|CAPÍTULO 6.5| SLOW DOWN
Recomendación:
Escuchar la canción de cada capítulo ya que las he escogido acorde a la situación.
Alejandra torció el gesto ante la mirada confusa del pelinegro, junto a la impresión de unos ojos envolviendo la poca luz que se filtraba por el callejón. Soltó una carcajada negando con la cabeza.
-No te voy a comer. -dijo pasando por su lado aún mirándolo. -A menos que me lo pidas.
A decir verdad y siendo completamente sinceros ninguno sabía muy bien lo que estaban haciendo. La atracción era obvia, pero Alejandra no tenía claro hasta dónde sería capaz de llegar.
Cortó la distancia hasta el reluciente Ferrari en un par de zancadas y esperó para subir.
-Vamos -lo animó mordisqueándose el labio inferior y apretando disimuladamente los muslos. Tragó en seco admirando cada uno de los movimientos de Chase cuando éste se pasó una mano por el pelo oscuro, echando una mirada hacia atrás antes de echar a andar. -. Pareces nervioso.
Chase escuchó con atención y sonrió divertido al acercarse al coche quedando frente a ella, la miró a los ojos y pronuncio jugando:
-No soy yo el que está temblando, venenosa.
Alejandra chasqueó la lengua, y una sonrisa tintineó en la comisura derecha de su boca.
-Lo estarás. Créeme.
Chase asintió con un gruñido sin apartar la mirada de ella antes de abrir la puerta y subir.
-No seas tan lanzada. No vaya a ser que mueras atragantada antes de que amanezca.
La pelirroja fue testigo de como una corriente eléctrica recorrió su cuerpo desde las hebras del cabello hasta las puntas de los dedos de los pies. Abrió la puerta subiendo al coche, cerrando con demasiada fuerza la misma.
-Relájate, chico malo -murmuró ya en el interior del coche. -. Recuerda que soy peligrosa. Pero tu tienes pinta de impaciente, y no creo que me esté equivocando.
Chase alzó una ceja torciendo la boca y asintiendo con lentitud repetidas veces. Arrancó el motor y éste emitió un rugido mandándolos a la carretera. Se sentía completamente sobrio e incluso estaba sorprendido. Sabía que el alcohol seguía en su sistema, pero era un inconsciente, sólo quería dejar de pensar en lo que su acompañante escondía en la entrepierna. Bajo esos vaqueros ajustados.
-A lo mejor sí -. Asintió y en el camino todo se veía demasiado tranquilo y despejado para la hora que era. -Quién sabe, puedo probar suerte.
-¿Cómo?
Chase torció el gesto confuso.
-Cómo ¿qué?
-¿Cómo vas a hacer para resistirte a mis encantos? -cuestionó la pelirroja con los ojos cargados por la lujuria. -Porque hace horas que puedo olerte...
Chase esbozó una sonrisa que obligó a su copiloto a apretar nuevamente los muslos con nerviosismo.
-Tienes una forma de negociar poco declinable -susurró.
Chase colocó la mano libre sobre el muslo de ella, ascendiendo por su abdomen, pecho y cuello, y cuando con una agilidad sorprendente atrapó su mandíbula acercando el rostro al suyo, desviando la mirada de la carretera por un milisegundo, pudo ver como tras la tela de la camiseta de Alejandra los pezones empezaban a marcarse.
Duros y en relieve.
-Pero ten cuidado. En cuanto me des tu consentimiento voy a dejar de ser un buen anfitrión, y vas a acabar con la cabeza entre la radio y el volante.
-Lo dices como si fuese un castigo -siseó la bailarina pasándose la lengua por los dientes con un gruñido.
-Podría serlo -sonrió, deslizando el pulgar a su boca.
Bajando la mano para acariciar su clavícula y descender entre sus pechos por encima de la camiseta mediante frotes. Luego la quito y la puso en el volante junto a la otra. Sonriendo por el quejido proveniente de ella.
-Soy toda una estratega -Carcajeó la bailarina siguiendo los movimientos con la mirada. -No te he dicho que pares.
Sonrió atrapando su mano de nuevo dejándola entre sus piernas. Chase se lo permitió divertido en el fondo.
-Sigue, luego te recompenso. -Susurró mirándole fijamente, echando la cabeza hacia atrás, relamiéndose los labios. -Puedes conducir con una mano.
-Soy precavido -. Chase alzó levemente los hombros, suspiró hondo y penso un poco.-
Si puedo...
Analizó por un momento el camino, para luego relamerse los labios y descender la mano que antes había estado en el cuello de la pelirroja por su muslo, ascendiendo esta vez hacia arriba sobre el pantalón y desabrochado con agilidad el botón de los vaqueros.
