Rechazo
Pareja:ZaphirixKrest
Advertencia:+18
Créditos al autor de la imágen
Se encontraban en un bar bebiendo un vaso de tequila un par de amigos.
En una mesa apartada de las demás un chico de cabellos tan negros como la noche consolaba a su amigo de toda la vida ya que fue rechazado amorosamente por una bella mujer de nombre Garnet.
- Dime Zaphiri porque ella me rechazó, ¿Crees que soy poca cosa para ella? no comprendo el porqué lo hizo si nos queriamos mucho como amigos y hasta llegué a creer que el amor que sentía era mutuo. Soltaba pequeñas lágrimas, el alcohol en su sistema iba nublando poco a poco su juicio.
- Vamos hombre no te desanimes así por un rechazo y no pienses que eres poca cosa ya que eres alguién inteligente y guapo cualquiera se moriría por estar contigo. Hasta yo lo haría. Lo último lo susurró para sí mismo ya que amaba en secreto a su amigo el castaño pero sabía que él gustaba de las mujeres.
Brindarón con un nuevo vaso de tequila, la noche era joven y ésto apenas comenzaba.
Era las dos de la madrugada y los amigos se encontraban ebrios en otro lugar llamado Golden Soldier, un antro que apenas se inauguró hace un par de semanas, bailaban la música que el Dj ponía y probando diferentes bebidas alcoholicas.
Zaphiri era más resistente al alcohol así que no estaba tan ebrio como su amigo que reía sin parar al ritmo de la música juntando su cuerpo con el del pelinegro en el baile, a duras penas logró sacarlo del lugar para buscar su camioneta Hoomer roja blindada y conducir hasta el departamento de su amigo, pasó a una tienda de autoservicio que abría las 24 horas y compró dos cafés negros bien cargados para que se le bajara la borrachera a Krest y a él.
Con un poco de esfuerzo logró hacer que se lo bebiera hasta la mitad, llegando a los pocos minutos al edificio dónde vivía, lo cargó entre sus fornidos brazos cual princesa y éste enredó su brazo en el cuello del pelinegro para subir al elevedor y apretar el botón para que lo deje en el cuarto piso, su amigo áun no podia sostenerse en pie así hasta que llegó al numero de departamento, lo bajó con cuidado para revisar su bolsillo, sacar las llaves y abrir la puerta.
Quiso hacer que caminara pero era imposible ya que se tambaleaba de un lado a otro obligándolo a cargarlo como costal de papas en su espalda.
Lo depositó con sumo cuidado en su cama, balbuceaba cosas inentendibles para él, quitó los zapatos negros y las calcetas del mismo color.
Vigiló el estado de su amigo éste miraba hacia el techo tal vez absorto de la realidad, peinó con suavidad sus cabellos castaños que ahora rebeldes le daban un toque único a su personalidad, su siguiente acción fue despojarlo de su camisa desprendiendo botón por botón, una suave mano le impidió quitar la prenda en él penúltimo botón blanco dejándo al descubierto casi todo su torso.
- Zaphiri ¿Crees que soy lindo?. Eran las arrastradas palabras de una persona aún ebria a su mejor amigo casi hermano de toda la vida.
- Lo eres Krest, eres alguién único y especial en el mundo. Le dio una sonrisa tranquilizadora.
- Entonces ¿Porque nadie me quiere?. El tono era triste en sus palabras y sobre sus codos se apoyó para encarar al pelinegro que lo miraba quedando cerca ambos cuerpos ya que en ningún momento se movió de su lugar.
- Yo te quiero y mucho.
- Demuéstramelo. Las palabras eran determinadas.
- Pero ¿Cómo quieres que te lo demuestre?. Miró confundido a su amigo.
- Así. Con una mano apoyó su peso y la otra la dirigió al cuello del moreno que no le dio tiempo a reaccionar.
Krest lo besaba intensamente, no podía creer que su gran amor lo besaba, parecía un sueño ya que nunca creyó probar esos finos labios que sabían a alcohól, pero estaba mal aprovecharse de alguién ebrio o era que el castaño se aprovechaba del momento y su debilidad.
Cuándo se separarón a falta de aire ambos jadeaban sonrojados.
