23. Divino lenguaje (Taeh 3)
-¿Tú también lo extrañas? Sí, lo sé. Es difícil habituarse a la soledad de este enorme departamento, sin su brillante presencia ni su encantadora risa inundando el lugar. Pero al menos tu tienes dos amigas que te hacen compañía. En cambio yo aquí estoy solito, usando una prenda de él para no echarlo tanto de menos.
El peligris suspira.
Recoge unas pequeñas tijeras de su mesa y corta algunas hojas secas, mientras continúa hablando con su Bonsái.
-Ya lo sé, Jjin-Jjin, ya lo sé. Sé que si no hubiera perdido mi pasaporte, hubiera podido viajar en el mismo vuelo de Seokjin. No hace falta que me lo reproches.
Sus grandes manos sostienen la pequeña maceta y la gira enfrente de su rostro, revisando que no quede ninguna hoja estropeada por podar. Se levanta de su silla y camina con el Bonsái en su brazos, colocándolo finalmente frente al ventanal del salón, junto con las otras flores y plantas.
Se sienta junto a ellas sobre el suelo y las riega con un spray.
Las Camelias tienen algunas flores decaídas y las Violetas han perdido su encendido tono púrpura.
-Ey, ¿Pero qué es esto? ¿Un complot?- El peligris acomoda unos diminutos palillos para sostener los tallos de las blancas flores y revisa los morados pétalos. -¿Qué son estos ánimos, pequeñas? ¿También están tristes? Seokjin acaba de irse ayer y sólo son las nueve de la noche. Hoy me envió un mensaje preguntando por ustedes. Así que alegren esas hojas. Si continúan así, vamos a caer todos en depresión.
El repetitivo sonido del timbre del departamento interrumpe su charla y deja de regañar a sus curiosas amigas.
Se levanta del suelo y camina hacia la entrada, para atender a quien estuviera tocando tan insistentemente detrás.
Al abrir la puerta, los estupefactos ojos del doctor revisan el cuerpo del más alto, de arriba a abajo. Sabe que se trata de su amigo al observar su rostro y los desordenados cabellos grises, pero sigue sin creer lo que está viendo enfrente.
-¡Woooow, Bro!- Exclama Hoseok, abrazando efusivamente a Namjoon, mientras sostiene varios pack de latas de cerveza en las manos y bolsas de snacks. -¿Por qué no me avisaste que era una fiesta de disfraces? Hubiera venido vestido de enfermera sexy o algo por el estilo.
-Muy gracioso, Hobi- responde el peligris, correspondiendo el abrazo. -Pero no voy disfrazado. Estoy usando el pijama de unicornio de Seokjin. Y antes que lo preguntes, lo uso sólo porque lleva su perfume, así al menos siento que lo tengo cerca. Definitivamente esto le queda mejor a él.
-Con ese olor tan dulce y con tantos colores, pensé que ibas vestido de Winnie Pooh versión gay- dice Hoseok caminando hacia el salón, dejando las bolsas sobre la mesita central y sentándose cómodamente en uno de los sofás. -Aunque en verdad luces adorable. Si yo fuera del otro equipo, seguramente ya me hubiera liado contigo.
-¿Estás tratando de seducirme, Hobi? - pregunta divertido Namjoon, cerrando la puerta y caminando hacia el sillón.
-¡Noooooooo! ¡Dios me libre! Tenerte como casi hermano, es suficiente castigo-responde con un exagerado tono sarcástico. -Por cierto, tarde un siglo en encontrar este castillo. Esto sí que es vivir por todo lo alto- afirma sonriente el doctor, acomodándose hacia atrás en el amplio respaldar y cruzando los brazos detrás de su cabeza. -¿Estás seguro que a tu querida fiera no le importa que esté aquí?
-No te preocupes.- El peligris abre una de las frías latas de cerveza y se sienta en frente de su amigo. -Se lo pregunté antes de su viaje. Le dije que eras casi como de mi familia. Dijo que no había problema y que su casa era mi casa. Aunque tampoco pienso abusar de eso.
-Te ha tocado la lotería, hermano.
-Esta vez te doy la razón, pero la joya de la corona es él. Incluso con todos estos lujos alrededor, lo mejor de esta casa sigue siendo él. Y ahora que no está, siento que me falta todo.- Da un breve sorbo a su cerveza antes de seguir hablando. -Ok, parezco idiota, ya puedes burlarte si quieres.
-Owww. ¿Es en serio? No puedo creer que realmente el Señor "No creo en el amor" esté enamorado. Pero entonces, ¿Por que no fuiste con él a Nueva York?
-¡Porque perdí mi pasaporte!
