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Maid

Pareja:ÉcarlatexMystoria
Advertencia:+18
Créditos al autor de la imágen









Un hombre poderoso de descendencia aristocrática tenía mucho dinero con sirvientes fieles a él.

Pero ni con todo su poder y dinero conseguía tener el amor.

Su forma de ser no le gustaba mucho a las personas del mismo círculo social.

Eso a él no le importaba en absoluto ya que toda esa gente era hipócrita que juzgaban todo tras su espalda.

Cierto día en su mansión un joven fue a pedirle trabajo, tal parecía que no era de esos lares.

Su cabello celeste largo con unos ojos tan bellos como el cielo, su tono de piel blanca como la nieve y las formas de su cuerpo le daban una apariencia angelical.

Todos sus sirvientes tenían entre 40 y 45 años pero nunca uno tan joven circulando entre los 20.

Lo pensó mucho para dar una respuesta con el jovencito nervioso ya que en ninguna parte le daban trabajo.

Alguien le recomendó ir a la mansión de Écarlate Antrxs ya que era conocido por ser noble aunque su carácter fuera difícil.

Eso se lo había dicho una dulce ancianita que le regaló unos panes ya que no tenía dinero para comer.

Su respuesta llegó con una sonrisa ladina dándole el trabajo de su maid personal.

Se presentaron debidamente con un ligero apretón de manos.

El peliceleste se encargaría exclusivamente de él en asistirlo.

No cabía de la felicidad el joven y agradeció mucho al que sería su señor.

Hombre de facciones varoniles cerca de los 30 años de cabello largo rojo y ojos verdes.

Llamó a una mujer que era la ama de llaves para que lo llevará a la que sería su habitación exclusiva sólo para sirvientes, le diera su uniforme y algo de comer.

Hizo una reverencia antes de salir.

El pelirojo se quedó pensando en aquel joven, nunca le había llamado la atención alguien de su mismo sexo ya que siempre salía con mujeres pero admitía que era bello tal como un ángel caído.

La instrucción del señor de la casa fue clara y esque Mystoria usaría un atuendo diferente al de los demás empleados.

El peliceleste se levantó temprano al siguiente día, se dio un baño para ponerse el uniforme que portaría.

No se dio cuenta hasta que lo vió y su rostro adquirió un tono carmesí al ver lo que se pondría de ahora en adelante.

Una camisa blanca manga larga pero el problema no era ese sino que llevaría una falda lisa color negro que tal vez le llegaría arriba de sus muslos, el delantal blanco que sería atado a su cintura con unas medias en negro que le llegarían arriba de sus rodillas con unas botas cortas del mismo color aparte de un accesorio tipo diadema en su cabeza.

Se sentía inseguro con ese atuendo y se miraba una y otra vez en el espejo de cuerpo completo pero si seguía así se le haría tarde para llevarle el desayuno a su señor.

Le dieron la dirección que debía tomar para llegar a la habitación principal y por suerte era alguien inteligente que no se perdió por los largos pasillos de la enorme casa.

Dejó la bandeja de plata en la mesita de noche, nervioso de no saber que más hacer.

Al ser su primer empleo no tenía mucha idea pero daría su mayor esfuerzo para que no lo corrieran en su primer día de trabajo.

- B-buenos d-días se-señor. Era el tartamudeo del jovencito de cabellos celestes corriendo las cortinas para que la luz mañanera entrará por el gran ventanal.

Un leve gesto hizo al removerse en la cama pero oír esa angelical voz se levantó gustoso.

- Hola precioso. Cómo dijiste que te llamabas?. Una sonrisa coqueta por parte del pelirojo mientras se incorporaba de la cama.

- Mys-Mystoria señor. Un sonrojo adornaba sus pálidas mejillas seguido de su habitual nerviosismo ya que la penetrante mirada verde no dejaba de recorrer todo su cuerpo.

Écarlate tenía la costumbre de dormir sólo con su ropa interior y el jovencito con mirada discreta veía toda la anatomía de su señor que se sentaba en el borde de la cama.

Atractivo y sensual pensó Mystoria.

