Hybrid
Pareja:MiloxCamus
Advertencia:poquito +18
Creditos a la autora Mo por la imagen del manga yaoi y Carol Vs de la pagina de facebook
Un pequeño híbrido de zorro fue atrapado desde pequeño por humanos y fue criado en una casa con muchos de su especie que vendían cual mercancia.
Su actitud siempre era a la defensiva, frío y salvaje para que ninguno de esos nobles lo comprara.
Surtió efecto ya que le temían que los matara en cualquier momento, excepto para un rubio de cabello alborotado y ojos azules que desde que vio a ese bello espécimen de cabellos rojos lacio largo lo cautivó en sobremanera, estaba atado de manos colgado por cintas al igual que sus pies, totalmente desnudo su marcado abdomen se veía demasiado bien no lo dudó más en llevárselo a su mansión.
- Quiero a ese perro pelirojo.
- Pero señor, ese híbrido es un salvaje que no se ha podido domesticar desde pequeño, si quiere le damos a otro.
- No! Dije que quiero a ese pelirojo y punto! Yo me encargaré de dominarlo hasta que sea alguien obediente en todos los sentidos.
- Está bien conde Dalaras, como usted ordene.
El hombre hizo una reverencia y se retiró para dar la órden a unos hombres y desataran al híbrido de zorro que calló de rodillas al piso.
- De ahora en adelante serás mi perro. Con una mano Milo tomó del mentón al pelirojo alzandolo para que lo viera a los ojos, las pupilas felinas rojas lo miraban con recelo haciendo fruncir su entrecejo.
Una vez en la mansión del conde Milo Dalaras con su nueva posesión en su gran jaula instalada que veía con asombro toda la enorme casa ya que en el refugio donde estuvo gran parte de su vida era pequeño dicho lugar.
Los días pasaron normales pero el híbrido se resistía a ser domesticado de todas las formas posibles por Milo, jamás permitiría que un humano de su calaña lo trate como un animal, él también era un humano después de todo.
- Veo que te encanta la mala vida Camus. Porque no entiendes que ahora me perteneces, eres mi perro y como mi perro debes aprender a obedecer a tu amo. El conde rubio le puso ese nombre ya que no tenía uno y decirle híbrido o perro no le encantaba del todo.
- No!... perro no!... yo no perro!. Odiaba eso de los humanos que lo trataran como un vil animal, también tenía sentimientos.
- Claro que lo eres, eres una de mis bellas joyas, el mas hermoso de los híbridos y tú no agradeces que yo sea bondadoso contigo por eso debo tratar de domesticarte. Su paciencia se estaba acabando, pero Camus que se encontraba sin ninguna atadura y al ser hábil se lanzó rápido hacia Milo derribándolo en el piso blanco, sus manos tocarón el fornido pecho y sus piernas las posó sobre los muslos morenos.
Milo estaba en shock ya que no vio ese movimiento, Camus se agachó y dirigiendo sus labios a la oreja de Milo exhaló aire caliente haciendo estremecer todo el cuerpo del rubio.
- Entiende humano... yo no soy... ningún perro. Se salió de su encima y caminó hasta quedar en una esquina de la habitación mirándolo con fríaldad.
Milo no salía de su asombro, por un momento creyó que estaría muerto pero tener la cercanía de sus cuerpos hizo que algo dentro de él se encendiera.
Desde aquel incidente pasó una semana más, pero el pelirrojo desde hace dos días se comportaba muy meloso con Milo y ésto le extrañaba al rubio ya que Camus no era así, era frío y lo miraba frunciendo el ceño; ahora se frotaba en sus ropas o que le acariciarán la cabeza cuál cachorrito y su cola roja esponjosa la movía para todos lados aparte que desprendía un delicioso aroma a vainilla, pero ésto solo era capaz de olerlo Milo ya que los demás olian algo feo dentro de la casa.
Su comportamiento era extraño así que llamó un doctor experto en híbridos explicándole todos los síntomas y éste le dijo que estaba en celo, que debia llevarlo al refugio dónde lo compró para que el eligiera una de su especie con quien aparearse, esa idea no le agradó mucho al conde Milo pero si tenía que ser así pues lo aceptaría.
