Nobleza
Pareja:MiloxCamus
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Créditos al autor de la imágen
Pedido de Escarlette_Aurora
Aeneas es un hombre exitoso en todos sus negocios, siempre incrementando su fortuna.
Con la mentalidad de tener más y más dinero.
Su esposa esperaba un hijo que estaba seguro le enseñaría todo lo que sabe.
Y él continuara con su legado.
La espera fue larga y tras horas de parto nació el pequeño Milo pero lamentablemente la mujer falleció por complicaciones, en cuanto tuvo a su bebé en brazos dio su último respiro.
No tenía tiempo que perder ya que la empresa no se mandaba sola, hizo a un lado su luto y dejando al bebé con una nana que contrató.
Milo creció con una figura paterna ausente pero cuando tenía tiempo de sobra se lo dedicaba al pequeño.
Le dio el gusto de estudiar derecho a su padre aunque no le gustaba esa carrera sino arquitectura pero lo hacía para que estuviera orgulloso de él.
También lo aconsejaba que endureciera su carácter y no ser débil, ambicionar más de la cuenta.
No quería cambiar se sentía bien así cómo es ahora.
Aeneas acumulaba más y más dinero por su empresa pero sentía que no era suficiente.
Quería sentirse poderoso, el rey del mundo por eso creó nexos con la mafia que controlaba toda Grecia.
Los Scorpius quienes lo apoyaron en su campaña política y si ganaba podría controlar a todos además que dejaría hacer todo lo que ellos quisieran.
Aceptó porque no le interesaba otra cosa que no fuera el poder y tener más dinero del que ya tenía.
En cuanto ganó la candidatura se sintió pleno y feliz.
Si estuviera su esposa viva celebraría con él su nuevo éxito conseguido.
❄
Hace un año que sus padres habían fallecido en un accidente quedándose solos porque no tenían más familia.
Dégel hacía todo para que no le faltará nada, trabajando arduamente para pagar su colegiatura y la de él.
No sabían ambos hermanos que ya estaban en la mira de depredadores.
Cuando salían de la escuela fueron interceptados por una camioneta que se cruzó en su camino, hombres con capuchas y armas que le apuntaban para obligarlos a subir al auto.
Estaban asustados temiendo por sus vidas y con un futuro incierto.
No creyó que lo separaran de su hermano en cuanto bajaron sus defensas.
Llevaban días encerrados sin probar agua ni comida, en cualquier momento su cuerpo se debilitaría hasta caer en la inconsciencia.
Los hombres buscaban al más hermoso jovencito que sería un regalo, esas fueron las órdenes que le dieron sus líderes.
Vieron a los dormidos hermanos y aunque el de cabello verde era hermoso no se comparaba con el menor que su belleza atraía más, sus finas facciones, todo.
Lo cargaron entre sus brazos para llevárselo de ahí y asearlo.
No sabía con exactitud dónde estaba pero ya no se encontraba atado de pies y manos en ese lugar que era frío y húmedo.
Estaba limpio de su cuerpo y su cabello olia a shampoo de manzanas vestía una bata blanca.
La puerta se abrió y una mujer con mala cara se acercó a él para tirarle en la cama una ropa para que se la pusiera pero no hizo caso a lo que se le ordenó.
Tras la mujer entró un hombre que lo apuntó con su arma.
Vio la ropa que era tan vulgar, ni en su sano juicio se lo pondría pero no quería morir en ese momento, no sin antes ver a su hermano estar sano y salvo.
Acató la orden a regañadientes, la ropa interior era negro con encaje.
Se puso las piezas y las medias con una liga que se ajustó a mitad de sus muslos.
Le lanzaron una gabardina para que se la pusiera y cubriera la sorpresa.
En un coche negro con vidrios polarizados lo subieron, se percató que no era Francia sino Grecia.
La arquitectura de la ciudad lo dejó maravillado, siempre quiso viajar a aquel país y conocer más de la cultura griega.
