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17. El nido


La televisión encendida se oye a bajo volumen en el salón de casa. Las cortinas  cerradas impiden ver la hermosa vista del sol ocultándose detrás de los grises edificios.
 
Seokjin no ha pronunciado palabra alguna desde que llegó de la premiación. Tampoco quiso almorzar. Sólo se dio una ducha antes de instalarse en el sofá, con las piernas encogidas hacia su pecho, rodeándolas con sus brazos. Lleva puesto uno de sus pijamas favoritos, un pantalón corto a rayas y la enorme camiseta de largas mangas cayendo por sus hombros, con un estampado de nubes y pequeñas ovejitas.
 
Lleva sentado toda la tarde en el salón, sin ver ningún programa en especial. El ruido de fondo acompaña sus pensamientos mientras permanece mirando un punto fijo en la pared.
 
La mañana en el evento Yi-Sang fue caótica.
 
Una vez que el castaño se hubo recuperado de su crisis de ansiedad, Namjoon llamó por teléfono a su asistente y le explicó lo sucedido.
 
Jungkook lamentó desconocer un detalle tan importante en la vida del escritor y no haber podido prevenir la situación. Sin embargo, ideó pronto un maravilloso plan donde Seokjin estaría en el escenario, pero con los ojos cerrados, oportunamente cubiertos con unos grandes lentes de sol que llevaba el pelinegro. Según el plan, el asistente lo conduciría por el estrado y lo acercaría al micrófono para dar unas breves palabras al otorgar el premio. La estatuilla dorada sería entregada al ganador por el asistente y prontamente se retirarían, guiando Jungkook nuevamente a Seokjin hasta la salida del escenario donde Namjoon los estaría esperando.
 
Todo hubiera sido perfecto de no ser porque al terminar de entregar el premio y caminar hacia la salida, los pies del escritor se enredaron con los cables del micrófono y terminó cayendo aparatosamente al suelo.
 
Namjoon corrió hacia él y lo ayudó a levantarse, mientras el castaño mantenía los ojos cerrados, pero podía oír de fondo el ruido de los flashes de las cámaras de los periodistas y las risas de los invitados presentes.
 
Fue el hazmerreír del evento.
 
Por eso se encuentra sentado en el salón, enfadado y avergonzado, con los labios fruncidos y un enorme golpe en la rodilla que va tomando un color verde y violáceo, contrastando con su blanca piel.
 
El detective lleva observándolo toda la tarde. Numerosas veces le ha preguntado si necesita algo o si tiene hambre, pero el castaño sólo atina a mover negativamente la cabeza y volver a apoyar su frente sobre sus piernas flexionadas sobre el sofá.
 
Es casi la hora de cenar y Namjoon cansado de ver su triste semblante, decide darse una ducha rápida antes de salir a comprar algo que pudiera animar al escritor. No tarda demasiado, pues se le hace corto el trayecto al conducir su motocicleta.
 
Al regresar, Seokjin sigue en la misma posición que lo dejó media hora atrás.
 
Namjoon coloca las compras en la cocina y regresa al salón con un gran envase rosa y una cuchara.
 
Se sienta al lado del castaño que sigue escondiendo su rostro entre sus rodillas pegadas hacia su pecho. Le da un suave  beso en la cabeza, por sobre sus lisos cabellos, para llamar su atención.
 
Seokjin levanta ligeramente su mirada y se encuentra una gran cuchara de helado frente a su rostro.
 
—Es helado de algodón de azúcar. Vamos, bonito. Sé que te gusta.
 
El escritor abre la boca con lentitud y es alimentado por el peligris que le muestra una hermosa sonrisa entre cada porción. Un par de cucharadas después, el detective limpia la comisura de la boca ajena con su pulgar y deja un pequeño beso en los fríos y dulces labios.
 
—Muy bien. Sólo hemos adelantado el postre. Ahora te prepararé la cena.
 
—Namjoon... No tienes que...
 
—Déjame hacerlo, por favor. No soy un gran chef pero haré mi mayor esfuerzo. Ha sido un día difícil para ti y quiero recompensarte ¿Me acompañas en la cocina?
 
El detective le muestra aquellos azules ojos soñadores a los que siempre es difícil decirles que no. El escritor termina asintiendo con la mirada y una leve sonrisa.
 
Los fuertes brazos morenos sostienen al escritor y camina por el pasillo llevándolo sobre él, dejándolo sentado delicadamente sobre la encimera de la cocina.
 
—Te quedarás aquí y no podrás huir hasta que pruebes mi comida.
 