Ya en el refugio una fila de lindas híbridas los esperaban.
- Adelante Cami, puedes elegir una de ellas. El pelirojo se acercó olfateando a cada una sin embargo.
- No. Dijo el pelirojo que se restregaba en sus ropas en cuanto llegó a su lugar.
- No sé lo que le pasa, siempre se frota en mi y su cola la mueve de un lado hacia el otro en cuanto me ve y un delicioso aroma inunda mis fosas nasales.
- Oh vaya, eso significa que eligió a usted para pasar su celo. No creí que eso sucediera, pero ahora tiene un híbrido que puede hacerlo suyo y así domarlo de una buena vez conde Dalaras. Le sonreía el hombre y Milo enrojeció de la cara.
- Q-Que?!?! Claro que no lo haría! No me creo capaz de hacerlo, mejor me voy y ya veré que hago.
Se retiraron sin más que decir hacia la mansión, el olor a vainilla de Camus lo estaba enloqueciendo ya que iban en el mismo carruaje, era tan delicioso y embriagador haciendo que una parte de su cuerpo despertara.
Una idea perversa se le cruzó por la mente y el cochero ni lo escucharía por el ruido de los caballos.
- Ven aquí Camie. Extendió su mano para que la tomara el pelirojo y éste la aceptó ya que era más dócil de lo normal.
Estaban sentados de frente, pero el híbrido abandonó su lugar para ir con su amo que lo jaló fuertemente haciendo que el pequeño zorro quedará cerca del rostro moreno, los ojos záfiros chocaron con los rubíes.
Una pasión desbordada sucumbía ante Milo que lo besó furiosamente, el pelirojo trataba de seguirle el ritmo pero era casi imposible ya que era su primer beso, la inexperiencia lo notó Milo que internamente sonreía porque cabia la posibilidad que fuera virgen su pequeño.
El beso dejó sin aliento a ambos logrando despertar más su intimidad que ahora palpitaba por ser liberada.
Desabrochaba con prisa sus pantalones y Camus lo miraba expectante una vez liberado el miembro con su ropa abajo de las rodillas hizo voltear al pelirojo de espaldas para poder sentarlo en sus piernas.
Los glúteos del ojirubí quedaron a la altura del miembro del moreno, con sus manos movía la blanca cintura iniciando una fricción deliciosa que hacía jadear ronco a Milo, succionaba la parte de la nuca de Camus dejando unas pequeñas marcas de chupetones.
Las sensaciones en su cuerpo era nuevo para él, pero poco a poco calmaba ese fuego en su interior que lo consumía lentamente, un pezón fue aprisionado por los dedos del rubio para éste entonces Camus solito se frotaba en la despierta y dura intimidad.
Sus pequeños gemidos salían de su boca sin parar y eso encendía a Milo, todo de su híbrido le era irresistible esa belleza que poseía le atraía en demasía, su corazón latía frenético por un sentimiento que se instaló en su pecho.
La entrada de Camus estaba lubricado, pero no creía correcto hacerlo en el carruaje esperaría una vez llegarán, por ahora él solo frotarse le parecía por demás erótico.
La mano morena traviesa se dirigió al miembro erguido del pelirojo, lo masajeaba lentamente apretando la base y moviendolo de arriba hacia abajo el liquido preseminal salía de ese grueso pene.
Estaba a punto de terminar ya que su cuerpo se estremecía, las caderas de Camus siguieron su movimiento mientras sus nalgas apretaban cada vez más fuerte su pene, aceleró su labor con el miembro del pelirojo para que terminaran juntos y así lo hicierón se derramaron abudantemente con un ronco gemido.
Se dejó caer en el fornido pecho del rubio tratando de calmarse, éste le rodeó con su brazo su cintura y Milo con su mano desocupada ladeó el mentón del ojirubí para darle un largo beso húmedo, donde sus lengüas jugaban entre sí.