- Krest yo...
- Cállate. Lo atrajo de nuevo para besarlo tan profundamente, la lengüa exploraba toda la cavidad bucal de Zaphiri que dejó a un lado su parte racional para cumplir su más grande sueño.
No importaba nada tan sólo quería disfrutar la noche para olvidar sus penas y que mejor que con su amigo, aquel que siempre estuvo con él desde hace tiempo.
Sus lengüas jugueteaban entre sí para saber quien era el dominante aquella madrugada, sus cuerpos se juntaban cada vez más pareciendo fusionarse, el alcohol en sus sistemas les mandaban sensaciones eléctricas parecida a la adrenalina.
Rodaban en la cama tocando cada parte de sus cuerpos, la ropa fue arrancada salvajemente sin importar que quedaran harapos, tan sólo querían sentir plácer.
Ya desnudos volvían a besarse ahora mordiendo sus labios, succionando el labio inferior por la lujuria que sentían en ese momento, dejaban marcas en sus cuellos, parte de la clavícula y pecho.
Zaphiri quedando arriba se coló entre las piernas de su amigo, besó con amor el pecho desnudo succionando, mordiendo esa lechosa y suave piel, se deleitó con los pequeños pezones rosa del castaño que con el tacto de su sáliva se endurecían.
El castaño gemía bajito para no ser escuchado.
Cuál hábil serpiente, siguió bajando hasta el vientre plano de Krest dónde besaba su ómbligo, continuó su descenso hasta el miembro que despierto se encontraba.
Besó la punta y dejó caer sáliva para lubricarlo más, arriba abajo eran los movimientos de su mano marcando un ritmo, pero quería sentir el sabor de ese trozo de carne.
Lamió primero la punta rosada que dejaba salir un poco del líquido pre-seminal luego lo metió todo dentro de su boca, moviendo su cabeza, casi toda la anatomia del castaño llega en lo profundo de su garganta, si que tenía un tamaño considerable.
El sexo oral que le hacía Zaphiri lo tenía en el olimpo, hasta su borrachera se le iba bajando de a poco, la sensación de húmedad rodear su miembro le encantaba, era maravilloso las mil y un sensaciones que le recorrían.
Las pálidas manos se dirigierón a la cabellera negra para marcar el ritmo que deseaba ya que su orgasmo estaba cerca, cada vello de su piel se erizaba anunciándole su tan ansiado boleto al paraíso.
Aumentó el ritmo y dándo una mórdida a ese enorme pene que le tenía entúmecido la mandíbula fue todo para que se corriera, trató de beber todo el semén pero su amigo se vino demasiado y una pequeña cantidad escurría por su barbilla.
Subió solo para devorar esos labios que ahora rojos por tantos besos y mordiscos se encontraba, tanteó el terreno y su mano iba bajando tocando la cintura, esas estilizadas piernas hasta llegar a la entrada del castaño.
Metió el primer dedo previamente lubricado, el cuerpo de su amante se tensó pero lo distrajo con pequeños besos, caricias y dulces palabras en su oído sacando suspiros de la boca contraria, el segundo dedo fue introducido dilatando más esa estrecha entrada haciendo movimiento de tijeras, el tercer y último dedo ya dentro simulaba embestidas.
El cuerpo de Krest buscaba tener más contacto con esos dedos, su cadera se movía por sí sola aumentando su placer ya que los dedos tocarón su próstata, su espalda se arqueó por la deliciosa sensación sacándole un gémido águdo.
Al oír aquello Zaphiri su excitación aumentó y su pene necesitaba descargar todo su líbido contenido.
Retiró sus dedos para pronto colocar la punta de su pene en esa entrada, subió la pierna izquierda a su hombro para que fuera fácil la penetración poco a poco fue introduciendo la extensión de su falo, su miembro era apretado tan delicioso por aquellas paredes anales.
Una vez todo dentro esperó que su amigo diera una señal positiva para comenzar a moverse, un minuto y la señal fue dada por un movimiento de cabeza.
Empezó a mover su pelvis de manera lenta, besaba esos muslos con devoción transmitiendole su amor de años a Krest que se aferraba a la sábana de color vino por el placer dado.
