Hybrid 2
Pareja:MystoriaxÉcarlate
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Créditos al autor de la imagen
Escuchó que el conde Milo Dalaras se casó con su híbrido de zorro y tuvieron descendencia.
Se alegraba por él ya que merecía la felicidad después que se lo arrebataron y a los tres años volvierón a reencontrarse.
Mystoria Aquarium tenía muchos híbridos, su última adquisición es un tritón de largos cabellos blancos, ojos verdes al que puso por nombre Odysseus.
Sentado en su sofá miraba aquella inmensa pecera donde nadaba el bello tritón, su enorme cola de color dorado le encantó desde que lo vio, sin importarle el precio a pagar lo compró.
Le llegó la invitación de una reunión dónde subastarían desde joyas hasta híbridos nuevos.
Asistiría sólo para hacer acto de presencia dudaba que algo le llamará su atención.
Vistiendo un traje en color negro que resaltaba su blanca piel, esos ojos del mismo color que el cielo y sus largos cabellos celestes atado en un moño blanco.
Entró a su carruaje y el cochero jaló las riendas de los caballos para que empezarán a moverse para dirigirse a su destino, la mansión Sagitta.
Su amigo Gestalt con su consorte Izo lo recibieron en la entrada principal.
Con una elegante reverencia los saludó y siguió su camino por el elegante salón donde le ofrecieron una copa de vino.
Vio a otros de sus conocidos y también a Milo feliz con su esposo que se veía hermoso en un traje blanco que resaltaba su belleza y sus cabellos rojos.
Alzó su copa a modo de brindis, la misma acción la copió el rubio sonriendo para darle un beso en la mejilla a su pareja.
Se sentó en una silla algo alejada, paseó su mirada por la decoración no tan despampanante del salón hasta que todo el bullicio terminó porque los dueños de la mansión anunciaban que la cena daría inicio.
Escuchaba cómo todos esos nobles cabeza huecas platicaban con otros antes de dar un bocado a la comida y casi gritar sobre la inmensa fortuna que poseían, siempre era lo mismo.
Le parecía de mala educación hablar mientras comían, asistía para no dar una mala impresión.
Milo con su esposo estaban sentados a un costado de él en silencio, por eso se llevaba bien con el rubio era el único que no es igual a los otros.
Por suerte pasó rápido la cena y no seguir escuchando tonterías que ya se las sabía de memoria, la subasta empezaría en unos cuántos minutos en lo que comenzaba hablaba con la pareja que felices le daban la noticia de que venía otro pequeño en camino.
Les dio sus sinceras felicitaciones y por un micrófono habló Gestalt anunciando que daría inicio.
Todos estaban atentos a lo que sería la primer venta de la noche, un collar de oro blanco, el dije una media luna con un diamante rojo.
La primer oferta y así siguieron hasta que nadie más pudo dar una contraoferta mejor y se le fue vendido a una dama.
Así las siguientes dos horas pasaron, nada llamaba su atención para comprar, estaba decidido a irse ya que al parecer ese híbrido de perro fue el último.
Pero...
- Aún queda la última joya de la noche, desde tierras áridas y calientes un bello ejemplar de fuego, el escorpión escarlata. Gestalt con mucha emoción en su voz y con su mano indicando que vieran en la dirección señalada.
Todos quedaron asombrados por ese híbrido tan hermoso, sus pupilas de un verde que parecía irreal, tan penetrantes con líneas verticales rojas tales como cicatrices en el contorno de sus ojos, la cola de un escorpión con su aguijón listo para atacar sobresalía de la espalda baja, sus cabellos del rojo más exótico que hayan visto, traía puesto una túnica oscura que le llegaba a la mitad de sus muslos.
Mystoria se quedó sin aliento al verlo, quedó fascinado y eso notó el rubio a su lado.
- Amigo mío cómpralo, estoy seguro que ese híbrido es para ti.
Sólo asintió sin decir nada ya que no dejaba de mirarlo hasta quedar al frente para iniciar con la cantidad que diría el castaño.
- Bien, empezaremos con 5,000 alguien ofrece más?.
- 6,500. Gritó un hombre de cabellos plateados frente al peliazul.
- Lord Taurus ofrece esa cantidad alguien dice 8,000?. El castaño sonreía.
- 10,000. En el otro extremo escuchó a otro.
- El joven Gémini al parecer sabe hacer una contraoferta, alguien dice 12,000. El castaño sonreía.
- 13,500. Otra voz ofrecía más.