Pero no de esa forma, secuestrado y con su futuro incierto, no sabía lo que pasará en cuanto lleguen a su destino.
Llegarón a lo que parecía una fortaleza de aquellas que leía en sus libros de historia.
Lo guiaron por un largo pasillo hasta llegar a una puerta donde leyó Presidente, dos pequeños golpes en la madera dio aquel hombre y un adelante desde adentro.
Giró la perilla y empujó al de cabellos aguamarina para que caminara.
Un hombre de cabello corto en color celeste y facciones maduras miraba a los dos que entraron.
- Disculpe la osadía señor presidente pero aquí los líderes de Scorpius le mandan éste regalo por su reciente nombramiento cómo la máxima autoridad de toda Grecia y no olvide el acuerdo que tienen. Sin más me retiro, con su permiso.
El tipo se marchó dejando a el de cabellos aguamarina ahí con ese hombre que ni conoce.
Tenía miedo de lo que le hiciera estando los dos solos y si pedía ayuda nadie se la daría porque a lo que entendió ese hombre era el nuevo presidente de Grecia.
Se abrió la gabardina mostrando la lencería que llevaba puesta y sintió la intensa mirada de ese hombre.
- ¿Qué edad tienes y cuál es tu nombre?
Su voz autoritaria demandó.
Tragó sáliva y nervioso respondió.
- Te-Tengo 19 años señor y me llamo Camus.
El miedo se apoderó de él viendo como se levantaba de su silla aquel peliceleste y dejaba su bolígrafo en su escritorio.
Caminó hasta quedar a un metro de distancia.
- Bien Camus escucha, yo ya estoy viejo y tú eres aún joven, hermoso, pero mi hijo que es dos años mayor que tú le servirás para que se convierta en hombre. Es mejor que cierres tu gabardina porque yo no haré nada contigo, serás la diversión de Milo. Te llevarán a mi casa para que esperes en la habitación al que será tu nuevo dueño. Volvió sobre sus talones para hablar por teléfono con su secretaria y pedir su guardaespaldas.
Entró un tipo vestido de traje negro a los pocos segundos y escuchar las órdenes que le dieron para asentir jalando del brazo a Camus.
Entró a otra camioneta en color rojo y lo llevaron a una enorme casa, mucho más grande que la que tenían en Francia.
Lo guiaron hasta dejarlo dentro de la habitación correcta.
Camus no sabía que hacer, se sentó en el sofá de cuero azul eléctrico.
Diez minutos después llegaba un furioso peliazul que cerró la puerta principal de un portazo.
Subió rápido las escaleras hasta llegar a su recámara.
El fuerte estruendo hizo saltar de su lugar al de cabellos aguamarina viendo a un furioso moreno que cerró la puerta de golpe.
- ¿Tú quién eres y que haces en mi habitación?. La ira que sentía se esfumó al ver aquel joven.
- Yo... Hagame suyo. No quiso decir más y se desató la gabardina hasta dejarla caer.
Milo se quedó estupefacto, la belleza de ese joven lo resaltaba el conjunto en negro, la blanca piel y esos ojitos de un tono violeta que lo cautivó de inmediato.
Pero la mirada del muchacho estaba apagada sin mostrar otra emoción más que ser forzado a cumplir la orden que se le dio.
- No pequeño, no hagas eso. Tomó lo que tuvo a su alcance cubriendo el cuerpo de Camus.
Sintió como temblaba y lo abrazó.
- Shhh tranquilo, no te haré nada malo. Ven, vamos a sentarnos aquí. Lo guió a la cama y abrazó más fuerte para calmarlo acariciando su largo cabello aguamarina.
Minutos en silencio hasta que los temblores cesaron.
- ¿Cómo te llamas pequeño?. Se apartó un poco para verlo.
Éste con la mirada baja contestó.
- Camus. Un bajo susurro que sino estuviera cerca no lo escucharía.
Aún sentía la ira recorrer su cuerpo pero la dejó a un lado porque él pequeño lucía asustado, antes que llegará a su casa discutió por teléfono con su padre, dijo que una sorpresa lo esperaba al llegar y que fuera un hombre para hacer suyo el regalito que le mandaba.
