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11. Como abeja a la flor

Frente a la ventana, el hombre de traje oscuro juega con el cigarrillo entre sus dedos entre calada y calada. Nervioso voltea de vez en cuando hacia su mesa donde reposa su laptop encendida en espera del e-mail que debe llegar en cualquier momento.

Documentos y sobres negros se encuentran esparcidos sobre el escritorio.

Un pequeño sonido similar al de una campanilla se hace presente.

A paso rápido se acerca al escritorio, manteniendo el cigarrillo en su boca y con sus dedos hace un par de clicks para abrir el correo que espera con ansias.

De: [email protected]
Para: [email protected]
Asunto: Avance sobre objetivo - Kim Seokjin

Estimado Señor,

Adjuntamos avance sobre nuestra investigación.

- Confirmamos la compra de nueva residencia en Calle SinsangDong 4. Apartamento 10A. Gangnam. Seúl.

- Objetivo solicitó protección policial encubierta, agente designado: Kim Namjoon, N° de placa KM134340.

- Eventos de asistencia confirmada : Desfile de última Colección Dior Corea - invitado de honor /  Recepción y entrega de trofeos. Premio Literario Nacional Yi-Sang 2020.
Fechas y horas exactas serán confirmadas en breve.

Seguiremos informando.

El hombre dibuja una mueca en su rostro, una sonrisa burlesca de medio lado. Se sienta en la amplia silla mientras deja nuevamente el cigarrillo en el cenicero, apagándolo mientras no deja de mirar en su mesa una hoja escrita con los datos de una floristería.

— Así que mi escritor tiene un nuevo hogar— murmura con ironía el hombre para sí mismo, tamborileando los dedos sobre la mesa. — Entonces debería de darle la bienvenida como se merece.

Habían pasado un par de días desde que el peligris se mudó completamente a su nueva y lujosa residencia temporal. No podía quejarse. El lugar era perfecto, la vista de la ciudad era perfecta y la compañía era perfecta.

El detective había reunido suficiente información y se encontraba investigando sobre las posibles relaciones entre los sucesos ocurridos en EEUU y Corea. Ciertamente lo acontecido en el extranjero era cuanto menos extraño. Namjoon no podía creer que todo había sido desencadenado por algunos fans extremistas que estaban en desacuerdo con el final de un libro.

Namjoon revisó el expediente completo de Seokjin desde que comenzó su carrera como escritor. No quiso investigar sobre el pasado anterior o sobre su niñez, pues no lo creía relevante para el caso. Además Seokjin le había pedido explícitamente que no incluyera el desencadenante de su fobia en los informes y éste sucedió en su infancia, por lo que Namjoon quería respetar su decisión siempre que no fuera de vital importancia para la investigación.

El peligris estaba también al tanto de los sobres negros, las plumas y las notas. Había mandado a analizarlos en búsqueda de alguna huella o pista pero ninguna fue encontrada. Así también contactó con los servicios de correo postal pero no tenían registro ya que todos los envíos se habían pagado en efectivo.

En la información que le había enviado ayer el equipo del teniente Yoongi, pudo revisar un poco más sobre las obras del escritor. En algunas hojas incluso habían pequeños resúmenes de algunos de sus libros más importantes. En una de ellas leyó la palabra Omegaverse. Al revisar aquellos textos quedó muy impresionado.

Los libros hablaban todos sobre relaciones homosexuales... al parecer sobrenaturales. Era un mundo inventado, seres que volvían a su modo primitivo cuando sentían la llamada de la naturaleza, lazos formados a través de mordidas, hombres engendrando nuevos seres y sociedades divididas por jerarquías diferentes a la reales.

Namjoon por unos segundos pensó que de haber existido en ese mundo, él seguramente hubiera sido un Alfa.

Realmente era un mundo interesante.

Muy interesante.

La habitación que le había concedido temporalmente el castaño estaba muy bien amoblada, la cama era cómoda y tenía baño propio. Pero carecía de escritorio. Namjoon preguntó si podría utilizar la mesa del salón como lugar de trabajo y Seokjin aceptó gustoso, dándole a entender que no tendría problema con ello, puesto que no recibía visitas ya que la poca gente que conocía vivía fuera del país. Por lo que Namjoon instaló su laptop, su bonsái y una pequeña lámpara en el salón, justo enfrente del enorme ventanal.

La acristalada pared del salón que da al exterior deja apreciar la magnífica vista completa de la ciudad tanto de día como de noche.

Observar el ocaso caer poco a poco sobre los altos edificios es un espectáculo digno de admirar.

Justo como ahora, mientras el peligris escribe un par de cosas en unas hojas y al mirar la hermosa vista queda maravillado.

No sólo por el ocaso.

Seokjin se encuentra a un par de metros de él, recostado en un cómodo mueble reclinable que instaló en un rincón debajo de la escalera, enfrente también del ventanal, rodeado de algunas macetas y plantas que su asistente compró hace unos días.

Namjoon lo mira de perfil.