- El duque Lyon dice 13,500, alguien más que quiera hacer una mejor?. Todos guardaron silencio.
- El trato se cierra a la una! Á las dos! y vend...
Pero fue interrumpido.
- Ofrezco 14,000. Se unió Milo para que no fuera vendido a Kaiser.
- El conde Dalaras al parecer desea a otro consorte. Todos rieron por el chiste de mal gusto y que al pelirojo no le hizo gracia arqueando una ceja gruñendo por lo bajo.
- Si nadie más ofrece otra cantidad aviso que...
- 20,000. Mystoria finalmente captó el mensaje de su amigo rubio evitando que antes fuera vendido al león que sabía era sádico con sus híbridos además que los utilizaba como alimento para sus leones Goldie y Blondie.
Ya nadie hablo para hacer una mejor oferta y el peliceleste sería el nuevo dueño de ese escorpión.
Se le fue entregado decidiendo que era momento para retirarse con su nueva posesión en manos.
Milo y su esposo también ya que sus pequeños torbellinos de seguro los extrañaban.
El híbrido mantenía su mirada abajo desde que entraron al carruaje, no mostraba intención de escapar o atacarlo.
- Tienes un nombre?. Preguntó para romper el silencio.
Más no obtuvo respuesta, con su mano tomó el mentón de esa piel tan tersa obligando al híbrido que lo viera a la cara.
Sus ojos se conectaron y todo a su alrededor desapareció para el peliceleste.
El pelirojo abrió sus labios para hablar pero de inmediato los cerró arrepintiendose bajando de nuevo la mirada.
Ya pensaría en un nombre que estuviera acorde a su híbrido de escorpión.
En cuanto llegaron a la mansión Aquarium el pelirojo se mostraba curioso viendo todo el lugar hasta que la enorme pecera llamó su completa atención.
La mirada celeste lo observó atento hasta que puso sus manos en el grueso cristal, el tritón nadó para verlo de más cerca y posó su mano en la misma dirección que el escorpión cómo si no existiera aquella barrera para poder tocarse.
Mystoria sintió una punzada en su pecho al verlos así, se acercó y sus pasos resonaron en el silencio de la casa para jalar de la mano al híbrido llevándolo lejos de Odysseus que miraba en la dirección que tomaron.
No sabía dónde dormiría por esa noche el pelirojo ya que no previó eso y tener listo todo para su llegada, los demás híbridos que tenía estaban en otra pequeña casa adjunto a su mansión donde comían, dormían.
Lo mejor que se le pudo ocurrir fue que durmiera en su cama al lado suyo, lo guió para acostarlo arropandolo bien.
Rodeó el otro extremo para tomar su lugar en el suave colchón con finas telas de seda.
Se sentía raro compartir su lecho con alguien más ya que siempre ha estado sólo salvo sus sirvientes e híbridos pero de ahí en fuera la soledad era su compañera.
Hasta ahora no ha encontrado ese alguien que lo complementará y su corazón hacerlo latir desbocado.
Se giró para ver a su nuevo híbrido que ya tenía cerrado sus ojos, lo observo por lo que fue casi una hora hasta que sus ojos pesaron de sueño.
Se movió un poco comenzando a despertar pero un peso extra en su cuerpo lo obligó a abrirlos de inmediato y ver en su campo de visión unos cabellos de fuego.
El escorpión se aferraba de su cintura subiendo una pierna en los muslos del peliceleste.
Sonrió y lo abrazó fuerte creyendo que aún dormía, sin saber que el híbrido ya estaba despierto desde hace horas pero le causaba curiosidad aquel hombre joven.
Primero se acercó viéndolo detenidamente, luego tomó un mechón celeste entre sus dedos oliéndolo y captar un aroma que le parecía conocido pero que no lograba reconocer en ese momento.
Después volvió a tumbarse en la cama, en ese momento Mystoria giró en su dirección abrazandolo por unos minutos pero cambió de lugar hasta quedar boca arriba.
Fue cuando se acercó el híbrido para hacer lo que minutos antes hizo el dormido conde porque sintió bien ese abrazo.
Media hora después se levantó para hacer sus deberes del día y que comiera su nueva posesión, dejó que anduviera por toda su mansión mientras él hacía su trabajo.
En su despacho leía papeles que le faltaban por firmar sobre algunos negocios en el extranjero.
Medio día terminaba todo, se dirigió al salón donde vio a su nuevo híbrido sentado junto a la pecera, Odysseus y él tenían una batalla de miradas donde nadie la apartaba.