La otra pierna fue colocado en la cintura del pelinegro para tener más acceso a aquel lugar que nunca nadie tuvo la dicha de explorar, un líquido rojo cubría su miembro, era sangre.
Él le quitó la virginidad a Krest, se sentía dichoso de ser su primera vez, siguió con sus penetraciones que iban en aumento, el castaño arañaba la espalda del moreno por el placer que sentía, sus gemidos eran altos ya no importaba si era escuchado, la adrenalina en su cuerpo le nublaba el juicio pidiendo más duro y rápido los estoques, la borrachera se le fue en cuánto empezó la verdadera acción.
La cama chocaba contra la pared por las embestidas fuertes que el pelinegro daba al cuerpo de su amigo que gemia el nombre de Zaphiri una y otra vez al ser tocado su punto g en cada estocada.
Sus cuerpos perlados en sudor les daba un efecto de diamantes en sus pieles, el calor en la habitación aumentaba como el ritmo de los embistes que estaban a punto de llegar a la cúspide del tan ansiado orgasmo.
4, 5 estocadas más hicierón derramar su semilla dentro de Krest mientras éste lo hacía entre sus vientres, un último beso sellaba su acto amatorio.
Así desnudos los dos se taparón con la sábana, Zaphiri se acurrucó en el pecho del castaño, el cansancio se apoderó de sus cuerpos sumado al alcohól en su sistema los rindió por completo.
La mañana los recibió colándose por las cortinas de color azul marino, el sol apuntaba en sus ojos haciéndolo gruñir porque quería seguir durmiendo.
Se removió en su cama pero un dolor fuerte en su parte baja de la espalda le hizo abrir sus ojos, se incorporó de inmediato en la cama y ese dolor le molestaba más, su cabeza le dolía horrores prometiéndose a sí mismo no volver a emborracharse así, miró cada objeto de su habitación sin notar el bulto que se encontraba de espaldas al otro extremo de la cama.
Sus orbes distinguierón aquella espalda ancha desnuda y luego se miró a él mismo que estaba en las mismas condiciones que su amigo, se quedó sin aliento al ver lo que había sucedido.
No, no, no, no, ¿Eso no había pasado o sí?
Su mente tenía lagunas mentales, no recordaba lo que sucedió en la madrugada pero al verse desnudo quería decir que pasó de todo en su cama, leves memorias de lo sucedido agolpaban en su confundida memoria haciendo que la cabeza quisiera estallarle.
Se quejó por el dolor y sus manos se aferrarón a su cabellera castaña, el otro que recién despertaba se incorporó al escuchar el gemido de dolor queriendo ayudarlo.
- Krest. Lo llamó pero no quería verlo a los ojos se acercó hasta quedar más cerca de él.
- Krest ¿Estás bien?. Volvía a llamarlo pero éste no respondía, tan solo se tapaba los oídos.
- ¡¡No me toques!! Era el grito que salió de sus labios al sentir la mano de su amigo posarse en su brazo.
- ¿Que te pasa? ¿Porque te pones así?. Frunció su ceño al sentir el rechazo por el contacto
- No me toques, alejate de mi, tú... tú abusaste de mi anoche, te aprovechaste de mi embriaguez para hacerme esas cosas, porque lo hiciste si eras mi amigo. ¡¡Vete y no vuelvas a buscarme nunca más!!. De sus ojos cafés lágrimas salían a cántaros, estaba confundido, sí, pero también enojado consigo mismo.
El otro en shock no procesaba las palabras que fuerón hirientes para él, su amigo terminaba su amistad de años, pero lo entendía ambos borrachos no sabían lo que hacían.
- Estábamos ebrios sí, pero nunca te obligué a hacerlo ya que tú también así lo quisiste, te amo demasiado desde hace años, me conoces y sabes que yo no soy capaz de hacerte daño pero a partir de hoy nunca más volverás a verme, nuestra amistad se acaba y ya no seré una molestia para ti. Adiós Krest. Se levantó tan rápido de la cama y como pudo buscó su ropa que estaba tirada por doquier poniendoselo rápido para salir del departamento, sus ojos se ponían acuosos nublando su vista pero salió de la habitación dando un portazo por el coraje.
