Capítulo 5. Las clases y las entidades
La Universidad Autónoma del Escritor estaba repleta de alumnos impacientes por empezar el curso.
En el edificio los pasillos laberínticos estaban colapsados y los profesores intentaban que los alumnos avanzaran a paso ligero a la sala de actos. Ashter aguardaba en la fila avanzando con lentitud e intentaba ver alguna persona conocida, pero no podía ver a nadie más allá de un metro. Al entrar vio cantidad de asientos enfrente de un teatro y un escenario donde había un proyector que daba la bienvenida a los alumnos: Bienvenidos a la UAE. La sala era enorme y estaba muy bien iluminada. En la multitud vio a Cicka, Tuvnex, Paxt y Phoebe que le guardaban un lugar para sentarse con ellos.
—¿Dónde has estado? —preguntó Cicka cuando Asther se sentó a su lado.
—Me he entretenido —se encogió de hombros—. No he llegado tan tarde.
—Esto tardará en empezar...—refunfuñó Tuvnex con cara de aburrimiento. Sacó el libro de Terramar que le dio Ashter de la biblioteca y se puso a ejercitar sus bíceps con él.
—¿Qué hace? —le susurró Phoebe a Paxt sin entender el comportamiento de Tuvnex.
—Déjalo... —hizo mala cara el chico.
El alboroto en la sala de actos era constante. Los profesores intentaban calmar a los alumnos y que todos encontraran un lugar para sentarse. El consejo de la universidad había notado un incremento mayor de inscripciones del curso y era todo un reto controlar a todos.
—¡Eh! —gritó indignado Malak de pie entre las sillas manifestándose—. ¡Sentaos ya! Tardáis mucho. Vamos a empezar.
Los profesores pedían silencio y los alumnos se iban sentando en sus respectivos lugares. De pronto, toda la sala enmudeció cuando se apagaron las luces y solo quedó alumbrado el escenario. A escasos segundos, un hombre mayor vestido de blanco, calvo con gafas, sostenía un papel. También había en el escenario una chica al lado del hombre que rondaba los treinta años con el pelo castaño claro y largo, alta, vestida de manera moderna con un Esmoquin azul con mangas negras y con tacones. Todos los alumnos quedaron expectantes.
El anciano probó el micrófono con una tos leve y viendo que funcionaba empezó a hablar.
—Hace mucho tiempo cuando aún no existían los libros ni la escritura, diferentes personas a lo largo de la humanidad imaginaban otros mundos posibles al aire libre. Información y otras realidades necesitaban ser contadas. Ideas y diferentes historias se extendían y cobraban vida. Podían llegar a ser conocidas por todo el planeta y quizá teniendo el poder de cambiarlo. Con la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg en el año 1440, las ganas de escribir cuentos y crear personajes ascendían cada día en la ciudadanía porque creían que estaban haciendo un mundo mejor. Así nacieron las historias a lo largo de la humanidad y obras muy reconocidas durante siglos. Hoy es un día muy importante para la suerte y la fortuna de nuestra universidad. La literatura forma parte de nuestra vida y sin ella todo podría derrumbarse. La pasión que tenemos por los libros y la escritura va con nuestra esencia. Todos los profesores y los que forman esta institución nos sentimos muy orgullosos de representarla con nuestros conocimientos. Lo bonito de este oficio es que hasta el profesor puede aprender del alumno. El pensamiento libre de nuestra naturaleza humana es un gran valor que queremos implementar en las personas. Reflexionar sobre el estudio del lenguaje y del pensamiento. Dar la oportunidad de dar todo el reconocimiento a la persona que escribe y desea expresar una idea —el discurso era con voz firme y segura—. Es un placer tener a tantos alumnos que quieren aprender. Soy Wilm Bost director de la UAE, Universidad Autónoma del Escritor. Me presento para daros la bienvenida. Os deseo una buena estancia y que aprendáis todo lo que os sea útil para vuestras obras. Una de las profesoras de la categoría de fantasía os explicará el funcionamiento de las clases. Cualquier duda o problema que tengáis podéis consultarme en dirección o a cualquier profesor. Es un honor teneros aquí. Gracias.
Una ola de aplausos de agradecimiento y presentación del director se hizo persistente unos segundos. La chica sonrió, el hombre le dio el micrófono y una palmada en la espalda para marcharse del escenario.
