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LA MALDAD (3)

Hola. Nuestra intención era publicar el resto de la historia, su final en una sola parte, en esta parte. Pero Marilyn y Michael, con ayuda de Kayden aún tienen cosas que contarnos. Su objetivo es acabar pronto esta historia. Saludos. Gracias por la paciencia y la lectura

EL DEMONIO
La escritora tumbada en la cama de lado y en posición fetal se queda profundamente dormida.
El fantasma de Michael aparece en el sueño de la escritora.

—No temas. En tus sueños no podrá entrar a menos que la dejes. Quizá sea la única forma de contarte Nuestra Historia sin que pueda impedirlo. —dice el artista. —Bien, sigamos.

Cuando Marilyn baja al segundo piso con el vestido que ha elegido para el cuadro el pintor sonríe. Con ese vestido tan hermoso, delicado y sensual, y ese exquisita joya que su tío le regaló parece un ángel caído del cielo. Esa mujer no sólo es hermosa, además posee algo que le fascina.
El retratista busca el sitio idóneo para empezar a trabajar y coloca un diván en el salón donde por norma general se celebran los bailes que organiza George Monroe, aunque no demasiados ya que desde la muerte de su esposa en extrañas circunstancias perdió la ilusión por bailar. Ambos iban a algunas de las fiestas a las que les invitaban, pero no a todas, y aceptaban por la posibilidad de bailar después, no por el evento en si. Amaban bailar y en casa organizaban fiestas de baile. Ambos lo disfrutaban hasta que se quedó embarazada y ya no pudo hacerlo.

Ese embarazo la dejaba exhausta. Demasiado agotada.

Cuando la criatura nació llevó la felicidad a sus padres aunque esa dicha se truncó años después. Doce años más tarde, George encontró a su esposa sin vida al pie de la escalera. Las habitantes más jóvenes de la casa estaban junto a los restos mortales de la mujer que amaba. El hombre corrió junto a ella y trató de hacerla reaccionar, de devolverla a la vida. Todo fue inútil, su mujer se había roto el cuello en la caída y ya no se podía hacer nada por ella. George permaneció horas abrazando su cuerpo inerte y solo se separó del cadáver de su esposa cuando la enterraron en el bosque cercano que pertenece a la mansión. Desde entonces sus restos reposan ahí, no han ido a parar a ningún cementerio. Poco después de la muerte de su esposa, la pudo ver en sus sueños. Algo le decía que su no descansaba en paz y que pretendía contarle algo. Pero nunca supo que era lo que la atormentada.

Al ver la tierna escena que hace unos minutos se ha producido entre su sobrina y el pintor, George se acuerda más que nunca de su mujer. La melancolía y la tristeza le invaden. Le recuerda al instante en el que conoció a su esposa.

El artista toma la mano de Marilyn y la lleva junto al diván en el que su musa deberá permanecer durante horas y días hasta que la obra esté acabada por completo. Ambos se sonríen y se miran las manos.
Michael acaricia suavemente la piel de la mano de Marilyn con su dedo pulgar. Ella sonríe. El retratista la hace sentarse en el diván y coloca a la rubia en la postura en la que la va a pintar. Estará sentada sobre el sofá mirando hacia él y con la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado. El pintor le coloca la cabeza como desea que salga en el cuadro, ella le sonríe guiñándole un ojo haciendo sonrojar un poco al joven. Él mira fijamente los labios de Marilyn y en ese momento es ella quien se sonroja un poco.

Desde la escalera varios ojos siguen observando la escena sin perder detalle. Una de las adolescentes de la casa mira a la pareja con una sonrisa en los labios, ella quiere vivir una escena así lo más pronto posible, pero su compañera no tiene la misma reacción positiva al ver la ternura entre ambos. Le molesta. Sus ojos de adolescente están fijos en Michael desde que le vio y confía en que él la mire y la sonría como ella hace cada vez que le ve. Pero la mirada que le dirige a Marilyn es muy diferente.
No la soporta, y no la soporta desde que llegó a su casa. Lo que menos tolera son las miradas que él le dedica, que ambos se lanzan. Esa intrusa ha llegado a su casa para quitárselo todo y amargar su vida.

