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✨ CAPÍTULO DIECINUEVE ✨

ALEJANDRA

Las cosas se están tornando muy extrañas.

Se preguntarán el "por qué". Bueno, Luka no me escribe desde aquel mensaje tan extraño, y eso no es para nada normal, ya que él acostumbra a contarme hasta cuándo está en el baño. Y no, no estoy exagerando.

Yo: Luka, ¿está todo bien?

En visto y sin respuesta, otra vez. Estuve a punto de rendirme y soltar mi teléfono cuando, de repente, este vibró. Confieso que me emocioné, pero cuando leí el mensaje, toda emoción se esfumó.

The Lukis: Ya no quiero ser tu mejor amigo.

Yo: ¿Qué?

The Lukis: Tal y como lo leíste, Alejandra, no quiero ser amiga de alguien que vuelve a caer en las mentiras de su ex.

The Lukis: Y sí, lo absolutamente todo. De verdad estoy tan jodidamente decepcionado de ti. ¿Dónde quedó todo nuestro progreso? ¿Dónde quedaron esas noches en las que lloramos por su maldita culpa? ¿Dónde quedó todo eso, Alejandra?

Esto... Me está doliendo muchísimo.

Yo: Luka, por favor, déjame explicarte.

The Lukis: No necesito tus explicaciones baratas, Alejandra. Lo único que quiero es que te alejes de mí y no vuelvas a hablarme.

Yo: Luka, por favor, no hagas esto. Déjame explicarte, las cosas no son como las piensas. Él está siendo usado, carajo.

The Lukis: En serio no puedo creer esto. Ahora vas y le crees la primera historia que te cuenta.

Juro que estaba perdiendo la paciencia y, cuando esto pasa, no suelo medir mis palabras.

Yo: Te lo reitero otra vez, Luka Hamilton, no sabes con exactitud lo que pasó. Yo sí sé por qué, porque estuve ahí, así que déjame explicarte lo que ocurrió y bájale dos a tu drama, por favor.

The Lukis: No quiero leer más de tus asquerosos mensajes porque, a partir de ahora, eso son para mí "mensajes llenos de asco". Ahora te lo voy a volver a repetir por última vez, Alejandra: «Aléjate de mí».

Después de leer ese mensaje, vi cómo su foto de perfil desapareció. Las lágrimas invadieron mi rostro, y sentía una amarga mezcla entre rabia y tristeza. Luka nunca me había dicho algo así y jamás lo creería capaz de decírmelo. Esto no puede estar pasando. Esto... Esto... Esto —sentí cómo mi respiración se volvía cada vez más pesada.

Voz de la fiesta: «Eres un desastre, Cooper. Luka tiene razón y lo sabes. Eres una estúpida por creerle a Masón».

Yo: «No soy una estúpida, sé lo que estoy haciendo».

Voz de la fiesta: «Así que así es como le pagas a las personas que te ayudaron, volviendo a caer en el mismo agujero del que te ayudaron a salir».

Yo: «Las cosas no son así. Yo lo sé porque estuve ahí, carajo».

Voz de la fiesta: «Connor no merece esto, Alejandra. Eres su novia, deberías estar ahí con él, no con el patético de Masón. Si tiene problemas, que él mismo lo resuelva».

Yo: «Cambiaste el tema, así que sabes que tengo la razón. Y en cuanto a Connor, tienes razón, no lo merece. Por eso mismo hablaré con él mañana en el instituto y acabaré la relación. Pues, yo no estoy enamorada de él, solo era atracción».

Voz de la fiesta: «Definitivamente, Luka tiene razón».

Yo: «Pues me vale lo que ustedes dos piensen. Haré lo que crea mejor para mí porque soy lo suficientemente grande para que estén tomando las decisiones por mí».

Al pensar esto, sentí un fuerte dolor de cabeza que no supe de dónde provenía. El dolor empezó a volverse intolerable hasta que simplemente se detuvo de golpe.

CONNOR.

La perra rompió la manipulación. Carajo, cómo me duele la cabeza.

—Connor, adivina lo que traigo —anuncia Emma, entrando al lugar donde nos reunimos y teníamos uno de nuestros dolores de cabeza. Lastimosamente, aún había otro fuera, pero sería cuestión de tiempo para que también esté en una celda—. Traje mi trofeo de regreso y lo mejor es que ahora no pienso dejarlo ir.