Seokjin ríe mientras lo ve colocarse un delantal rosa de lunares blancos.
 
—Esto no es lo más sexy que me he puesto en mi vida, pero creo que me queda bien.
 
El peligris corta finamente algunas verduras y las sofríe en una sartén, agregándole luego varios trozos de carne.
 
El escritor lo observa cocinar, moviendo sus pies en el aire, apoyando sus manos sobre la encimera y comiendo de vez en cuando alguna verdura que le da a probar el peligris.
 
Mientras lo observa de espaldas, sigue meditando sobre lo sucedido esta mañana. Cierto es que después de su crisis, la caída en el escenario fue la gota que colmó el vaso de tragedias sucedidas en el día. Pero la mayor razón de su depresión es justo el hombre que observa moverse frente a sus ojos, el mismo que ha puesto música clásica que inunda toda la cocina y finge usar una espátula a modo de violín.
 
Él es la principal razón por la que ahora no tenga claro qué es lo que realmente quiere de verdad. No puede negar que le gusta el repentino acercamiento de ambos y pensó por un momento que podría estar bien ser uno más en la lista de constantes ligues del moreno. Una lista al parecer muy larga, dada la vida que lleva. Pensó que podría aceptar algo temporal, sin compromisos. Pero al verlo esa mañana junto a otra persona, despertó sus más bajos instintos. Incluso pensó en darle celos, insinuándose a otra persona. ¿Pero qué juego era ése? ¿Acaso eran niños? En ese momento entendió que el peligris jamás podría ser algo pasajero. El escritor se ha enamorado profundamente, aunque se había jurado no volver a hacerlo. Por eso prefería mejor cortar de raíz aquello que podría haber surgido entre ellos. Quizá es mejor hacerlo pronto, antes que doliera aún más, antes que siguiera disfrutando de sus atenciones y su compañía. Antes que le otorgue más de esos ansiados besos que sólo quiere que sean para él, pero sabe que no tiene el derecho de pedirlo. Porque lo conoció libre y no quiere ser la cuerda que lo ate a un mundo desconocido para él. Porque sabe que hasta el ave más bella debe volar en libertad, porque es al cielo a quien pertenece.
 
—Namjoon. Tenemos que hablar.
 
—Lo sé.— pronuncia el peligris, volviendo su semblante repentinamente serio. Termina de servir un plato de fideos con verduras y se quita el delantal. Acercándose hacia Seokjin, se posiciona entre sus piernas y deja el plato a un costado. Suspira, colocando las manos en la encimera, a ambos lados del escritor, observando de cerca sus castaños ojos. —Esta mañana... no sucedió nada con Jackson.
 
—No tienes que darme explicaciones.
 
—Lo sé. Pero quiero hacerlo. Necesito hacerlo.
 
—¿Por qué necesitas hacerlo?
 
—Porque me gustas, mucho más de lo que imaginé. Cuando te dije aquella noche que podría pasar contigo todos los cumpleaños que quisieras, lo dije en serio. La decisión siempre será tuya.
 
—Namjoon, nosotros no...
 
—Escúchame... por favor. Sé que no puedo exigirte nada más y eso me está volviendo loco. Es casi irracional la forma en que deseo que tus lindos ojos sólo me miren a mí. Comienzo a pensar en ti, mucho más que en mí mismo. Cada minuto, cada segundo, estoy pensando en ti.— El peligris suspira, intentando ordenar las palabras en su mente. —Hace muchos años perdí a alguien muy importante para mí. Pensé... Pensé que estaría bien continuar con mi vida cerrando las puertas a cualquier sentimiento, que sería una manera de protegerme y de no volver a sufrir. Nunca creí... que alguien volvería a abrir esa puerta.– Dirige su rostro al suelo y menea levemente la cabeza. Sus angustiosos ojos vuelven a mirarlo, temeroso de que el castaño no comprenda lo que quiere expresar. —Estoy asustado. No sé que demonios sucede conmigo. Sólo sé que quiero estar junto a ti, que me dejes cuidarte y protegerte siempre, no sólo porque sea mi trabajo hacerlo. Quiero ser... lo que tú quieras que yo sea. Si me quieres a tu lado sólo unos días, lo comprenderé igualmente. Pero estoy dispuesto a esperar el tiempo que tú necesites para que esos días se conviertan en semanas, meses o años. Y cada día desearé siempre que el tiempo a tu lado sea eterno. Puede sonar absurdo, pero nunca he tenido una relación formal. No sé como funciona ni sé cómo hacerlo. Pero quiero aprender. Quizá sea torpe a veces, pero soy bueno aprendiendo y si tu me dejas yo podría...
 