Podía soportar cualquier insulto por parte de él pero cruzó el límite de lo soportable, siempre haciendo todo lo que le ordenaba su padre pero parecía no ser suficiente nunca.
Obligado a ir con él a reuniones para socializar y siempre presentarle mujeres que tan descaradamente se le insinuaban.
Las rechazaba sutilmente ya que tenía muy claro su sexualidad, ser gay no le agradaba para nada a su padre y era algo que quería cambiar en su hijo.
La discusión se originó por ese mismo tema y que un jovencito lo esperaba en su habitación con las piernas abiertas para que finalmente se hiciera un hombre, sino lo tomaba sería un cobarde maricon del que se avergonzaría para siempre.
Por primera vez respondió a su padre y colgó de inmediato, es por eso que llegó tan acelerado y furioso.
Viendo a aquel muchacho tan indefenso prometió protegerlo, la nobleza de su corazón se lo dictaba.
- Duerme pequeño, mañana con calma hablaremos, hay más cosas que quiero saber de ti. Acomodó mejor a Camus en la cama y taparlo con la sábana.
No quiso cambiar sus ropas por su pijama, se quito los zapatos y calcetines para acomodarse en el sofá.
Cerró sus ojos, muchas emociones pasaron por ese día, mañana sería uno nuevo.
Despertó con dolor en su espalda y vio en la dirección de su cama.
El pequeño aún dormía, sus facciones relajadas lo hacían ver tan angelical.
Sin hacer ruido se dirigió al baño para darse una ducha y cambiarse por algo más cómodo.
También buscó ropa que le quedará a la medida a Camus pero todo le quedaría grande.
Tenía ropa que usó de adolescente guardada, alguna podría quedarle y encontró una justo a la medida.
Lo puso en un extremo de la cama para que cuando despertará se la pusiera.
Luego mandaría comprar ropa que fuera la talla correcta de Camus.
No tenía trabajo o algún pendiente de su padre por hacer así que estaba libre por ese día.
En cuanto terminó bajó a la cocina para que la sirvienta le prepara el desayuno para dos.
Con la bandeja en una mano la que estaba desocupada abrió la puerta adentrándose y vio que Camus ya estaba despierto usando lo que le dejó.
- Buenos días. Sonrió
- Hola, buen día. Tímido devolvió el gesto.
- Traje el desayuno. En la mesita de centro puso los platos con comida.
Oler el aroma que desprendía ésta su estómago rugió con fuerza, a leguas se notaba deliciosa.
- Gracias no se hubiera molestado. Se acercó cohibido sentándose en el amplio sofá.
- Dime Milo y después que terminemos quiero platicar contigo. El de cabellos aguamarina asintió sin decir más.
Comieron con tranquilidad y Camus devoró todo lo que había ya que fueron días los que no probó bocado alguno.
Ésto notó el peliazul, no sabía que pensar sus dudas serían respondidas ahora mismo.
- Dime Camus de dónde eres porque por lo que veo eres de otra nacionalidad.
- Si, no se equivoca yo soy francés.
- Estás muy lejos de casa, ¿cómo es que terminaste aquí en Grecia?
- Bueno yo... Camus se debatía si decirle la verdad o no.
Milo vio cómo dudaba el francés.
- Confía en mi, puedes decirme lo que sea. Tomó su mano para transmitirle confianza.
- Nosotros somos de Marsella allá vivíamos pero saliendo de la escuela fuimos interceptados por varios hombres que nos apuntaban con armas y obligaron a meter a la camioneta, no sabíamos si habían pasado horas o días, no sólo éramos nosotros sino más jóvenes que estaban en las mismas condiciones llorando por un cruel destino que nos esperaba, entendimos que éramos mercancía para exportar a otro lugar, nos venderían al mejor postor. Sin energías me desmayé, cuando desperté estaba en una habitación aseado por completo, me dieron la ropa que ayer me vio usando y llevaron a otro lugar, ya que yo era un regalo para según entendí el presidente de Grecia, lo mandaban los Scorpius supongo que son los que trafican con nosotros. De ahí ese señor me rechazó y con un guardaespaldas me trajeron hasta aquí porque ahora usted será mi nuevo dueño. Las lágrimas surcaban por ese bello rostro recordar todo lo que ha pasado en tan poco tiempo.