Ya en la puerta de la entrada se resbaló de a poco en el suelo, flexionó sus piernas abrazandolas entre sus brazos y escondiendo su rostro entre sus rodillas para dejar salir gruesas lágrimas.
Su corazón estaba roto, sabía que ésto saldría mal ya que fue rechazado al siguiente día, él ingenuamente creyó que amanecerían felices diciéndose palabras cariñosas por la entrega de anoche, pero tan solo fueron falsas ilusiones.
Krest estaba igual en la cabecera de la cama apoyado mientras abrazaba sus piernas llorando por todo, vio la mancha rojiza en la sábana.
Tan sólo era cuestión de tiempo para que ambos procesaran lo sucedido y dejar que se sanen las heridas pero que el corazón se dé cuenta de la falta que se hacen.
Cuatro largas semanas han pasado desde ese día en que le gritó esas cosas horribles a Zaphiri, ya con la cabeza fría pensaba que fue injusto hablarle así, 28 días sin su personalidad traviesa cuando lo visitaba casi todas las mañanas, lo extrañaba y mucho.
Le hacía falta esa personalidad alegre en su vida tan amargada y aburrida, pero no sabía qué hacer para ser perdonado.
Intentó comunicarse con él por celular pero mandaba a buzón, lo buscó en su departamento pero nadie habría la puerta, en sus redes sociales ninguna pista.
Sus sueños lo atormentaban cada noche mostrándole lo que pasó aquella madrugada, todo era claro, disfrutó cada caricia en su cuerpo y las palabras de cariño susurradas en su oído, ese miembro adentrándose más en lo estrecho de su canal, despertaba sudoroso y con una terrible erección que se la bajaba con una ducha de agua fría.
Siempre creyó ser heterosexual pero su corazón latía desbocado al rememorar los labios de Zaphiri recorrer cada parte de su anatomía, ordenó sus sentimientos hacía su amigo recordando cuándo se conocierón y se hicierón amigos desde niños siendo inseparables a partir de ese momento.
Las risas, bromas y una que otra pelea por cosas sin sentido, sus sentimientos fueron cambiando en la adolescencia pero estaba tan ciego que creyó ser amor de hermanos.
Viendo como cambiaba fisicamente se sentía atraído por la masa muscular que iba ganando por el ejercicio y su rostro cambió a uno más varonil, su atracción la confundió con admiración al pelinegro sin saber que éste ya lo amaba desde hace tiempo.
El recuerdo de cada año iba despejando de a poco su confundida mente, ahora tarde se da cuenta que siempre estuvo enamorado de Zaphiri sólo que no quería aceptarlo, su error fue terminar esa amistad aquel día, tal vez si hubiera reaccionado diferente estarían abrazados compartiendo lecho o haciendo el amor.
Buscó su saco y salió rápidamente de su departamento para buscar al gran amor de su vida y ésta vez no dejará escapar a ese escorpión salvaje.
Solo había un lugar al que iría un viernes por la noche y ese lugar fue dónde ahogó sus penas al verse rechazado por Garnet aquella bella mujer que gracias a ella ahora se daba cuenta de su amor hacia el pelinegro.
Estacionó su coche frente al bar, ansioso abrió la puerta del lugar para adentrarse buscando con la mirada aquella cabellera oscura y ese cuerpo que nunca confundiría.
Lo divisó sentado en las mesas más apartadas con una mujer que se le colgaba de su brazo bebiendo una cerveza, sus celos se activarón de inmediato y caminó a grandes zancadas.
Se situó en la silla dónde estaba ebrio Zaphiri ya que desde las 5 de la tarde llegó al bar para ahogar sus penas, desde que terminó todo con Krest su alegría se esfumó y esa energia la utilizaba para beber hasta olvidar todo, eran las 11 de la noche y es lógico que ya estuviera más que mareado por el alcohol.
Cruzado de brazos lo miraba, pero éste no le daba la cara ya que tan sólo estaba inmerso en sus pensamientos, la mujer escudriñaba con la mirada a Krest pero éste lo fulminó con la mirada y con su cabeza le indicó que se fuera por dónde vino.