Observa su tranquilo semblante, los filos dorados de sus lentes dándole aún más elegancia a su fino rostro. La camisa blanca, con las mangas ligeramente dobladas hasta los codos, dejando ver la tersa piel de sus brazos. Unos cómodos pantalones grises en sus largas piernas estiradas y cruzadas, donde mantiene encima su laptop encendida.  Algunos cabellos castaños cayendo por sus oscuras pestañas que han dejado de parpadear...

El escritor está dormido.

El detective termina por cerrar su propia laptop, se pone de pie sin hacer ruido, coge una manta del sofá y se acerca a suaves pasos hacia él. Teme que la computadora sobre sus piernas pueda caerse y estropearse.

Al llegar a su lado, su mirada azul se desvía hacia la pantalla, leyendo con curiosidad lo último que el castaño escribió.

"Guk llevó al hermoso joven a su guarida detrás de la cascada, cuidando de sus heridas día y noche. La férrea máscara en el rostro del muchacho no podía aminorar su encanto, al igual que las espinas no le roban ni le quitan la belleza a una rosa, al contrario, hacen admirarla mucho más. Por su dulce fragancia sabía que aquel joven era un omega y rogaba al cielo que despertara pronto pues el celo del alfa estaba a punto de llegar en pocos días y no quería dañar al precioso ser que ahora dormía plácidamente entre sus brazos."

Namjoon sonríe al leer la palabra Omega... "Así que lo omegas de tus historias tienen un dulce olor... ¿Tan dulce quizá como el algodón de azúcar?"

El peligris se aproxima levemente y ante la cercanía no puede evitar cerrar los ojos unos segundos, embriagándose de la suave y dulce fragancia del perfume del escritor.

Retira su laptop sutilmente de sus piernas y la coloca en una pequeña mesita blanca que hay al lado. Cubre al escritor con la ligera manta y lo observa nuevamente.

Es realmente atractivo.

Su clara tez, pequeña nariz, finos pómulos y su marcada mandíbula realzando sus cautivantes labios rojos que suspiran en sueños.

El detective se acerca nuevamente y retira con suavidad los lentes de filos dorados que enmarcan las pobladas pestañas, guardando celosamente sus castaños ojos.

Hermosos y brillantes luceros color café que ansía ver.

Maldición.

En otras circunstancias seguramente ya hubiera dado algún paso más, una cita quizás. No está seguro, pero cree notar que para el escritor no le es indiferente. Pero ahora la situación es distinta. Involucrarse personalmente haría que no tenga una visión objetiva e imparcial del caso. Por ese motivo nunca vincula su vida personal y profesional.

Estaría mal... Muy mal...

Tan mal...

Y aún así no puede dejar de contemplar al castaño e imaginar si la situación fuera diferente.

Generalmente con sus anteriores ligues casuales sólo se fija en lo físico y pasar un buen rato. Pero no se siente lo suficientemente interesado para indagar más sobre la persona, sus gustos, su vida o consolidar una relación. Es un trato tácito en el que ambas partes obtienen beneficios sin compromiso alguno.

Pero ahora no sabe lo que le sucede.

Se siente tonto e ilusionado como un niño de quince años.

La atracción fue real desde la primera vez que vio al castaño, se sintió atraído como una abeja a la flor desde el día que sus suaves manos tocaron su rostro en aquella pastelería, y ahora tenerlo alrededor no le hace nada bien a su agotada razón que no deja de recordarle que no es correcto, que tiene que ser un adulto y un profesional en todo momento. Es una guerra interna entre su conciencia que le grita ceder a sus impulsos y su razón.

Demonios.

Namjoon deja los lentes delicadamente encima del laptop del escritor y camina un par de pasos, subiendo las escaleras hacia su habitación.

Darse una ducha de agua fría le ayudará a quitarse algunos pensamientos de encima... O eso es lo que cree.


El salón está levemente iluminado por la tenue luz de una lámpara.

Seokjin abre lentamente los ojos y las luces de la ciudad que vislumbra a través del ventanal le llaman la atención.

La noche ha caído cubriendo de oscuridad todo a su paso.

Mira su reloj y falta poco para las nueve de la noche. Se quedó dormido mientras escribía un nuevo capítulo de su obra.

Lleva su mano hacia el puente de su nariz y frota sus ojos con suavidad, despejando su sueño. Arquea una ceja ligeramente al darse cuenta que no lleva sus lentes puestos. Se incorpora y observa la manta sobre él y sus pertenencias colocadas cuidadosamente al lado.

No tiene que adivinar quien ha cuidado de él mientras dormía.

Namjoon.

Seokjin se había acostumbrado rápidamente a su cercanía. Solo pasaron juntos un par de días y parecía que se conocían de toda la vida.

El peligris era amable y atento con él.

Seokjin solía dormir hasta muy tarde pero de repente se vio a si mismo despertando dos días seguidos a las siete de la mañana y espiando sentado en el último escalón a cierto moreno de espaldas que ejercitaba su bien formado cuerpo en el salón.

No llevaba camiseta, sólo unos simples pantalones cortos y la vista era más que deslumbrante.