- No llores Camus, yo no pienso obligarte a nada y el presidente del que hablas es mi padre Aeneas, tenía entendido que negociaba con ellos pero nunca supe de qué tipo, ahora lo entiendo está vinculado con la mafia, no permitiré que te hagan daño de ahora en adelante te protegeré. Pero en todo éste tiempo has hablado de nosotros ¿a que te refieres con ello?. Secó con un pañuelo las cristalinas gotas saladas.
- Mi hermano estaba conmigo cuando sucedió el rapto pero me apartaron de él. Quiero encontrarlo, saber que está bien. La súplica en su mirada le decía que debía ayudarlo.
Camus era una víctima más del tráfico de personas.
- Yo te ayudaré pequeño, ahora que mi padre tiene el alto cargo de Grecia la influencia que tiene me servirá para saber el paradero de tu hermano, dame todos sus datos y quedaría esperar por las noticias.
Milo era una buena persona y confiaba ciegamente en él.
Su corazón palpitó tan rápido, era una nueva sensación la que experimentaba.
Recién lo conoce y parece que su corazón ha elegido a su único dueño.
Semanas las que habían pasado sin saber nada, en las reuniones que acompañaba a su padre por obligación tenía que lidiar con algunas mujeres y hombres que le coquetean pero ellos tienen altos cargos que bien puede utilizar a su favor.
Por Camus lo hacía, decidió protegerlo y ayudarlo a encontrar a su hermano.
La idea de que Milo conviviera con otras personas no le agradaba a Camus, abrazarlo en cuanto llegaba se hizo cotidiano pero en esas reuniones venía oliendo a perfume de mujer en su ropa, eso lo llenaba de celos.
Pero no podía reclamar nada ya que eran amigos no su esposo.
Hacía a un lado esos pensamientos negativos y disfrutaba la compañía del griego.
- No hay rastro alguno de tu hermano Cam, tal parece cómo si se lo hubiera tragado la tierra además que la mafia sabe ocultarse bien. Si le pregunto a mi padre él negará todo porque su imagen y reputación no debe ser manchada ante la sociedad. Haré todo lo posible así tenga que mover cielo, mar y tierra pero encontraré a Dégel, lo prometo. Camus abrazó a Milo, confiaba en aquel griego para que lo ayudara.
Rechazó la idea de irse a Francia de nuevo porque temía que volvieran a capturarlo al enterarse que estaba libre.
Prefirió quedarse con Milo ya que le transmitía confianza, se sentía seguro estando con él.
Aeneas por ahora no intervenía en la vida de Milo porque el griego no le dirigía la palabra sólo la necesaria.
Camus duerme en la habitación del moreno y éste no tuvo objecion alguna porque lo creía conveniente si así el de cabellos aguamarina se sentía tranquilo.
Al principio Milo dormía en el sofá para no incomodar al francés pero una noche éste tenía una pesadilla que despertó al griego yendo rápido a ver lo que le pasaba.
Sudaba frío y quejaba de dolor, lo llamó de forma suave apartando los mechones húmedos de cabello hasta que abrió sus ojos lentamente.
Lo primero que vio fue el rostro preocupado de Milo y lo abrazó muy fuerte.
Pidió tímido que durmiera con él y ahora compartían la cama cada quien en un extremo opuesto pero entre sueños Camus buscaba los fuertes brazos del griego.
Milo cada día despertaba feliz con el pequeño en sus brazos, Camus tenía 19 años mientras él 21, siempre pensó que para el amor no hay edad.