-¿QUEEEEEEEÉ? JA, JA, JA. No, no, no. JA, JA, JA.- El doctor empieza a reír descontroladamente, sosteniendo el estómago con sus manos y limpiando algunas lágrimas de sus brillantes ojos. -¿Pero por qué no me preguntaste?
-¿Por qué te lo iba a preguntar?
-¡Porque lo tengo yo! La última vez que cambiaste de departamento hace más de un año, te ayudé con la mudanza. Me pediste que lo guarde porque a tí se te perdía todo. ¿En verdad no lo recordabas?
-¡Ohhhh noooo! ¡Brooooooooo!- El detective se lleva las manos a la cabeza y jala de sus cabellos con frustración. -¿Es una jodida broma?
-No, hermano. De verdad lo tengo yo. Cuando terminamos la mudanza, bebimos para celebrar tu nuevo hogar y quizás con el alcohol lo hayas olvidado. Recuerdo que llegue a casa a las cinco de la mañana y tuve que dormir en el sofá. Lo recuerdo perfectamente.
-Acabas de deprimirme de nuevo.
-Ten, bebe esto. Seguro se te pasa.- le dice acercándole otra lata que el moreno recibe sin titubear. -¿Y como va tu investigación?
-Regular.- Suspira el detective. -Ayer por la tarde estuve revisando las fotografías de todos los empleados de la premiación y ninguno coincide con la persona que me dio aquel vino envenenado. Al parecer se infiltró entre los camareros.- El peligris vuelve a dar otro sorbo a su cerveza y bufa molesto consigo mismo. -Esta mañana visité una de las ciudades donde tenía la esperanza de encontrar la fábrica donde elaboran papelería de fibra de bambú, una inusual fibra presente en las cartas amenazantes hacia Seokjin, pero resulta que lleva cerrada algunos años. Sólo me quedan dos ciudades por visitar en la lista.
-Parece que tu sospechoso es demasiado astuto, tanto como para dejarte pistas falsas o contratar gente tan escurridiza.
-Así es. Y por eso odio no estar cerca de Seokjin en estos momentos. Temo que algo le pueda suceder y yo no esté allí para protegerlo.
-Tranquilo, Nam. Me dijiste que sólo iría a una entrevista de televisión. Pronto estará contigo de nuevo.
-Eso es lo que realmente espero.
Hoseok da unas pequeñas palmaditas en la espalda de su amigo y camina alrededor del salón, observando algunos cuadros y adornos de las estanterías. Se detiene enfrente del enorme ventanal y admira la hermosa vista nocturna de la ciudad.
-¡Vaya! Con razón casi ni te he visto en este mes. ¡Esto es increíble! ¡Desde aquí lo ves casi todo!- exclama el doctor maravillado.
Gira su vista hacia la mesa donde el detective tiene su centro de investigación improvisado. Observa su computadora portátil y algunos documentos esparcidos en la superficie. Pero no es lo que más le ha llamado la atención. Su vista se posa directamente en un curioso y peludo objeto. Lo sostiene y lo acomoda con gracia en sus cabellos.
-No sabía que tenías estos gustos, Nam.- pronuncia Hoseok moviendo las cejas sugerente, mientras parece modelar las orejitas grises de lobo que ahora lleva en la cabeza.
-Yo tampoco lo sabía- comenta el peligris como si nada, mordiendo algunas papitas de los snacks traídos por su amigo. -He descubierto que me gustan cosas que antes no creí que me gustasen. Por ejemplo, descubrí que a veces me gusta ser dominado.
-¡Oh, men!- dice Hoseok cubriéndose las orejas. -Si me vas a contar tus fetiches extraños. ¡Al menos dame algo más fuerte de beber! No quiero despertar traumatizado mañana recordando todo.
-Ok, ok- responde Namjoon riendo, mientras camina hacia la cocina para traer el vino que quedo de la última cena. -Y de paso también te recomendaré que leas unos libros muy interesantes que escribe Seokjin. Son mejores que las Cincuenta sombras de Grey.
El reloj marca las dos de la mañana y la risa de Namjoon se oye por todo el salón.
Está recostado en el sofá, con el pijama de unicornio aún puesto, mientras ve a un ebrio Hoseok hablar con su propio reflejo en el espejo de la entrada.
-Nena, ya te dije... que lo sentía.- El doctor practica su discurso, hablando consigo mismo. -Sólo he bebido... un poquito. Hoy no me dejes dormir en el sofá... por favor.
-¡Perdónaloooooo!- le alienta el peligris, mientras sigue riendo y se pone de pie con dificultad, para ir a la cocina a buscar una nueva lata de cerveza. Ya solo quedan dos en el refrigerador, de las veinte que había comprado el doctor, sin contar el vino que ya se han bebido.