-Ve guiándome...
La pelirroja asintió mordiéndose el labio inferior. Utilizó una de sus manos para guiar los dedos de Chase mientras clavaba la vista en la carretera. A él por alguna razón ese gesto le pareció ¿tierno?. Debía de estarse volviendo loco, pensó.
Emitió un jadeo cuando el pelinegro presionó el punto exacto y sigió restregándose contra sus dedos. Chase aceleró el ritmo de éstos con una sonrisa de lado y boca cerrada, con los jadeos sofocados de la pelirroja de fondo. Ella gruñó aferrándose a su mano con fuerza, clavando las uñas, notando el clímax cerca. Apunto. Pero no quería correrse aún, no podía hacerlo tan rápido después de las veces que se lo había imaginado.
-Más rápido. -Ordenó en contra de su conciencia mientras el pecho le subía y bajaba, y señaló con la cabeza el aparcamiento. -Para aquí.
Chase se aferró al volante cuando sintió sus uñas, aumentó el ritmo y sus dedos se movieron de lado a lado.
-Sh... -susurró el pelinegro enterrando los dedos por la ranura para humedecerlos un poco más. -Con calma. Pareces ansiosa.
Alejandra se mordió el labio con fuerza cuando la miró de reojo, y al enfocarse en el camino pudo sentir incluso el motor detenerse.
-Cállate. -Gruñó reprimiendo una sonrisa mientras se concentraba en terminar. Se contrajo alrededor de sus dedos y soltó una maldición cuando notó que ya estaba liberándose, acabado sobre tu mano, respirando agitadamente.
Chase analizó la zona, y puso ver sangre donde las uñas de ella se le habían clavado en la mano.
-Me toca- rio dejando caer la cabeza contra el hombro del chico. -Abre la ventana -Susurró entrecortadamente dejando un beso corto en los labios de Chase.
Éste se llevó los dedos a la boca para probar el sabor. Con una sonrisa dijo:
-Si no quieres tener público, procura no gritar.
La bailarina esbozó una sonrisa que a Chase le provocó una palpitación en los pantalones. Con el motor apagado y sin apenas luz, Alejandra se situó sobre su regazo.
-¿Qué haces? -exigió saber el pelinegro hundiendo los dedos en su cabello y tirando de éste hacia atrás.-¿No quieres jugar un poco antes?
Ella se pasó la lengua por los dientes, y entonces un tintineo hizo que Chase deslizase la mirada hacia los dedos de la chica. En estos descansaban unas llaves.
-Sure -lo imitó ella. -¿Sabes lo que provoca correrse sobre algo frío?¿No llegar a meterlo...? ¿te parece un buen juego?
Chase respiraba con dificultad a esas alturas, pero no importaba, es más, podía notar el cosquilleo cuando el culo de Alejandra se removía sobre su regazo.
-Quiero metértelas yo. -pidió mordiéndose el labio y elevando las caderas. -Quiero...
Alejandra volvió a sonreír, y con agilidad de bailarina, grácil y suave se dio la vuelta quedando de espadas a él. Agarró sus manos colocándolas sobre ambos muslos. Chase acarició la tela de los vaqueros notando la humedad traspasarlos. La pelirroja se pellizcó los pezones a través de la camiseta, y finalmente se quitó esta por la cabeza sintiendo los labios de Chase contra su espalda. La piel le ardía ahí donde estaba el tatuaje, y las fuertes manos esbeltas subieron atrapando sus tetas, una en cada una de ellas. Alejandra situó las manos sobre las de él obligándole a introducir y pellizcar los pezones entre el índice y el dedo corazón. Emitió un jadeo removiéndose con sensualidad sobre el regazo, y con destreza se despojó de los vaqueros. Abrió ambas piernas, aún sobre el regazo del pelinegro, y llevó una mano desde la de él hasta los labios del mismo. Chase succionó los dedos lamiendo la palma y Alejandra exhaló cuando pasó esta plana sobre toda la ranura de su sexo. Las llaves no tardaron en seguirla, pero estaban entre los dedos de Chase quien ahora sólo sostenía uno de sus pechos. Colocó una de las llaves entre los labios del coño de la pelirroja, frotando de arriba hacia abajo con cuidado de no hacerle daño. Ésta cerró las piernas con un jadeo, atrapando los dedos de Chase también.
-Creía que no querías follar, Wolf.
Ella permaneció quieta por un segundo, sacudiéndose con suavidad sobre los dedos de Chase, colocando el objeto en el interior de su sexo, y entonces se dio la vuelta de nuevo, apoyando en trasero contra el volante del ferrari.