Pero el de cabellos aguamarina estaba en la flor de la juventud, aún le queda por conocer más personas y recorrer un largo camino.
Cuando encontrarán a Dégel ellos se irían para volver a Marsella y él volvería a sentirse sólo ya que su padre sólo llegaba a dormir, era raro verlo en casa.
Perdido en sus pensamientos no se percató que Camus se acostó y jugaba con su esponjoso cabello azul.
- ¿En qué piensas Milo?. Cuestionó el francés en un tono suave.
- Que cuando demos con el paradero de tu hermano y esté contigo a tu lado se irán para volver a Francia mientras yo de nuevo me quedaré sólo, creo que finalmente mi padre tiene razón y debo buscar a la que será mi pareja para toda la vida. Suspiro abatido porque no creía encontrar a la persona que lo complementará.
Sólo con Camus se sentía así, completo.
- ¡¡No!!. Escuchar esas palabras salir de Milo lo hicieron reaccionar de esa manera. - No Milo yo no quiero que te cases con otra persona, nadie te va a querer tanto cómo lo hago yo. Se aferró de la camisa blanca y confesó lo que ya venía sintiendo.
Un fuerte amor que explotaría por la intensidad.
- Pequeño también te quiero y mucho pero tú eres aún joven te falta mucho camino por recorrer no todo será color de rosa pero conocerás más personas y te enamorarás del indicado. Acarició los lacios cabellos con ternura.
- Milo yo quiero estar contigo para siempre así no te sentirás sólo nunca más, me gustas, te quiero mucho y te amo. Estoy dispuesto a casarme contigo de ser necesario. Sus ojos violetas brillaban de anhelo, sueños que podrían volverse realidad.
- ¿Y tu hermano Camus? Si decides estar conmigo ¿que pasará con él?. Nunca creyó escuchar tan bella confesión pero aún había cabos sueltos.
- Pues... Se apagó su voz y no respondió ya que era verdad pensó sólo en él y no en su hermano que aún seguían buscando.
Bajó la mirada y de sus ojos salían lágrimas de tristeza, quería compartir su vida al lado de Milo pero su hermano también se quedaría sólo, sería muy osado de su parte decirle que Dégel se quedará a vivir con ellos, suficiente hacía con ayudarlo.
La vida a veces suele ser injusta con obstáculos que deben superar.
- No llores Cam. Lo abrazó tan fuerte, no le gustaba verlo llorar, su corazón también sufría.
Los latidos del corazón del griego lograron calmar al francés con el pasar de los minutos.
- Milo. Recibió por respuesta un dime.
- Hazme el amor por favor. Esos ojitos violetas lo hechizaron y cedió a la petición que le hizo Camus, ya no había retorno.
Se acercó lento al bello rostro y atrapó esos delgados labios con los suyos.
Un primer beso con miles de emociones que explotaron en su interior.
Se movían a un ritmo lento, acoplandose.
Haría que fuera perfecto esa entrega de los dos, que sea el mejor recuerdo que atesore para siempre Camus.
Que nunca lo olvide.
Las prendas fueron retiradas despacio, sin prisa alguna.
Besos que repartía en la piel expuesta, con devoción admiraba cada lunar adornando ese divino cuerpo.
Esa noche sería especial, no sólo para el francés sino también para él.
Con timidez tocaba la piel morena, un calor en su interior lo abrumaba en demasía, jamás lo había sentido.
Se mordió su labio inferior al ver cómo ese boxer blanco delataba la hombría que era grande.
Sus manos viajaron por sí solas al elástico de la ropa interior, retirando la tela dejando expuesto el grueso miembro húmedo en la punta con sus venas sobresaliendo.
Se permitió tocarlo sintiendo lo caliente que estaba y saber que era por su causa un dolor en su vientre bajo se instaló.
Milo se subió encima de Camus empujandolo suavemente para que la espalda del francés descansará en el colchón.
Volvió a besarlo ésta vez con fiereza jugando con su lengüa, el de cabellos aguamarina trataba de seguirlo pero fallaba ya que no era un experto en el arte de besar pero hacía lo que podía.