El característico sonido de una videollamada hace vibrar el celular del peligris sobre la mesa.
Hoseok deja de hablar con su reflejo y se acerca tambaleándose hacia el teléfono. Con esfuerzo intenta abrir los ojos para leer el nombre que figura en la pantalla.
"Lobito"
-¡Brooooooo! ¡Un animal te está llamandooooo!
-¡Dile que esto no es puto zoológico!- grita Namjoon desde la cocina.
El doctor desbloquea el teléfono y el apuesto rostro de un hombre, esculpido por lo mismos dioses, le mira sorprendido desde el otro lado de la pantalla.
-¡Hola!- saluda Seokjin agitando la mano, sonriendo al ver las graciosas orejas grises sobre la cabeza del hombre que tiene enfrente. -Tú debes de ser Hoseok.
-¡Oh por Dios! ¿Quién... eres tú? ¿Eres un ángel? ¿Me morí y estoy... en el cielo?
Namjoon vuelve al salón con las dos últimas cervezas. Al ver a Seokjin en la pantalla, arroja las latas al sofá y arrebata el teléfono a su amigo, lanzando al pobre doctor hacia la alfombra de un solo empujón.
-¡MI AMOOORRRRRRRRRR!- grita con emoción el de ojos azules, maravillado al ver nuevamente a su querido Seokjin.
El castaño se inunda de color carmín hasta la nariz y se cubre el rostro con las manos. Le encanta los lindos apodos por los que le llama el peligris, pero es la primera vez que le dice "Amor".
-No te ocultes, lobito mío. No he podido ver tu bello rostro en dos días. No sabes cuánto deseo verte.
El escritor descubre la mitad de su cara y le muestra su tez sonrojada con una radiante sonrisa dibujada, moviendo sus hermosas pestañas un par de veces.
-¡Que lindo es mi cachorro! ¿No es hermoso, Hobi?
Namjoon muestra orgulloso la pantalla del teléfono a su amigo, pero el doctor no puede ver nada. Ha caído sobre la mullida alfombra boca abajo y el alcohol lo adormece al punto que es incapaz de moverse. Tiene los ojos cerrados y sólo atina a levantar la mano, señalando el pulgar hacia arriba. Deja caer el brazo y se le oye roncar.
-Nammie, creo que tu amigo se murió en medio de mi salón- comenta divertido el escritor.
-Pero murió feliz- dice el detective con un par preciosos hoyuelos en el rostro. -Le hablé sobre nosotros y sobre tus libros. Está encantado. Dice que le gustaría leer uno y quizás poner en práctica algunas cosas de las que le he hablado sobre los alfas.
-¿En serio? Bueno, según las estadísticas, mis libros son leídos por personas heterosexuales más que de cualquier otro género- afirma el novelista, cruzando sus dedos debajo de su barbilla. -Realmente, mi mundo Omegaverse es un mundo abierto a todos, donde cada uno puede identificarse con ser Alfa, Beta u Omega, independientemente del género que seas. No importa con quien te identifiques, lo importante es disfrutarlo. Prometo regalarle una de mis obras cuando regrese de mi viaje.
Los castaños ojos observan curiosos el rostro del peligris, enrojecido por unas cuántas copas de más. Se entretiene viendo su propio colorido pijama sobre el fornido cuerpo del moreno. Sonríe travieso del otro lado de la pantalla, mordiendo su labio inferior, pensando en lo que haría para quitárselo si estuviera allí. -Hablando de promesas... creo que estoy enfadado- dice, frunciendo levemente los labios. -Alguien me prometió que podría disfrutar tenerlo a mi merced cuando estuviera ebrio...
Namjoon lo mira con una cautivadora sonrisa.
Desde aquella mágica noche entre ambos, parece adivinar cada uno de los pensamientos del escritor. Sólo le hace falta ver el brillo de sus avellanadas pupilas para saberlo todo. Un sutil lenguaje en donde no hacen faltan las palabras.
El divino lenguaje del amor.
Una extraña conexión entre los dos. Sólo basta una mirada para sentir pequeñas corrientes de electricidad bajo su piel, logrando encender cada uno de sus sentidos.
El divino lenguaje de la seducción.
El detective deja el teléfono sobre la mesa del salón y lo acomoda de pie sobre uno libros que le hacen de soporte. Se aparta a unos pasos del teléfono, comprobando que se vea completa su imagen a través de la pantalla.
-Aún puedes disfrutarme a la distancia, lobito- afirma el peligris, bajando tentadoramente el cierre de la cremallera delantera del pijama que lleva puesto, dejando entrever la piel morena y firme de su desnudo pecho. -Tú sólo observa lo que tu alfa hará para ti.
Taeh, el príncipe sin rostro (3)
...