El rubio no se quedaría con las ganas de poseerlo, estaba cegado por la lujuria y aprovecharía los 3 días que duraría el celo de su híbrido para saciarse y porqué no dejar satisfecho al pelirojo.
Con su ropa perfectamente impecable se bajó ansioso del carruaje seguido de Camus que lo abrazaba por la cintura mucho más cariñoso, dio órdenes a sus sirvientes que no lo molestaran por 3 días ya que descanzaría.
Se llevó a Camus hasta su habitación que cerró con llave, la pasión de nuevo hizo acto de presencia en los nuevos amantes, Milo recorria todo ese cuerpo sin pudor alguno, besando todos los rincones de esa lechosa piel, dejando nuevas marcas en el cuello, pecho y parte de los muslos.
Le dio una mamada al miembro del pelirojo que solo atinaba a arquear su espalda y con sus uñas algo largas y afiladas desgarrar la tela de seda por el placer que sentía.
Su entrada de nuevo se encontraba mojada, la lubricación le sirvió a Milo para poder meter sus dedos sin problema alguno dilatando lo más que podía.
Subió las blancas piernas en sus hombros, colocó su miembro en el principio de los anillos de carne y se introdujo despacio; la estrechetez era abrumadora, su miembro era apretado tan delicioso que sentía derramar su esencia en cuanto diera la primera embestida.
Un ansioso híbrido movía las caderas para sentir ese enorme miembro invadirlo dentro de su ser, la petición fue concedida iniciando primero las penetraciones lentas y postergando su orgasmo lo más que podía.
Las manos se aferraban a la ancha espalda, dejando unos arañazos a mitad de espalda que de seguro dejarán una cicatriz algo grande ya que las garras del pelirojo estaban creciendo de nuevo, pero eso no le importó al rubio aunque sonara masoquista le encantó el dolor excitándolo más.
Los embistes de lentos pasaron a rápidos y certeros tocando la próstata de Camus una y otra vez, gritando de placer mientras Milo gruñía como un animal, el orgasmo llegó sellando su unión entre humano e híbrido.
Los dos días restantes se la pasarón teniendo sexo de todas las formas posibles: posiciones sexuales, shibari.
La flexibilidad en el cuerpo de Camus y resistencia dejaba sin aliento a Milo, que disfrutó como nunca el estar con alguien.
Lástima que tuvieron que separarse.
Todo volvió a la normalidad o casi todo ya que Camus cuándo su celo acabó despertó envuelto entre finas telas de seda durmiendo en el pecho moreno.
Las imágenes llegarón a su mente y no hizo más que salir rápidamente de dónde dormía y hacerse bolita en una esquina mirando hacia el rubio que dormía plácidamente.
Su cejo se frunció pero luego lo relajó ya que todo había pasado y no se arrepentía de nada, su actitud se volvió un poco más docil y dejaba que Milo lo tocara, la cercanía entre ellos era esencial para los dos.
Una noche una explosión se oyó por todo el pueblo llegando hasta la mansión Dalaras, unos híbridos rebeldes que vivían en el bosque que quedaba cerca del pueblo idearon un plan para rescatar a sus hermanos que vivían en una jaula para domesticarlos, llevándose consigo al híbrido de zorro que gritaba el nombre de Milo una y otra vez, el rubio que intentaba hacer algo para evitar que se llevaran lo que le pertenece fue detenido por el hombre que le vendió al que ahora lo llevaban cargando en sus hombros.
Su corazón se rompió en pedacitos al saber que ya no lo volvería a ver nunca más.
Le ofrecierón darle otro en compesación pero se negaba a tener otro que no fuera ese bello pelirojo.
Milo se hundió en una amarga tristeza se dedicó a emborracharse para olvidar un momento a ese bello pelirojo pero eso tan sólo le recordaba más los días que pasaron juntos, las cicatrices en su espalda por los días del celo quedarón como un recuerdo de que fue real, esos dulces gritos de placer gimiendo su nombre cuándo llegaba al orgasmo; con el tiempo fue asimilando que perdió a un gran híbrido y al que llegó a amar sin darse cuenta.
