricción con la tostada piel bajo sus muslos. Apoya sus brazos en las fuertes piernas contrarias y comienza una danza ritual con el vaivén de sus caderas, aumentando la velocidad en cada movimiento.
Gotas de sudor caen por los grises cabellos y su fuerte cuerpo se tensa ante el roce del castaño, desatando a flor de piel el mismo infierno bajo su vientre, ahogándose en un mar de jadeos contenidos.
Un huracán de agobiante deseo explota en su interior, llevándolo al límite de su propio control.
-¡A la mierda el castigo!- grita con grave voz el detective, antes de soltarse las manos de un solo tirón, rasgando la camisa que lo ata.
Namjoon se sienta sobre la alfombra con el castaño sobre él y sus rudas manos sostienen a Seokjin de la fina cintura. Alza su cuerpo y lo gira hacia él en un raudo movimiento. Vuelve a encajarlo con ansias locas sobre su erecto pene de una sola estocada.
-¡Namjoon!- grita el castaño con voz desbordante al sentir su cuerpo nuevamente invadido por la longitud del peligris.
Corrientes de excitación giran alrededor de ambos y el aire se vuelve espeso. Los dedos del peligris se encajan en la suave piel de sus caderas y lo incitan a continuar sus movimientos, mientras sus gruesos labios buscan tomar contacto con la sudorosa piel de su pecho, subiendo por su clavículas y besando la expuesta piel de su cuello.
Seokjin se sostiene de los fuertes hombros. Lo siente endurecerse aún más en su interior y vuelve a impulsarse, meneando su pelvis una y otra vez contra el moreno, su estrechez acoplándose perfectamente al miembro del peligris, arrancando quejidos de su garganta, sintiendo su entrañas estallar de gozo y placer.
El castaño jadea anticipando la cumbre de su propio clímax y sus movimientos se vuelven erráticos y desenfrenados.
-Vamos, cariño. Yo te tengo- pronuncia el peligris jadeante, con el poco aliento que le queda, sosteniendo con sus manos la espalda del castaño, conteniendo a su fiera. Lo atrae hacia él y vuelve a llevar sus labios al terso cuello, dejando ardientes besos y ligeras mordidas, embriagándose de su dulce e hipnotizante fragancia, enloquecido por la magia del roce de su piel.
-¡Namjoon!... Mmm... Namjoonie... - gime suplicante el castaño.
-Eres mío. Mi hermoso omega- susurra sobre su piel. Trastornado por la incitación de sus caderas y el caliente sonido de la respiración sobre su oído. - Llámame alfa.
-¡Alfa!... ¡Alfa!... ¡Oh, por Dios!... ¡Alfa! Márcame... ¡Hazlo!
Namjoon gustoso abre la boca y hunde sus dientes en la trémula carne del cuello del castaño, enterrándolos con moderada fuerza, dejando su marca pero evitando hacerle daño. Escucha un fuerte grito, un aullido profundo y estremecedor, al mismo tiempo que con un sordo gemido de pasión se deja venir en el interior del escritor. Los cuerpos se agitan en suaves espasmos y la caliente esencia del castaño se esparce por el abdomen de ambos.
El cansado cuerpo de Seokjin se siente desfallecer lentamente entre sus manos. El escritor apoya su frente en el hombro contrario y Namjoon lo abraza, acunándolo cual ángel caído, mientras permanecen unidos, recuperando poco a poco la respiración.
Namjoon acaricia con una mano los desordenados cabellos castaños y vuelve a sumergir su rostro en el níveo cuello. Su suave refugio, su nuevo lugar favorito en el mundo.
Siente como si fuera su primera vez. Y aunque ha perdido ya la cuenta de los lechos que ha recorrido a lo largo de su vida, aspirar el dulce aroma de algodón del castaño termina por borrar todo recuerdo de su memoria. Porque ésta es la primera vez que hace el amor.
Observa con ternura la rosada marca que ha dejado sus dientes en la blanca dermis. Lame ligeramente su cuello y deja un suave beso sobre la misma.
Suspira al pensar que aunque sea una loca fantasía, desearía con todas sus fuerzas que esa marca fuera real, uniendo sus almas para siempre, quedando eternamente impregnada en su hermosa piel.
Hola!!!💞😊
Escribir este capítulo fue un autoregalo para mí 🎁. Gracias a Bts conocí mucha gente muy especial que hicieron de mi cumpleaños uno de los días más felices de mi vida 🥳. Amé cada palabra escrita aquí y aunque es casi la primera vez que lo hago (salvo el OneShot), espero que se sienta el amor que le tengo a esta hermosa parejita.
Gracias por seguir leyendo mi historia.
~Ayri💜
PD- Sip, me regalaron también el perfume que me inspiró a escribir este capítulo. 🙈💜
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