El pelirojo incluso cuándo su espalda tocó el colchón la noche anterior no dejó de pensar en su maid.

Nunca un hombre o en éste caso jovencito había llamado su atención pero era la primera vez que le atraía uno y más cómo Mystoria.

Su sonrisa no desapareció, en cambio la volvió más seductora poniendo más nervioso al de ojos celestes.

Sus mejillas las sentía calientes y no tenía donde esconder su vergüenza.

Pero para calmar todo ese cúmulo de sensaciones llevó la bandeja con el desayuno a su señor que sentado esperaba la comida que consistía en frutas picadas, un café negro sin azúcar y un bizcocho.

Una vez que lo dejó en su regazo se dedicó a buscar en el armario el traje que usaría para ese día.

Había mucha ropa, sacos, camisas, pantalones de vestir, corbatas y calcetas de distintos colores.

Optó por el color azul marino con sus zapatos negros bien lustrosos.

La ropa la puso en la cama ya que una vez terminó su desayuno el pelirojo tomaría una ducha mientras su maid acomodaba la cama y recogía la bandeja.

Justo cuando iba a salir de la habitación el sonido de la puerta de baño se escuchó al cerrarse y un pelirojo salía con el cabello húmedo con una toalla enredada en su cuello, su torso desnudo con otra toalla más atado a su cintura tapando su intimidad.

Un petrificado Mystoria observaba cómo las gotas de agua resbalaban por el trabajado abdomen de su señor.

Sentir la mirada celeste sobre su cuerpo lo hizo sonreír.

Se acercó peligrosamente al jovencito pero éste retrocedió disculpandose para salir rápidamente de ahí.

Su nuevo pasatiempo sería poner nervioso y hacer sonrojar a su maid.

Sin duda lo disfrutaba, el chico era adorable a sus ojos.

Tres semanas transcurrieron y no perdía el tiempo.

El pobre de Mystoria ya no sabía dónde esconderse de las penetrantes miradas de su señor que siempre lo observaba.

En el estudio de trabajo mientras hacía la limpieza, el pelirojo supuestamente leyendo unos papeles miraba discreto hacía el peliceleste que limpiaba el mueble de madera dónde tenía muchos libros y a la hora de ordenar los de abajo tenía que agacharse.

Écarlate se deleitaba con el panorama ya que la falda de Mystoria se alzaba un poco dejando expuesto una parte de su redondo y apetecible trasero.

O cuando se alzaba de puntitas para llegar a los que estaban en alto y ver esas blancas piernas estilizadas que se imaginaba arriba de sus hombros lamiendo la piel a su alcance.

Erecciones que no controlaba con cada día que pasaba y esque con sólo ver su angelical rostro ya se encontraba duro.

No podía apartar sus ojos verdes de Mystoria, todo de él lo encontraba fascinante.

Deseaba desde lo profundo de su ser poseerlo, ser el único dueño de su cuerpo pero también tener su corazón.

Pero dudaba que el jovencito se fijara en él por diferentes motivos.

Como cada día la misma rutina comenzaba desde temprano.

Mystoria se adentraba a los aposentos de su señor para llevarle el desayuno no sin antes las cortinas retirarlas y la luz se filtrara por toda la habitación.

- Señor Écarlate hoy es un hermoso día para dar un paseo por el jardín. Levantese. En tono amable decía el peliceleste.

Pero no obtenía respuesta del pelirojo que seguía dormido.

- Pero qué señor tan más dormilón es. Se lamentaba en un bajo susurro para acercarse a la cama y tratar de moverlo un poco para que dejará el onírico mundo de los sueños.

Entre los dos comenzó a existir cierta confianza ya que a veces Écarlate dejaba de coquetearle para entablar una buena conservación que se extendían por varias horas conociéndose.

Descubrió el de ojos celestes que era verdad lo que la dulce ancianita le dijo sobre Écarlate.

Era una gran persona con un carácter que le parecía difícil en algunos casos pero con él parecía alguien totalmente diferente.

- Señor despierte que se retrasará con sus deberes del día de hoy. Su mano la puso en el hombro del dormido pelirojo y moverlo un poco.