El delicioso y fuerte aroma de vainilla y tonos acaramelados llenaba sus fosas nasales. Jubiloso contempló como el muchacho era llenado por un aura de luz y diminutas partículas blancas y amarillas, envolviendo y transformando su cuerpo finalmente en un lobo de precioso pelaje marrón.
Su instinto alfa no se equivocó desde la primera vez que lo vio.
Por fin la espera había terminado.
Su omega destinado, formalmente se estaba presentando.
El lobo cobrizo abrió uno de sus claros orbes y trató de incorporarse de su lugar de reposo, pero enseguida su pequeño cuerpo se resintió, volviendo a caer de costado sobre las hojas secas.
Las fuertes patas del lobo azabache se acercaron ágiles. Su rostro animal, que solía ser fiero y agresivo, se ablandó con rapidez ante el dulce aroma del omega. El impetuoso olor a vainilla era captado por sus sentidos y los suaves toques de almendra y miel envolvieron el aire alrededor.
Empujó con su hocico sobre el pelaje marrón de su cuello, intentando animarlo de volver a incorporarse. Pero era en vano. El cuerpo del pequeño lobo aún se encontraba débil por la profunda herida en su costado.
Sus celestes ojos, cansados, miraban al gran lobo con timidez.
Pese a la fuerte presencia del lobo oscuro, no sentía miedo a su lado. Su agradable y fuerte aroma de canela y ciruelas lo adormecieron, cayendo nuevamente en un profundo sueño.
Al despertar al día siguiente, algunas frutas se encontraban a sus pies.
El negro lobo seguía a su lado, dándole calor con su propio pelaje y reposando su cabeza sobre el lomo cobrizo. Algunas húmedas hojas de plantas medicinales estaban sobre la herida y gustoso comprobó que su cuerpo no se sentía tan endeble como antes.
Intentó moverse y despertó al enorme lobo, que de un sólo salto se puso enfrente, protector, en posición de ataque ante cualquier peligro que pudiera existir. Al ver que estaban solos en la cueva, giró su cabeza hacia el omega, que esta vez lo miraba sentado en sus dos patas, curioso y expectante.
Taeh nunca había visto un lobo igual. Su brillante pelaje negro le recordaba al oscuro manto de la noche y sus misteriosos ojos ámbar eran profundos y luminosos, como las estrellas en el firmamento que lucían adornadas con la pequeña mancha en forma de media luna cerca del ojo derecho.
Era un lobo hermoso.
A pesar de no sentir temor, no se atrevía a moverse. Por su fuerte olor sabía que era un alfa dominante y esperó que el otro hiciera un primer movimiento.
Las grandes patas se acercaron a él. El pequeño lobo cerró los ojos y giró su cuello hacia un lado por instinto, mostrándose dócil ante la presencia del alfa.
El lobo azabache llevó su nariz hacia el cuello ajeno, olisqueando sobre las hebras de su pelaje y reconociendo el dulce aroma a miel en su omega.
Porque era suyo, desde el primer momento que lo vio, sabía que era suyo.
Un dulce olor que lo relajaba y lo extasiaba al mismo tiempo. Ése olor que nunca sintió con otros lobos de su clan. El olor que jamás pensó encontrar perdido en el bosque.
Ese dulce aroma había sido creado únicamente para él.
El gran lobo dio suaves lamidas sobre el cuello del lobo menor. Caminó hacia la comida sobre el suelo y la acercó con el hocico hacia el otro, incitándole a que pruebe bocado.
El lobo marrón agachó la cabeza y mordisqueó algunas manzanas. Observó cómo el animal de oscuro pelaje comenzó a dar brincos y vueltas de gozo, cual cachorro feliz a su alrededor.
El negro lobo se colocó enfrente suyo, acostándose sobre el pelaje de su vientre y descansando su cabeza sobre sus patas delanteras, extendidas sobre el suelo.
Era una posición singular para un lobo alfa de su jerarquía. Sobre todo cuando estaba enfrente de otro lobo.
Estaba mostrando respeto y obediencia hacia su omega.
El divino lenguaje del cortejo y la sumisión.
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Holaaaaaaa!!! 💜💜💜
No sé cómo, pero esta historia ya llegó a los 2K!!! 🙈 🌟🌟🌟🌟
Gracias a todas la personitas que siguen mi libro, espero no defraudarles 🥺.
Un agradecimiento especial a mi linda Kim_Kookiie que me anima con sus hermosos 30-40 comentarios en cada capítulo... Amo leerlos todos!! 💞 Este nuevo capítulo de "Taeh & Guk" es para ti (tu pareja favorita)💖.
Mil gracias a tod@s los Namjinistas por seguir mi historia!!!
~Ayri 💜💜💜💜💜💜💜💜
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