La música clásica inundaba el salón mientras realizaba cada ejercicio.

Observar cada músculo del detective moverse era un espectáculo para el escritor.  Sus fuertes brazos subiendo y bajando al realizar flexiones, su cuerpo tensionado, los torneados muslos marcándose en cada movimiento, la espalda arqueándose en cada esfuerzo, la acanelada piel brillando por finas gotas de sudor.

Simplemente deslumbrante.

No sólo le atraía su físico. En este poco tiempo empezó a interesarse por los pequeños detalles suyos, la delicadeza con la que cuidaba de las plantas, las curiosas muecas que hacía cuando se centraba en algún libro o documento de su investigación, la seriedad de su rostro en los momentos justos, la forma en que empujaba la lengua contra su mejilla cuando algo exigía más de concentración...

Incluso su torpeza empezó a gustarle. Namjoon había roto dos vasos, un plato y había estropeado el tostador de pan. Aún recuerda cuando le confesó lo del tostador, con carita de pena y esos ojitos acongojados a los que era imposible decirles que no.

Simplemente adorable.

Le está gustando demasiado y eso le asusta.

No lo conoce realmente y no sabe nada de su vida. Sólo lo ha visto un par de veces. Y aquella noche en el bar se pudo dar cuenta de la clase de vida que lleva el moreno... de parejas casuales, libre y sin ataduras. El castaño respeta la vida de los demás, pero ese estilo de relaciones no es lo que él busca.

Seokjin teme volver a confiar.

Ya lo hizo una vez y el sólo nombre del innombrable pone sus vellos de punta.

Se prometió ser más cauteloso la próxima vez, no caer en los encantos del primero que se le acerque... Y por eso se sorprende de sí mismo y de su mente que no deja de pensar en aquellos ojos color del mar que le persiguen en sueños día y noche.

Seokjin sabe que él es lo suficientemente atractivo para no pasar desapercibido. Sabe que es más que seguro que puede entrar en los estándares de gustos del moreno. Y por eso le descoloca cuando a veces él le mira con determinación y un brillo especial en aquellos ojos felinos, y de repente parece ignorarle por momentos.

¿Quizá son ideas suyas?

Quizá sólo es atracción física.

Quizá es culpa de sus malditas hormonas a las que no les ha dado un poco de alegría en mucho tiempo.

¿Quizás es por falta de sexo?

Quizá si intenta algo más con el peligris, podrá sacarlo de su cabeza de una vez por todas, quitarlo de su sistema... Y luego ya no volver a pensar en ello nunca más.

Quizás dentro de un tiempo lo intente, cuando se solucione su caso.

Quizás.

Seokjin camina hacia la cocina para beber un poco de agua y le sorprende ver unas flores rojas en la mesa.

Se acerca a ellas y hay una nota amarilla en un post-it.

"Jefe-Nim, llegué a las 8pm pero estaba durmiendo, no quise despertarlo, así que aquí le dejo el sobre con la invitación para el evento Dior de mañana y unas flores para usted que me dieron en recepción.
¡Nos vemos!
Kookie."

Flores... ¿Serán de... Namjoon?

Se acerca a olerlas y sonríe hasta que se forma una oscura mueca de desagrado cuando su vista se posa en el sobre negro que porta una pluma y una cuidadosa nota. "Azaleas rojas para dar la bienvenida a mi escritor favorito a su nuevo hogar"

El castaño está cansado de seguir siendo perseguido. Cansado de las cartas y las plumas. Pero ahora la cercanía del peligris le hace sentirse tranquilo, seguro y protegido.

Seokjin frota con sus manos suavemente su sien. Prefiere pensar en otras cosas para despejar su mente.

"Es verdad... El evento de Dior"... piensa el castaño mientras bebe perezosamente el agua del vaso de cristal. No le gustan los eventos. Están llenos de gente superficial y de risas falsas. Pero son parte de su trabajo y de la imagen que debe de cuidar, además que su compañía editorial está muy ansiosa por su asistencia como invitado de honor al primer Evento Internacional de Dior Corea.

Suspira apesadumbrado.

Revisa su celular y encuentra varios mensajes de su asistente.

Jungkookie
-Seokjin-Hyung, no olvide las citas para mañana: 11:00h spa, 13:30h peluquería y 15.15h estilista.
- Los trajes los recogí hoy y los dejé en su habitación.
- El auto lo recogerá a las 17.30h
- Lo veré en el evento a las 18:45h
- Descanse Hyung :)

Será mejor darse una ducha y dormir temprano para todo lo que le espera mañana.

Antes de guardarlo, el teléfono vuelve a vibrar en su mano. Al leer el nuevo mensaje, Seokjin se ahoga con el agua que está bebiendo, tosiendo sin parar mientras relee asombrado tres veces más para confirmar que es real.

Jungkookie
- Lamento decirle que he revisado la lista de invitados y Kevin Larts, su exnovio, asistirá al evento. Lo siento Jefe-Nim. ¡Pero usted estará deslumbrante y le demostrará lo que vale! ¡Ánimo Hyung!

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