Hybrid Part 3
Dos meses habían transcurrido desde que recibieron la noticia de que serían padres por partida doble, ahora con tres meses de embarazo sus pancitas eran un poco notorias, el médico decía que todo iba de maravilla con cada bebé, la enfermedad de Kardia no sería impedimento para cuando sea la hora del parto. También ocurrieron otros cambios más a partir de aquella tarde donde compartieron la misma cama por segunda vez y es que empezaron a dormir juntos en la habitación de Kardia.
Luego de ser llamados por una sirvienta para que bajaran a cenar, comieron en silencio y se retiraron de inmediato para seguir descansando, lo más normal era que Dégel fuera directo a su habitación, más no lo hizo, se detuvo a un lado de Kardia y entraron para acomodarse cada uno en cada lado de la cama, para así quedar dormidos al instante. Cada noche era lo mismo, ninguno decía nada, el peliazul se engañaba a sí mismo que era por el embarazo que necesitaba la presencia del híbrido, eso repetía en su mente cada día, mientras Dégel su excusa era parecida sólo que ésta cambió cuando le tocó su revisión del segundo mes, se prometió saber más sobre la enfermedad de Kardia, el médico la mencionó cuando dio la inesperada noticia de que Kardia esperaba un hijo suyo, la espinita de la duda se quedó grabada en su mente, el médico viendo la preocupación en el híbrido le explicó sobre la extraña enfermedad del corazón que hace que tenga una fiebre elevada superando los parámetros establecidos, no existía una cura, sólo medicamentos que podían controlarlo pero no del todo, además que podía morir en cualquier momento, si bien los episodios de fiebre no se han vuelto a presentar sigue bajo supervisión cada cierto tiempo y ahora que ya lo sabía, Dégel usaba esa nueva excusa para cuidar de Kardia y su enfermedad del corazón.
La rutina era la misma, se les había hecho costumbre abrazarse mientras dormían, las mentiras eran poco creíbles cuando pasó la segunda, tercera y cuarta vez, ahora sólo lo hacían sin decir palabra alguna, todo era así, en silencio, como si llegasen a un acuerdo mutuo sin la necesidad de hablar, los mimos que recibía Kardia en las mañanas por parte de Dégel era lo que más le gustaba, recibir un poco de cariño y atención no tenía nada de malo, sólo así los síntomas de su embarazo eran más soportables.
El mutismo con el que seguían tratándose se rompió totalmente cuando Manigoldo junto a su esposo Albafica llegaron como fieras a la mansión Scorpius una mañana, aún seguían en cama, despiertos desde hace una hora pero sin humor de levantarse, estaban cómodos, acurrucados entre las suaves mantas pero el alboroto en la entrada principal además de los gritos hicieron que se levantaran de inmediato para ver lo que pasaba. La peor manera de enterarse del embarazo de su amigo Kardia era porque se lo contó el viejo médico de la noble familia que vendría siendo padrino del peliañil, Manigoldo no estaba enojado, al contrario sonrió malicioso, pero su pareja Albafica lanzó un grito aterrador al cielo y con su rostro totalmente furioso caminó en dirección a la mansión de su cachorro dispuesto a matar a ese híbrido que tuvo la osadía de tomar su cuerpo y dejarlo embarazado.
El peliazul había olvidado ese detalle ó tal vez no, seguía considerándolo, lo que menos deseaba era la perorata del idiota de Manigoldo y la típica frase "Te lo dije" cuando se folló al híbrido y él negó no desearlo para eso cuando recién lo compró, había una pequeña posibilidad de decirles cuando ambos bebés nacieran, no tenía contemplado que se enteraran por terceras personas, gracias doctor chismoso, dijo en su mente. Lo más difícil para el embarazado Kardia fue calmar al híbrido de tigre, aunque fuese pacífico y amara las rosas, Albafica cuando se enojaba era de temer, más si se metían con el noble que lo consideraba como un cachorro suyo, era muy sobre protector debido a su enfermedad, que quisiera atacar al gordo de Dégel por dejarlo a él en ese estado era divertido de ver pero si hubiera sido en otras circunstancias donde no tuviera a su hijo dentro suyo. Manigoldo intervino y logró calmarlo cuando Dégel empezó a llorar, la culpa era totalmente de las hormonas que los tenían en un sube y baja de emociones, Kardia también quería llorar, pero también gritar de enojo porque su híbrido lucía devastado, sus ojitos violetas se notaban tristes, esa era una razón por la que no quería decir a sus amigos su situación, estaban vulnerables, todo les molestaba y ellos rompieron su tranquilidad con el alboroto que hicieron.