La cola dorada la movía de un lado a otro y sonreía juguetón el tritón tratando de seducir al escorpión.
Mystoria siguió observando hasta que el pelirojo su aguijón lo puso en posición de ataque.
Aunque el cristal fuera tan grueso como para causarle grietas era mejor que evitará lo que pasaría.
Intervino llevándose a su híbrido al jardín y ordenar a su sirvienta que llevará té con galletas.
Pensaba que nombre sería acorde al escorpión que estaba entre los rosales oliendo el perfume que desprendían éstas.
Su mirar verde por breves segundos se enfocaron en el peliceleste que le sonrió pero los apartó enseguida.
Tenía algo su nuevo dueño que le llamaba la atención pero no sabía qué.
Écarlate.
Finalmente encontró el nombre perfecto.
Con un caminar calmado llegó donde estaba Mystoria en el pasto verde cerca de él se sentó, un pequeño escorpión traía en la palma de su mano que caminó hasta quedar en su rodilla izquierda.
- Tú nombre será Écarlate, debes aprendertelo porque así te llamaré de ahora en adelante. Una sonrisa le dio al híbrido que sólo le dedicó una mirada intensa sin articular palabra o movimiento alguno.
Los días fueron relativamente rápidos entre sus deberes y algunas negociaciones pasaron dos meses.
Todo era normal con su híbrido que al parecer es mudo pero cuando lo llamaba por el nombre que le puso acudía a él, también una rivalidad tenía con su tritón, todos los días era lo mismo el peliblanco arrogante hacía que el pelirojo quisiera inyectarle su veneno borrando esa sonrisa burlona.
Si, se odiaban al parecer y no sabía porqué razón.
También una manía de Écarlate era que se colaba a su habitación por las noches para dormir con él, cómo lograba hacerlo ni idea pero en su segundo día de estadía ordenó que prepararán una habitación para él en la casa que era para sus híbridos, todo bien hasta ahí pero casi de madrugada sintió una presencia que se metía en su cama y lo abrazaba creyendo que era un sueño, al despertar vio que no lo fue porque el pelirojo estaba ahí a su lado.
Lo dejó pasar pero a la siguiente noche fue lo mismo, así que dejó que por primera vez un híbrido compartiera su cama con él pero no en plan de sexo sino sólo que fuera de compañía.
No niega que su escorpión de cabellos rojos exóticos le gusta, su corazón se acelera con sólo pensarlo.
Jamás había sentido lo que ahora experimenta con su híbrido, comparándolo no era igual a Camus no habla ni muestra alguna señal de quererlo salvo que duermen juntos.
Eso ¿era una muestra de que le atrae o sólo porque se acostumbró a su presencia?
Daba vueltas en la cama sin poder dormir, se sentía frustrado y de mal humor, se quedó de lado admirando esa belleza de fuego.
Su ser entero se llenó de paz cerrando sus ojos.
En ese momento Écarlate abría sus ojos, las pupilas verdes brillaban en la oscuridad oliendo en el aire algo que percibió hace unos minutos y al parecer el peliceleste no se percató.
Bajó de la cama para ir al salón dónde estaba ese tritón engreído, su celo llegó y pudo percibirlo hasta la habitación tal vez para llamar la atención de Mystoria.
Frente a él estaba Odysseus sonriendo cómo siempre, jugando a dar vueltas por todo el estanque de cristal y su larga cabellera plateada trenzado.
Lo odiaba, se notaba a kilómetros de distancia que no se toleraban.
- Mi celo llegó y estoy listo para aparearme con mi amo. Una sonrisa se plasmó en sus labios y las pupilas rojas se tornaron en dos líneas verticales tal cómo un reptil.
- Eso no pasará ya que yo duermo con él ¿o ya lo olvidaste? Tú no puedes salir de tu pecera ni podrás engatusarlo con esa belleza que posees, él es Mío. Fue claro en sus palabras con una voz profunda y rasposa ya que de su boca no salía ninguna palabra o sonido regularmente.
Se dio la vuelta para ir a la habitación del peliceleste y abrazarlo posesivamente.
Despertó pero no tenía ánimos de levantarse de la cama, su olfato captó un aroma que cautivó sus sentidos menta y cítricos.
Écarlate dormía a un lado suyo sin percatarse que su celo también comenzó cuando los primeros rayos solares aparecieron en la lejanía.
Con ese olor inundando su habitación se levantó para asearse y comenzar sus labores interminables.
Dejó que su híbrido siguiera durmiendo, en la mesa un desayuno ligero lo esperaba, comió tan lento, no tenía ánimos pero no le quedaba de otra.
