✨ CAPÍTULO QUINCE ✨
ALEJANDRA.
Les soy honesta, nunca creí que momentos como estos pasarían. Primero, fui a una "cita" con un chico que empezó a interesarme. Luego, salí de compras un sábado y cambié por completo mi guardarropa. Después, fui al instituto con una actitud renovada, dejando en claro que nunca más permitiría que me aplastaran. Y ahora, voy a asistir a una fiesta después de mucho tiempo.
Lo acepto, estoy muy nerviosa y llena de miedo, pero a la vez, me siento segura y sé que me irá genial. Es extraño, pero desde el día de la primera cita, mi conciencia ha estado alentándome, recordándome todo el apoyo que he recibido y brindándome la seguridad que necesito.
—Alejandra, ya sabes lo que vas a usar, ¿cierto? —me pregunta Luka, mientras escribe algo en su celular.
Luka y yo habíamos acordado pasar la tarde juntos para ir a la fiesta en compañía. La verdad es que no había pensado en qué utilizar, pero tenía una idea en mente.
—Tengo algo en mente, pero no estoy del todo segura.
—Ale, confía en ti como yo confío en ti —toma mi mano—. Desde que vi lo que usaste para ir al instituto, puedo asegurarte que tienes un don para resaltar siempre.
Le dedico una sonrisa —Gracias por todo, jamás voy a terminar de agradecerte.
—Y yo a ti, Ale. También cambiaste mi vida desde aquel día en el que casi me arrancas la mano con tu puerta.
Sonrió ante el recuerdo —Jamás voy a olvidar ese día. Fuiste un rayo de luz cuando estaba atrapada entre tanta oscuridad.
—Ale, por favor, dejemos el sentimentalismo para después. Hoy no tengo ganas de llorar, al contrario, quiero disfrutar al máximo contigo.
No evito sonreír —Tienes razón. Hoy centrémonos en disfrutar juntos y volvernos locos.
Recuerdan los nervios de los que hablé antes. Pues, aunque aún están ahí, mi seguridad ha aumentado y ahora me siento preparada para la fiesta. Al final, ¿qué podría salir mal?
Con Luka pasamos una linda tarde. Entre las cosas que hicimos estuvieron comer helado, ver una película y contar chismes un rato. La última fue la más grandiosa de todas. ¿A quién no le gusta un buen chisme? Si me lo preguntan, la mejor parte es cuando das tu humilde opinión.
—Bien, creo que ya ha sido mucho chisme por esta tarde. Ya casi es la hora de la fiesta y con lo mucho que tardas, llegaremos tarde para despedirnos de los invitados.
—Ja, ja, ja, qué gracioso, Luka —digo sarcástica.
—Admítelo, estuvo bueno.
—Desde luego —digo irónica—. Bueno, si me disculpas, iré a cambiarme. Tú puedes usar el baño de mis padres para arreglarte. Solo no toques la crema depiladora de papá, ni los humectantes de mamá.
Dicho eso, me levanto del sofá, me dirijo a mi habitación y entro al baño para tomar una larga ducha. No sin antes poner mi playlist, empiezo a bailar mientras enjabono mi cuerpo. Definitivamente, esta será una noche memorable.
Una vez que termino mi larga ducha, reviso mi teléfono y tengo... 100 mensajes de Luka diciéndome que me apresure. ¿En serio? Si tan solo los hombres supieran lo mucho que tardamos en lavar nuestro cabello.
Llega el momento de la ropa.
El atuendo que tengo en mente es un pantalón de cuero negro, un top negro, una chaqueta de cuero negra y botines negros. En cuanto a los accesorios, opté por usar aretes redondos y dos anillos en mi mano derecha. Después de colocarme los accesorios, empecé a peinar mi cabello, que llevaré suelto. Una vez termine con mi cabello, comencé a maquillarme. Utilicé algo sencillo: un poco de iluminador, labial rojo, rímel, delineador y... listo. Ya estaba preparada para la noche. Ni siquiera me vi bien en el espejo, pues Luka ya había comenzado a gritar mi nombre.
—¡Alejandra, muévelo, mami! ¡No tenemos toda la noche! —escucho desde la sala de estar.
—Ya acabé, estoy acá —lo veo de espaldas, y cuando se vuelve a mirarme, su rostro se ilumina.
—Se me ha caído la homosexualidad con tan solo verte —me dice sonriente—. Estás preciosa, Ale. Definitivamente esperarte valió la pena.
Sonrío al escuchar sus halagos. Definitivamente, Luka sabe cómo subirme la autoestima y hacerme sentir bien conmigo misma —Gracias, Lukita —me dedico unos segundos para analizar su atuendo de la noche y juro que mi boca se abrió un poco—. Luka, estás precioso.
Su atuendo consta de un pantalón militar, un suéter negro y zapatos del mismo color. En cuanto a los accesorios, lleva dos anillos en la mano derecha y una cadena color oro.
—Muchas gracias, Ale —dice mientras busca su celular—. Ven acá, tomemos nuestra primera foto juntos.