Los días transcurren con normalidad, el cuadro de Marilyn ya está muy avanzado, pero ese día no va a posar para el artista. Tiene que hacer algo más importante incluso que su cuadro. La rubia se arregla y se pone lo más bonita que puede. Ese día ha quedado en verse con alguien. Es algo que trata de mantener en secreto. Tanto ella como la persona que va a ver prefieren, al menos de momento, ocultar al mundo su romance. Quieren disfrutar de lo que ha nacido entre ellos de forma tranquila y anónima. Se cuidan muy mucho de delatarse en público, aunque George, que conoce bien a su sobrina, sospecha que la joven se trae algo entre manos. Lo puede ver en su sonrisa, en el brillo de sus ojo, en esos gestos involuntarios que ni ella, ni nadie puede controlar, Monroe es un hombre muy discreto y no se ha dado por enterado en lo que se refiere a su sobrina y el secreto que pretende mantener.

Cuando la rubia llega al lugar de la cita sonríe al ver allí a la persona con la cual se ha citado que le entrega una hermosa flor. Michael la toma en brazos y gira con ella feliz mientras la chica de ojos azules se ríe. Luego la deposita en el suelo con suavidad y le acaricia la cara.

—Te quiero. —le dice el pintor.

Ella le sonríe.

—Yo también te quiero. —responde ella.

—Casi estoy a punto de acabar tu cuadro. —se sincera el artista. —Y ya no tendré más excusas para ir a verte. —se sincera el retratista besando la frente de la mujer que ama.

—Quizás sí. —asegura la sobrina de George

—¿Qué quieres decir, amor? Explícame. Estás muy misteriosa. —le pide él.

Marilyn le sonríe de manera enigmática pero no pronuncia palabra alguna.

Kayden sonríe con los ojos cerrados mientras en el mundo de los sueños va aprendiendo más sobre la historia de la pareja.

A la mañana siguiente, cuando despierta, la escritora llama por teléfono para encargar el desayuno a un local que está a dos kilómetros de la casa en la que habita en el pueblo más cercano acude a ver a su editora a la habitación, desea que desayunen juntas. Al tocar la puerta y ver que nadie responde decide entreabrir la puerta la escritora ve el cuerpo de su compañera sobre la cama. Algo extraño ocurre en ese cuerpo, Kayden no deja de preguntarse porque la mujer encargada de editar sus libros tiene ese ligero tono amoratado en su rostro y su cuerpo desde que llegó a su casa.

Claire siempre ha sido no solo una mujer muy coqueta y preocupada por su aspecto, además estaba muy pendiente también de su salud y cuando veía algo que no le gustaba acudía cuanto antes al médico. Por eso a la novelista le sorprende tanto verla así, con ese color en su cara y que ella no parezca darle la más mínima importancia. Es algo muy extraño y muy poco propio de ella. Por si fuera poco, en esa habitación hay un fuerte y desagradable hedor como aquel olor de un organismo en descomposición o que se está pudriendo. El olor es cada vez más fuerte y Kayden tiene que cerrar la puerta y marcharse. Detrás de la puerta de la habitación el fantasma de la adolescente estaba contemplando a la escritora sin que ella lo sospechara siquiera.

Mientras Kayden desciende al primer piso y se sienta para esperar por el desayuno una visión ya conocida que vio el primer día que llegó a ese lugar vuelve a aparecer ante ella.

El pintor por fin ha finalizado su retrato y se lo muestra a Marilyn para que lo que vea.

—¡Es precioso! —exclama ella con una gran sonrisa en la cara.

—Igual que tú. —le devuelve él la sonrisa dándole un beso en la mejilla y tomándola con suavidad de la cintura.

Marilyn apoya su cabeza en el hombro de Michael y la sonrisa del pintor se hace aún más grande.

Cuando ambos están a punto de besarse en la boca, la adolescente llega para impedirlo llamándolos traidores e intentando golpear con los puños a la rubia.

—¡Maldita!

La otra adolescente de la casa llega corriendo en ese momento y se enfrenta a la chica.

—¡Déjalos en paz! Ellos se aman y tú no puedes hacer nada por impedirlo. —dice la otra joven enfrentándose a la agresora que la mira con odio.

Las palabras de la otra joven hacen enfurecer más aún a la adolescente que intenta agredir a su compañera.

En ese momento, George aparece allí alarmado por las voces que está escuchando, toma a la agresiva adolescente, la aparta de la otra chica de tez oscura y se la lleva con él mientras la desequilibrada joven trata de soltarse de él y amenaza a la pareja. Aunque parece solo cosa de adolescentes, ambos intuyen que la chica puede ser capaz de cualquier cosa ya que a pesar de lo que muchas personas puedan pensar, la edad no es un impedimento para la mentira o la maldad. Mucha gente cae en el error de creer que solo los adultos, los mayores de edad son capaces de mentir, manipular y hacer daño con gran maldad, que solo los adultos son responsables de sus actos, que solo ellos son conscientes de lo hacen. Por desgracia esa idea errónea está demasiado extendida entre la mayoría de los seres humanos.