Pero se llevó la grande sorpresa que Écarlate lo tomó de su hombro y cintura al punto que su espalda tocó la suavidad de la cama.

El mayor se posicionaba arriba del peliceleste que no salía de la impresión.

Todo el tiempo fingió estar dormido hasta que no quedó alternativa, se acercará hacía Écarlate y así tenerlo en sus garras.

El pelirojo sonreía victorioso y bueno Mystoria con esa cercanía su cuerpo empezó a temblar ligeramente.

Sentía el peligro y su corazón palpitaba frenético.

Su señor era atractivo no lo negaba y estar así con él, miles de sensaciones indescriptibles le recorrían su cuerpo.

- Eres hermoso Mystoria. Decía acariciando la mejilla sonrojada del peliceleste que se quedó mudo sin saber qué decir por el cumplido.

- Gra-Gracias señor. En un bajo susurro fue lo único que se atrevió a decir al pasar un par de minutos sólo viéndose. - Yo... si me disculpa debo hacer mis obligaciones.

Intentó hacerse a un lado para incorporarse de la cama pero las fuertes manos de Écarlate se lo impidieron.

- No. Quédate a mi lado. Los ojos verdes parecían suplicantes y las palabras tenían un doble sentido.

Anhelando que ese jovencito de cabellos celestes dé una respuesta positiva.

Sus ojos mostraban impresión, se quedó sin palabras sin saber realmente lo que diría.

Tenía un conflicto interno, su parte racional le decía que no, ya que eran diferentes por sus distintas clases sociales pero la otra parte gritaba de emoción ya que tenía sentimientos hacía su señor que si bien no tenía en claro cuáles eran pero le provocaban mariposas en el estómago.

Nunca se enamoró por eso le costaba diferenciar entre el amor y la gratitud por darle trabajo.

Todo quedó en el olvido y su guerra interna de mil días ya que sintió algo posarse sobre sus labios.

Era cálido y suave.

Écarlate se impacientaba sin tener respuesta así que aceleraría las cosas.

No lo pensó mucho, ansiaba por probar los finos labios de su maid.

Así que estampó sus labios con el peliceleste que reaccionó después.

No lo creía, su señor lo estaba besando y se sentía bien.

Cerró sus ojos siguiendo con torpeza la pequeña danza disfrutando de ese contacto.

Su cuerpo se estremeció cuando esos mismos besos bajaron por su mentón hasta descender lentamente a su cuello dónde mordía la pálida piel sacando un dulce sonido de sorpresa.

Jamás había sentido algo así, su cuerpo entero le recorrieron miles de corrientes eléctricas, se sujetó fuerte de los hombros de su señor.

Écarlate saboreaba la inmaculada y virginal piel, parecía una droga de la cual nunca se cansaría de consumir toda su vida.

Se sintió extasiado y su miembro comenzaba a reaccionar sin ser tocado, era la primera vez que le pasaba algo cómo eso.

Desprendió cada botón de la blanca camisa hasta que todo el pecho de Mystoria estuvo expuesto ante él.

Los pequeños pezones se encontraban arrugados significando que estaban así por el deseo y placer.

Sacó su lengüa para jugar con uno mientras el otro lo pellizcaba con sus dedos.

Los pequeños jadeos salían de su boca sin poder detenerlos.

Seguía aferrado de los hombros desnudos de su señor ya que él pelirojo dormía casi desnudo sólo la pequeña tela cubría su intimidad, que en éstos momentos rozaba su muslo derecho.

Duro como una piedra.

Fue el pensamiento del de ojos celestes.

Un ronroneo sensual escucharon sus oídos que provenían de su maid al morder sus pezones.

El miembro de Mystoria comenzaba a reaccionar por los estímulos en su cuerpo.

Se acomodó Écarlate entre las piernas del peliceleste, una mano descendió por todo el muslo alzando la falda negra y seguir tocando, llegando más allá.

La piel se erizaba con el tacto del pelirojo, sentía como todo su ser ardía en llamas.

Finalmente la traviesa mano llegó a su destino, las yemas de sus dedos jugaban con el borde de la ropa interior de Mystoria.

