6:33am

—Sabes cómo llegar ¿no? —le preguntó Paula mientras ambos se regresaban a la fiesta.

Habían pasado un rato acostados en el suelo mientras observaban el Sol que acababa de salir, Diego no se había equivocado al decirle que era algo hermoso y agradeció que él estuviese con ella.

— ¿Crees que te sacaría de esa fiesta y te llevaría a dar vueltas por la ciudad si no supiera regresar?

—Te conocí hace unas horas, puedo creer todo de ti—se encogió de hombros. Diego se rió.

—Pues te cuento de que no soy tan irresponsable.

— ¿Tan? —volteó a verlo y alzó una ceja.

—Es mejor que no conozcas ese lado de mí, soy la persona más irresponsable que existe. Por eso Johan odia trabajar conmigo en clases, siempre olvido las cosas y lo hago a último momento.

—Procrastinador, eso es algo ajeno a Dios—se rió ella.

—Que importa, yo soy Ateo—le respondió encogiéndose de hombros, pasó su mano por el cuello de la chica—. Me la pasé increíble contigo, de verdad gracias por confiar en mí.

—Una vez me dijeron que si quería ser escritora debía tomar riesgos, salir de mi zona de confort—le explicó ella mientras caminaban—. Contigo logré hacer ambas.

—Es un honor haber hecho que Paula Santiago saliera de su zona de confort—le sonrió—. Mira, no estamos tan lejos de la fiesta, ¿crees que todavía haya gente?

—Lo dudo, ya es muy tarde—mencionó—, o temprano, no sé cómo manejan el lenguaje en estos casos—él se rió.

Caminaron al menos unos diez minutos hasta llegar a la fiesta, en donde se encontraron todo un desastre: vasos regados por el suelo, restos de confeti por los árboles y un montón de bolsas de basura cerca de la puerta de la entrada.

Johan los estaba esperando fuera de la casa junto a Alba quienes al verlos se levantaron de las escaleras de la entrada y se acercaron a ellos.

— ¡Al fin regresan! —les dijo Alba—. Me estaba muriendo de sueño pero no podía irme sin ti, Pau—le dijo y volteó a ver a Diego, quién le dio una pequeña sonrisa—. Gracias por cuidar a mi mejor amiga.

—Creo que ya deberíamos ir cada uno a nuestras casas—informó Johan, Paula asintió estando de acuerdo.

Alba tomó el brazo de su mejor amiga y la llevó hasta el auto que estaba parado cerca de la casa mientras que Diego y Johan llamaban para que uno de sus amigos los fuese a buscar. Johan aprovechó el momento para codear a su amigo.

—Dime, ¿hubo mejoras en la relación?

—Quizás.

—Diego—le pidió el chico—. No puedes irte con el amor de tu vida toda una noche dejándonos solos, que por cierto Marie y Gretta te van a matar porque les prometiste estar con ellas en la fiesta, y no contarme nada de lo que sucedió. ¿La besaste? Dime por favor que al menos tocaste su mano.

—La besé—sonrió—, pero sólo somos amigos. Al menos por ahora, ella piensa que es muy rápido.

—Claro que es muy rápido—se rió y el carro de su amigo llegó frente a ellos—. Tendrás que contarnos todo lo que pasó, Don Juan. No los debes por haberte ido luego del toque.

—Escribiré una canción para ella y se la dedicaré en alguna otra fiesta—sonrió mientras entraba a la parte de atrás del carro.

— ¡Diego es un hombre ahora! —gritó Carlos luego de que los dos estuviesen dentro—. Ya lo vamos a ver el lunes buscando a Paula por todos lados para poder ir y besarla como Dios manda.

—No exageren—dijo un tanto tímido el chico y suspiró al recordarla.

Ella escribe y él canta, eso sonaba como la pareja perfecta ¿no creen? Quizás las fiestas universitarias podían unir la vida de dos jóvenes para siempre.

—En la noche puedes llamarla y así hablan un poco—aconsejó Hugo mientras manejaba. Diego se llevó una mano a la cara, ¡había olvidado pedirle su número de teléfono!

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El siguiente capítulo es el último gg