Sí, lo sé, suena loco que, siendo mejores amigos, nunca nos hayamos tomado una foto. Pero hay una razón: mi yo de antes odiaba las fotos por no querer retratar lo destruida que estaba, y en parte se lo agradezco, pues esa etapa de mi vida la quiero dejar atrás.
Después de tomarnos unas cuantas fotos, fuimos directo a la galería a seleccionar las que más nos gustaron para subirlas. Sin embargo, al momento de seleccionar una foto, le llegó un mensaje a Luka de... ¿El chico que me llamó acosadora?
—Luka, ¿hablas con Christian?
Pude notar los nervios reflejarse en su rostro. Permaneció en silencio unos segundos.
—Vale, iba a decírtelo, pero...
—Sabía que te gustaba.
—¿Qué?
—Vamos, fue obvio. Noté el brillo en tus ojos cuando lo viste en el comedor.
Luka se quedó estático unos segundos —Me atrapaste. Lo siento —me dice—, en serio quería comentarlo.
—Ya no pasa nada. Creo que ya deberíamos irnos, o llegaremos tarde.
Después de eso, ambos fuimos directo al auto. Mientras Luka conducía, yo subía algunas fotos a Instagram. Luego, permanecimos en silencio un rato hasta que Luka rompió el hielo.
—Aún no puedo creer que tu Instagram ya tenga dos publicaciones después de que las borraras. Todo es tan... loco e increíble. En serio, estás tan renovada.
—Admito que tampoco lo esperaba; sin embargo, es algo que me encanta.
Después de esa pequeña charla, ambos permanecimos en silencio mientras escuchábamos música en la radio y cantábamos juntos las canciones que nos sabíamos.
—Bueno, señorita Cooper, ¿preparada para su primera fiesta?
—Estoy muy nerviosa, no te lo niego, pero ya estamos acá, así que hagamos esto.
Dicho eso, desabroché mi cinturón, abrí la puerta y salí a través de esta. Lo primero que hice fue analizar el lugar: es muy amplio y hermoso. Incluso se pueden ver las luces de la fiesta a través de las ventanas. Sin pensarlo mucho, Luka y yo procedimos a entrar a la casa. Si por fuera se escuchaba fuerte la música, imaginen por dentro: casi no podía escuchar nada.
—¡Luka! —grité—. ¿Puedes oírme?
—¡Ale! —me grita también—. Casi no te puedo escuchar por la música. Voy a buscar bebidas. ¿Estarás bien sola?
No creo poder estar sola...
Sí, puedes, y lo harás —me dice una voz en mi cabeza—. Vamos, Alejandra.
Tomo mi celular y escribo una respuesta.
Yo: Sí, Lukita, tranquilo, iré a ver si encuentro a Connor. Ya sabes, dijo que vendría por su cuenta.
The Lukis: Vale, cualquier cosa, me mandas un mensaje.
Después de eso, Luka se retiró y yo empecé a buscar a Connor entre tantas personas. Algunas bailaban, otras escribían mensajes o se tomaban fotos, pero no había señales de él hasta que mi teléfono vibró.
Connor: Estás muy preciosa, señorita Cooper.
Connor: Mira hacia las escaleras.
Al leer eso, volteo mi mirada hacia las escaleras y lo veo ahí, observando con sus lindos ojos. Al notar que lo vi, este baja lentamente para luego caminar directamente hacia mí. En ningún momento nuestras miradas se despegaron hasta que él estuvo frente a mí.
—¿Quieres bailar? —me pregunta cerca de mi oído para que pueda escucharlo.
—Me encantaría —le respondo.
Al escuchar esto, Connor sonríe, luego pone su mano en mi cintura y empezamos a bailar al ritmo de la canción. Su olor era delicioso, su atuendo era hermoso. Hubo un momento del baile en el que nuestros rostros quedaron sumamente cerca y, sin pensarlo mucho, se acercó a mí y unió nuestros labios en un tierno beso. Sus labios sabían igual que la última vez y se sentían tal y como la última vez.
—Ale, sé que este no sería un buen momento, pero la verdad es que ya no me puedo resistir. ¿Te gustaría ser mi novia? —me dice cerca de mi oreja.
Admito que una gran emoción recorrió mi cuerpo. En serio, quería que él fuera mi novio, por lo que, obviamente, iba a responderle que sí. Pero de pronto, veo una silueta en las escaleras: un chico de cabello oscuro, aretes con forma de cruz, un hermoso delineado y un atuendo que le queda perfecto. No puedo evitar verlo y recordar la desesperación que sentía en el salón.
—Ale, yo no quiero a Emma, yo te quiero a ti...
La duda me estaba invadiendo hasta que de pronto una fuerte luz me cegó y la voz de mi cabeza volvió a aparecer, pero esta vez de forma autoritaria, diciéndome que debo aceptar lo que dijo Connor y que debería dejar de pensar en lo de Masón.
—Sí, Connor, sí quiero ser tu novia.
Y sin dudarlo, este tomó mi rostro entre sus manos y volvió a unir nuestros labios en un tierno beso. La voz de mi cabeza tiene razón, debo dejar eso atrás. Masón es el pasado y Connor es mi presente ahora.
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