Pueden pensar que esta chica es la típica Mean Girl, y la verdad es que sí lo es. Pero de las tres Mean Girls, ella era la Regina George morena, calculadora, con grandes planes en mente. Definitivamente, darle mitad de mi poder fue una muy buena elección, ya que eso la volvía diez veces más peligrosa. Claro que tenía sus puntos negativos, y uno de estos era que mi poder de manipulación mental se había debilitado. La prueba de esto era lo que acababa de pasar con Alejandra; ya no podría influir en sus decisiones. Sin embargo, por lo que veo, aún el hechizo de bloqueo hace su efecto. Tal vez esto pueda ayudarme muy pronto.

—Querida Emma, es bueno tenerte de regreso —le digo cortésmente.

—A mí no me emociona mucho. Este lugar es horrible, aunque eso no quita el hecho de que sea bueno para guardar ciertas... cosas —escucho cómo abre la reja y lanza un cuerpo dentro—. Por cierto, eso no es lo único que te traje. Escuché que necesitabas esto para que tus poderes volvieran a estar completos.

Al escuchar esto, volteé a verla y entre sus manos estaba lo que más necesitaba en este momento.

—¿Cómo lo conseguiste? —le digo asombrado.

—Siempre presté atención a lo que dices y con poderes todo se torna más fácil —me dedicó una sonrisa—. Una explicación simple sería que manipulé los sentimientos de alguien y la libreta voló.

—Eres la mejor, Murphy —le guiño el ojo—. Cada vez estamos más cerca del día de la luna, y por ende, la que es una molestia para ti desaparecerá.

—Y no sabes cuánto espero ese momento.

ALEJANDRA

Confieso que casi no pude dormir anoche. Puede que haya parecido fuerte cuando luché contra la voz de mi cabeza, pero la verdad es que hubo un punto de la noche en la que tuve pesadillas y no pude seguir durmiendo por estar pensando en Luka y todo lo que me dijo.

Probablemente esté enojado.

No puedo creerlo, porque Luka ha estado molesto antes y jamás me diría algo así. Por eso decidí acercarme a hablarle hoy, y no pienso alejarme sin saber qué le pasa.

Bajo del autobús y veo a Connor sentado en la entrada del instituto. Al verlo, no evité sentir algo de pena. Él es un buen chico, pero la verdad es que no puedo tener una relación con él. Al verme, se acerca hacia mí y veo que tiene la intención de besarme, pero yo lo esquivo.

—Señorita Cooper —me dice, algo confundido—. ¿Ocurre algo?

—Connor, tenemos que hablar —le digo, algo cabizbaja.

—Lo que sea podemos hablarlo en el café, señorita Cooper. Planeé una cita solamente tú y yo, como los novios que somos —me dice sonriente—. Podemos seguir leyendo aquel libro que nunca terminamos en el parque y unir nuestros labios, tal vez —dice esto último con un leve sonrojo.

Esto es tan difícil, pero en serio necesito hacerlo ya.

—Connor, ya no quiero ser tu novia —digo de golpe—. Lo siento muchísimo, pero la verdad es que me di cuenta de que no estoy enamorada de ti. Eres muy lindo y todo un caballero, pero la verdad es que nunca pude dejar de pensar en...

—Silencio, por favor —me interrumpe—. Puedo entenderlo. Tus heridas aún son algo recientes y creo que fuimos algo rápido, pero ten en cuenta que aquí estaré esperándote cuando estés preparada.

—Connor, yo... Te seré sincera. No creo que me gustes, simplemente eres demasiado perfecto para mí y me di cuenta de esto... Ayer, de forma algo extraña, me puse a recopilar todo. Creo que nos besamos las dos veces que nos vimos y nos hicimos novios en un corto tiempo. Siento que solamente te utilicé para no pensar más en Masón, y eso estuvo mal de mi parte.

—Ale, por favor, solamente dame una oportunidad para demostrarte que esto puede ser real.

Esto está rompiendo mi corazón. Connor, en serio mereces que alguien te quiera y te valore de verdad, pero esa persona no soy yo.

—Por favor, no me hagas esto, Alejandra.

—Es mejor que vivas con una verdad amarga, a vivir con una mentira dulce que al final se termina pudriendo.

Connor se quedó en silencio un largo rato.

—¿Crees que podamos seguir siendo amigos?

—Claro que podemos, aunque la verdad siento que ambos necesitamos tiempo.

—Opino lo mismo, Ale. Por cierto, no creas que te guardaré rencor o algo por el estilo. Pensando bien las cosas, tienes mucha razón.

—Me alegra en serio. Bueno, hasta pronto, Señor Stone —beso su mejilla y procedo a alejarme.

—Adiós, señorita Cooper —escucho a mis espaldas.