Tres Años Después...
Escuchó rumores de que los híbridos vivían en el bosque, su campamento estaba ahí todos los hombres acudieron con escopetas en mano para capturar de nuevo a los que ya habían sido domesticados, en el mando iba aquel rubio decidido a recuperar lo suyo montado en un caballo color café.
Se detuvierón a la entrada del bosque sin saber por dónde empezar.
- Los híbridos salvajes son unas bestias que matan a sangre fría, por eso esque los capturamos cuándo son pequeños.
- En eso tienes razón, espero que haya nuevas especies para vender, son un gran negocio.
Hablaban los dos hombres sin darse cuenta que el ruido del bosque se sumió en el más tránquilo silencio, el cantar de los pájaros ya no se escuchaba y el viento dejó de soplar.
- Humanos que hacen pisando un territorio que no les pertenece, si valoran sus vidas más les vale regresarse por dónde vinieron o esque acaso buscan la muerte?. Su habla era fluída y de entre los árboles salierón muchos híbridos que mostraban sus filosos colmillos entre ellos destacaba una larga cabellera roja.
Milo que se mantenía en silencio pudo distinguir ese color inconfundible, su corazón volvió a latir frenético con solo verlo.
- No les haremos nada, yo tan sólo quiero recuperar lo que es mio.
- Ningún híbrido les pertenece les doy 5 segundos para retirarse. Un chico de cabellos blancos hizo acto de presencia cerca del conde que no bajaba de su corsel.
- No nos iremos. Dijo con determinación Milo.
- No digan que no les advertí. Ataquen hermanos!. Todos los híbridos saltaron hacia los hombres que salieron despavoridos excepto uno que no huiría como un cobarde, no sin antes llevarse a su más preciada joya.
Tardó tres años en darse cuenta de que amaba a un híbrido y ahora no se iría con las manos vacías de ese lugar.
- Oh vaya, pero si sólo queda uno que prefiere morir. Burlonamente decía el peliblanco al conde.
- Yo me encargo de ésto. Una tercera voz hizo acto de presencia.
- Estás seguro Camus?. Con duda preguntaba pero la seriedad en el rostro del pelirojo lo convenció.
- Muy seguro, pueden irse todos al campamento.
- Está bien. Se dio la vuelta para retirarse con todos los híbridos.
Esperó a que todos se fueran y una vez solos se volvían a encontrar esos orbes sin apartar la mirada, anhelando ese reencuentro; nunca pudo olvidar a ese humano aunque pasaran muchisimos años.
- Camus, mi hermoso híbrido en verdad eres tú cachorro de mi corazón. Se bajó de su caballo y feliz se lanzó a los brazos del pelirojo que correspondía el abrazo.
Todo de él cambió, su cabello rojo creció más, su estatura también, ese cuerpo que por la playera negra se ajustaba a su pecho y abdomen mostrando el escultural cuerpo que poseía ahora.
Su bello rubí de nuevo estaba entre sus brazos.
Desde que llegarón para emboscar a los humanos, un aroma de entre esos hombres se le hacía familiar uno que olía a la fruta prohibida, la del pecado 'manzana' pero quién, entonces recordó al rubio que lo crió y fue su primera vez.
El nombre que le dió una tarde ya que él no tenía uno fue dado por Milo.
- Milo si soy yo, no sabes cuánto te extrañé me hacías falta en cada celo, necesitaba de tu presencia pero no estabas a mi lado.
- Oh mi Camie, tránquilo que ahora de nuevo estamos juntos y ésta vez nadie nos separará. Se separaron del abrazo y unierón sus labios pero un detalle que notó Camus hizo separarse de golpe es en el aroma que desprendía la ropa de su conde, olía a otros híbridos y su olfato no fallaba, cada centímetro de piel lo olío.
Su ceño se frunció y se abalanzó hacia Milo tirándolo al suelo, sus manos aprisionaron a las morenas sobre su cabeza.
- Hueles a otros híbridos. Acaso tienes a nuevos juguetes con los que pasas el rato?.