-He cambiado de opinión.
-¿Por qué?
-Porque llevo todo el día pensando en todas las maneras posibles que puedo follarte -siseó contra los labios del chico -. Quiero encerrarte, montarte, chuparte, morderte... quiero...
Sus respiraciones estaban tan agitadas que Chase inclinó la cabeza atrapando entre los dientes uno de los pezones de Alejandra, sin cortar el contacto visual.
-Así... -sonrió ella hundiendo los dedos en el cabello de Chase
Desde su posición podía ver entre la penumbra como los labios del pelinegro se curvaban alrededor de su pezón, lamiendo, succionando y soltando para volver a atraparlo. Las manos de éste sobre sus caderas descendieron hasta el trasero, y lanzó un azote en cada nalga provocando que las llaves se sacudiesen dentro de ella.
-Joder... -siseó agarrándolo por el cuello, obligándolo con un gruñido a soltarla, y juntó sus labios.
Chase no pudo contenerse al descender una mano entre sus cuerpos y acariciar los labios bajos de Alejandra. Esta emitió un jadeo y sacudió las llaves con suavidad, utilizando el pulgar para frotar ese punto diminuto.
-Necesito que estés segura -murmuró contra sus labios -Sigues borracha.
-No -gruñó la pelirroja juntando sus frentes, dejando un beso sobre la nariz de Chase. -Estoy cachonda.
Chase esbozó una sonrisa pegándola con brusquedad a su propio cuerpo.
-Si follamos, hay reglas.
-Las que quieras.
Chase sonrió con pesar.
-Mis reglas.
Los muslos de la chica estaban separados, a ambos lados de su cuerpo y Chase bajó el respaldo hasta quedar tumbado. Desde su perspectiva podía ver perfectamente sus pechos rebotar mientras daba saltos sobre su entrepierna. Frotándose con la tela dura de los vaqueros.
-Quiero correrme hasta quedar seca, Chase -parecía una súplica y Chase no comprendía como la chica de la noche anterior que le había pedido que se apartase, ahora quería cabalgarlo como a un purasangre de carreras. -No me mires así.
Él asintió tragando en seco, y los dedos de ella desabrocharon los vaqueros, liberando el miembro del pelinegro.
Alejandra abrió los ojos en exceso, gratamente sorprendida. No tanto por el tamaño, que podía considerarse estándar, si no más bien por el grosor. Era imposible... enorme... Y entonces con una mano sobre el pecho de él, se escupió en la otra rodeándole la polla. Chase exhaló al sentir los dedos y la palma de la mano de ella moverse de arriba hacia abajo, y palpitaba contra ella, se sacudía y temblaba desesperado. Pero no vio venir lo siguiente, no pensó que ella se inclinaría y situaría la polla ya demasiado gruesa por la excitación entre sus pechos. Dejó que un hilo de saliva descendoese por estos hasta acabar en la punta, y Chase frunció el ceño agarrotado.
-Fuck it... -gruñó dando un azote con los dedos a uno de sus pechos. -No puedes ser tan...
-No te imaginas cómo puedo ser -corrigió Alejandra esbozando una sonrisa lobuna -. Solo estoy calentando.
Atrapó sus propios pechos moviéndolos sobre la polla de Chase con lascivia mientras daba lametones tortuosos a la punta, una y otra, y otra, y otra vez...
-No te vas a correr aún -advirtió ella -. Quiero que...
Pero no acabó la frase. Chase hundió con fuerza la mano en su cuello y la levantó, giró su cuerpo hasta estrellarla contra la ventanilla trasera y sonrió al ver los pechos pegados a los cristales. Chase descendió la mano hacia el coño de la pelirroja, frotando éste con cuidado al principio, con la otra mano sobre su cabeza la mantuvo pegada al cristal. Alejandra emitió una carcajada nerviosa, y entonces Chase introdujo el miembro entre sus nalgas, frotándolo de arriba hacia abajo, humedeciéndose y humedeciéndola.
-Espera, el cond...
-Tranquilo -susurró -Tranquilo...
Alejandra suspiró echando el trasero hacia atrás para recibirlo, pero Chase la obligó nuevamente a girar, haciéndola parecer un títere, y cuando enredó los dedos en su nuca pasó la lengua con tortuosa lentitud por el cuello de la pelirroja.
-Voy a romperte por dentro -advirtió inclinando la cabeza con una sonrisa. -Pero no aquí. No voy a follarte en una mierda de coche.
-Es un Ferrari.
-Para que calcules que eres incalculable. -rio él descendiendo la cabeza y succionando nuevamente el pecho de la chica. Haciendo ventosa y escupiéndo sobre él.
