Setiembre llegó con lluvias pero con el esplendor de siempre, ese que esperamos ansiosos, porque sabemos que es un regalo de nuestra madre Tierra con el que contamos.
Es maravilloso el cambio que día a día descubrimos. Los días que nos regalan más horas de luz, los jardines que nos sorprenden con brillantes y variados colores, el cielo cubierto con la danza de las cometas y el aire vibrando con la risa de los niños.
¡Todo parece estallar!
Con setiembre dejamos atrás los días grises del invierno (que también tienen su encanto), y sentimos que todo renace.
¡Nosotros mismos renacemos!
Quizá el aligerarnos de ropa influya en nuestro estado de ánimo. Nos sentimos más livianos, más etéreos, más sensibles.
Abrimos las ventanas de par en par y dejamos que los rayos del sol invadan nuestro hogar. Y si bien es cierto que abrimos las ventanas de nuestra casa, ahora me estoy refiriendo a cada uno de nosotros. Porque nosotros somos nuestro propio hogar. Y setiembre nos brinda la posibilidad de abrirnos para recibir esa luz que nos llena de calor, de colores, de aromas, de trinos, de entusiasmo, de ganas, de amor… de vida.
La primavera se instala en nosotros y volvemos a ser los adolescentes de siempre, con más experiencia, pero adolescentes al fin.
Entonces queremos vernos, reunirnos, compartir momentos inolvidables… Con la llegada de la primavera nuestra vida se llena de proyectos y sueños. ¡Y corremos tras ellos!
Es como si nos preparáramos para tener "provisiones" para la próxima estación invernal. Tal vez sea así y obramos por instinto. Guardamos toda la calidez de estos meses que se vienen, para que luego no nos falte ese calorcito en el corazón, durante la estación fría. Porque podemos calefaccionar de diferentes maneras nuestra casa, pero si nuestro corazón está frío, será imposible entrar en calor.
Setiembre…
Me gusta que ese viento tan suyo me despeine o me vuele el sombrero. Es como una invitación a olvidar las penas y a dejarme llevar por un camino más despejado, más claro, más liviano.
Setiembre…
Es descubrir que la claridad con la que vivimos y vemos la vida parte de nosotros mismos. Somos tierra, somos agua, somos aire, somos luz. Y setiembre nos lo recuerda siempre, en cada primavera.

ilargiluna
09/2021