Enojada se fue y no tuvo la oportunidad de pasar la noche con ese atractivo hombre, pero buscaba con la mirada a otro con quién divertirse.
- Zaphiri vamonos que estás muy ebrio. Le habló tomandolo del brazo pero éste se safó del agarre al reconocer la voz.
- No quiero... sho estoy mhuy bien. Arrastraba las palabras y negaba con la cabeza.
- No te estoy preguntando, es una órden. Volvió a tomarlo del brazo y lo pasó por su cuello para levantarlo, era pesado y se tambaleaba de un lado a otro.
Con dificultad salieron del bar y lo metió con cuidado a su coche para llevarlo a su departamento, pasó a comprar un café bien cargado para bajarle la borrachera y con dificultad logró persuadirlo para que se bebiera todo el amargo líquido.
Con muchos tropiezos y descanzos llegarón al departamento depositando con sumo cuidado en su cama a Zaphiri que una y otra vez repetía cuanto lo amaba, quitó su playera y los pantalones para dejarlo en boxers, el también se despojó de la suya para quedar en igualdad de condiciones quedándo dormidos al instante.
La mañana los recibió abrazados y el primero en despertar fue Krest, tan solo se puso una camisa blanca que le llegaba a las rodillas y bajó a hacer un desayuno para Zaphiri que aún no despertaba, era su primer paso para que se reconciliaran.
Se removió en la cama gruñendo y tapando su cara con la almohada para que el sol no le molestara, reconoció un aroma que era único para él, se quitó el suave objeto mirando todo a su alrededor, esa no era su habitación, pero sabía a quien le pertenecía en realidad, miró su cuerpo que sólo tenía puesto su ropa interior.
Acaso fue ebrio a buscarlo a su departamento y lo obligó a hacer algo que él no quería.
Negó con su cabeza repetidas veces y la puerta se abrió.
Sus ojos se dilatarón por la vista perfecta de aquella presencia tan encantadora y divina.
Krest con bandeja en mano entraba mirando al azabache que estaba sentado en la cama, sus mejillas tomarón un ligero tono carmín al ver ese abdomen perfecto.
- Te traje el desayuno.
- Krest dime que no te obligué a nada estando borracho.
- No pasó nada, de hecho fui a buscarte al bar de siempre ya que no contestabas mis mensajes y llamadas, te traje a mi departamento.
- Dijiste claramente que no te molestara nunca más, así que me alejé de todo para no caer en tentación y llamarte.
Dejó la bandeja en la mesita de noche.
- Escucha Zaphiri sé que hice mal al gritarte muchas cosas y culpándote de lo que pasó, pero sabes no me arrepiento de nada, me gustas, te amo con locura y me dí cuenta de mi error, quiero recuperar el tiempo pérdido por eso anoche te busqué y no me gustó nada verte con una mujerzuela que te seducía y tú no hacías nada por alejarla. Se cruzó de brazos molesto.
- Jajajaj es la primera vez que te veo celoso mi pequeño, pero no te pongas así ya que sólo tengo ojos para ti y nadie más. Lo jaló del brazo para que se sentara sobre sus piernas separandolas a los costados, enredó sus brazos alrededor del cuello.
- No estoy celoso. Desvió la mirada a otro lugar.
- Sí, sí lo que tu digas amor mío. Con su mano lo tomó del mentón obligandole a verlo a los ojos, sus labios volvierón a juntarse en un tierno beso sellando su amor.
Se separarón y al unísono un te amo salió de ambos labios, juntarón sus frentes felices por ese amor que surgió de un rechazo pero que de ahora en adelante disfrutarían a plenitud ese ferviente sentimiento hasta el final.
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Hola mis bellos lectores, espero sea de su agrado éste one-shot.
Aún no estoy del todo recuperada pero mis ánimos para escribir están puestos, tardaré en actualizar ya que me enfocaré mucho en el one shot de Milo y Camus que estará interesante, aparte el de KardiaxDégel que espero los deje boquiabiertos y los haga llorar.
Nos leemos en las próximas actualizaciones mis queridos.
Atte. Skarlet Antares 🦂❄💙☠
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