Al separarse un fino hilillo de sáliva los mantenía unidos.
Las pupilas de ambos lucían dilatadas.
Deseo no sólo de sus cuerpos sino también permanecer juntos hasta el final.
Comenzó a preparar el interior de Camus con cuidado, sabía que era su primera vez.
Tres eran los que estaban dentro tocando el punto erógeno del francés.
Éste gemia en respuesta, no había dolor sólo placer deseando que Milo lo hiciera suyo.
Cómo adivinando sus pensamientos retiró los dedos y el de cabellos aguamarina gruñó en protesta al sentirse vacío.
- Cam haré que te sientas especial en ésta entrega, mi cuerpo hoy será sólo tuyo y tú serás mío. Colocó la punta de su pene en la mojada entrada, despacio se adentró y las estrechas paredes anales lo recibían.
El interior era tan cálido y jadeó porque su miembro fue apretado.
Sus cuerpos encajaban a la perfección tal parecía que habían nacido el uno para el otro.
Enredados en las sábanas daban rienda suelta a ese amor que se convirtió en una ardiente pasión.
Empezó un lento vaivén tras esperar varios minutos para que se acostumbrara a su tamaño.
Los primeros gemidos salieron de lo más profundo de la garganta de Camus.
Entre suspiros el nombre de Milo lo repetía una y otra vez sin parar haciéndole saber que disfrutaba el momento.
Eso incentivaba al griego a moverse más rápido.
Sus pieles brillaban por el sudor, sus almas vibraban en sintonía y sus corazones latiendo en sincronía.
El ambiente se tornaba de muchos colores para los amantes.
Se aferró a esos fuertes brazos incrustando sus uñas ya que su próstata era tocada en cada profunda estocada.
Su danza siguió hasta que llegaron a la cima del placer con un potente orgasmo que envolvió a ambos cayendo rendidos quedándose dormidos al instante.
Después de lo que pasó ya no había marcha atrás y aunque era precipitado Milo supo que Camus era su otra mitad ese amor que tanto buscaba, en cuánto los primeros rayos de sol iluminaron la habitación el griego le propuso matrimonio al francés.
Feliz aceptó porque amaba al peliazul y por su hermano mayor ya verían qué hacer en cuánto estuviera con ellos.
Lo planearon en los siguientes días y en secreto se casaron en Mikonos con una luna de miel más que perfecta con la habitación adornada con velas aromáticas y pétalos de rosa roja en la cama en forma de corazón.
Su unión ya era legal con la firma de cada uno en ese papel donde nadie podría separarlos ni siquiera el padre del griego, Aeneas se le mostró el acta de matrimonio cuando volvieron.
Éste no recibió muy gustoso la noticia pero Milo era su único hijo, ademas que Camus parecía un buen muchacho.
Informó que debían ir a Francia dentro de tres semanas ya que había reunión entre países y cómo su hijo debía asistir aunque no quisiera además que su esposo debía presentarlo ante la sociedad.
El viaje no fue aburrido ya que su bello esposo se ponía celoso con cada azafata que le coqueteaba para preguntarle si se le ofrecía algo.
Y eso le divertía, ver los tiernos gestos de su adoración francesa pero lo que si se le antojaba era hacer suyo a Camus dentro del baño del avión.
Fue una idea perversa que se le cumplió.
Se instalaron en el hotel su padre en una habitación alejada a la de ellos porque sería vergonzoso que escuchará los ruidos.
Se besaban con intensidad en la habitación ya que su suegro iría solo a una reunión con los gobernantes de los países invitados así que Milo quería aprovechar las horas restantes con su Cam.
Todo subió de nivel pero los toques en su puerta cortaron todo el romanticismo de la pareja.
El francés se ofreció a ir para ver quién era.
En cuanto abrió la puerta sucedió lo menos esperado, su hermano mayor Dégel lo abrazaba con fuerza.
