ALEJANDRA

Evaluando la situación, tenía dos opciones: responder el mensaje o simplemente ignorarlo. No me malentiendan, no es que sea antipática, es solo que hay algo que me aterra, y sé que si le respondo, ese "algo" puede volver a ocurrir.

"No seas exagerada, Alejandra."

"Puede que, por primera vez, tengas razón, pero..."

"Sin peros, Cooper. Hazlo, no todos los chicos son como Mason."

Eso fue suficiente para dejar de lado mi miedo. Tomé el celular y redacté el siguiente mensaje:

Alejandra: Hola.

Fue lo único que pude escribir, y la respuesta llegó al minuto.

Connor: Hola. Pensé que no me responderías hasta mañana, por lo tarde que es, y al ver que respondiste, lancé mi teléfono lejos por el asombro.

No puede ser, yo hago eso también.

Alejandra: Supuse que era la única que hacía eso.

Connor: Ya tenemos algo en común, entonces, señorita Cooper. ¿Qué tal tu día?

Alejandra: Ha estado muy bien. Estuve leyendo.

Connor: Maravilloso. ¿Qué libro leías? Yo hace poco empecé uno llamado "El amor a través del baile" y tiene una trama romántica y cliché que te divierte y engancha.

Alejandra: Amo los libros de ese tipo. El cliché y el romance me hacen sentir que alguien, en algún momento, podría amarme de esa forma.

Connor: Eso es muy profundo y cierto a la vez. Concuerdo contigo, es como lo que leí en un libro llamado Perfectos Mentirosos, "la lectura es un escape de la realidad."

Alejandra: Adrick Cash y sus frases son lo mejor del mundo.

Así pasamos toda la noche, hablando de nosotros, de lo que nos gusta, de nuestras pasiones. La conversación fue más que perfecta. Hablar con Connor fue muy lindo, pero no lo niego, el miedo sigue ahí, el miedo a enamorarme otra vez.

LUKA

A diferencia de Alejandra, yo seguí indagando, buscando el origen de esta coincidencia. Sé lo que dije, pero es que, por más que quiera, no puedo creer esto. Una persona no describe a un individuo en una libreta y este aparece como si nada en tu vida. Por el momento, no voy a contarle nada a Ale; primero, conseguiré algún indicio para que no piense que me he vuelto loco.

Si se preguntan dónde estoy, pues estoy observando la casa de Christian desde afuera. No fue difícil encontrar la ubicación, solo un par de llamadas y listo. Debo admitirlo, su casa tiene un toque vintage muy hermoso. Llevaba horas ahí esperando a que saliera.

—¿Cuándo supone que saldrá? ¿Acaso se la pasa todo el día en casa? —dije para mí mismo.

—¿A quién estamos esperando?

—A un chico lindo de cabello morado. Necesito hablar con él —dije inconscientemente, para luego sobresaltarme.

—¿Hace cuánto estabas ahí? —pregunté con la mano en el pecho.

—Lo suficiente para darme cuenta de que tu amiga no es la única acosadora —me dice sonriente—. Así que soy guapo. Gracias por el cumplido, pero creo que es el momento en el que me explicas por qué me buscabas.

Rápido, una razón.

—Creo que dejé unos apuntes en tu libreta y vine a buscarlos —dije sereno.

—¿Por qué será que no puedo creerte?

—Estoy diciendo la verdad.

Acerca su rostro peligrosamente hacia el mío.

—Luka Hamilton —dice en un susurro y lame lentamente sus labios.

—S–sí.

—Eres un mal mentiroso —regresa a su postura original—. Creo saber la razón por la que estás aquí.

¿Acaso lo sabe?

—A ver, dímelo.

Abre su boca lentamente para hablar, y las palabras salen despacio—: Es obvio que llamé tu atención cuando hablaba con tu amiga y viniste hasta aquí con la intención de verme. ¿Qué otra explicación habría para buscar mi dirección con tanta perseverancia? Y la excusa de los apuntes no me la trago porque, no sé si recuerdas, abrí la libreta y no había ni un solo rastro, así que, Luka —me dedica una mirada coqueta—, ¿quieres entrar a mi cuarto? Ahí hay aire acondicionado.

Mis mejillas empezaron a arder—: Qué ego te traes encima, pero siento decirte que nada de lo que dices es real. La única razón por la que estoy aquí es porque tengo la sospecha de que tu libreta es mágica y le dio vida a algo que mi mejor amiga y yo escribimos ahí. Así que bájale dos que yo no entro al cuarto de cualquiera.

Christian cambió su expresión a una de burla y poco después empezó a reírse de mí.

—Creo que alguien se ha tomado Harry Potter muy en serio —deja de hablar para seguirse riendo—. Las personas no salen de los libros, y mucho menos si los escribes en ellos. Sabía que eras malo con las excusas, pero esto, sin lugar a dudas, es otro nivel.

La cara se me puso roja de vergüenza.

—Es más, para mostrarte que lo que dices es un disparate —abre el bolso que tiene a sus espaldas y saca de él aquella libreta de hojas doradas, y empieza a escribir algo.

Un segundo.

Dos segundos.

Tres segundos...

No pasó absolutamente nada.

—Te lo dije, es solo una libreta bonita. Ahora, si me disculpas, tengo cosas por hacer. Linda charla, Lukita.

Camina hacia la puerta de su casa, pero al llegar al marco se detiene y da media vuelta. Nuestras miradas se conectaron por unos segundos. Por un momento creí que añadiría algo más, pero simplemente me dedicó una sonrisa para luego entrar a su casa.

Y yo, pues como el payaso que soy, empecé a caminar hacia la mía, y en el camino sentí una notificación en mi celular, pero como ya era muy tarde esperé a llegar a casa.

Al fin, después de unos largos minutos, llegué a mi casa. La intriga me estaba matando, así que tomé mi teléfono, lo desbloqueé y lo primero que vi fue un mensaje:

Número desconocido: Hola, acosador. Solamente quería jugar un poco contigo. Tómalo como una pequeña venganza por vigilar mi casa. Veámonos en el café "The Moment" a las 08:00 PM. Tenemos que hablar, ponte guapo.

Christian.