El regaño que les dio el tigre los disfrazó con palabras suaves y bonitas, mientras Manigoldo todo fue risas y burlas cuando relataron como pasaron las cosas, pero la pregunta más importante llegó sin aviso. ¿Cuál era su relación actual ahora que ambos serían padres? Ó ¿Ya se habían casado en secreto? Porque si pasaron el celo del híbrido juntos es porque eran una pareja ya formalizada antes de que sucediera. Ante el mutismo de los dos, Albafica de nuevo adoptó una postura seria y ésta vez los regañó de verdad, sin disfrazarlo con palabras de cariño, no conforme con eso les jaló la oreja y les dio el sermón de sus vidas, los sentó frente a frente y los obligó a que dejaran de ser tan pendejos, orgullosos y tercos, se notaba a kilómetros que se amaban, no entendía como a éstas alturas seguían sin hablar de sus sentimientos, si seguían así Albafica se llevaría al híbrido de zorro lejos de Kardia para que aprendiera a valorar a las personas, vaya que sus palabras fueron un incentivo para los dos porque prácticamente se gritaron un "Lo siento y te amo más que a mi vida" que se escuchó por toda la mansión, los esposos satisfechos con el resultado final se retiraron, no sin antes prometer los visitarían a menudo.
Nadie se podría imaginar que sólo se necesitaría un pequeño empujoncito y una amenaza para que Kardia y Dégel finalmente estuvieran juntos, el muro que seguía existiendo entre ellos finalmente fue destruido, ahora que habían admitido sus sentimientos ya no había excusas para estar acurrucados y recibir mimos, dejarían de resistirse a la tentación de unir sus labios hasta robarse el aliento, disfrutarían plenamente de sus embarazos ahora que son una pareja, planeaban casarse cuando sus hijos cumplan su primer año de vida, incluso apostaron cuántos hijos tendrían dentro de diez años porque querían una familia grande, muy grande, niños revoltosos corriendo por toda la mansión, esos sueños a futuro les hacían mucha ilusión.
Las náuseas habían desaparecido para el cuarto mes gracias a los dioses, en cambio como una bendición o maldición llegó un nuevo síntoma, el apetito sexual, sin importar la hora sentían esa necesidad irrefrenable de tocarse, besar cada tramo de piel y estar dentro de las estrechas paredes anales, lo que los detenía de revolcarse entre las sábanas eran sus bebés y si ésto podía hacerles daño, masturbarse mutuamente no ayudaba en nada, solo hacía aumentar en demasía su libido, sabían que para salir de dudas era preguntar al médico, con mucha vergüenza pero lo hicieron, sus temores y preguntas fueron aclaradas, podían tener intimidad siempre y cuando sean cuidadosos. Calmar las necesidades de sus cuerpos fue los mejor de sus vidas, se sentían plenos y con mejor humor, Kardia amaba ser mimado por Dégel después de dos rondas seguidas, cumplía sus caprichos, su futuro esposo todo gordo pero hermoso.
Los siguientes meses se pasaron volando, estaban a una semana de finalizar el octavo mes de gestación, sus panzas eran enormes, bueno, la de Dégel era la más enorme, el médico descartó la posibilidad de gemelos, según sus palabras era normal, a veces los bebés eran grandes y más si es un varón. En cambio con Kardia aseguraba sería una hermosa niña, no tenía dudas de aquello. Debido a su actual situación se mantenían en reposo, caminar se les dificultaba además que sus pies estaban hinchados ni hablar del terrible dolor de espalda y el constante pateo de los pequeños que se notaba eran muy enérgicos como su padre Kardia, la primera vez que sintieron una patadita estaban muy felices, ahora no los dejaban dormir porque en la noche eran más activos, pero así los querían y esperaban con ansias su llegada que según el viejo médico era cuestión de una semana y media que nacerían los dos, ya todo estaba preparado, las cunas de los bebés, las ropitas que mandaron a confeccionar, diversos juguetes y la habitación que antes perteneció a Dégel ahora sería la de sus retoños, el doctor también ya tenía todo en orden, listo para recibir a los nuevos integrantes de la familia Scorpius.
El noveno mes finalmente había llegado para ellos, la espera era cada vez menos, sólo a días de tener a sus hijos en brazos, la pareja se encontraba en cama, era muy temprano en la mañana pero Kardia despertó primero a causa de las constantes pataditas de su hija, gruñó por lo bajo al ser despertado con los primeros rayos del sol, se removió en la cama buscando otra posición cómoda sin que le incomode su panza, una mano ajena empezó a acariciar su vientre, era Dégel que despertó a causa del movimiento en la cama, con una voz melosa y llena de amor se dirigió a hablarle a su pequeña.