Inesperadamente su discurso es detenido por las frías manos de Seokjin, que sujetan sus bronceadas mejillas y lo acerca hacia él, dejando un suave y cálido beso sobre su boca.
 
—Yo voy a enseñarte, Namjoon— susurra sobre sus labios.
 
—¿Dije algo convincente? Dime que sí, por favor— pronuncia el peligris mientras cierra los ojos, disfrutando del dulce contacto.
 
—Dijiste justo lo que necesitaba oír.
 
 

 
 
Una escurridiza lengua lame el rojizo y carnoso labio superior, quitando restos de salsa de soja que quedan en ella.
 
—¡Es el mejor plato de fideos que he probado en mi vida! Podría incluso enamorarme de ti para tener el placer de cenar esto cada noche.
 
—Creo que haz descubierto mi plan, mi querido escritor.
 
Seokjin le sonríe, mientras es alimentado por las morenas y fuertes manos del hombre de pie enfrente suyo. Sentado en la encimera de la cocina, el castaño gustoso da pequeñas palmaditas de alegría en cada bocado.
 
En el último, Seokjin abre la boca y en vez de fideos, recibe un hambriento beso que atrapa su roja boca, degustando sus esponjosos labios.
 
—Mmm... Sí, tienes razón. Está buenísimo— afirma, mientras siente sonreír a Seokjin sobre sus labios. Se separa del escritor para seguir hablando. —Entonces, continúa contándome. Según tus historias, ¿Hay algún ritual que realicen los alfas para atraer a los omegas?
 
—Bueno... No exactamente un ritual— contesta un poco avergonzado, mientras limpia sus labios con una servilleta. Aún así, le emociona que el peligris se interese en su gran pasión por escribir. Introduce uno de sus dedos en el frío envase de helado que se encuentra a su lado y lame el dulce manjar mientras sigue hablando.  —Digamos que los alfas atraen con su fuerza y presencia, pero son sensibles a las feromonas de los omegas. Realmente son los omegas los que atraen a los alfas, sobre todo cuando están en celo. Durante los días de celo, los omegas forman nidos rodeándose de objetos que pertenezcan a su alfa, para así sentirlos más cerca.
 
—Interesante...— comenta el detective, mientras se lleva la última ración de fideos a la boca, dejando el plato a un costado y colocando nuevamente sus manos a cada lado del escritor.—¿Y las feromonas dónde se encuentran?
 
—En el cuello de los omegas. Suele ser un aroma dulce que despierta los instintos animales de los alfas. Literalmente los vuelve locos— responde, mientras lame sus fríos y dulces dedos por segunda vez.
 
—¿Así que, tu perfume de algodón serían tus feromonas, eh?
 
Seokjin denota una sonrisa y sumerge nuevamente sus dedos en el suave helado. Abre la boca, pero antes de probarlo de nuevo, se detiene. Mira enfrente los azules ojos del peligris y muerde levemente su labio inferior. Inesperadamente lleva sus dedos a su propio cuello, esparciendo en él la fría crema. —¿Quieres comprobarlo?
 
Namjoon sonríe ladinamente.
 
—¿Es una invitación?
 
—Es... el postre que tendrás el privilegio de probar en agradecimiento por la cena.
 
—Entonces sería descortés de mi parte no aceptarlo— confirma con una sonrisa capaz de derretir al mismo polo norte. Se acerca al cuello ajeno y comenzar a lamer lentamente la dulce crema.
 
Seokjin cierra los ojos y ladea la cabeza, apoyando sus brazos hacia atrás, dando espacio a los carnosos labios que recorren suavemente su piel.
 
—No suelen gustarme las cosas dulces—murmura el peligris sobre su cuello, —pero podría volverme adicto a esto.
 
—Creo que haz descubierto mi plan, mi querido detective.
 
Namjoon sonríe sobre su piel, aspirando nuevamente el dulce olor. Coloca una de sus manos sobre el muslo del castaño, cerca del borde de sus cortos pantalones, dando pequeñas y suaves caricias.
 
—Estar cerca de ti está nublando mi cordura y mis sentidos— pronuncia, mientras da ligeros mordiscos en la blanca dermis, gruñendo como lo haría un animal salvaje anticipando a su presa. —Puedes detenerme ahora, cariño, porque no creo que pueda hacerlo después.
 