—Muy bien —empezó la chica—. Soy Aelice Ross, profesora de fantasía. Es un placer conoceros. Estoy aquí para explicaros el funcionamiento del centro y de las clases. Primero de todo debéis respetar las normas básicas de convivencia, que estoy convencida que sí. El recinto de la UAE es muy grande, Hay numerosas clases, bibliotecas y todo libro que necesitéis estará a vuestra disposición, por eso no debéis preocuparos. Sabéis que estamos en un mundo virtual, todo está hecho de datos por muy increíble que os parezca. Escrayber es una base de datos muy extensa y debido al mundo tan enorme en el que estamos, para organizarnos creamos entidades y os preguntareis qué es una entidad. Muy sencillo. Una entidad está formada por un grupo de personas, la UAE la organiza por el número de clases. Por lo tanto, cada clase será una entidad formada por una letra del abecedario. La Entidad A, la Entidad B, la Entidad C... Estos grupos los formamos para preservar el orden y se elige de forma aleatoria, de este modo podemos ver mejor vuestras cualidades como escritores. Cada clase tendrá un tutor que se encargará de vuestra entidad. Dicho esto, os deseo mucha suerte, ahora daré paso a la profesora de la categoría de terror Ness Swarm que os explicará cómo...
Todos los alumnos escucharon atentamente tratando de enterarse de todo y cómo funcionaría el curso. A todos les ilusionó formar parte de una entidad de escritores y que hubiera una rivalidad entre ellas para demostrar de qué son capaces. Asther no podía aguantar su emoción por empezar, quería que su entidad fuera la más competitiva de todas, aunque el hecho de que la formaran aleatoriamente no le gustó porque él había hecho amigos y no quería pertenecer a otra que no fuera con ellos.
—¿Sabes que nadie sabe si Ness en realidad es hombre o mujer? —le susurró Paxt a Asther—. Siempre se pasea con el mismo abrigo gótico negro y habla muy poco. Es muy raro verle pasear por Lybraria a no ser que te lo encuentres en alguna librería tétrica o un lugar sombrío. Espero que no nos toque con él o ella en la entidad.
La profesora de la categoría de terror fue llamando a alumnos por orden de su lista y ellos salían de la sala para acompañarla. Por su voz sepulcral era imposible distinguir su género cuánto más te esforzabas por descubrirlo más dudas tenías. Formaron la entidad H, la K y la T.
—¡Joder! Estaba deseando que dijera mi nombre —escucharon a Darlene indignada. Estaba sentada unas filas más adelante con Malak y Soaph que todavía no habían sido nombrados.
—Qué nervios, eh —le susurró Cicka a Asther—. A ver si nos toca juntos.
Asther asintió apretando los labios de que por suerte fuera así. De repente, salió el profesor de la categoría ciencia ficción, Meyer Thomson. Autor del libro que se estaba leyendo Asther en el viaje, su escritor favorito. Deseó pertenecer a su entidad, al verle admiró al hombre. Iba bien vestido, con corbata, camisa azul, pantalones negros y zapatos modernos.
Sacó su listado y el primer elegido fue Paxt Truswell. Paxt se levantó y les dijo:
—Ojala venga alguno de vosotros conmigo —fue con Meyer Thomson, dedicándole una leve sonrisa y un estrecho de manos.
Llamó a varios alumnos más hasta que Asther escuchó un nombre conocido. Darlene Sullivan, la chica que se encontró sentada en un banco. Después de ella, Meyer Thomson pronunció el nombre de Soaph Sharp y Darlene hizo mala cara, se puso seria al ver que iría con aquel chico. El profesor, fue llamando a más alumnos, hasta que Phoebe Heyselwa fue la siguiente y se reunió con los demás de la fila. Después, pronunció el nombre de Malak Black el chico rubio con el que Asther se dio un golpe en la Cafeteca. Phoebe se ruborizó al ver a Malak acercarse a ellos a la fila, se notó demasiado su reacción. Meyer Thomson fue llamando a más alumnos hasta que dijo el nombre de Cicka Hicks. Al levantarse miró a Asther y le deseó suerte, yéndose con los demás del grupo abrazándose a Phoebe.
—Nos va a tocar separados de ellos, eh —dijo Tuvnex a Asther que estaba deseando que dijera su nombre.
Tras varios nombres más, el siguiente elegido fue Tuvnex Steinhardt, se sorprendieron los demás al ver lo grande y fuerte que era. Asther estaba de los nervios, no podía ser que él estuviera separado de ellos.
—El último alumno es... Ashter Clark —anunció.
Ashter suspiró tranquilo, le habían dejado último, pero estaba feliz porque estaría con sus compañeros y porque su escritor favorito había pronunciado su nombre.
—Muy bien Meyer Thomson, vosotros formarás la Entidad C, la V y la G. Pueden ir a clases —dijo Aelice Ross.