Se aventuró a meterla y jugar con el ya despierto miembro del peliceleste.

Apretó la base con un suave deslizar de arriba hacía abajo.

Su espalda se curveó y los gemidos aumentaron, otra nueva sensación se apoderaba de él.

Continuó con su labor mientras besaba de nuevo a Mystoria que entre el contacto labial salían suspiros.

Dejó de sostener los hombros de su señor y con timidez exploraba la ancha espalda mientras la otra recorría el abdomen.

Sonrió ya que su maid tomó la iniciativa de hacerlo sin que él se lo ordenara.

Su miembro palpitó en su boxer ya que pedía a gritos ser liberado.

Detuvo sus movimientos en el miembro del peliceleste y le causó ternura recibir un tierno gruñido en protesta.

Sonrio dándole un beso en su frente.

Tan sólo se incorporó un poco para desgarrar la falda ya que la delicadeza no estaba por ahora en su mente.

Mystoria soltó una exclamación y su sonrojo aumento en demasía.

La ropa interior también fue desgarrada y con algo de brusquedad las medias y zapatos fueron aventados en alguna parte de la habitación.

Tomó el tobillo de su maid alzándolo para lamer la blanca piel sintiendo como se estremecía.

Colocó el talón de Mystoria en su hombro para seguir subiendo dejando un rastro de sáliva llegando a sus muslos dónde marcó cada centímetro de piel.

El recorrido no se quedó ahí ya que siguió ascendiendo hasta quedar de nueva cuenta cara a cara con su maid.

Posó su mano tras la nuca del peliceleste obligándole a alzarse y besarlo jugando con su lengüa donde la sáliva escurría por un lado.

Los pulmones exigían aire obligándoles a separarse, se miraban a los ojos, las pupilas dilatadas mostrando deseo y excitación.

Écarlate lamió tres de sus dedos de forma erótica ante la atenta mirada del peliceleste.

- Confías en mi?. Necesitaba que le dieran una respuesta para seguir adelante, se le fue dada con un pequeño asentimiento.

Una sonrisa se formó en sus hinchados labios para darle un pequeño beso en su frente.

Los dedos lubricados los dirigió en la pequeña entrada virginal primero uno haciendo círculos hasta que logró introducirse, alzó la mirada para ver a su pequeño si mostraba molestias.

Pero no la había sólo bastó una afirmación que le supo decir que todo estaba bien y que continuará.

El segundo llegó dilatando más las estrechas paredes anales que se contraían alrededor de sus dedos ya para cuando el tercero se coló dentro unos pequeños gemidos escapaban en Mystoria ya que estimulaba su punto de placer.

Sacó sus dedos y se incorporó arrodillandose en la cama masajeando su miembro para que despertará.

El peliceleste se mordía sus labios viendo a su señor masturbandose y las venas sobrelasiendo por todo el tronco.

Gateó hasta llegar frente a ese duro trozo de carne y lamer la punta.

El cuerpo de Écarlate vibró por la tímida lengüa degustando su hombría.

Pequeñas lámidas sobre la cabecilla pero lo apartó con delicadeza ya que deseaba correrse en otro lugar.

- Ponte en cuatro. Fue la orden de su señor que acató de inmediato, se dio la vuelta para que quedará frente a la cabecera de la cama y tener donde sostenerse.

Se le hizo agua la boca el bello trasero quedó al aire incitándolo y haciéndole la invitación que lo poseyera.

Pero antes...

Dio una rápida lámida a ese pequeño agujero con un par de nalgadas incluidas.

Posicionó su duro pene en la mojada entrada introduciéndose lentamente.

Ardía y dolía pero no se comparaba con el placer que en ese momento se apoderaba de él.

Esperó un par de minutos para que se acostumbrara a su tamaño, un leve movimiento de cadera fue la señal que esperaba.

El lento vaivén pero con profundidad hacían temblar todo su cuerpo a Mystoria aferrandose del cabecero de madera hasta dejar blanco sus nudillos.

- Se-Señor mmm. En gemidos sacaba a relucir cuánto lo estaba disfrutando.