Seokjin gira su rostro hacia el peligris y se acerca susurrando sobre su oído.
 
—No te detengas, mi alfa.
 
 

 
 
La camiseta del pijama con figuras de pequeñas ovejas cae al suelo, junto con el envase de helado. El detalle pasa desapercibido ante los hombres que siguen en la misma posición en la cocina, rodeados de música de piano y violines, devorándose la boca, degustándose en cada centímetro, liberando una dulce batalla en la que da igual quien saliera vencedor, porque ambos corazones van al compás de un mismo latido.
 
—Nam...joon— pronuncia jadeante el escritor —Llévame.. arriba.
 
—Te llevaré al cielo si me lo pides, mi dulce omega— afirma el peligris con ronca voz, besando nuevamente el cuello ajeno y bajando por los firmes hombros.
 
Lo sostiene de los suaves muslos y lo lleva a cuestas, caminando por el pasillo y subiendo las escaleras, mientras los brazos de Seokjin rodean su cuello y su boca succiona sutilmente parte de su oreja.
 
—Bonito, no hagas eso— dice el peligris, sintiendo una notable erección crecer en sus pantalones. —O voy a perder el control aquí mismo.
 
Seokjin sonríe y comienza a besar nuevamente su oreja, bajando por el moreno cuello, repartiendo lascivos besos por la tostada piel.
 
El detective termina de subir las escaleras, sosteniendo en sus fuertes brazos el delgado cuerpo del escritor. Aprieta la suave piel de los muslos bajo sus manos, colando sus dedos por debajo de los cortos pantalones y la ropa interior del castaño.
 
Antes de entrar a la habitación de Seokjin, se extraña al ver la puerta abierta y el marco que sigue averiado desde aquella vez que lo rompió creyendo que el escritor estaba en peligro. Cae en cuenta de que todo este tiempo nunca esa puerta fue cerrada.
 
Seokjin se incorpora frente a Namjoon, al notar que ha detenido sus pasos. Al ver los azules orbes inspeccionando el umbral, se sonroja, avergonzado por lo que pudiera estar pensando.
 
—¿Querías que viniera por la noche, verdad?— pregunta el peligris con una sensual sonrisa.
 
—Yo... Emm...
 
—Solo tenías que pedirlo— pronuncia antes de besarlo y caminar a tropiezos dentro de la habitación.
 
Los pies del detective pisan la mullida alfombra y vuelve a detenerse con temor a poder caer con el castaño en brazos.
 
Al abrir los ojos, observa sobre la gran alfombra los diversos objetos ordenados alrededor en forma circular. Distingue entre ellos cojines de varios colores, rosas, blancos y celestes. Algunos muñecos de felpa en forma de animales, ovejas, koalas, ballenas, algunas prendas del castaño... Pero le sorprende ver también algunas pertenencias suyas, cuidadosamente dobladas. La sudadera con la que suele hacer ejercicios por las mañanas y que creyó estaría en la cesta de ropa sucia, una de sus toallas y la camiseta favorita que no encontraba desde hace varios días.
 
Seokjin deja de besarlo y mira su rostro con extrañeza. Observa hacia un costado el suelo bajo sus pies y se percata de lo que ha dejado anonadado al moreno.
 
Su pequeño secreto ha sido descubierto.
 
El rubor sube por sus mejillas. Vuelve su vista al peligris, pero antes que pronuncie palabra alguna, es interrumpido por la suave voz de Namjoon.
 
—Es... ¿Es tu nido, cariño?— Le sonríe con dulzura y apoya su frente junto a la del escritor, cerrando los ojos. —Prometo adorar este lugar al igual que tú lo haces. Quiero ser parte de tu vida. El único que gobierne tus sueños e inspire tus grandes historias. Déjame ser parte de tus más hermosas fantasías. Yo quiero ser... sólo tuyo... tu alfa.
 
Seokjin suspira, aún semidesnudo sobre sus brazos.
 
—Y yo quiero ser... tu omega.
 
 

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Hola!!!
Aquí aún recuperándome de las 8 horas del BangBangCon 2021 🙈.

Aún no puedo creer que mi libro haya llegado a 1K de vistas 🥺💜. 

Recibí de lulululu-villa este bello dibujo por mi primer 1K... y es tan hermoso que lloré cuando lo vi !! 😭😭😭💞💞💞.

Gracias a tod@s por seguir mi historia y por los lindos comentarios que siempre leo en cada capítulo. Me animan muchísimo!!

Un abrazo con todo mi corazón namjinista. 🐨💜

~Ayri

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