Al pie de la escalera, el fantasma de la esposa de George, que ya por aquel entonces era difunta, mira a su marido con tristeza y a la violenta joven con un profundo dolor y desconcierto. No puede descansar en paz.

Luego el ente desaparece aunque antes de que eso ocurra, la adolescente la mira con furia tratando de amedrentar al espíritu a pesar que ella no puede hacerle daño, nunca le hizo daño.

Cuando el dueño de la casa se lleva a la chica de allí, la pareja le da las gracias a la otra joven.

Momentos después esa visión desaparece y aparece otra diferente, la fiesta que Kayden presenció el primer día. La fiesta.

En ella Marilyn y Michael se cuidan mucho de no ser descubiertos por la gente invitada al evento, no desean habladurías aunque más por George que por ellos mismos. Aunque el dueño de todo aquello les ha dicho que le trae sin cuidado la opinión que tengan de él por permitir una relación interracial, en realidad le importa nada y menos ya que solo desea la felicidad de su sobrina y además ha tomado gran afecto al pintor. Después de todo su amada y difunta esposa y él también eran una pareja interracial. En aquella fiesta más privada que aquellas a las que suele asistir, el tío de la rubia se muestra mucho más relajado por la menor cantidad de asistentes a ella. Que se celebre en su territorio le da al hombre mucha más libertad de acción si algún invitado si este no se comporta a la altura, si no muestra respeto por los demás sean quienes sean. No tiene ningún tipo de miramiento con dicha persona si decide pedirle que abandone su propiedad y expulsa a alguien de su casa no vuelve a invitarle a ningún otro evento que organize. Por norma general la expulsión de su casa viene acompañada también por una expulsión de dicha persona de su vida y de su entorno.

Monroe es un hombre bueno y noble con un gran talante pero cuando de la falta de respeto hacia los demás, los cuchilleos y las lenguas viperinas se trata, tiene muy poca tolerancia y paciencia. Solo da un aviso y si la persona persiste en mantener la misma actitud y no se disculpa, el tío de Marilyn actúa en consecuencia, bien sea echándoles de su casa, cortando todo tipo de relación con ellos o respondiendo a esas personas como él cree que merecen ser contestadas. Y no le importa en absoluto reprocharles su actitud delante de todo el mundo. Tal vez solo de esta forma, siendo abochornados, modifiquen esas indeseables actitudes. Aunque es una celebración para personas mayores de edad, allí hay alguien que no debería estar y que está pendiente de cada movimiento y cada gesto de la pareja. George aún no ha descubierto que se encuentra en la fiesta pero en cuanto lo haga se enfadará mucho y no sabe de que manera va a castigar su rebeldía y a veces impertinente comportamiento.

Otros ojos observan a esa persona y niegan con la cabeza, nunca aprenderá que en aquella casa hay unas normas y que no tiene todavía la edad necesaria para hacer lo que le de la gana. Esos ojos oscuros han podido presenciar como se encaprichaba del pintor aun a sabiendas que él no tenía interés alguno en mantener el tipo de relación que su admiradora quiere. De hacerlo se habría visto en problemas graves, la ve, siempre la ha visto como a algún familiar menor de edad, la tiene cierto aprecio, nada más, aunque eso está cambiando por las situaciones que esa joven crea. El pintor solo desea que los deje vivir en paz su amor con la rubia. Sin embargo, la joven no se da por aludida, parece que no quiere a mujer alguna cerca de los que ella considera,"los hombres de su vida".

En ese momento, la otra adolescente de la casa llega junto a ella para tratar de llevársela de la fiesta antes de que George Monroe la descubra allí. Demasiado tarde, el dueño de todo aquello las ha visto a las dos allí y está muy molesto.

—Yo no quería venir, ella prácticamente me obligó. Dijo que ya somos lo bastante mayores para estar aquí. —miente la joven con extrema frialdad sin el más mínimo de los remordimientos.

—Eso no es cierto. Vine a buscarte para que no tuvieras que problema con George. —se defiende la otra muchacha que si está diciendo la verdad.

La malvada adolescente rompe a llorar con el objetivo de convencer al tío de Marilyn de su mentira y se abraza a él. Luego mira a Kayden con una sonrisa triunfalista. George termina castigando a las dos jóvenes aunque una de ellas ha sido injustamente castigada.

El fantasma de su mujer vuelve a aparecer en la estancia. El ente mira a la mentirosa adolescente con una expresión de dolor en su rostro.

—¿Por qué? —le pregunta en silencio el espíritu a la desquiciada joven.

Luego trata de hablar con su marido.

—Investiga George, investiga.

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