- Dime por mi nombre y asegúrate de repetirlo hasta el orgasmo. Es Écarlate, no lo olvides precioso.

Aferrando sus dedos en la cintura del peliceleste aumentó las embestidas que cobraron fuerza.

Mystoria se aseguraba de repetir una y otra vez como un mantra el nombre de su señor hasta que su voz se volvió ronca ya que era un mar de gemidos con cada arremetida.

Su próstata fue tocada y por instinto su cadera se movió al ritmo del pelirojo que gruñía besando la espalda perlada en sudor la cama crugía golpeando en la pared.

Sonidos eróticos con la fusión de sus cuerpos haciéndose uno sólo.

La cima del placer estaba llegando a su final, con una potente descarga eléctrica recorriendo de sus cabellos hasta los pies llegó el tan ansiado orgasmo con un último gemido ahogado por parte de Mystoria y un gutural gruñido en Écarlate eyaculando dentro de las cálidas paredes anales.

La cama era un desastre pero la testigo muda de lo que pasó entre los nuevos amantes.

Se dejaron caer rendidos, el pelirojo encima del peliceleste.

Rememorando se dio cuenta que era la primera vez que estaba con un hombre pero le gustó más que cuando lo hacía con una mujer.

Lo había disfrutado cómo nunca en su vida.

Quería, no, deseaba ser el único en la vida de su maid así que debía asegurarse de tenerlo para siempre en su vida.

Se acomodarón mejor viéndose de frente, nadie decía nada pero sus corazones latían en sincronía.

- Me gustas Mystoria, quiero que estés siempre a mi lado. Dijo acariciando su mejilla.

Las palabras sorprendieron al peliceleste.

- Mi señor yo siempre estaré con usted, seré uno más de sus fieles sirvientes. Le dedicó una pequeña sonrisa.

- No me refiero a eso pequeño, quiero que sea a mi lado como mi pareja, el compañero que quiero hasta el final de mis días. Sé mi esposo. Se quedó mudo, su señor le pedía matrimonio pero no creía que eso fuera posible.

- Yo... señor, no puedo aceptar somos de distintas clases sociales y no me gustaría manchar su reputación al casarse con alguien cómo yo que no tengo estatus social y dinero. Bajó la mirada.

- A mi nunca me ha importado lo que ellos piensen, yo no vivo de opiniones ajenas porque ellos todo el tiempo juzgan y me importa un bledo, yo te quiero a ti y por mí se pueden ir al infierno. Tomó la suave mano de su maid y lo obligó a verlo a la cara.

Aquellos ojos verdes lo convencieron.

Se acercó para darle un pequeño beso en sus labios como respuesta.

Desvió su rostro ya que sentía arder sus mejillas pero que al pelirojo lo hizo feliz y dichoso.

Una boda, la que causó revuelo entre todos los que conocían a Écarlate Antrxs, murmullos dónde criticaban pero para algunos les daba igual quien sería el esposo del pelirojo.

Mystoria aquel jovencito que de ahora en adelante estaría en su vida para siempre compartiendo mutuamente el mismo sentimiento de amor.

Su Maid personal que lo cautivó por completo, la timidez y nerviosismo que le parecieron adorables, su ángel caído del cielo aquel que ama con todo su ferviente corazón.





❄❄🦂❄❄







Hola mis bellos lectores espero que éste one-shot haya sido de su agrado, aunque no recuerdo bien quien de todos mis fieles seguidores en ésta historia había dejado un comentario donde vio a un hombre igual a Mystoria vestido de maid.

Me dejó el link de la imágen pero no se abría el archivo así que por mi propia cuenta lo busqué pero nomas no pude encontrarla, así que la imágen se las debo 😢 por varios días estuve buscando por toda la Internet y los resultados fueron negativos.

En fin 😥.

Mañana subiré por la tarde un shot especial por el cumple de Milo 😄 que espero les guste mucho.

Estén atentos porque no vendrá incluido aquí en Escorpio & Acuario así que irán a mi perfil a buscarlo.

Para la media noche hora de México subiré el de Zaphiri por su cumple también.


Atte. Skarlet Antares 🦂❄💙☠

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