La verdad salió mejor de lo que esperaba —pienso mientras camino por los pasillos del instituto en busca de Luka. Después de buscarlo por un rato, lo encuentro de espaldas abrazando a... ¿Emma?

Rápidamente, me acerco a ellos.

—Luka, ¿qué estás haciendo?

Él me dedicó una mirada amarga.

—Pues le doy apoyo a alguien que lo necesita. Emma está destrozada por lo que hiciste en la fiesta.

—Intenté convencerme de que no pasaría de que en verdad él y yo seríamos felices, pero tenías que arruinarlo, Alejandra —dice de la forma más falsa posible.

—¿Esta es una jodida broma? —digo, mientras aprieto fuertemente mis puños de la rabia que estoy sintiendo—. Luka, ¿sabes todo lo que nos hizo esta perra?

—Las personas cambian, Alejandra. Ella se enamoró de Masón. ¿Y tú qué hiciste? Fuiste como una zorra urgida y te le tiraste encima... —Luka no termina de hablar debido a la fuerte bofetada que le doy.

—Ya me denigraste lo suficiente, y no pienso permitir que lo sigas haciendo. ¿Quieres creer la versión de Emma sin escuchar la mía? Perfecto, pero lo que no voy a permitir es que me insultes de esa manera, Luka Hamilton —dirijo mi mirada hacia la morena a su lado—. Y en cuanto a ti, tu mascarita de niña buena está a punto de esfumarse. Ya todo el mundo se dará cuenta de lo podrida que estás por dentro, Emma Murphy.

Y dicho esto, doy media vuelta y salgo de ese lugar, aguantando el dolor que sentía en el pecho. Había perdido a una de las personas más importantes de mi vida, la que mejor me comprendía en el mundo.

—Alejandra —escucho que me llaman, levanto mi mirada y veo de quién se trata.

—Masón —le digo, tratando de fingir una sonrisa.

—Hablar contigo fue lo peor que pude hacer. Ahora estoy en la puta calle por tu culpa y lo peor de todo es que mi padre está en la cárcel. El padre de Emma le pagó a varias empleadas para que lo acusaran de abusador sexual y... Te odio tanto. Me arrepiento tanto de haberte conocido. Jodiste mi vida.

Creí que era una ilusión, que era un mal sueño, pero no es así. Lo que estoy sintiendo es real. El dolor es real.

—Masón, yo...

—Solo cállate. El mundo estaría muchísimo mejor si desaparecieras —dijo para luego correr lejos de mí—. Aléjate de mí, Alejandra.

Ya a este punto estaba llorando y el dolor que sentía aumentaba cada vez más, volviéndose insoportable. Sentía como si el mundo se me estuviera cayendo a pedazos.

—Alejandra —escucho detrás de mí—. Lo lamento tanto. Solamente quiero que sepas que yo voy a estar siempre para ti —me dice Connor con una sonrisa y yo solamente me acerco para darle un abrazo.

—Siento que el mundo se me estuviera cayendo encima otra vez, nada más que en esta ocasión se siente peor.

—Alejandra, eres muy ingenua, ya me quedó claro —dijo Connor con un tono de voz diferente al de siempre. Este se sentía tan lleno de malicia.

—Co–Connor.

—Te dan un poco de estabilidad y ya te aferras como una garrapata. Confías ciegamente, sin importar si acabas de romper el corazón de esa persona.

—Yo... lo siento mucho —fue lo único que logré decir. Mi mente estaba en blanco.

—Y yo lo siento por esto —dijo, tronando sus dedos. Al instante que hizo eso, sentí como si mi cerebro hubiera hecho una explosión mental, liberando miles de recuerdos.

Masón.

Emma.

Luka.

Miles de recuerdos negativos invadieron mi mente. Mi cabeza dolía como si recibiera varios martillazos.

—¿Qué es esto? —digo con dificultad—. ¿Por qué mi cabeza duele tanto?

—Alejandra, Alejandra, yo fui quien te ayudó a salir de ese pozo de inseguridad. Fui yo quien te hizo volver mejor que nunca, bloqueando esos malos recuerdos, fortaleciendo los buenos y haciéndote cada vez más segura. Fui yo, Alejandra. Así como te ayudé, puedo quitarte esa ayuda y hacer que sigas sufriendo tal como lo estás haciendo ahora, a no ser que... hagamos un trato.

Juro que no entendía nada. El dolor de mi cabeza no me dejaba pensar, y los recuerdos reproducidos en mi mente tampoco. Solo quería que todo se detuviera, y escuché que él podía hacerlo.

—Haz que pare. ¡HAZ QUE PARE!

—Solo dame tu mano, Alejandra.


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