Meyer Thomson asintió y salieron de la sala de presentación. Les condujo a todos hacia unas escaleras y fueron por varios pasillos hasta la clase correspondiente.
—Qué suerte hemos tenido —dijo Cicka—. Nos ha tocado a todos juntos.
—Mejor así —contestó Asther.
—¿Adónde vamos ahora? —preguntó Tuvnex.
—A nuestra clase, supongo —le respondió Paxt.
—Es súper grande la UAE, no sé si me perderé —comentó Phoebe.
Entraron a una clase iluminada llena de estanterías con libros y enfrente una pizarra electrónica. Todos los alumnos se sentaron en su respectivo lugar libremente. Asther, Cicka, Tuvnex, Paxt y Phoebe hicieron lo posible por sentarse juntos. Asther vio como Malak, Soaph y Darlene se sentaron cerca, aunque no estuvieran en su grupo de amigos él los conocía. La clase estaba dividida en pupitres individuales con la mesa más grande del profesor enfrente. Atrás se situaba la pizarra digital y a sus lados había una estantería antigua con varios libros. En la clase eran dieciocho personas. Todos guardaban silencio, expectantes a que Meyer Thomson hablara para saber qué tenían que hacer.
—Vale chicos y chicas. Soy vuestro tutor, llamadme Meyer. Mi intención va a ser ayudaros a que seáis los mejores y aprendáis mucho —explicó.
—¿Y cómo lo vamos a saber? —interrumpió Malak.
—Había leído en la aplicación de Escrayber que las clases y los trabajos iban a ser al aire libre no en una clase —comentó Paxt.
Toda la clase clavó la mirada en Meyer.
—¡Exacto! en el aula apenas estaremos y descubriréis todo el mundo de Escrayber. Visitaréis muchas bibliotecas y librerías que os sorprenderán de lo diferentes que son. Pero de momento necesito saber vuestras cualidades. Así que vamos a hacer una prueba literaria —dijo Meyer con decisión—. Antes, debo explicaros que nuestra rivalidad con las demás entidades y vosotros mismos debe ser sana y tratar a todos con respeto.
—¿Sana? —ironizó Darlene—. Aquí estamos para saber quién tiene más talento. Es una competencia y hay que ganar.
—No todo debe ser una rivalidad —intervino Cicka—. Tenemos que ayudarnos entre nosotros y apoyarnos para ser más fuertes que los demás. La unión hace la fuerza.
—Eso es una tontería, al fin y al cabo cuando escribes un libro o una obra literaria lo escribe el autor de manera independiente —contradijo Darlene.
—Hay libros que están escritos por dos autores o más y también han triunfado —dijo Cicka—. No pienso que todo sea ganar. Ayudarnos también va a equilibrar la balanza frente a nuestra competencia.
—¿Quién te crees que eres tú para contradecirme? —se enfadó Darlene que no le gustaba que le dijeran la contraria— Eres como la versión más arcaica de la Times New Roman de Microsoft Word.
—Puedo dar mi opinión y te demostraré que tengo razón —dijo Cicka.
—Eso. ¿Quién eres tú para contradecirla? —trató Soaph de ayudar a Darlene.
—No necesito que nadie me defienda. ¿Qué haces sentado a mi lado? ¿Me estás acosando? —preguntó furiosa.
—Bueno, bueno —interrumpió Meyer Thomson—. Veo que me han tocado entidades fuertes. Ya resolveréis vuestros asuntos fuera de clase.
Cicka miró con mala cara a Darlene con la vista fija en ella. Pensaba en qué se había creído aquella chica hablándole de malas maneras. Darlene estaba furiosa y Soaph confundido por las contestaciones que le daba su compañera de clase.
—Ahora os daré a cada uno un folio en blanco. Ya sé que ahora todo se escribe por ordenador y de manera digital, pero quiero ver vuestra letra para conocer más de vuestra personalidad. Es la ciencia a la que llamamos grafología. Al escribir desnudamos el alma y aunque no queramos se nos escapan detalles de nuestro carácter y características personales al trazar cada letra y palabra. Tenéis que escribir en una hora un relato de tema libre por la primera cara del folio, demostrad por qué estáis en Escrayber y el talento de escritor que lleváis dentro —explicó Meyer Thomson mientras repartía un folio en blanco para cada uno y un lápiz—. Pensad que esta actividad me va a orientar a cómo os tengo que dividir en las tres entidades diferentes que me han asignado desde la dirección de la Universidad. Ya habéis oído a Aelice Ross desde el escenario.