-¿Dónde?
Chase sonrió, y Alejandra tragó en seco asustada. Si Chase decía la verdad, y tenía toda la pinta... Necesitaría ayuda para sentarse al día siguiente.
• ────── 🕷 ────── •
Alejandra no volvió a hablar, parecía estar sumergida en una avalancha de pensamientos, y Chase deseó poder leer mentes en aquel momento.
Redujo la la velocidad indicando que ya no podía aguantar, tardo algunos minutos antes de poder aparcar en el aparcamiento privado del hostal
-He pensado que puedes dormir en mi suite. Hay un sofá cama y eso, para que no estés sola. -. Miró de reojo a la chica relamiéndose loss labios. -Hoy no puedo quedarme contigo, Roy necesita mi presencia muy temprano.
Alejandra desvió la mirada y Chase se percató de su error, pero era demasiado tarde.
-Voy a volver andando -dijo ella encogiéndose de hombros sin mirarlo, abriendo la puerta del copiloto y saliendo a la calle. -. No te preocupes.
Chase suspiró maldiciendo por lo bajo, y salió hecho un tornado a punto de comerse el suelo.
-Espera.
-No. Da igual, puedo volver.
Chase se situó frente a ella impidiéndole que siguiese avanzando.
-No quería decirlo así. Me refiero a que puedes quedarte conmigo y por la mañana te llevo a por ropa limpia.
-Déjalo ¿va? -el dolor se reflejó en su mirada -Vuelve. No tienes que hacer de niñera conmigo. Puedo volver sola.
-No estoy haciendo de niñera. Pero estoy cansado y no puedo seguir conduciendo en este estado.
Alejandra suspiró sacudiéndose la melena rubia, semejante al satén. Cuando lo miró no había reproche en sus ojos, sólo un brillo solitario.
-Chase -el pelinegro se regodeó en la forma que ella tenía de pronunciar su nombre. -. No pasa nada, en serio. Ya has hecho demasiado y no te sientas mal, no es la primera vez que vuelvo sola a casa.
Claro que antes su ex novio psicópata no estaba suelto por las calles. Pero lo que menos quería era hacer sentir culpable al chico que la había ayudado más que nadie en toda su vida.
-No vas a volver sola -negó éste con seriedad. -. Sube, no tienes que preocuparte, el salón es independiente, puedo cerrar la puerta.
-Hemos dormido desnudos, Chase -dijo ella con una sonrisa -. Pero de verdad, entra y duerme un poco. Va a amanecer pronto, y tienes trabajo.
Chase suspiró.
-Tu también tienes trabajo.
-Sí, pero no entro hasta por la tarde, así que no seas un mártir y deja que me vaya. Mañana te llamaré.
-No lo harás.
Alejandra chasqueó la lengua reprimiendo una sonrisa. Rio con ganas ante su comentario.
-Créeme que si vas en ese plan yo subo la apuesta de antes. -Se incorporó empujando la frente del chico con un dedo. -Si gano yo, serás mi sumiso una noche, podré hacer lo que quiera con todo tu cuerpo. -La pelirroja se aproximó con los ojos entrecerrados para que la escuche bien. -Puede que hasta te acabe gustando. -Deslizó la lengua por su labio inferior guiñando y apartándose para retomar el camino.
Chase se relamió los labios y antes de que la bailarina pudiese avanzar más rodeó su cintura con un brazo haciéndolos girar a ambos.
-¿Que pasa si ambos perdemos? Vamos, ven conmigo hoy. Ayer necesitabas compañía, hoy la necesito yo.
- En ese caso habrá que conformarse con ser amigos.
-Eso es que vas a quedarte ¿O...?
Alejandra se encogió de hombros revisando su móvil y quitándole el volumen. Dudando por un momento y finalmente rindiéndose con un suspiro.
Chase sonrió, se alejó e hizo la misma acción que ella no sin antes tomar las llaves, rodeó el coche quedando casi a la misma distancia solo con al menos un par de pasos de diferencia, empezó a caminar hacia la puerta del hostal y dejó que ella entrase primero.
-Está bien que seas caballeroso pero no hace falta.
Sonrió indicándole que pase primero mientras hizo girar el móvil entre los dedos de una forma que hacía años había cogido como manía.
Contuvo la risa cuando ella se detuvo.
-Adelante, pasa tú primero.
Chase elevó un poco los hombros para restarle importancia aunque la manera en la que giraba el móvil le llamó la atención.