- Y si así fuera mi amor que harías? Te alejarón de mi, traté de recuperarte pero me lo impedían, era obvio que buscara compañía de otros de tu especie en éstos tres años. Sonreía arrogante el rubio y el agarre en sus muñecas aumentó de fuerza.
Era verdad lo que decía Milo compró más híbridos pero ninguno le hacía olvidar al pelirojo, el vacio que sentía en su pecho no desaparecía y cuándo poseía a uno tan solo pensaba en Camus y sus bellos gemidos que eran música para sus oídos.
- Pero debo confesar que traté de olvidarte muchas veces y no lo conseguí ya que te clavaste tan profundo en mi pecho, los híbridos que compré fueron devueltos al hogar dónde estuviste parte de tu vida ya que sólo te quiero a ti, eres un hermoso zorro que me enamoró como un loco, nunca dejé de pensarte, en mis sueños te llamaba para que regresaras, no sabes cuanto había pedido verte aunque sea por última vez.
Sus palabras salierón de lo más profundo de su ser, el agarre disminuyó y sus labios fueron capturados sin dejarlo reaccionar.
Las lengüas batallaban por saber quien dominaba pero la falta de aire los hizo separarse, sus fosas nasales se llenarón de ese delicioso aroma a vainilla que tanto le gustaba y jamás olvidó.
- Parece que tu periódo de celo llegó y ésta vez ya no lo pasarás solo precioso.
- Cállate. Murmuró bajito pero su cuerpo comenzaba a restregarse en la intimidad de Milo.
La capa del conde fue usado como manta para que sus cuerpos no se ensuciaran de tierra despojándose de sus ropas con prisa.
Volvierón a unir sus cuerpos una vez más como aquella primera vez, el bosque fue testigo mudo de su raro amor entre un humano y un híbrido.
Sus gémidos, el sónido de sus cuerpos al chocar piel con piel, las respiraciones agitadas y al final del orgasmo un te amo selló la unión de sus cuerpos.
- Ahora tú serás el único en mi vida, iremos de vuelta a mi mansión y me vale un bledo lo que piense la gente yo te amo y eso basta.
No querían separarse así que Camus aceptó dejar su territorio por irse con Milo, el rubio lo cargaba cuál princesa de cuento de hadas sobre su caballo mientras regresaban al pueblo.
El amor es raro ya que no sabes quien será tu destino hasta que el indicado llega en tu vida en el momento menos inesperado.
- Te dije que era verdad, ellos dos se aman por eso prefirió dejar nuestro campamento. Decía una voz escondido entre unos árboles metros atrás.
- Tienes razón, desde que llegó aquí hace tres años evitaba el socializar con los otros, su mirada fría y sin emociones cambió en cuánto vio a ese humano rubio. Les deseo lo mejor.
Miraba hacia el horizonte el peliblanco dónde minutos atras las figuras desaparecían en la lejanía, no podía detenerlo ya que fue su voluntad del pelirojo irse de ahí.
Los siguientes días del celo de Camus los pasó en los brazos del rubio que le demostraba cuánto lo amaba entre las finas telas de la gran cama, día y noche hacían el amor sin parar hasta caer rendidos cuándo los primeros rayos de sol salían.
Se convirtió en la pareja oficial del conde un mes después, a la gente no le importaba en absoluto quien fuera su consorte, los felicitaban alzando sus copas sin darle importancia.
La pareja vivió feliz a lado de sus pequeños cachorros traviesos ya que los primeros fueron gemelos y después llegó a sus vidas una pequeña integrante de la familia Dalaras.
🦂❄💙🦂❄💙
Hola mis amores esperó les haya gustado el one-shot que hice no basandome en la trama original de "Sé Mi Perro" ya que la imagen de arriba es parte del manga de la autora MO , solo me inspiré ya que ese precioso híbrido se parece un poco a Camus ¿verdad?.
En fin me despido.
El próximo shot sera de los hijos de Milo y Camus.
El tierno Dégel y el frívolo Kardia de "Mi Propiedad"
Los amo.
Atte. Skarlet Antares 🦂❄💙☠
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