Al terminar pasó para ver a Odysseus en su pecera que le sonreía coquetamente captó un olor similar al que percibió en su habitación, se acercó para quedar pegado al cristal y devolverle el gesto al tritón.
Las pupilas cambiaron de rojo a color verde señal de apareamiento y hechizaron al peliceleste.
Cuando su mano tenía la intención de colocarla en la superficie fue sujetado por otra.
Écarlate bajaba buscando a Mystoria aunque ya sabía dónde se encontraba, caminando para ver a su rival número uno vio que no estaba sólo sino ahí se encontraba aquel conde que tenía en su mirada el cielo plasmado en sus pupilas.
Frunció su ceño y furioso se acercó para evitar que tocará el cristal cayendo en el hechizo de esa sirena come humanos.
Estaba en celo y su cuerpo exigía que Mystoria lo poseyera de inmediato pero primero le dedicó una mirada que hizo temblar a Odysseus de miedo.
La amenaza fue silenciosa pero el mensaje llegó.
Sin soltar su mano lo guió al despacho y el peliceleste se dejaba hacer, lo sentó en su silla y una pila de papeles que debía ordenar por fechas lo esperaba.
A un lado de él lo vigilaba ya que no deseaba que fuera en busca del tritón.
De vez en cuando Mystoria le dedicaba miradas furtivas al pelirojo que sentado a un lado de él veía cada objeto en esas cuatro paredes.
Ese día si que estaba muy raro, paranoias suyas debían ser.
Se estiró en su silla, su espalda ya le dolía y su nuca también por tanto leer papeles además de separarlos por fecha.
Un bostezo salió de sus labios, quería dormir ahí mismo, nadie lo veía salvo Écarlate pero no podía decirle nada porque no hablaba.
Cerró sus ojos dejándose llevar por el mundo onírico.
El híbrido de escorpión se dio cuenta que el peliceleste dormía profundamente sobre el escritorio sus dos brazos cruzados para sostener su cabeza.
Nadie entraría porque los empleados estaban en sus labores cotidianas y sabía que no debían molestar al amo.
Gateó y bajo el mueble de madera reluciente se acomodó entre las piernas semi abiertas de Mystoria.
Sus largos dedos subieron por la tela del pantalón hasta llegar al broche y bajar el cierre con cuidado.
Astuto el híbrido dejó expuesto la virilidad del peliceleste que dormido profundamente no sentía lo que pasaba.
Masajeó la base dejando expuesto el glande de color rosado, lo siguió haciendo por varios minutos hasta que empezaba a reaccionar a las caricias y cobraba longitud en su puño.
Se revolvió en su escritorio soltando un profundo suspiro pero sin abrir los ojos.
Se sentía caliente y mojado en la palma de su mano, el olor que desprendía le inundaba sus fosas nasales encontrándolo embriagante.
Se acercó para olisquear el vello púbico, deseaba probar aquel trozo de carne y lo metió a su boca.
Su lengua hábil como una serpiente la enrolló en toda la base iniciando movimientos de arriba hacía abajo.
Más suspiros salían de la boca del conde que de nuevo pensaba que era un sueño.
Abrió sus ojos de golpe al sentir que su vientre se contraía con los primeros espasmos presentarse en todo su cuerpo, su virilidad lo rodeaba la humedad de algo.
Bajó la mirada sólo para encontrarse que Écarlate le estaba provocando aquello y un gutural gemido salió de sus labios por el inminente orgasmo.
Sus dedos se aferrarón en el filo de su escritorio incrustando sus uñas por el temblor que envolvió todo su ser.
El pelirojo probó aquella esencia espesa y caliente bebiéndolo todo.
Quería más, su cuerpo lo invadía un calor que estaba seguro lo quemaba por dentro.
Se incorporó viendo al jadeante peliazul que trataba de regular su respiración, se sentó en sus piernas frotando su miembro hinchado y erguido por su celo.
La rigidez del peliceleste no desaparecía del todo aún sentía sensible su carne pero la fricción que hacía su híbrido sólo hizo que reaccionará de nuevo.
No pensó que su cuerpo de inmediato volviera a estimularse, sus manos las dirigió a la cintura de Écarlate para dirigir los movimientos que le hacía morder sus labios.
El escorpión sin detenerse llevó su mano a la cabellera lacia celeste y besarlo con posesión.
Mordía y succionaba los delgados labios que dejaban atontado a Mystoria por la voracidad en el contacto labial.