- Mi hermosa princesa, mi manzanita, sé que estás ansiosa por conocernos pero por favor sé gentil con tu papi Kardia, le duele mucho cuando pateas.
Siguió acariciando el redondo vientre con ternura, en respuesta recibía más pataditas que hacían a Kardia maldecir por lo bajo pero su sonrisa delataba lo feliz que se encontraba, su dicha duró poco ya que un dolor indescriptible se extendió hasta su columna vertebral, no quería asustarse y alarmar a su pareja, tal vez se estaba equivocando por lo que pasó por su mente hace un momento pero el dolor volvió y ésta vez fue en su vientre, eso lo alarmó pero decidió guardar la calma y aparentar que nada le sucedía, la alarma en su cabeza empezó a sonar cuando sintió un líquido resbalar por sus piernas y mojar su ropa de dormir. ¿No era lo que pensaba ó sí? Acaso ese vejete se equivocó y su hija nacería antes de lo previsto? Otro dolor ésta vez mucho más fuerte que el anterior, ahora sí que no pudo ocultarlo y gritó fuerte, mataría al viejo Sage, no, primero que se encargue de que nazca su hija sin complicaciones y ya luego sí lo mataría, no puede creer que se haya equivocado en la fecha del parto. El grito de Kardia no solo alarmó a Dégel, también los sirvientes que recién empezarían con sus labores diarias, el mayordomo no necesitaba ir a preguntar a sus señores lo que sucedía, salió rápidamente de la mansión e ir por el médico.
Mientras tanto en la habitación Dégel le daba indicaciones a su pareja sobre respirar y mantener la calma, las contracciones venían cada diez minutos, el sudor perlaba su frente y humedecía su largo cabello, sus manos se aferraban con fuerza a la sábana, ya no lo soportaba, éste dolor no se comparaba con nada, ni siquiera con el de su ardiente corazón, pero sería el hombre más dichoso cuando tuviera entre sus brazos a su preciosa hija, por ella debía soportar. Un alboroto del exterior se escuchó nuevamente y ya sabían de quienes se trataban, Albafica y Manigoldo que llegaron histéricos junto al viejo Sage, el médico más calmado que los otros dos. Subieron de inmediato a la habitación y aunque quisieron replicar para que los dejaran pasar, órdenes eran órdenes, tenían que esperar en la sala, sin quejas y sin hacer escándalo. Las sirvientas llegaron con todo lo necesario para el parto, una de ellas se quedaría en la habitación para ayudar al anciano, todo estaba preparado, Kardia estaba lo suficientemente dilatado y las contracciones eran continuas, Dégel a su lado le daba palabras de aliento, el viejo Sage le indicó que empezara a pujar, entre gritos de dolor puro, maldiciones, una amenaza de muerte al médico, más maldiciones y un fuerte apretón de manos al híbrido, dos horas después y sin complicaciones nacía una hermosa niña, sus finos cabellitos eran verdes como su padre Dégel y su piel ligeramente morena, la combinación perfecta de ambos, el llanto de la bebé resonó por toda la habitación, una saludable y fuerte niña sin lugar a dudas.
Kardia aún exhausto por el parto pidió conocer a su pequeña que la estaban terminando de limpiar de los residuos del saco amniótico y colocarle una manta rosa para después depositarla entre sus brazos. Maravillado observó a su hija.
- Es hermosa y perfecta. Te amo mi manzanita.
Dégel observaba toda la escena conmovido, finalmente volvió a tener una familia a la cuál pertenecer, aquella mujer que consideraba una madre tenía razón, encontró a su alma gemela, al amor de su vida, una plegaria silenciosa lanzó al cielo, esperando que dónde esté Seraphina y Unity estén felices por él, ya no estará solo nunca más. Unos cuantos mimos más hacia la pequeña y luego fue devuelta a la sirvienta que se encargaría de vestirla correctamente. Manigoldo y Albafica entraron después para conocer a la heredera Scorpius, armaron un alboroto en la habitación que terminó por despertar a la bebé que dormía plácidamente en los brazos de Kardia. Ese día fueron echados de la mansión hasta nuevo aviso.