El interior del hostal no era tan lujoso como Alejandra supuso en un principio. Más bien discreto, no había una escalera forrada con oro ni tampoco botones esperando para guiarlos. Claro, se recordó que no estaba viviendo una película, por muy embelesada y extasiada que se hubiese hallado a lo largo de las últimas horas.
Se descubrió a si misma imaginándose como a una princesa de largo vestido con encaje y pedrería, corriendo campo através, entre coloridas flores y tratando de aceptar la mano que su príncipe le extendía. Pero Chase parecía haber cambiado de opinión en el trayecto, y ella... Ella ya no estaba tan segura de querer hacerlo. La realidad era diferente. Chase era pasajero. Pronto todo se iría a la mierda como siempre pasaba, y no quería arriesgarse a abrirse las carnes y el pecho, empezando por las piernas.
Pero pegó un salto cuando ya arriba, -en algún momento subieron y salieron de un ascensor- la mano de Chase se clavó en su cuello estrellándole la espalda contra la pared.
-Creía que...
Los ojos de Chase parecían tempestuosos. Y cuando habló, la voz le salió entrecortada y demasiado grave. Casi inhumana. Animal y salvaje.
-Yo también... Pero te necesito. Necesito... enseñártelo.
Ella alzó una ceja con diversión.
-Creo que ya lo he visto -murmuró pegando la parte trasera de la cabeza a la pared -, muy bien.
Chase se acababa de convertir en una bestia y Alejandra gimió cuando le arrancó la camiseta desgarrándola en el proceso. Estaban en medio del pasillo, y a él parecía importarle una mierda.
Mientras le devoraba los labios con un ansia peligrosa, Alejandra clavó las uñas en la tela de su camisa. Pegando sus pechos, presionándolos contra el suyo, de nuevo.
-Vamos.
El pelinegro la alzó del suelo con una fuerza que no sabía que tenía, y mientras Alejandra jugueteaba con el pendiente en forma de cruz de la oreja del chico, pasando la lengua por éste, de alguna forma Chase abrió la que ella supuso que sería su puerta.
Alejandra gruñó cuando la lanzó sobre el sofá sin ningún cuidado, y entonces incó una rodilla en el suelo seguida de la otra. Se desabotonó la camisa con una sonrisa curiosa, y abrió las piernas de la pelirroja con brusquedad. Tiró de los vaqueros y esbozó otra sonrisa esta vez más oscura y tétrica al comprobar que ella no llevaba las bragas.
-Estás...
Alejandra se mordió el labio inferior con expresión tortuosa.
-Para ti. Por y para ti.
Chase asintió, y entonces hundió la cabeza entre sus piernas dejando besos húmedos en la parte interior de sus suaves muslos. Alzó la mirada con cada uno de ellos, transmitiéndole su lujuria, pero sobre todo tranquilidad, calma y una confianza incomprensible.
Se deleitó con el olor, y a pesar de estar tan húmeda seguía oliendo a jabón y algo más. Podía notar como resbalaría su polla, como entraría y como disfrutaría cada uno de los toques. Iba a ser una noche larga, pero sobre todo sería especial.
Especial por dos razones; La primera era que Alejandra podía ser todo un manjar. La segunda... Chase nunca hacía el amor, a menos que tuviese un vínculo, y solo lo había tenido una vez, con una sola persona.
No quería pensarlo, pero en tan solo días Alejandra lo había cautivado y vuelto casi tan loco como Elise lo hizo en su día.
La diferencia era que la pelinegra nunca tenía suficiente, pero Alejandra en cambio era más que suficiente. Mucho más...
Él contaría su historia. Pero por ahora lo único que le importaba era fundirse con la piel de la chica que lo estaba volviendo loco, y no solo físicamente. Alejandra lo estaba sumergiendo en un arduo juego infernal, un pozo del cual no habría salida, y de haberla... él no estaba seguro de querer encontrarla.
¿Qué me pasa? Se encontró preguntándose a sí mismo. ¿Qué me está haciendo?
Estaba apunto de hacerlo.
Y entonces su lengua pasó plana por todo el sexo de la chica, saboreando la humedad mientras los dedos de ella se aferraba al cabello negro.
Chase solo esperaba que ella no saliese corriendo cuando descubrirse sus juegos sexuales...
Nota de Autora:
Votar y comentar no cuesta nada, y a mí me ayuda tanto animándome a seguir escribiendo como para que el algoritmo de la aplicación me dé más reconocimiento.
Si has llegado hasta aquí y te está gustando agradecería que me lo hagas saber. Gracias.
Att: Mamá Pato.
P.d: Soy SIMP de mis patitos.
P.d 2: Gracias por hacerme sentir tan bien cada vez que actualizo.
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