La otra mano del pelirojo la dirigió a la que sujetaba su cintura para tomarla entre sus dedos y direccionarla llegando a sus glúteos indicando lo que deseaba.
Se separó abruptamente del beso para verlo a los ojos y éste asintió, su cuerpo proclamaba que lo tomará en ese instante.
Retiró su túnica negra lentamente viendo esa piel tan tersa, la yema de sus dedos la recorría con parsimonia jugando un poco con los pezones que se endurecían por el contacto de su sáliva.
Tocar su espalda, bajando por su espina dorsal y acariciar la cola de escorpión hasta llegar a aquel lugar que no ha sido explorado por nadie, coló el primer dedo en la estrecha entrada que ya estaba dilatada lo suficiente además de húmedo.
Siguió su labor con un segundo hasta que tres estuvieron dentro simulando embestidas viendo detenidamente cada reacción en su híbrido.
Las uñas algo largas de Écarlate las clavó en el hombro de Mystoria que ni se inmutó o quejó.
De nuevo ese olor a menta y cítricos inundó el despacho entonces comprendió que Écarlate estaba en celo y que al parecer eligió a él para que fuera su compañero por lo que duraría.
Sustituyó los dedos por su dura hombría entrando de golpe en él, sintió cómo las paredes lo apretaban alrededor de su carne.
Un lento vaivén empezó, agradecía que fuera enorme su silla y no restringiera los movimientos.
Su cadera se elevaba lo suficiente cómo para entrar más profundo en Écarlate que apretaba sus párpados preso de las sensaciones que aquel falo le proporcionaba.
Cada arremetida tocaban una parte que lo hacía temblar y el primer jadeo salió con una sorpresa incluida.
- Mys... Mystoria!. Cuando su punto dulce fue estimulado, de sus labios salieron en un gemido el nombre de aquel que lo tomaba.
Su vaivén lo detuvo al escuchar cómo hablaba su híbrido, creía que era mudo ya que nunca mostró señales de que de su garganta saliera un sonido.
Pero le alegraba en demasía que su nombre saliera de esos labios hinchados y rojos por los besos húmedos y apasionados.
- Repite mi nombre hasta que te quedes sin voz y llegar a la cima del placer Écarlate, mi escorpión de fuego. No lo dejó hablar ya que atrapó sus labios en un contacto más lento y dulce.
Siguió embistiendo sin tener piedad, el híbrido no paraba de decir una y otra vez Mystoria con voz ronca, sus cuerpos perlados por el sudor continuando con la danza más antigüa.
La primer oleada de placer avisó que estaban cerca de terminar, la segunda miles de corrientes eléctricas recorrieron su cuerpo concentrándose en su pelvis otra estocada más fue todo para dejar su semilla caliente en el interior de Écarlate, su esperma se vacío entre sus vientres con su último aliento cayendo rendido.
Abrazó el cuerpo del pelirojo que descansó su cabeza en su pecho, las respiraciones agitadas poco a poco se fueron controlando hasta que el silencio reinó en las cuatro paredes.
- ¿Porqué antes cuándo pregunté tu nombre no hablaste?. El híbrido se alzó lo suficiente cómo para verlo.
- No quería hacerlo. Encogiendo sus hombros le restó importancia.
No quiso indagar más así que ya no le dio vueltas al asunto.
Su voz le gustaba, era tan fuerte y tosca tal cómo se lo imaginó una vez.
- Pero si quiero decirte una cosa, tú eres mío y no dejaré que otro híbrido te toque, soy territorial además que no me gusta para nada ese feo tritón, así que ve buscándole otro hogar porque yo no lo quiero ver nunca más. Alzó una ceja ya que no se esperó esa confesión y celos por parte de su híbrido, ahora comprendió porque se odiaban, tal parece que era por él.
- Bien y lo mismo va para ti porque tú también eres mío, de ahora en adelante serás mi pareja, no acepto objeciones. Recibió un asentimiento y sonrió porque encontró a su igual en un híbrido tal cómo su amigo Milo con Camus.
Lamentaba deshacerse de Odysseus pero para evitar conflictos con su escorpión se lo obsequió a Izo por su onomástico.
Pero no se arrepentía ya que es feliz de estar con su consorte, su Híbrido.
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Hola! Que tal les pareció éste one-shot? Jaja se me había olvidado que desde hace milenios ya tenía planeado hacer una segunda parte de Hybrid pero con ésta pareja.
El siguiente será la continuación de No Debes Tener Dos Amores así que pasen a leerlo.
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