Tres días después del nacimiento de la pequeña Sophie, Dégel entraba en labor de parto, sí, nuevamente se había equivocado el viejo Sage, Kardia estuvo en todo momento al lado de su híbrido, daba pequeños besos en su sudoroso rostro, las contracciones eran cada dos minutos, estaba totalmente dilatado, empezó a pujar con todas sus fuerzas, aunque fuese un híbrido y su cuerpo estaba preparado adecuadamente para el nacimiento de su cachorro, el dolor era inevitable de sentir, sus uñas rasgaron las sábanas, otra contracción y pujó hasta que escuchó el llanto de su bebé, un saludable varón, Kardia tenía lágrimas en sus ojos cuando pudo observarlo, sin duda sacó la belleza de su Dégel, piel blanca como la nieve y un pequeño mechón de cabello aguamarina, además de unas mini orejitas peludas color marrón, era el bebé perfecto ante sus ojos, los nuevos padres estaban muy felices, no apartaban la mirada de su pequeño, su burbuja se rompió con el quejido lastimero de Dégel, el dolor en su vientre volvió de nueva cuenta, nuevas contracciones se hicieron presentes, abrió sus piernas por instinto.
El médico no sabía qué pasaba hasta que se dio cuenta de la situación, sí, por tercera vez se había equivocado en su diagnóstico, el híbrido estaba en espera de gemelos y él solo había sentido a un bebé en todo ese tiempo, las sirvientas se movilizaron rápidamente, sólo habían preparado lo necesario para un bebé, jamás se imaginaron que vendría otro en camino, Sage no necesitaba indicarle a Dégel lo que haría si ya sabía de memoria todo el procedimiento, Kardia ahora sí juraba matar a ese viejo, no podía creer que su amado llevara en su vientre a dos bebés, ahora entendía porqué estaba más gordo que él, el segundo bebé nació diez minutos después, no emitió llanto alguno, movía sus piernitas y bracitos alegremente, una sonrisa adornaba su boquita, era tan precioso, tan perfecto, contrario a su gemelo tenía la piel morena y un rebelde mechón de cabello azul además de sus orejitas café claro, ya sabían a quién tendría parecido cuando fuese más grande.
- Bienvenidos sean a la familia Scorpius, mis preciosos gemelos Theo y Theodoros.
Ambos bebés dormían plácidamente en los brazos de Dégel, sus pequeñas orejitas de zorro se movieron ligeramente al escuchar la voz de su "madre" y se acurrucaron más en su pecho.
Kardia a su lado tenía en brazos a su pequeña Sophie, quien se encontraba despierta y tirando del cabello rebelde de su padre además de dejarle su baba.
Ahora sí, su familia estaba completa, sólo faltaba realizar su sueño de casarse en cuánto sus tres hijos cumplieran un año. Pero por ahora sólo se dedicarían en cuerpo y alma a cuidarlos, brindarles todo el cuidado y protección que requieren además de darles amor, mucho amor.
Mini extra:
Parado, observando las cunas dónde duermen sus bebés de un año y medio piensa en todo lo que ha cambiado su vida y sabe que haber conocido al híbrido que le robó su corazón fue lo mejor que le ha pasado a Kardia, su vida recobró todo sentido, ahora la vive al máximo junto a su familia y espera seguir así por muchos años más al lado de ellos. Porque vida sólo hay una y hay que vivirla, disfrutarla con las personas que amas.
Unos brazos envuelven su cintura y la respiración en su mejilla izquierda le hace cosquillas, su esposo Dégel reparte besos en su cuello, rueda los ojos, ese híbrido cachondo solo piensa con la cabeza de abajo, pero sabe que no puede negarle nada ya que lleva en su vientre a su cuarto hijo, sí, un nuevo integrante llegará dentro de siete meses.
Ésta es su nueva vida y le gusta tanto que no la cambiaría por nada, menos a su guapo esposo híbrido.
🍏 Fin 🍏
Y finalmente pude terminar éste pedido que no esperaba tuviera que dividirla en tres partes, la primera con más de cinco mil palabras, la segunda con 6 mil y la tercera con cuatro mil. Una disculpa a la chica que hizo el pedido, tuvo que esperar más de un año para que finalmente fuera publicado. En verdad que cuando las cosas parecían mejorar algo sucedía y me imposibilitaba continuar. Hasta que pude encontrar el equilibrio y todo fluyó convirtiéndose en una historia con trama, humor y sexo, mucho sexo, en verdad no esperaba que se alargara tanto si en mi libreta dónde todo fue escrito se veía poquito, las 14 paginas me engañaron xD.
En fin, espero sea de su agrado y no se olviden de votar y dejar sus comentarios si mi trabajo les ha gustado, fue escrito con mucho amor.
No puedo creer que Escorpio & Acuario siga acumulando votos! Ya son más de 2.52K y 42K en vistas 🛐 estoy feliz por todo el trabajo que he hecho aquí en éste libro y que sigan llegando nuevos lectores y seguidores 😭 gracias por todo su apoyo, los amo.
Atte. Skarlet Antares ☠️
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