Los jóvenes escritores estaban pensando el relato que iban a escribir. Ashter no pudo evitar un leve cosquilleo en el estómago cuando se acercó su autor favorito a darle el folio en blanco. Quería impresionarle, suspiró y se puso a escribir. Asther estaba ansioso, era su primera prueba y tenía una sensación de incertidumbre por lo que serían capaces los demás, pero también estaba seguro de sí mismo porque siempre que había escrito había disfrutado del proceso.
—Recordad que tenéis una hora. Comenzad —sentenció Meyer Thomson. Todos los alumnos esperaron a que el profesor de ciencia ficción se sentase en la silla de enfrente. Abrió un libro y empezó a leer.
Todos los escritores empezaron a escribir el relato. Varios de ellos pensaban mirando la pared o en algún lugar remoto de la clase para estructurar el argumento, unos resoplaban cuando no les convencía la idea del relato, otros escribían sin detenerse. En cuarenta minutos, Paxt se levantó del asiento y entregó el folio con el relato acabado al profesor. Meyer cogió amablemente el folio mirando por encima el contenido y le dijo susurrando que podía marcharse. Conforme avanzaban los minutos, los demás alumnos entregaban la hoja con el relato escrito al profesor de ciencia ficción y salían de clase. Ya estaban fuera Tuvnex, Soaph, Phoebe, Malak y Darlene. Quedaban tres alumnos más, Asther y Cicka. Cicka que estaba sentada delante de Asther miró su pupitre de reojo por si había acabado, pero aún estaba escribiendo concentrado. La chica entregó el relato a Meyer y salió de clase. Los que quedaron por entregar también acabaron y salieron. Asther se quedó solo escribiendo en el folio por un largo tiempo. El chico se dio cuenta de que el tiempo ya había pasado y entregó el relato al profesor.
—Has sido el último. Justo a tiempo —le dijo amablemente—. Mañana tendréis los resultados.
—Gracias —contestó Ashter, lleno de admiración por tener a su autor favorito delante de él—. ¿Le suena este libro?
—¡Oh! —exclamó—. Claro, mi último libro. ¿Lo has acabado?
—Estoy en ello, he leído todos sus libros señor Meyer Thomson —dijo Ashter con respeto hacia su ídolo literario.
—Llámame Meyer —dijo, entendiendo las palabras de su lector y alumno—. Es todo un honor para un escritor escuchar eso, chico. Espero que de verdad te acabe gustando.
—Todos me han gustado, es usted un genio. ¿Podría firmarlo?
—Por supuesto. —Meyer cogió un bolígrafo y firmó el libro a Ashter.
—Muchas gracias, nos vemos mañana —Asther salió de clase y Meyer se despidió con una amable sonrisa.
Ashter vio que por los pasillos de la UAE había silencio y las salas estaban muy bien iluminadas. Se cruzó con algún alumno de la Universidad, pero sin aglomeraciones. Se preguntaba donde estarían las distintas bibliotecas del edificio. Quería salir y dirigirse a los Apartamentos Confort a ver a Orwell y descansar. Se preguntó donde habían ido sus compañeros. Al salir del edificio vio que Cicka le había esperado.
—Si que has tardado —bromeó Cicka.
—He apurado el tiempo al máximo —contestó.
—Qué nervios he pasado, pero creo que me ha salido un buen relato —explicó Cicka—. Estoy acostumbrada a escribir en casa a solas en mi habitación con mi música favorita. ¿A ti como te ha ido?
—Bien. Pude plasmar mis ideas en la breve historia que he escrito y Meyer me ha firmado su libro que me estoy leyendo ahora.
—¡Qué suerte! No he leído nada de él. Me apunto el libro. ¿Oye te vienes esta noche a la fogata? Van a hacer una fiesta en la playa de Olas paraíso. ¿Te apetece venir?
—Claro. ¿A qué hora es?
—Hemos quedado a las nueve en la Cafeteca.
—¿Vienen todos?
—Sí. La idea fue de Malak. Aquel chico rubio de ojos azules. Creo que a Phoebe le gusta.
—¿Qué quieres decir?
—Me lo ha confesado antes en secreto al salir del aula. ¿No te has fijado que se ruboriza cada vez que mira o se acerca a ese chico? Es muy graciosa.
—Vale —Asther rió—. ¿Te vienes? —El chico quería que Cicka le acompañara hasta el centro de Lybraria.
—Luego nos vemos. Creo que me quedaré un rato por aquí. Quiero descubrir alguna nueva biblioteca de la universidad —le dijo mirando curiosa el alrededor.
—Está bien. Nos vemos luego en la fogata —se despidió Ashter.
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