Dispuesto a llevárselo de ahí lo jaló del brazo pero se deshizo del agarre ya que ahora tenía a Milo.
Lo invitó a pasar y vio que su hermano no venía sólo alguién que tenía un parecido a Milo lo tomaba de la mano.
Fue breve de palabras diciendo que estaba casado y tenía la ligera sospecha de estar encinta.
Al ser donceles se embarazan mucho más rápido y desde el primer encuentro puede que ya comenzaba a formarse una pequeña vida en su interior.
En el avión aún sin aterrizar se dirigió al baño para vomitar y cuando salía un lujurioso Milo entró para tomarlo ahí mismo, los podían descubrir pero no le importó a su esposo.
Se dejó llevar por las caricias y tuvieron su encuentro íntimo en ese espacio pequeño.
Otra sorpresa más fue sobre su hermano mayor que al parecer encontró su salvador en la misma mafia ahora siendo pareja.
Si él era feliz con Kardia no podía hacer nada más que desearle igual lo mejor.
Milo que estaba en la habitación esperando a que se le bajará su calentura escuchó voces pero una se le hacía conocido demasiado familiar.
Bajó para ver si era esa persona que desde hace dos años no sabía nada de él.
El idiota de su primo Kardia, lo saludó de forma muy cordial y le dio gusto ver ahí al hermano de su esposo sano y salvo en una relación con el rey de los mafiosos.
Tal parecía que ambos franceses cayeron en el encanto de los Antares.
Se vengaría de su primo por su broma de muy mal gusto antes que se retiraran despidiéndose con un abrazo hizo su jugada maestra.
- Cuñado ahora que eres pareja de éste bruto espero que Kardia dure más en la cama porque tengo entendido que ni cinco minutos tarda. La pareja sólo sintió sus mejillas arder, el peliverde porque su novio era un semental que recién tuvieron su encuentro por primera vez, el peliazul mayor se contuvo de gritarle cuanta grosería se supiera y sino se las inventaría pero se quedó callado por respeto a Camus que apenado no sabía dónde ocultar su vergüenza.
Dégel prometió visitarlo en cuanto volvieran a Grecia, la noticia que recibieron fue la repentina boda del peliverde.
Asistieron junto a Aeneas, estaba feliz por su hermano que se veía tan enamorado de Kardia.
Luego de la unión de Dégel con el griego mayor le comentó a Milo sus sospechas, que si bien no podía creer que su bello esposo era un doncel lo llevó al médico.
Salieron de dudas al practicarle estudios de sangre para saber si estaba esperando un hijo de su griego favorito, dio positivo tenía cuatro semanas de embarazo pero al parecer su hermano tampoco perdió el tiempo porque a las tres semanas de su boda le dio la noticia que sería tío.
Él era feliz, su hermano también al lado de Kardia su cuñado aunque sabía que estaba en la mafia que los capturó pero gracias a ello conocieron a sus griegos hiperactivos.
La nobleza de Milo logró ganarse su corazón, demostró que no todos los seres humanos poseían maldad.
❄❄💙🦂❄❄
Hola mis bellos lectores espero que haya sido de su agrado éste one-shot que fue pedido de Escarlette_Aurora con los bichos y cubos menores en la continuación de Amor De La Mafia pero fui clara al decirle que lo haría diferente a lo que leyeron antes con el ZaphiKrest y ÉcarlatexMystoria.
Además que recién subiré un capítulo extra de Little Red que pidieron continuación de la historia pero de hecho el final quise dejarlo así porque ya venia presintiendo que pedirían más, viene con una sorpresita incluida 😉.
También aviso que una nueva historia verá la luz hoy mismo, espero le den mucho amor a ése proyecto que es un sólo capítulo fue un reto que tomé con mucho gusto hacerlo porque es de una gran amiga y ella también cumplirá el suyo, estoy segura que será maravilloso como todo lo que escribe.
A continuación la segunda parte pero ahora con Kardia mafioso y Dégel, mi pareja explosiva favorita igual que los demás 💖
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