Muevo la cabeza al son de la música que se filtra por mis oídos. ¡Ay! Qué bonito me ha quedado lo que acabo de pensar, lo tengo que incluir en el próximo capítulo de mi novela. Lo introduciré en la parte que sea pero mi protagonista va a estar escuchando música como yo me llamo Eloy.
Mi mente concentrada en terminar el capítulo es interrumpida por la llamada de Olivia. Si fuera otra persona no se la cogería, pero con ella hago la excepción.
―¿Cómo osas interrumpirme cuando estoy a punto de terminar el siguiente capítulo de mi historia? ¡Espero que sea de vida o muerte! ―exagero al responder al teléfono.
―Pues la verdad es que lo es ―responde con seriedad en la voz.
―¿Qué te ocurre? ―pregunto sin ocultar mi preocupación.
―Algo terrible, Eloy. No te lo puedes imaginar... ¡En unos días Limón Dulce tiene una entrevista y podemos enviar preguntas y no sé qué preguntarle! ―exclama horrorizada.
Suspiro aliviado y después hago un mal gesto poco disimulado por el que me alegro que no se trate de una videollamada.
―Eso no es de vida o muerte. No mandes ninguna y ya está, listo.
―Bruto. Ya sé que en un sentido literal no es de vida o muerte, pero estoy desesperada, ¿se te ocurre algo que preguntarle?
―Muchas cosas y ninguna de ellas te gustará.
―Entonces no aportes nada. ¿Qué hacías?
―Ya te he dicho, terminando el capítulo. ¡Te va a encantar!
―Okey. ¿Lo subes hoy?
―¡Por supuesto! Lo termino, lo miro por encima y lo subo.
―Eloy... Nada de mirarlo por encima. Tienes que hacerlo a fondo y corregirlo.
―Qué pereza...
―Tú verás, pero luego no me vengas llorando si nadie te lee. Y hablando de no leer nadie, no olvides de hacer promoción del capítulo.
―Eso me da más pereza ―digo fingiendo un gran bostezo.
―Entonces, ¿sabes quién te va a leer?
―Tú, obviamente.
―No, solo tú ―dice y me la imagino sacándome la lengua tras sus palabra aunque desconozco si lo está haciendo.
―Muy graciosita.
―¿Entonces qué?
―¿Qué de qué?
―¿Qué de qué de qué, qué?
Ambos estallamos en risas durante un largo rato.
―¿Vas a hacer promo de tu obra? Tengo unos tips que te vendrían muy bien.
―Es una pérdida de tiempo, pongo mi link y nadie me lee ―protesto.
―No puedes coger y poner tu link e irte.
―No me voy a ningún lado ―digo confuso.
―Lo decía como expresión. Me refiero a que haces eso. No pones nada que atraiga a la gente y solo pones el link, el cual por cierto, se pierde entre muchas publicaciones ―me informa y resoplo.
―Me lo has dicho muchas veces, sin embargo, lo he hecho como tú dices muchas veces y no ha servido de nada.
―¿Cuántas son muchas veces?
―No sé, supongo que un par o así, ya te digo, muchas.
La escucho suspirar a través del auricular.
―Eres increíble.
―Gracias ―digo pavoneándome a pesar de ser consciente que no me lo dice precisamente con un significado positivo.
―En fin, que revises bien tu capítulo antes de publicarlo y luego hagas promoción. Quiero entrar a los grupos de la aplicación y ver que has estado haciendo publicidad.
―¿Pero ya me vas a colgar?
Hago un puchero pese a que ella no me vea.
―Estoy imaginando ahora mismo la carita que has puesto. Pero sí, te voy a colgar ya que no me has dado ninguna idea para la entrevista. Seguiré comiéndome la cabeza hasta que se me ocurra algo bueno. Quiero que mi pregunta se la hagan, no puedo preguntar cualquier cosa ni repetir las típicas preguntas. Quiero que de algún modo sepa de mi existencia.
―Pues nada, hablamos en otro momento. Te dejo pensando en el escritorcillo ese...
―No empieces... Oye, me acaba de llegar una notificación de que has publicado un nuevo capítulo de tu historia.
―Sí, lo acabo de hacer.
―O sea, que lo que te he dicho te ha entrado por un oído y se te ha escapado por el otro, ¿no?
―¿Por qué dices eso? Mientras hablábamos lo he revisado.
―No tienes remedio, Eloy.
―No te olvides de comentarme, ¿eh?
―Sabes que luego lo haré. Pero espero que cuando lo haga ya hayas hecho promoción.
―Está bien, está bien.
Suspiro al darme por vencido. Haré un poco solo por ella. Así estará contenta y no me reprochará nada.
Con desgana abro la web de la aplicación que a veces utilizo para estas cosas. Entro en uno de los grupos en el que me encuentro sobre escritura y echo un vistazo rápido. Lo primero que encuentro son varios posts sobre fans de Limón Dulce alabando su última novela y con frases que imagino que ha sacado de ahí pero que podrían haber salido perfectamente del cubo de la basura. Eso ha sonado ingenioso. ¿Lo debería de poner en uno de esos posts? Me estoy tentando a hacerlo cuando aparece ante mí lo que estaba buscando. Me doy de bruces con una publicación de una chica con la foto de perfil de un dibujo de anime que desconozco y tampoco tengo interés por descubrir. La chica pide que los lectores pongan aquellas historias que buscan y que los escritores les pongan su link. Echo un rápido vistazo y la ilusión del momento se desvanece. Nadie busca nada similar a lo que yo escribo. Esto es bastante frustrante. Tras un rato de perder mi preciado tiempo doy con la petición donde puedo poner el enlace de mi libro. Sonrío mientras lo coloco. Olivia va a estar orgullosa de mí.
Una vez he terminado, bloqueo la pantalla de mi teléfono y me tumbo en mi apreciada cama. Lo mejor después de tanto trabajo es sin duda leer un capítulo de un buen libro. Cojo mi libro favorito de Hernán Osorio y me detengo un momento acariciando su lomo granate. Abro la primera página y aspiro con suavidad su aroma. Tengo entre mis manos la verdadera literatura.
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¡Hola! ¡He vuelto! Lo prometido es deuda y aquí estoy de vuelta con un nuevo capítulo.
Espero que os guste. ¡Nos leemos en el próximo capítulo! ¡Os espero!
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